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enero 24, 2019

Tierra de babel


¡Tic! ¡Tac! ¡Tic! ¡Tac!
 
“Quédate

Le dije

Y la toqué”.

(Poema “Toque de queda”, de Omar Lara)

Jorge Arturo Rodríguez | 24 enero de 2018
Tribuna Libre.- La imagen es enternecedora. El pie de foto dice: “Un niño con una cachucha con la frase “me canso ganso”, durante la gira del Presidente por los municipios huachicoleros”. Tiene escrito AMLO con la “O” en forma de un corazón. ¡Qué ternura! ¿Es niña o niño? Porque se le ve parte del cabello con rizos, y con eso que ya no puede uno decir ni escribir nada que vaya en contra de las mujeres y la dichosa igualdad, paridad, etc., de género sin que se caiga en la discriminación, machismo y vaya a usted a saber cuántos vocablos y conceptos más se vayan agregando y contextualizando (¿?) –ya resulta campo minado- que a mí me sigue entorpeciendo pues no logro entender aún “el jardín de senderos que se bifurcan”. Mejor me quedo con aquello de: “…que sepa abrir la puerta para ir a jugar”, no de aquel juego llamado “Arroz con leche” que dice: “Arroz con leche, me quiero casar, con una señorita de la capital. Que sepa coser, que sepa bordar, que sepa abrir la puerta para ir a jugar”. No, no, no. ¡Por favor! Me refiero al erotismo de ciertas creaciones de Julio Cortázar.

Regreso a la fotografía tomada por “Cuartoscuro”, publicada el 22 de enero del presente año en sinembargo.mx. La mirada del niño o la niña (3 o 4 años en brazos de su madre o padre, no se aprecia bien) es ajena a todo lo que pasa a su alrededor, inocente, ¿qué está mirando? ¿Acaso solo una multitud que no le dice nada y sólo esté deseando un vaso de agua, una torta, un refresco o, en definitiva, ir a jugar? Mientras Amlito, supongo, habla con cara desencajada, aguantando su enojo porque alguien o algo le está aguando la fiesta de su 4T.

Y sigue prometiendo, dando rienda suelta a la esperanza, dando apoyos, migajas, peces, pero no enseñándoles a pescar, a darles oportunidades reales de trabajo, capacitación y seguridad social. Dice que le den tiempo y le ayudemos, pero da el caso que… (aquí agregue el lector lo que piense; no es consulta, ¿eh?).

El miedo crece, puesto que la violencia aumenta. Aquí y en China. La muerte no sólo tiene licencia, cuenta con pasaporte y hasta con patente de corso contra enemigos y amigos, vaya, “No respondo chipote con sangre, sea chico, sea grande”, se carcajea. ¡Oh! ¿Y ahora quién podrá defendernos? ¿Saben la respuesta?

Haruki Murakami, en su novela Kafka en la orilla, escribió a través de uno de sus personajes:

“-No puedes cerrar los ojos –dijo Johnnie Walken- con voz resuelta-. Otra vez las reglas. Los ojos no pueden cerrarse. Cerrarlos no soluciona nada. Por más que los cierres, no desaparecerá el problema. Al contrario, cuando vuelvas a abrirlos, las cosas habrán empeorado aún más. Así es el mundo en el que vivimos, Nakata. Tú mantén los ojos bien abiertos. Cerrarlos es de pusilánimes. Sólo los cobardes apartan la vista de la realidad. Y mientras tú cierras los ojos y te tapas los oídos el tiempo va transcurriendo. ¡Tic! ¡Tac! ¡Tic! ¡Tac!”.

Líneas antes se lee:

“-En todo, Nakata, hay que seguir un orden –explicó Johnnie Walken-. No se puede mirar demasiado lejos. Porque si miras demasiado lejos pierdes de vista el suelo y corres el riesgo de tropezar. Pero tampoco debes distraerte con los pequeños detalles que están a tus pies. Porque si no miras al frente, acabarás topando con algo. Total, que hay que mirar un poco hacia adelante, seguir un orden determinado e ir despachando las cosas. Eso es fundamental. En cualquier cosa que hagas”.

El que tenga oídos.

Los días y los temas

Total, los delincuentes, malandrines, asesinos, femenicidas, roba chicos, mata abuelitas, violadores, secuestradores, ladrones, asaltantes y un largo etcétera andan sueltos, pero en horario de 10 pm a 8 am, porque en el día duermen, casi como los murciélagos, por eso el toque de queda, nomás pa’ las mujeres, pa’ las viejas, pues. Porque nosotros los machitos, ni maíz, estamos libres de pecados… y peligros. Ajá. ¡Válgame Dios! De que somos, somos. ¿En qué cabeza cabe…? Sólo falta que regrese “la moda” del cinturón de castidad porque a alguien se le ocurrió después de haberlo pensado mucho… No ma…

          Pero es de humanos cometer errores, de acuerdo, y más vale reconocer nuestras equivocaciones. Como dijo Confucio: “El hombre que ha cometido un error y no lo corrige comete otro error mayor”. Ta güeno, pues. Pero el filósofo francés Barón de Holbach escribió que la ignorancia y el error son manantiales de mal humor. Que alguien me lo explique.

          Por cierto, atinados comentarios del diputado Juan Javier Gómez Cazarín, presidente de la Junta de Coordinación Política (JUCOPO) y líder del grupo legislativo de Morena en el Congreso Local: “En la bancada de Morena existe un respeto total a la libertad de expresión de nuestras y nuestros compañeros, quiero celebrar que hay pluralidad de ideas. Sin embargo, soy claro en este aspecto: tanto mujeres como hombres sin distinción tenemos derecho a la seguridad de transitar libremente en cualquier horario, en paz y tranquilidad”. (periodicoveraz.com, 21-01-19).

De cinismo y anexas

Aquí les dejo el poema “Toque de queda”, de Paul Éluard:

“Que íbamos a hacer, la puerta estaba bajo guardia
Que íbamos a hacer, estábamos encerrados

Que íbamos a hacer, la calle habían cerrado
Que íbamos a hacer, la ciudad estaba bajo custodia

Que íbamos a hacer, ella estaba hambrienta
Que íbamos a hacer, estábamos desarmados

Que íbamos a hacer, al caer la noche desierta
Que íbamos a hacer, teníamos que amarnos”.

            Ahí se ven.

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