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octubre 15, 2018

Dip. Porfirio Muñoz Ledo Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión Héctor Yunes Landa | 15 octubre de 2018 www.tribunalibrenoticias.com Tribuna Libre.- El primero de diciembre próximo representa una fecha muy importante para la historia del país. México tendrá un nuevo Presidente de la República. La presencia del Presidente Enrique Peña Nieto en la transmisión de poderes se inscribe en la normalidad democrática y el reconocimiento de que el Congreso significa el origen de nuestra gobernabilidad. Es nuestra obligación actuar en consecuencia. Por ello, resulta contrario a la institucionalidad su advertencia de impedir que el Presidente asista al Palacio Legislativo de San Lázaro acompañado de quienes usted llama “pelones”. Las reglas del Congreso, Diputado Presidente, no están a discusión. Todos debemos sujetarnos a la norma que nos hemos impuesto. Sin embargo, su responsabilidad de velar por la inviolabilidad del recinto legislativo no justifica de modo alguno un posicionamiento personal que falta al respeto, simultáneamente, a tres instituciones: al Estado Mayor Presidencial, así como a las que lo nutren, la Marina Armada de México y la Secretaría de la Defensa Nacional. Las fuerzas armadas no son, como se infiere de su expresión, un grupo de “guaruras” que buscan infringir las leyes y violentar el desempeño del Congreso. Tampoco son una amenaza en el desempeño de su función, que no es otra que garantizar la seguridad del Presidente de la República sin importar el nombre ni las siglas bajo las que contendió para ocupar este cargo. Si bien el Presidente de México es el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, no son los soldados del Presidente, son las fuerzas armadas de la República. Su función es la defensa del Estado como un bien público, responsabilidad que también nos compete a quienes integramos el Congreso de la Unión. No podemos ser instituciones que se miren con recelo y desconfianza en la búsqueda de un mismo propósito. Es inaceptable que el Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados del Congreso adjetive peyorativamente a los miembros de nuestras fuerzas armadas. Quien representa legalmente a la institución del Poder Legislativo -usted en este caso- no puede mandar al diablo a estas instituciones, ni a ninguna otra. Ante todo, debe prevalecer el interés general por encima de los intereses de cualquier grupo parlamentario representado en San Lázaro. Usted mismo ha tenido la prerrogativa de la seguridad que proporciona el Estado Mayor Presidencial en diversas etapas de su desempeño público y miembro del gabinete presidencial, particularmente como Secretario de Educación así como del Trabajo y Previsión Social. A quienes se refiere usted como “los pelones”, tampoco son una pandilla de delincuentes. Son integrantes de una institución que preserva la seguridad nacional, y cumple al mismo tiempo con otras tareas como el auxilio en casos de desastres naturales, en campañas de alfabetización y salud, incluso en la entrega de libros de texto a millones de niños en las regiones más apartadas del país. Son, en su inmensa mayoría, mexicanos esforzados que nacieron y crecieron en medio de la pobreza, hijos de esas familias que el partido en el que ahora usted milita, dice representar. Usted conoce una buena parte de los países del mundo. Coincidirá en que en todos ellos, el ejército y sus fuerzas armadas representan la última alternativa para que el uso legítimo de la fuerza asegure la permanencia del Estado; en México, por las condiciones que prevalecen en muchas regiones, es la única alternativa posible. Ello explica la atinada decisión del Presidente electo de mantener a nuestras fuerzas armadas en las calles, cumpliendo con tareas de seguridad pública, como una condición necesaria para iniciar la urgente pacificación del país. Debo recordarle, señor Diputado Presidente, que nuestras fuerzas armadas son la institución de la República que goza del mayor respeto y confianza de los mexicanos. Las fuerzas militares tienen la aprobación de ocho de cada diez mexicanos, cifra que alcanzan muy pocos ejércitos en el mundo. Desde el gobierno de Miguel Alemán Valdés, el primer presidente civil en el periodo pos revolucionario, hemos tenido doce Presidentes de la República que se han hecho acompañar de igual número de Secretarios de la Defensa; ninguna otra Secretaría de Estado ha tenido tal estabilidad, lo que ha permitido fortalecer al Estado mexicano a partir del desempeño de sus fuerzas armadas. Además de preservar la vida del Presidente de la República, el Estado Mayor Presidencial cumple la tarea de salvaguardar la gobernabilidad del país. ¿Se imagina usted la crisis que en este rubro provocaría el homicidio del titular del Poder Ejecutivo Federal? El pelo corto de los integrantes de nuestras fuerzas armadas representa un acto de disciplina, cuyo origen se remonta a la época juarista, tan recurrente en el discurso del presidente electo. Lo que resulta inadmisible, señor Diputado Presidente, es la expresión despectiva que usted utilizó para referirse a ellos, faltando el respeto a esa institución y a sus integrantes. Como diputado federal goza usted del derecho de expresar libremente su opinión sobre este y cualquier otro tema, sin embargo, debe tener claro que en su calidad de Presidente de la Mesa Directiva, sus expresiones se asumen como la postura de todos quienes formamos parte de la Cámara de Diputados. Lo que usted dijo de las fuerzas armadas no es mi opinión, es la suya. México debe transformarse sin demérito de sus instituciones, porque en ellas está el futuro de la República. Lo saludo con el afecto y el reconocimiento que siempre le he guardado. Héctor Yunes Landa Diputado Federal facebook.com/HectorYunes Instagram: hectoryuneslanda Twt: @HectorYunes


       Ángel Rafael Martínez Alarcón | 15 octubre de 2018


Tribuna Libre.- En la semana XXVIII del tiempo ordinario de la Iglesia Católica Apostólica, en dicha semana inicia el  domingo 14 de octubre del presente año; en la ciudad de Roma, Su Santidad Francisco,  celebró la canonización a siete laicos, entre ellos quiero destacar la figura de Pablo VI, quien ejecutó el  Concilio Vaticano II, puso a la Iglesia en los tiempo modernos de la segunda mitad del siglo XX. Como también el beato  Oscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador, asesinado el 24 de marzo de 1980, en el marco de la guerra civil salvadoreña. Hombre de fe y que asumió su compromiso a favor de los pobres de su Iglesia, el obispo de los pobres. El 16 de octubre conmemoramos el 40 aniversario de la llegada al papado de San Juan Pablo II.
En 1978, la Iglesia Católica Apostólica Romana, tuvo tres sucesores de San Pedro: Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II,  hace 40 años, la realidad del mundo era bipolar, entre el capitalismo y el socialismo a la soviético. Han pasado  cuatro década, cuando el 6 de agosto, los medios informativos de la Curia Romana, sólo la radio y los impresos, anunciaban el fallecimiento de Su Santidad Pablo VI. ( Giovanni Batista Montini, 1897-1978) El Papa 262, desde  San Pedro.   El humo blanco en el verano de 1978, anunciaba la elección del Patriarca de Venecia, Albino Luciani,  el 26 de agosto de ese año, fue electo como Sumo Pontífice  número 263, y adopto el nombre de Juan Pablo I, en honor a  Juan XXIII y Pablo VI,  sus antecesores, y por vez primera el papa tenia nos nombres, cfr.: https://www.youtube.com/watch?v=OkZtTTgLo7U. Su pontificado fue de tan sólo 33 días,  para el 28 de septiembre murió. El 16 de octubre, eran las primeras semanas del otoño de 1978, cuando la chimenea  del cónclave  en la Ciudad del Vaticano, anunciaba el tercer parte en ese año, el 16 de octubre, el cardenal polaco, Carol  Josef Wojtyla, en mundo se sorprendió, cfr.: https://www.youtube.com/watch?v=wsr6FN-wDuI  por más de 500 años, la hegemonía de los italianos fue desplazada por un polaco, de 58 años, quien tomó el nombre de Juan Pablo II,  fue pontificado el tercero más largo en la historia papal, 27 años, desde 1978, hasta el cinco de abril de 2005.
            Juan Pablo II, el Papa que venía una país lejano, la católica Polonia; siendo un Papa de todos los records en la curia romana, el Sucesor de Pedro, más joven en el siglo XX. Procedía de la Polonia Comunista, después de la segunda guerra mundial. Los caminos de Dios siempre son sorprendentes. La historia de Polonia está muy ligada a la Iglesia Católica, entre la fe y la lengua han dado unidad al pueblo polaco.
            Carol  Josef Wojtyla, nació el 18 de mayo de 1920, en Katowice, Polonia, fueron sus padres: Carol Wojtyla y Emilia Kacszorowska.  Su biografía religiosa es la siguiente, ordenado sacerdote el primero de noviembre de 1946, sus estudios religiosos los realiza en la clandestinidad, pues en los años de la segunda guerra mundial entre 1939 a 1945. Su  ordenación episcopal  fue el 28 de septiembre de 1958, durante el papado de Pio XII, y años tarde el SS  Pablo VI,  en 1967 lo proclama cardenal de la Iglesia; entre 1964 a 1978, fue arzobispo de Cracovia. El 16 de octubre de 1978, fue proclamado como Papa.
            Juan Pablo II, dio nuevos aires a la Iglesia, sobre todo su gran labor peregrina,  por todas las naciones del mundo, su primer viaje pastoral en enero 1979, fue México, y luego se repitieron las visitas papales,  recibido por los presidentes del país: José López Portillo, Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox Quezada. Visitando 129 naciones del mundo, sólo de faltó la China Comunista y la ex URSS- Su papado ha sido  el tercero más largo de la historia, 27 años.  El 13 de mayo de 1981, sufre un atentado en la Plaza de San Pedro. Hay que recordar que luchó contra el comunismo soviético, la que había sufrido durante su ejercicio sacerdotal en su natal país. Otro de los record fue el gran número de beatificaciones y canonizaciones. Logró el establecimiento de relaciones diplomáticas con Israel, México y la ex URSS. Convocó las jornadas mundiales de la juventud, en 1985,  miles de jóvenes de todo el mundo acudimos al llamado, tuve la oportunidad de participar en varias de ellas, iniciando en marzo de 1985, y la última que presidió fue en agosto de 2002, en Toronto, Canadá, ya era un anciano papa.
             En el siete de mayo de 1990, en su segundo visita papal a México, se incluyó al puerto de Veracruz, como puerta de entrada de la evangelización en las tierras del nuevo mundo. Fue recibido por la provincia eclesiástica de Xalapa         , encabezada por el hoy Cardenal Sergio Obeso Rivera, y el primer obispo del Puerto de Veracruz, José Guadalupe Padilla, y gobernador del Estado, Dante Delgado.  En su discurso recuerdo: el V Centenario del encuentro entre el mundo europeo y vuestro continente, el Nuevo Mundo. Fue éste un encuentro entre razas y culturas que configuró a vuestro país, donde el descubrimiento, la conquista y la evangelización ocupan un lugar decisivo, luminoso en su conjunto, aunque no exento de sombras. Pero la penetrante mirada cristiana nos permite descubrir en la historia la intervención amorosa de Dios, a pesar de las limitaciones propias de toda obra humana. En el cauce de la historia se da, en efecto, una confluencia misteriosa de pecado y de gracia, pero, a lo largo de la misma, la gracia triunfa sobre el poder del pecado: “Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Rm 5, 20), nos dice el Apóstol san Pablo. 

            Hasta su muerte el 5 de abril de 2005,  los asistentes a la exequias, la multitud lo proclamo santo pronto, santo ya. En 2014, fue proclamado  beato el 1 de mayo de 2011, por SS Benedicto XVI,  y SS Francisco, el 27 de abril de 2014, lo proclamó  Santo. 

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