Jorge
Arturo Rodríguez | 13 diciembre de 2018
Tribuna Libre.- No sé qué días sean estos, si días de
guardar, días de silencio, días de gritar, días de mandar todo a la chingada,
días de pelear, días de olvidar, días de odio, días de chingar al prójimo, días
de descansar, días de vacaciones, días de esperar, días de vaya a usted a
saber…en ese orden o al revés, da igual; como también pueden ser días de
violencia, días de mentir, días de burlarse, días de procrear, días de
menstruar (con perdón de las mujeres, a quienes les debo mucho, empezando por
mi madre, porque en estos tiempos hay que cuidarse mucho de lo que se dice, por
aquello de la interpretación errónea que no mala, mucho menos mal intencionada,
¿o es lo mismo?, es un juego de lenguaje que se está perdiendo o se ha perdido,
¿dónde la literatura lúdica?, en fin). Como decía, no sé qué días sean estos.
El caso es que parece que estamos como desconectados de nosotros mismos, ahora
más con eso de las fiestas decembrinas y la llegada del mesías… Amlo, que no
Jesucristo -¿ese quién es?-, y del atiborramiento de compras, gastos más
gastos, ya vendrá la cuesta de enero, mientras a desperdiciar como tontos…
Por cierto, según la RAE, tonto o tonta: persona con falta o escasa de
entendimiento o de razón, aunque hay otras acepciones, pero me quedo con esta,
pa’ que buscarle, no vaya a hacer que me encierren por el delito de bailar el
chachachá.
Hace poco leí un artículo titulado “El calentamiento global podría
volvernos tontos, revela estudio”, del cual les comporto lo siguiente: “Un
estudio publicado en Reino Unido arrojó que una de las consecuencias del cambio
climático es que las personas se volverían tontas. Pese a que se tienen
diversos estudios respecto a los efectos reales del calentamiento global en los
humanos, estas consecuencias todavía son insospechadas. De acuerdo con la
investigación de la University College de Londres, las emisiones de dióxido de
carbono podrían afectar nuestra memoria, concentración y toma de decisiones. Es
decir, el calentamiento global podría hacernos más tontos. El rendimiento
cognitivo humano disminuye con el aumento de los niveles de CO2” apunta la
investigación. La Universidad afirma que estos efectos podrían verse dentro de
las próximas décadas”. ¿Acaso no ya lo estamos? Dijera mi madre: cada día más
tonto, aunque en realidad decía: cada día más loco. Pero, bueno, creo que
alcanzan a entenderme, ¿o no? Me lleva la que me trajo.
El chiste del asunto este del cambio
climático y del fin del mundo (¿es para tanto, tonto?), es que estamos de
cabeza. Ahora resulta que hay que cuidarse, repito, hasta de tus expresiones.
Porque me encontré un artículo que no tiene desperdicio y se los comparto
completo: “La organización Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA)
indica que así como el racismo y la homofobia son inaceptables, algunas frases
cotidianas deberían cambiar para no fomentar la crueldad animal.
“¿Te gusta tomar atajos y ‘matar dos pájaros
de un tiro’? ¿Ante la adversidad eres frontal y ‘tomas al toro por los
cuernos’? La organización PETA te pide más respeto hacia estos seres vivos.
“La organización dedicada al rescate y
defensa de los animales así como a fomentar el respeto a los derechos de las
especies, publicó vía Twitter que así como el racismo y la homofobia son
inaceptables, existen frases que trivializan y fomentan la crueldad hacia los
animales.
“En su tuit señaló algunas de esas frases con
una contraparte que, indican, ayudará a las personas a concientizar y a
apreciar a los animales como lo que son.
“Las palabras son importantes y, a medida que
nuestra comprensión de la justicia social evoluciona, nuestro lenguaje
evoluciona junto con ella. Aquí es cómo eliminar el especismo (preferencia
hacia una especie sobre otra) de sus conversaciones diarias”, dicta la
publicación.
“En el tuit anterior, la organización utiliza
frases como ‘Matar dos pájaros de un tiro’ y recomendó sustituirlas con
‘Alimentar dos pájaros con un solo bollo’, o ‘Tomar al toro por los cuernos’
por ‘Tomar a la flor por el tallo’.
“Otras frases como ‘Be the guinea pig’ que en
español decimos ‘Ser el conejillo de indias’, debería ser sustituida por ‘Ser
el tubo de pruebas’, así como ‘Beat a dead Horse’ o ‘Derrotar a un caballo
muerto’ por ‘Alimentar a un caballo satisfecho’.
“Otra frase que el tuit señala que debería
cambiar es ‘Bring home the bacon’, que en español se traduce en ‘Traer a casa
el tocino’. PETA recomienda decir ‘Bring home the bagels’, en español ‘Traer a
casa los panecillos'. En este caso particular, los mexicanos sí solemos
utilizarla como PETA recomienda, con la cotidiana frase ‘Ganarse el pan de cada
día’ o 'Traer el pan a casa’”. (elfinanciero.com.mx, 05-12-18). O sea, alguien
tiene que llevar los frijoles y los huevos a la casa, ¿o no?
En todo caso, pa’ no perder la costumbre, porque es más fuerte que el
amor, y más en estos días de amor y paz navideños y de fin de año, aunque la
violencia siga y el cambio de México continúe, les comento que en la vida hay
que ser un poco tonto, porque si no lo son sólo los demás y no te dejan nada,
escribiera Ramón Gómez de la Serna.
De cinismo y anexas
Con eso de las remuneraciones (ricachones),
salarios (asalariados), peones, albañiles, pobretones y míseros mexicanitos,
les cuento que “un tío que va a buscar trabajo en una empresa y le dice el
gerente:
- Ahora entrará ganando 700 euros y dentro de
tres meses le subiremos a 2.000.
- Bueno, pues ya volveré dentro de tres meses”.
Ya pa’ terminar, ahí se las dejo:
“El poeta francés Alphonse de Lamartine
(1790-1869) escribía en el año 1831: “El pensamiento se difundirá en el mundo a
la velocidad de la luz, instantáneamente escrito y comprendido hasta los
confines del globo. No tendrá tiempo para madurar —para acumularse en un libro;
el libro llegará muy tarde. El único libro posible a partir de hoy es el
periódico”.
Va la penúltima:
“Se pensaría que el escritor más tardío en
publicar su primera novela fue Giuseppe Tomasi di Lampedusa, quien terminó de
escribir El Gatopardo a sus sesenta y un años; pero Nikos Kazantzakis publicó
Zorba el griego a sus sesenta y tres años; y sobre todo: Henri-Pierre Roché
publicó Jules et Jim a sus setenta y cuatro años”. (Nexos, diciembre de 2018).
O sea, aún me queda tiempo. Ahí se ven o me
leerán.