Tribuna Libre.- De conformidad con el principio de presunción
de inocencia estipulado tanto en nuestra Constitución política de los Estados
Unidos Mexicanos, como en el Pacto de San José, soy inocente hasta que se
demuestre lo contrario.
Voy a impugnar esta ilegal determinación ante
los órganos internos de MORENA, en los Tribunales locales y federales, y si
fuera el caso, hasta en los tribunales internacionales, por lo que la sentencia
de la CNHJ de MORENA aún no está firme.
En consecuencia, mantengo inalterables mis
derechos políticos y salvaguardadas mis libertades públicas.
Dicha resolución viola mi derecho de libre
expresión, estipulada en el artículo 8o. constitucional, ya que es criterio del
Tribunal Federal Electoral la libre expresión de las ideas y la crítica dentro
de los institutos políticos, siempre que no atente en contra de sus principios,
cuestión que nunca ha acontecido, toda vez que todas mi declaraciones han sido
una relación de hechos que ya eran públicos, derivados de decisiones que lesionan la vida democrática de
MORENA, porque es un deber de todo militante hacer cumplir los Estatutos, los
cuales han sido violentados por la propia Presidenta nacional de MORENA y su Nomenclatura,
y cuyas acciones y decisiones se ven reflejadas en los múltiples juicios
promovidos por los propios militantes y que se han interpuesto en casi todos
los tribunales electorales en el país.
Los militantes y simpatizantes de MORENA no
aprueban la conducción autoritaria ni antidemocrática de su dirigencia
nacional.
También es falso que yo haya hecho público
asuntos internos de MORENA. Eso es imposible, ya que nunca he sido invitado ni
conozco cómo se han procesado internamente las pésimas decisiones que se han
tomado. Aún más, las famosas
Encuestas de MORENA son el secreto mejor guardado
y nadie las tiene ni las conoce, salvo ellos que las realizan.
Pero el tema central es otro:
Esta resolución en mi contra revela su
verdadero rostro: quieren imponer una ley mordaza al interior de MORENA, para
atemorizar a toda la base militante, para apoderarse del control total del aparato
político, administrativo y electoral, para después imponer incondicionales, a
fin de consolidar una línea política autoritaria, totalitaria, represora y
censora de las libertades públicas y de los derechos políticos.
El riesgo político mayor para MORENA y para México,
no es que me sancionen a mi hoy, sino que el día de mañana --cuando ya hayan impuesto
a todas las dirigencias estatales y municipales del país-- quieran imponer esta
visión autoritaria, excluyente y represora a toda la sociedad mexicana.
Es el huevo de la serpiente de un régimen
político totalitario, en donde tratarán de incorporar estos mismos criterios
que me están aplicando, al Código Penal y a las leyes respectivas en el mediano
plazo, para que sea el primer escalón para después se convierta en un delito
grave exponer una crítica al partido, al Gobierno y a sus integrantes.
Así surgen las dictaduras: lo primero que
hacen es coartar y apagar la libertad de expresión, luego van por la
dogmatización de irracionalidad política, para imponer --por la vía represora y
con la legitimación legal- - un pensamiento único, en donde la discrepancia y
las voces discordantes o críticas serán sometidas, anuladas, repunidas y
sancionadas por cualquier vía posible, porque según ésta línea política
autoritaria, ellos son los únicos poseedores de la verdad y quien no coincida
es un traidor a su causa.
Bajo estos preceptos se han construidos las
dictaduras de izquierda y de derecha.
Son igualmente intolerantes y represores.
Hoy inició la purga del pensamiento
democrático en MORENA. Es una mala noticia para México.
Porque no se trata de mi persona, se trata de
que hoy ya sabemos qué piensan y qué traman, ante la vista de todo el país,
porque quieren dar una lección ejemplar y dar el paso para ir construyendo su
proyecto autoritario, excluyente, antidemocrático y totalitario.
Lo dicen claramente. No van a permitir la
disidencia, hoy es en MORENA, mañana querrán imponer esa misma censura a todos
los mexicanos.
Confío en que no cuenten con el apoyo del
Presidente Andrés Manuel López
Obrador, quien siempre ha luchado contra todo
vestigio de autoritarismo. Él es un demócrata. La Nomenclatura que controla a
MORENA no lo es.
Que nadie se llame a engaño.
Como diría Don Alfonso Reyes: es la raya en
el agua.
Esa Nomenclatura de tufo estalinista está
enviando un claro mensaje que presagia tiempos de censura, represión y de leyes
mordaza.
No lo debemos permitir. Más allá de mi posición
personal, está en juego la construcción de un nuevo régimen político
democrático, tolerante, incluyente, plural, dialogante y respetuoso de las
libertades públicas y de los derechos políticos.
Estamos a tiempo de que los radicales y
dogmáticos los pongamos en el lugar que tienen: son una minoría minimurum en
México.
Somos mucho más millones de mexicanos los que
deseamos vivir en un régimen político con instituciones sólidas y poderes
públicos que promuevan una democracia plena,
genuina, legítima y vigorosa, en un Estado de Derecho que garantice todos los
derechos para todos.
No permitiré que está minoría radical se
apodere de MORENA, que es el patrimonio democrático del pueblo de México y que
es el instrumento que tenemos para impulsar la 4a. Transformación y no la 4a.
Deformación.
Continuaré mi gira nacional como militante
legítimo de MORENA, como Consejero
Legítimo del movimiento y como Senador
Suplente del Senador Ricardo Monreal.
Y mantengo firme mi decisión --cuando se abra
la convocatoria-- para competir por la Presidencia nacional de MORENA, en una
elección democrática abierta a todos los ciudadanos.
Y seguiré exigiendo que se abra la afiliación
a los millones de mexicanos que desean integrarse al movimiento popular más
importante en la historia de México y que hoy ésta Nomenclatura facciosa les
tiene cerrada la puerta.
Por las libertades todo, contra las
libertades nada.
Alejandro
Rojas Díaz Durán,
Coyoacán,
Ciudad de México.