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noviembre 23, 2018

El de López Obrador, un proyecto de poder; la única opción es la convergencia pactada


Casar:
Tres premisas:
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Ciudad de México. | 23 noviembre de 2018 
Tribuna Libre.- No nos engañemos. El voto p0or AMLO no fue nada más un voto de castigo para los partidos tradicionales o para los dos que han gobernado a nivel federal, por la corrupción, por la impunidad, por la violencia, por la desigualdad. No. Fue un voto también afirmativo. Sino por la propuesta de un régimen distinto. Si no lo vemos así, nos vamos a equivocar en nuestras propuestas, en nuestras críticas o en nuestro apoyo. Fue un voto afirmativo, no sólo en contra del PRI y el PAN.
-           No hay presidente tan poderoso como AMLO desde el primer trienio de Ernesto Zedillo, cuando apareció en México el primer gobierno dividido en 1997. Como lo dijo el propio Zedillo: “Yo llegué democráticamente pero en condiciones de inequidad electoral”. Este llega con condiciones de equidad electoral y con gran legitimidad.
-           Y la tercera premisa es que el proyecto de AMLO no es un proyecto de gobierno, sino un proyecto de poder.

Los contrapesos.

Los gobiernos sin mayoría son igual o mucho más productivos para el cambio democrático, para el cambio estructural, que los gobiernos con mayoría. El PRI nunca pudo pasar una reforma laboral ni una reforma energética aun cuando tenía hegemonía, y  ese tipo de reformas pasaron en los gobiernos divididos o sin mayorías.
Hoy muchos de los que fueron detractores de los gobiernos sin mayoría hoy quieren un gobierno sin mayoría. Por qué. Pues porque en los gobiernos sin mayorías los contrapesos se fortalecen y se ejercen con relativamente mayor facilidad. Hoy tenemos pocos contrapesos. Los contrapesos en cualquier país, no sólo en México, provienen de cuatro fuentes fundamentales:
Primero. Institucionales que están dados por las facultades que le otorga la constitución al presidente. Qué tanto puede hacer y qué tanto no.
Segundo, por las ramas del poder, por cómo funcionan el Congreso y los órganos de justicia, por los órdenes de gobierno y por los órganos de autonomía constitucional. Los límites marcados por la distribución del poder, porque el Congreso es un poder que en principio debe contrapesar al ejecutivo, pero el contrapeso será mayor o menor de acuerdo a cantidad de asientos que tenga el partido del presidente y también de acuerdo a la disciplina que tenga el partido del presidente y esas dos favorecen a AMLO.
Tercero. Son los órganos de autonomía constitucional. México es un caso anómalo, es el país en el mundo que tiene más órganos de autonomía constitucional. A lo mejor son muchos, a lo mejor son pocos, pero poco a poco se le ha ido sustrayendo al ejecutivo cada vez más áreas de política. No sabemos qué va a pasar con ellos. A juzgar por los discursos cuando AMLO todavía no es presidente, no son de su agrado.
Cuatro. Después de los institucionales vienen los políticos en términos de la distribución del poder político. Estos favorecen enormemente a AMLO. Tiene mayoría en ambas cámaras para pasar cualquier ley y le faltan 20 senadores y 15 diputados para cualquier reforma constitucional que es muy fácil porque nunca hay quorum en las cámaras.
Pero no me importa lo que puede hacer. Me importa lo que no puede hacer la oposición. El número mágico es el 33 por ciento. Ningún partido tiene ni remotamente el 33 por ciento para realizar acciones de inconstitucionalidad, para vetar una ley inconstitucional, para vetar un nombramiento a la fiscalía.
Ahora vamos a los límites sociales al Poder Ejecutivo. Son tres. Podríamos hablar básicamente de que están los empresarios, los medios y la sociedad civil.
Los empresarios, me cuesta menos trabajo en este foro que en cualquier otro. Han dejado mucho que desear en términos de lo que decían eran sus principios y sus objetivos. Hemos visto a un empresariado –la foto anteayer en la primera plana de El Financiero —donde están aquellos que tienen el 90 por ciento de los contratos del aeropuerto, sentados alrededor del presidente electo y permitiéndole al presidente electo que de la conferencia de prensa con lo que Salvador Camarena llamó el Pacto de la Alcachofa. Sorprendente el papel de los empresarios, primero cuando gana, echados para atrás, luego echados para adelante y cuando viene la decisión del aeropuerto, nuevamente echados para atrás. Una vez más ustedes tienen la fortuna de haber dicho desde el día uno que más allá de filias y fobias, más allá de filiaciones partidistas, Gustavo de Hoyos lo dijo claramente, nosotros en los centros regionales no damos un cheque en blanco, e iremos analizando política tras política y en las que estemos de acuerdo apoyaremos con todas nuestras fuerzas a AMLO y su gobierno, y en aquellas que no estemos de acuerdo, las combatiremos con todas nuestras fuerzas.
Creo que es lo que corresponde a un analista político, y es lo que corresponde también a una confederación como ustedes.
Hablar de los medios es hablar de muchas cosas, están los medios tradicionales tanto escritos como electrónicos, pero también están las redes y la comentocracia. De estos, la comentocracia hay como en todas partes, analistas viscerales y analistas que argumentan, pero creo que son los que están dando básicamente la batalla. Los dueños y los editores de los medios tradicionales pasa lo de siempre, se alinean con el gobierno en turno y por allí no veo gran esperanza. Les pasa un poco como a los gobernadores que no nos pueden ser un contrapeso porque dependen fiscalmente del ejecutivo, pues a los medios les pasa más – menos lo mismo. No se pueden dar el lujo de la independencia porque son dependientes económicos del gobierno.
De allí ya vimos cual va a ser el sello de la casa del congreso. Lo vimos con la licencia de Manuel Velasco. O el caso del Congreso de Tabasco donde los proyectos estratégicos y generadores de empleo podrán ser adjudicados directamente. Y creo que la mayoría tiene el derecho de actuar como aplanadora, pero no pueden ir contra la legalidad y en una democracia no se debe legislar de una manera impositiva y apresurada.
No sé qué vaya a pasar con las OSC, están muy estigmatizadas. Las veo echadas para atrás. Fueron muy combativas con el NO al fiscal carnal cuando estaba Cervantes y de repente no he oído un hashtag NO al fiscal carnal sobre la terna propuesta por el presidente electo.
Y lo último son los mercados internacionales.
Mi punto de vista es que el mayor contrapeso a AMLO, que no veo por ningún lado, va a ser la realidad. Una realidad que, si bien si imagina, porque es el hombre que más conoce al país, una cosa es conocer al país y otra es conocer el aparato burocrático y diseñar cosas para que pasen. Las instrucciones del presidente no se materializan porque las emita, tienen que pasar por un proceso y ahí creo que se va a topar, primero con los indicadores de la realidad que son terribles en este país, y por otro lado con un aparato burocrático con capacidades muy bajas. No basta las ganas de bajar el 97 por ciento del índice de impunidad en México, para que esta baje. Si se queda con esta procuraduría que tenemos, seguiremos teniendo índices del 97 por ciento.

Ricardo Raphael.

La fraternidad alrededor de un país, en estas épocas, tiene como principal defecto su ausencia.
Los principales desafíos de la democracia…
El principal desafío de nuestra generación. Tenemos un desafío principal: igualar las libertades. Este es un país donde el ejercicio de la libertad es desigual. Si me paseo por las montañas de Guerrero o si recorro los ranchos de Tamaulipas o quiero dedicarme a transportar mercancía o quiero dedicarme a iniciar un negocio, quiero apostarle al ascenso social por la vía del estudio o quiero volverme investigador por una rama científica, mi país no nos entrega a todas y todos las mismas condiciones para ejercer la libertad.
Ese sistema de leyes e instituciones que está en la Constitución nos deja librados a una tragedia porque es una Constitución pequeña en su cobertura territorial. No alcanza, es como una cobija pequeña para cubrir con sus instituciones, sus derechos y sus obligaciones a todo el país.
Y desde luego es una constitución que opera de manera desigual en función de marcadores que todos son muy arbitrarios y la mayoría tiene como principal responsable a la cigüeña. La cigüeña es la principal decididora del ejercicio de las libertades en este país.
Y en ese sentido si me preguntan cuáles me parecen las amenazas de la libertad podría nombrar tres.
La primera es la desigualdad económica y de trato.
La segunda es la corrupción, que es quizá el elemento con mayor potencial para desigualar. En una sociedad corrupta quien tiene recursos se beneficia de las instituciones y quien no los tiene se ve vulnerado y lastimado.
Y la tercera amenaza, que nos trae a todos muy inquietos es el regreso de pulsiones autoritarias.
Divido mis planteamientos en tres:
Primero, quiero tratar de definir si AMLO es causa o efecto de la cuarta transformación. Y esa caracterización define mucho lo que uno puede hacer frente a esa realidad.
Segundo, es el pleito carente de fraternidad entre dos tribus mexicanas. Los chairos por un lado y los fifís por el otro.
Y el tercer tema es una pregunta: ¿Qué se requiere en esta época para tener el coraje de decir la verdad? Cito a Michael Foucault porque la frase es de él y adelanto que el coraje para decir la verdad no es el coraje para decir cualquier tontería, es el coraje para influir con la verdad y en efecto si estamos en una época donde la libertad para ejercer ese coraje podría estar amenazada si no nos dotamos de circunstancias, de situaciones, de balcones, de inteligencia para mantener ese coraje.
Comienzo con el primer tema. Dice María Amparo que el voto por AMLO no fue un voto solamente de rechazo a las otras opciones, sino un voto en afirmativo. Pero vale la pena decir que todos los que estamos aquí somos responsables de lo que ocurrió el primero de julio. Ocho de cada 10 mexicanas y mexicanos queríamos un cambio, punto. Y en los últimos años dimos, cada quien desde su trinchera, la prensa, las organizaciones intermedias, las no gubernamentales, los partidos, la academia, dimos una batalla muy fuerte en dos temas: la corrupción y la falta de estado de derecho, emblematizadas por la Casa Blanca, la Estafa Maestra o en el caso de las instituciones fallidas, Ayotzinapa se volvió en el otro gran elemento emblematizador. Fueron la Piedra de Rosetta que nos permitió traducir las falencias de nuestro sistema de justicia.
La caída de popularidad de Peña Nieto inicia el 26 de septiembre de 2014, se profundiza con el anuncio de la Casa Blanca y el pésimo manejo de la comunicación de estos dos temas y luego la invitación a Donald Trump. Son tres momentos.
Fueron las manzanas que a las Evas de este país nos entregó conciencia y dijimos hasta aquí.
No podemos continuar ni con este estado ni con estas instituciones.
¿Ahora, por qué AMLO fue el beneficiado por ese sentimiento de rechazo? En parte porque no es un hombre necio, es un hombre tenaz. La diferencia entre el necio y el tenaz es el éxito. Es un hombre con una tenacidad admirable. Segundo, porque construyó a lo largo de su historia la imagen de un hombre incorruptible, y no próximo a esas  instituciones fallidas.
Pero también es cierto que una campaña francamente digna de un laboratorio de análisis político. Es decir, una campaña donde el tercer lugar se dedicó a pegarle al segundo lugar para que el tercer lugar llegara. Porque así empezó la campaña. Hubo errores bárbaros… si, en efecto. Me atrevo a decir que es el gran beneficiario de un estado de ánimo.
Dicho esto hay dos maneras de reaccionar a tal caracterización. Una, es asumiendo que entramos de vacaciones, tenemos un presidente que debemos tratarlo como si fuera producto milagro, que va a resolverlo todo, y los que veníamos dando la batalla nos podemos ir de vacaciones, de aquí a que él nos demuestre que puede todo. Yo considero que es una falta de respeto a la investidura presidencial tratar a AMLO como un producto milagro. Aún si el me lo pidiese, sería una falta de respeto a la investidura.
Por el otro lado, están, en efecto, quienes no están dispuestos a ofrecer el cheque en blanco. Y están en el ánimo de revisar cada tema por sus propios méritos. Me temo que los primeros son los chairos y los segundos están siendo tachados de fifís. Pero en realidad cuando uno lo que tiene enfrente es el enorme desafío, y digo uno no es el presidente, somos nuestra generación, de hacer que la Constitución gobierne en todo el territorio, cuando tenemos el desafío de igualar las libertades no es posible que nuestra mejor apuesta sea la del producto milagro, y no nos pueden pedir que el músculo de exigencia se guarde en una suerte de congeladora.
Ahora, puestas así las reflexiones, si tenemos que tomar conciencia, y supongo que esto es a lo que se refería María Amparo, que AMLO aunque ese no fue el tema principal de su campaña, si atiende políticamente al grave problema de la desigualdad de nuestro país.
Y creo que ya no hay manera de darle la espalda a ese problema, gravísimo, en ningún lado, en ningún momento, porque ese es el principal adeudo que tenemos con nuestro país, un país donde el 1 por ciento de la población tiene 26 centavos de cada peso que se produce, donde 10 por ciento tiene 60 por ciento de la riqueza que se produce, una país donde hay mexicanos que viven con 77 pesos diarios. Y en ese mismo país hay quien vive con 2.5 millones de pesos diarios. Tenemos un Mexiquito conectado con Suecia, con Noruega, donde viven aproximadamente 2 de cada 10 mexicanos. Y un Mexicote en desigualdad. Un Mexicote donde el Estado no ha servido para resolver. La corrección de la desigualdad que ocurre en países como Francia o Inglaterra o Estados Unidos, una vez que el gobierno cobra impuestos y ejerce el gasto, es una mejora del 30 o del 25 por ciento. En nuestro país la intervención del estado cobrando impuestos y ejerciendo el gasto logra ina mejora de la desigualdad del 1.7. Es una Estado que no sirve para eso.
Y ojalá y solo se tratara, aunque es imposible, de la desigualdad económica, pero lo decía yo al principio, la desigualdad de trato, sinónimo de la discriminación, nos cruza como espada todo el cuerpo social. Mujer, varón, moreno, blanco, norte, sur, viejo, joven, niño, y empezamos a sumar categorías sospechosas, estigmas y desde luego que lo que tenemos es un país profundamente fragmentado.
Esa no es novedad para nadie. La novedad es la manera de cómo vamos a resolver en esta generación ese dilema. Y tenemos dos opciones. Una es la opción Bastilla. Vamos y quemamos la Bastilla y le cortamos la cabeza a Luis XVI. Y yá… Y ya sabemos más o menos lo que pasa después de eso, porque viene Napoléon y nos corta a todos los demás la cabeza… Eso es lo que ocurre con la opción Bastilla.
Pero hay tentaciones. La otra es la de la convergencia pactada. La de la reconciliación que tan bien nos sonó el día de las elecciones en el discurso de la noche. Para que la libertad y la igualdad prosperen juntas, dice la laicísima Trinidad francesa, se requiere la fraternidad. Y no es un discurso moralino ni religioso. Si estamos con ganas de cambiar a este país y de hacerlo con fraternidad en la misma mesa.
Y temo que hay tentaciones muy grandes para que sea la opción Bastilla la opción Bastilla  y no la opción reconciliadora la que permita la transformación de este país. La igualación de las libertades.
Y cierro con el último argumento: creo que nos debemos todas y todos, poner nuestro mejor esfuerzo para sentarnos en esa mesa; invitar a quien no quiera sentarse en esa mesa e, incluso, para obligar a quien no quiera sentarse en esa mesa, a la conversación fraterna que permita cambiar a este país y hacer que la constitución rija.
Pero invitar no siempre se puede hacer solo con buenos modales. Se requiere algo de coraje. Coraje de entrada para guardarse la vanidad que puede implicar en una sociedad como la nuestra ponerse a gritar majaderías cuando a uno no le hacen caso. O responder a todas y en todo momento o decir cualquier tontería que le viene a uno a la cabeza. Eso es vanidad pura.
Coraje de decir la verdad, dice Foucault, es generar las condiciones materiales para ser escuchado, para conmover, para disuadir. Yo insistiría en que algunas de las condiciones materiales prevalecen a pesar de las mayorías congresionales que tiene Morena, porque quieran o no quieran, en nuestro patrimonio político tenemos organismos autónomos que más vale que los protejamos, porque nos costó mucho trabajo dividir al poder como vacuna contra pulsiones autoritarias. Cada golpe al INAI, cada golpe al Banco de México, cada golpe al INE nos disminuye a los demás condiciones materiales para decir la verdad. La apuesta porque los medios se transformen para que sigan haciendo lo que han hecho, porque sin medios no tendríamos la conciencia que hoy tenemos, porque las investigaciones que se han hecho en este país en los medios son ejemplares, no las teníamos en la historia de México. La casa Blanca no es una excepción, si ustedes revisan la cantidad de premios que hemos estado obteniendo es que hay muy buen periodismo, pero desde luego el periodismo libre requiere seguirse fortaleciendo.
Los cuerpos intermedios como ustedes, y particularmente ustedes, que no están en la alta burguesía, pero sí en la burguesía local, y creo que la diferencia ya quedó clara, permiten que la sociedad tenga músculo para procesar diferencias y para exigir. Y a mí me preocupa mucho que el sistema de partidos que tenemos se deba a una legislación proteccionista que hace muy difícil hacer nuevos partidos en una época donde nos hace mucha falta que la oposición emerja.
Traigo profunda envidia de ver cómo el sistema estadounidense reflotó a las voces que habían sido aplastadas, a través de las urnas. Celebro la toma de posesión de dos  senadoras musulmanas por primera vez en Washington. Pero en México tenemos un problema: Las oposiciones están hechas pedazos, y sin esas oposiciones va a ser muy difícil que tengámoslas condiciones para tener el coraje y decir la verdad. 
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Casar
En efecto AMLO fue beneficiario del hartazgo.
Tenemos un conjunto de valores que están muy alejados de la cultura de la legalidad porque el u0 por ciento de nosotros pensamos que si una ley no es justa o nos beneficia tengo el derecho a desobedecerla.
Igual creemos en los productos milagro, como lo es AMLO, así como hace algunos años lo fue Vicente Fox. He comparado las encuestas de expectativa sobre Fox y AMLO y varían en dos o tres puntos porcentuales respecto a si Fox va a resolver los problemas de la corrupción. Mismítos números.
Creo que es cultural creer en los productos milagro y esto es algo muy feo de la sociedad mexicana que no queremos luchar por las cosas nosotros mismos, queremos delegar la responsabilidad en alguien que lo resuelva.
Los cinco focos rojos que yo veo son:
1.- La centralización, si ya de por sí somos un federalismo de utilería, ahora viene uno peor. Gobernadores disminuidos, superdelegados responsables ante la presidencia y controladores de los programas sociales con todo lo que ello implica.
2.- La concentración, que es diferente que la centralización de poder. Una oficialía mayor ubicada en hacienda y las demás pasan a ser unidades administrativas, o una comunicación social, con la dependencia que tienen los medios, de la publicidad gubernamental concentrada también en presidencia.
3.- Un proceso de desinstitucionalización, donde nos dicen de claro que no creen en las instituciones.
4.- El abuso de las formas de democracia directa. Me da terror la revocación de mandato. No solamente lleva a los gobernantes a tener políticas que sean dignas del aplauso de la población para que cuando emitan su voto digan que están beneficiándose, aunque ese beneficio se esté cargando al país. Que la revocación de mandato pase y se vote en las elecciones intermedias va a tener el efecto de arrastrar el voto para que en las cámaras persista la mayoría.
5.- Me dan miedo las tres amnistías: El crimen organizado, la liberación de los presos políticos, los secuestradores de los sobrinos de Gutiérrez Candiani, entre ellos. Y la amnistía a la corrupción. Y la amnistía a los impuestos.
Y otro foco rojo es la legislación proteccionista de los partidos.
Creo que la gobernabilidad democrática que teníamos, creo que podríamos tener retrocesos.
Para gobernar se necesitan alianzas, No se cuanto
Lopez Obrador no se puede pelear con los empresarios.
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Raphael
Tenemos que defender las instituciones que ya tenemos.
Hay organismos autónomos que merecen defenderse en todos sus términos.
Las universidades y la academia deben mantener sus espacios como bastión de pensamiento crítico.
Debemos acompañar a los cuerpos intermedios como las ONGs que deben seguir ganando músculo. Participar no es mandar un tuit, sino acompañarlos, fortalecerlos y hacerlos más profesionales.

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