Tribuna Libre.- Fiel a la estrategia de capitalizar el
hartazgo social hacia el gobierno, el candidato presidencial de la coalición
Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador, busca posicionarse como
el presidente inevitable.
De acuerdo con analistas en estrategia
electoral, encuestas, imagen pública y análisis de discurso, ha demostrado por
qué es quien ha sabido leer el sentir ciudadano, marca agenda y mantiene
congruencia con la imagen que busca proyectar: austeridad y sencillez, con un
discurso antisistémico, aunque últimamente matizado.
El politólogo Ulises Corona consideró que en
este primer mes de campaña ha quedado demostrado que quien marca la agenda es
López Obrador.
Es marrullero, no es inteligente, es ganón,
ganón. Es bastante ignorante, convenenciero y es conchudo, pero va a la cabeza.
Dijo que es el candidato que ha leído mejor
al electorado y tiene un mensaje más claro y potente: No les voy a mentir, no
les voy a traicionar y no les voy a fallar.
Explicó que el candidato de Morena prepara
sus discursos dependiendo de la ocasión para caerle bien a todo el mundo.
La gente que parece que está engolosinada con
él realmente no está engolosinada con él, pero más bien está enojada con el
gobierno por tanta impunidad y tanta corrupción, remarcó.
Incluso aseguró que la gente que está
contenta con el tabasqueño no es porque lo vean como alternativa, sino como una
competencia real contra Enrique Peña Nieto por sus muchas equivocaciones y por
muchos errores que por motivo de corrupción tiene el PRI.
El académico mencionó que a ese candidato
todavía se le puede ganar en una elección cerrada. Pero tiene que haber una
unión entre Anaya y Meade en términos de estrategia, en apoyo mutuo y en
términos de pacto por el bien nacional.
No ha cambiado la estrategia, es congruente,
antisistémico
El presidente de Consulta Mitofsky, Roy
Campos, expuso que López Obrador llegó a la campaña con ventaja, en una
posición privilegiada, y desde entonces su estrategia se ha centrado en crear
la inevitabilidad del triunfo amparándose en las ventajas que tiene en las
encuestas.
López Obrador es el que ha tenido más éxito
porque no lo han podido bajar.
Recalcó que los temas prácticamente los ha
impuesto López Obrador y son algunos que no se veían, como la amnistía o que si
el nuevo aeropuerto se cancela o no se cancela. Esos no eran temas de principio
de campaña pero López Obrador los ha puesto en el debate.
En su opinión le ha ayudado al tabasqueño el
hecho de que se mantiene la idea de que hay un votante enojado, aunque dijo que
hay que tomar en cuenta que puede haber un electorado que vote con miedo al
cambio atrabancado.
López Obrador está agarrando todo el voto del
coraje, del hartazgo, dijo.
Asimismo, destacó que el hecho de que se
encuentre en el lugar donde está es por todo lo que ha trabajado durante años.
Una congruencia de que se ha mantenido antisistémico durante años y es el que
mejor supo leer la elección.
También comentó que AMLO no ha cambiado nada
su estrategia. Incluso en el debate era claramente su misma estrategia. No lo
han movido de su estrategia. Sigue utilizando sus mismas palabras, los mismos
ejemplos.
NARRATIVA
Matizó
su discurso
En su tercer intento en busca de la Presidencia
de la República, Andrés Manuel López Obrador dejó atrás el discurso radical y
beligerante y optó por uno más ameno que muestra su buen humor, pero el cual
también aprovecha para recordar a sus simpatizantes que no ha abandonado sus
causas, y posicionar la idea de que su triunfo es inevitable, comentó Ivonne
Acuña Murillo.
Para la académica del Departamento de
Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de
México, la nueva narrativa de López Obrador surgió a partir de la experiencia
que adquirió en los procesos electorales de 2006 y 2012, donde la campaña negra
en su contra y la radicalización de su discurso derivaron en una división de la
mayoría de los votantes: quienes le amaban y quienes le odiaban.
El cambio en su discurso, comentó, fue
gradual y se comenzó a reflejar hace seis años con la propuesta de la república
amorosa.Para esta campaña, mencionó, ha apostado a no caer en provocaciones y
cuidar su lenguaje, tanto, que a varios ataques responde: amor y paz.
Su discurso lo ha corrido hacia el centro, lo
ha matizado, no se va a los extremos. Tiene un discurso conciliador y que llama
a la unidad, detalló.
En ese sentido, dijo, su narrativa no sólo es
aceptada por varios sectores de la sociedad, sino también ad doc al candidato
antisistema y de oposición que busca proyectar, pero sin abandonar las causas
de combate a la corrupción, austeridad, y redistribución de la riqueza, e
incluso mostrando su buen humor.
Los hechos están dándole la razón, pero
además tiene la ventaja de que su partido es nuevo y no ha ocupado la
Presidencia.
IMAGEN
PÚBLICA
Su
mensaje es claro
El candidato de la coalición Juntos Haremos
Historia, Andrés Manuel López Obrador, tiene un balance positivo en cuanto a la
imagen que quiere proyectar al electorado: austeridad.
Así lo consideró el consultor en Imagen
Pública Estratégica, Humberto Gutiérrez, quien refirió que el tres veces
candidato presidencial está utilizando una herramienta de marketing en la que
intenta describirse más como ciudadano que político, derivado del hartazgo
hacia la clase política tradicional.
Para ello, dijo, echa mano de la imagen que
busca transmitir: ser una persona austera y sencilla.
De manera extraordinaria proyecta la
austeridad, aunque esté con una camisa, con un traje, el mensaje es claro: soy
una persona sencilla. Nunca es muy ostentoso, nunca utiliza trajes de gran
calidad porque no es el mensaje que está buscando difundir. En términos de
apariencia física lo ha hecho de manera extraordinaria, explicó.
En cuanto a la comunicación verbal, el
experto mencionó que lo ha hecho bien, porque al ser el puntero en la intención
del voto no está obligado a responder a todos los ataques que recibe, además
que para fijar ciertos posicionamientos cuenta con los spots.
Sin embargo, planteó que la comunicación no
verbal es su punto débil. Cuando está con sus simpatizantes, se ve hasta
agradable, pero cuando lo están cuestionando, se le nota incómodo, su lenguaje
corporal es mucho más serio. En el debate eso fue muy claro. Dijo que a pesar
de que su línea discursiva se parece a la mostrada en 2006 y 2012, si se puede
identificar un cambio en la imagen de ese candidato.