Quienes imparten justicia son responsables de hacer realidad las promesas constitucionales y convencionales de igualdad: Otálora Malassis

*Indicó
que la impartición de justicia implica producción de verdades e
interpretaciones de la realidad con consecuencias irreversibles en las vidas de
las personas, de ahí la importancia de juzgar con enfoque de género e
interculturalidad.
*“Las
mujeres indígenas no necesitan ser salvadas. Necesitan que nuestras sentencias
las miren con sus ojos, las nombren”, dijo.
Ciudad de México. | 28 septiembre de 2018
Tribuna Libre.- La magistrada presidenta de la Sala Superior
del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), Janine M.
Otálora Malassis, aseguró que quienes imparten justicia tienen la
responsabilidad de hacer realidad las promesas constitucionales y
convencionales de igualdad a las que tienen derecho comunidades y pueblos
indígenas, particularmente las mujeres.
Al participar en la inauguración del “Cuarto
Encuentro Internacional Juzgando con Perspectiva de Género. Cinco Continentes
por la Igualdad”, señaló que tanto en la Constitución como los Tratados
Internacionales se establece cómo se debe tratar a una persona para reconocer
su dignidad, lo que hay que hacer para lograr un Estado de Derecho y construir
un proyecto de país que tome en cuenta la interculturalidad, que logre la
introyección de la riqueza de la diversidad.
Ante juzgadoras y juzgadores nacionales e
internacionales, la magistrada presidenta recordó el caso de Valentina Rosendo
Cantú, indígena me'phaa, quien fue violada por elementos del Ejército mexicano
a los 17 años, qué después de un largo y tortuoso esfuerzo obtuvo justicia con
una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que determinó que
el Estado Mexicano había violado sus derechos.
“No es posible que mujeres indígenas tengan
que acudir a instancias internacionales para que sus derechos les sean
reconocidos. Los órganos nacionales de justicia debemos de avergonzarnos de que
esto suceda. Por ello me interesa reflexionar sobre la forma en que quienes
impartimos justicia debemos de aproximarnos a las demandas de las mujeres
indígenas dado que tenemos una responsabilidad enorme para que sus derechos
sean materializados”, aseveró.
“En nuestras manos está hacer realidad las
promesas constitucionales de igualdad, representación y participación, de
materializar las aspiraciones de un país en democracia que se reflejan en los mandatos
de los tratados internacionales”, agregó Otálora Malassis en el evento de
inauguración en el que también participaron el ministro presidente de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, Luis María Aguilar Morales, las
ministras Margarita Beatriz Luna Ramos y Norma Lucía Piña, los ministros
Alberto Pérez Dayan y Alfredo Gutiérrez Ortíz Mena, así como la magistrada de
la Sala Superior Mónica Aralí Soto Fregoso.
Otálora Malassis indicó que las resoluciones
de los y las juzgadoras no deben de partir de parámetros delineados por la
visión formalista del Derecho, esto es que esas resoluciones deben considerar
que existen muchos proyectos de vida posibles que se dibujan a partir de la
cosmovisión de los pueblos, comunidades y personas indígenas.
De la misma manera, continuó, esas decisiones
deben contrarrestar las narrativas hegemónicas de lo que son, de cómo se
comportan y de las aspiraciones de las mujeres indígenas, además de que deben
evitar mirar la otredad como lo exótico, lo que conmueve, ya que en ello
subyace un cierto desdén.
“Con nuestras sentencias reafirmamos a las
mujeres indígenas el sentido de estar en el mundo, de que pertenecen a él, de
que importan, tienen una voz, algo que decir y que las escuchamos. Las mujeres
indígenas no necesitan ser salvadas, necesitan que nuestras sentencias las
miren con sus ojos, las nombren. Para eso, quienes impartimos justicia, debemos
hacer una introspección y revisar nuestros condicionamientos basados en
estereotipos discriminadores e inercias de sobreprotección y colonización”,
dijo.
Otálora Malassis insistió en que quienes
imparten justicia deben darse cuenta de si su formación limita el entendimiento
de los problemas que enfrentan las mujeres indígenas en el ejercicio de sus
derechos, además de ser conscientes de dónde se encuentran y en dónde deben
colocarse cada vez que analicen y resuelvan casos que las involucran.
“Así, y sólo así, estaremos en condiciones de
dictar sentencias que abonen a la lucha que las mujeres indígenas hacen y
siguen haciendo desde sus saberes, desde su autonomía”, puntualizó la
magistrada presidenta del TEPJF