Nada
resurge de la frustración de la derrota
Héctor
Yunes Landa | 16 julio de 2018
Tribuna Libre.-Luego de los resultados electorales del
primero de julio, el Partido Revolucionario Institucional empezó a explorar las
muchas posibilidades de lo que debe ser su futuro.
El PRI se encuentra en el momento más difícil
de su historia por lo que requiere de una reflexión profunda de lo que nos ha
llevado a perder de manera sistemática la confianza de los electores.
En Veracruz hemos perdido dos elecciones de
Gobernador de manera consecutiva; hoy tenemos la menor representación en el
Congreso local y gobernamos en un número muy reducido de municipios.
Los factores son muchos; tratar de encontrar
responsables de manera individual sólo sirve a la polarización de un partido
que requiere reorganizarse para mantener su membrecía.
Por ello, el análisis no debe hacerse desde
la frustración de la derrota. Tampoco puede planearse el futuro del PRI desde
la ambición personal de sus dirigentes y militantes.
En el pasado proceso electoral tuve la
distinción de trabajar por y para el partido, lo mismo como Comisionado
Político del CEN del PRI, que como coordinador de la campaña de José Antonio
Meade en el Estado. Lo hice con absoluta lealtad a mi partido y con esta
convicción me entregué a la tarea asignada, sabiendo que prevalecía un
escenario sumamente adverso, condicionado por el fenómeno electoral que
representaba el actual presidente electo y la maniobra del gobierno estatal por
llevar a cabo una reelección disfrazada.
Agradezco la confianza que el candidato Pepe
Yunes me obsequió en todo momento. Asistí a todos los eventos a los que fui
convocado, como el arranque y el cierre de su campaña, el debate en el museo de
Antropología y a todos los eventos que Pepe Meade, junto con Pepe Yunes,
encabezaron en Veracruz durante la precampaña y la campaña de ambos.
El resto del tiempo lo ocupé operando en
tierra en favor de todos los candidatos del PRI a los cargos de Senador, de
diputados locales y federales.
Puse a disposición de nuestros abanderados
todos los recursos humanos y materiales a mi alcance. Tuve la posibilidad de
proporcionarles miles de microperforados para medallones de vehículos; algunos
no tuvieron más propaganda que esa.
A pesar de ello hay quienes, sin haber movido
un dedo en favor de nuestros candidatos -y escudados en el más cobarde
anonimato- han difundido cuestionamientos a mi lealtad y a mi desempeño en el
proceso electoral que recién concluyó.
En favor de la unidad interna del PRI, debo
señalar de manera enfática que no moví un solo voto en contra de mi Partido, ni
el mío, ni el de mi familia, ni el de la asociación política Alianza
Generacional a la que pertenezco.
La frustración de la derrota no debe ser el
cristal a través del cual se analice un fenómeno electoral que se presentó en todo
el país. Entiendo -porque lo he vivído muchas veces en mis casi cuatro décadas
de participación política-, que el fuego amigo es más agresivo que el del
adversario.
A mis detractores y a quienes comparten
conmigo tareas y proyectos les quiero decir que no me van a detener. Seguiré
haciendo política y seguiré creciendo, porque esa es mi vocación. Porque sigo
convencido de que Veracruz vale cualquier esfuerzo.
El PRI, el Partido al que representaré en la
próxima Cámara de Diputados, seguirá siendo mi casa porque ahí me formé y ahí
he tenido la fortuna de desempeñar los más diversos cargos de la administración
pública y de representación popular.
En política, los vacíos siempre se llenan. No
conozco a un partido, grupo o corriente política que no peleen posiciones; y
estas se destinan a quienes tienen fuerza y liderazgo; no es coincidencia que
nos las hayan dado. Soy leal a mi equipo y a aquéllos que se la juegan con los
proyectos que emprendo, de la misma forma que lo he sido con el Partido y
quienes me han brindado su confianza.
Como siempre, estaré donde Veracruz y el
Partido me necesiten.
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