El
presidente Enrique Peña Nieto se despide este viernes con los peores niveles en
inseguridad y corrupción en México, según estos expertos.
Tribuna Libre.- El presidente Enrique Peña Nieto se despide
de su sexenio este 30 de noviembre con dos grandes pendientes: los altos
índices de violencia y escándalos de corrupción.
Especialistas consultados por ADNPolítico
coinciden que el priista entrega la estafeta con un récord en el número de
homicidios, incremento en delitos de orden común y saldo negativo en el combate
a la corrupción.
“Hace unos días, una encuesta nacional independiente
sobre la aprobación de la gestión presidencial ilustraba con claridad cómo la
falta de resultados en el control efectivo de la corrupción durante la
administración Peña fue el tema que más lastimó a los mexicanos. Si se analiza
junto con el tema de inseguridad y violencia, el mayor déficit de la
administración que finaliza el 30 de noviembre fueron sus resultados en
seguridad y justicia”, señala Eduardo Bohórquez, director de Transparencia
Mexicana.
Aquí
algunos datos que evidencian esa crisis.
El
récord en homicidios
Peña Nieto comenzó a gobernar el 1 de
diciembre de 2012 con una tasa de 22 homicidios por cada 100,000 habitantes, de
acuerdo con el Inegi. En sus primeros tres años de gobierno, la cifra disminuyó
a 19 y 17 para comenzar a repuntar en 2016 con 20 y llegar en 2017 al récord
histórico de 25 homicidios por cada 100,000 habitantes; es decir, 31,174
asesinatos hasta julio del año pasado.
El
aumento de los homicidios dolosos con Peña Nieto
En términos de incidencia delictiva, este
gobierno entrega no solo el año más violento de la historia, sino que en dos
años consecutivos se rompió el récord. En términos de violencia y seguridad,
este es un gobierno que entrega muy malos resultados”, evalúa Francisco Rivas,
director general del Observatorio Nacional Ciudadano (ONC).
De acuerdo con el INEGI, el 2017 se colocó
como el año más violento en al menos dos décadas. Pero el homicidio doloso no
fue el único delito que se elevó: la extorsión, robo a casa habitación, a
vehículo y a transeúntes, que afectan a los ciudadanos en sus actividades
cotidianas, también se aumentaron.
Los
delitos de alto impacto al cierre del sexenio de Peña Nieto
Con excepción del secuestro, la tasa de todos
los delitos se elevó. David Pérez Garay, coordinador del programa de Seguridad
de México Evalúa, explica que las cifras de secuestros se mantienen bajas
porque es uno de los ikícitos que menos se denuncia y por lo tanto es difícil
tener estadísticas certeras.
A raíz de un cambio de metodología del
Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), se
desagregó información más detallada sobre los delitos, se incluyeron los
feminicidios y la cantidad de víctimas en carpetas de investigación (y no solo
expedientes, como se contabilizaba anteriormente).
Los especialistas señalan que la modificación
puede considerarse un avance en términos de información sobre la violencia y
que puede servir para establecer protocolos bien diseñados y transparentes.
La deuda
Desde el punto de vista de los expertos,
durante el gobierno de Peña Nieto no hubo una estrategia clara para reducir la
violencia y en cambio se cometieron errores que provocaron que los delitos se
dispersaran a todo el país y ya no se concentraran en algunos estados.
La desaparición de la Secretaría de Seguridad
Pública es considerada una de las señales de la carencia de estrategia. Al
inicio de su mandato, el presidente se enfocó en la prevención, pero como nunca
se consolidó el proyecto, el “programa estrella” se quedó sin financiamiento.
“El programa ‘Todos somos Juárez’ que se
impulsó durante el gobierno de Felipe Calderón, si bien fue muy caro, fue
positivo; pero es algo que se dejó de hacer y en el que se pudo invertir más en
el sexenio de Peña”, comenta Juan Carlos Montero, académico del Tec de
Monterrey.
Saldo
negativo en corrupción
Los casos de gobernadores y funcionarios de
alto nivel —incluido el propio Peña Nieto— involucrados en desvío de recursos
hicieron de la corrupción una marca distintiva del sexenio. El país llegó hasta
el puesto 135 de 180 países rankeados en el Índice de Percepción de Corrupción
de Transparencia Internacional, cuando había iniciado en el 106 de 175
naciones.
“Más que la corrupción en los índices, que
son importantes, la corrupción se sintió en las calles. Los innumerables
escándalos fueron seguidos por investigaciones débiles y poca justicia. Tal vez
el caso más emblemático, que además le hereda a la siguiente administración, es
el caso Odebrecht ”, enlista Bohórquez.
2013
|
2014
|
2015
|
2016
|
2017
|
||
Lugar en el índice de Transparencia Internacional
|
106 de 175
|
103 de 174
|
111 de 167
|
123 de 176
|
135 de 180
|
Transparencia Mexicana
|
Cifra negra
|
93.8
|
92.8
|
93.7
|
93.6
|
93.2*
|
ENVIPE
|
Tasa de población que tuvo algún contacto con servidores públicos y
experimentó al menos un acto de corrupción
|
12080
|
–
|
12590
|
–
|
14635
|
ENCIG
|
Tasa de incidencia de corrupción
|
24724
|
30097
|
25541
|
ENCIG
|
Avances como la creación del Sistema Nacional
Anticorrupción ( SNA), aún en en proceso de implementación, se vieron opacados
por los datos: la tasa de incidencia de corrupción creció de 12,080 casos por
cada 100,000 habitantes en 2013 a 14,635 casos por cada 100,000 en 2017. Y la
de población que tuvo alguna experiencia de corrupción en contacto con
servidores públicos se elevó de 24,724 casos por 100,000 habitantes a25,541 por
cada 100,000 en el mismo periodo, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Calidad
e Impcato Gubernamental (ENCIG) del Inegi.
“La falta de consecuencias de quienes
cometieron actos de corrupción son lamentables porque quedó claro el problema
de la impunidad en el país. Es evidente las múltiples señales de corrupción no
solo del gobierno federal, que en este caso fueron ostentosamente visibles e
impunes. Quedó reflejada la debilidad de las instituciones”, señala Marco
Fernández, académico del Tec de Monterrey.
El también investigador de México Evalúa
expone que, aunque el balance en general es negativo, hay claroscuros debido a
que también la sociedad civil comenzó a despertar y a ser más combativa, un
aspecto que se reflejó en iniciativas como la Ley 3 de 3 y la inclusión del
Comité de Participación Ciudadana en el SNA. Pero, insiste, aún falta más por
empujar durante el nuevo gobierno.