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Mientras pudo, mareó a AMLO * Eleazar
Guerrero sí es su primo * Contralora
mintió * Duarte pierde amparo por
desaparición forzada * Denuncia a
Winckler * Y el fiscal dice que va por
más * Le reactivan denuncias a Marcelo Montiel
* Concesionario yunista con 40 tiendas escolares * Carranza vuelve a desafiar al tribunal
Tribuna Libre.- Timador mediocre, Cuitláhuac le miente a
Veracruz y le miente a López Obrador, negando el nepotismo que se acredita en
su primo Eleazar, el subsecretario voraz, rechazando parentescos que sí lo son,
hermanos y sobrinos incómodos incrustados en nóminas oficiales. Y así hasta que
documentos y testimonios evidencian que es malo para engañar.
Mediocre embustero, Cuitláhuac García mareó a
Andrés Manuel con el rollo de que en su gobierno, el de Veracruz, no laboran ni
los García ni los Jiménez con los que tenga consanguinidad. Y el Dios Peje le
palmea el hombro, le cree, se engaña y lo arropa con el sarape de la
complicidad.
“Es honejto”, le dice el presidente
provocando la carcajada general.
A la prensa, Cuitláhuac la enfrenta a medias,
con un patético discurso, monosílabos y gestos, reclamos y retos, alegatos de
lavadero, admitiendo que en el tema de los parientes que hay en su gobierno es
mejor una investigación postmortem a su abuelita, pero que ahí él no se atreve
a juzgar la conducta de la citada Manuela Durán.
Engallado a veces, evasivo en otras, el
gobernador no deja de eludir el tema de Eleazar Guerrero Pérez. ¿Es su primo?,
le preguntan. Y evade. Nunca un sí o un no.
Su mayor audacia ocurrió en Palacio Nacional.
Durante la conferencia de prensa del Dios Peje, —junio 14— cuestionado por su
nepotismo, tomó la palabra y volvió a decir que ningún familiar con apellido
García o Jiménez labora en el gobierno de Veracruz. Y del tal Eleazar Guerrero,
nada.
Hubo insistencia del reportero. Y cuando iba
a responder, intervino López Obrador.
“Nosotros nos sentimos muy satisfechos con el
trabajo del gobernador de Veracruz, eso le puedo decir a mis paisanos
veracruzanos, porque ya llevaba tiempo que no había en Veracruz un gobernador
como Cuitláhuac García, llevaba mucho tiempo. No quiero aquí puntualizar sobre
cómo eran los gobernadores de Veracruz, eso se lo dejo a los ciudadanos”.
Y ahondó:
“Lo que sí me consta, y lo puedo decir a voz
en cuello, es que Cuitláhuac es un gobernador honesto, trabajador y de buenos
sentimientos, pero subrayo, es un gobernador honesto. Cuitláhuac no es corrupto
y eso es una bendición, el que la autoridad no sea corrupta”.
Consumada a estafa, Cuitláhuac arrastró a
López Obrador. Lo hizo parte de la mentira.
“Honesto” le ha dicho antes de ser gobernador
y ahora que lo es. Siete visitas a Veracruz y siete espaldarazos, no por su
capacidad, que no la tiene; ni por tomar el timón del barco que naufraga; ni
por acorralar al crimen organizado, diseñando una política de prevención porque
no lo ha hecho; ni transparentando el manejo de los recursos públicos; ni
creando condiciones para el desarrollo.
Andrés Manuel sostiene y apuntala a
Cuitláhuac García para maquillar su error, la terrible imposición de un
individuo incapaz de hilar tres ideas, políticamente limitado, profundamente
vacío, terco con iniciativa, con desplantes de intolerancia que nadie en
Veracruz se los va a tolerar.
Cierto lo que apunta el Dios Peje. Llevaba
tiempo que no había en Veracruz un gobernador como Cuitláhuac. Mejor dicho,
nunca. Ni en su peor momento Javier Duarte fue tan mediocre.
Cuitláhuac, refiere López Obrador, “es un
gobernador honesto”. Falso. Es retorcido y tramposo, violador nato de la ley.
Cuitláhuac roba con licitaciones amañadas y
adjudicaciones directas, como las del Peje.
Cuitláhuac oculta información usando la
reserva en la que se escudan los proclives a la corrupción.
Lo que hay en su gobierno son formas vulgares
de deshonestidad, raterías en la compra de insumos médicos, patrullas policíacas
con sobreprecio, salarios que no atienden a esa superchería llamada austeridad
republicana y amiguismo y pago de facturas políticas al fidelismo y duartismo,
el priismo con el que Morena pactó para alcanzar el gobierno de Veracruz.
Y, por supuesto, el nepotismo.
Ahí, Cuitláhuac García es hombre muerto. El
nepotismo es la radiografía de un gobernador torpe y necio, aferrado a
incrustar a su parentela en la estructura de gobierno, y tolerar e incluso
auspiciar que sus corifeos, aplaudidores y cómplices de gabinete hagan lo
propio con sus familiares.
Por algo tan trivial revienta Cuitláhuac. Ha
negado que el subsecretario de Finanzas y Administración, Eleazar Guerrero
Pérez sea su primo. Ha evadido cuestionamientos. Ha eludido el tema. Se ha
engallado ante la insistencia. Y hasta a López Obrador arrastró.
Bien amado en el fidelismo, Eleazar Guerrero
fue colocado donde hay. Algo así como el Tarek Abdala de Javier Duarte. Por su
mano corre lo bueno y lo malo. Y lo malo hace fortuna.
Dentro y fuera del gobierno, todos saben del
parentesco entre el gobernador y el primo cómodo. Cuitláhuac cometió un doble
error: designarlo a sabiendas que Andrés Manuel se iba a encrespar y sostener
la mentira de que no tienen nada que ver.
Y cuando el presidente soltó aquello de que
Cuitláhuac es una bendición para Veracruz, López Obrador se dio un tiro en el
pie.
Un día se filtraron las actas de nacimiento
de Eleazar y Cuitláhuac, ahí los nombres de sus padres, don Julio y el profesor
Atanacio, y el de la abuela paterna, doña Manuela Durán.
Pero ante la duda hubo evidencia mayor.
De la agudeza del periodista Armando Ortiz se
reconstruyó en un video la familiaridad del gobernador, yendo a
Tlatlauquitepec, Puebla. Hurgó y halló. Manuela Durán Gómez tuvo un hijo con
Salvador Trinidad Guerrero y otro con Wenceslao García (https://libertadbajopalabra.com/2019/06/25/cuitlahuac-garcia-jimenez-desenterrar-a-la-abuela-mentiras-y-nepotismo-en-la-cuarta-transformacion/
).
De la relación con Salvador Trinidad Guerrero
—refiere Armando Ortiz en su portal Libertad Bajo Palabra— nació Julio Juan
Guerrero, en 1933. Siendo hijo natural, término usado en la legislación de
aquellos tiempos, fue registrado por ella con un solo apellido, Durán. Tiempo
después, su padre lo reconoció y quedó asentado con ambos apellidos (https://libertadbajopalabra.com/2019/06/25/nepotismo-en-veracruz-desenterrar-a-la-abuela-2/
).
En 1962, Julio Juan Guerrero y Bertha Pérez
Benavides concibieron un hijo, que llevaría por nombre Eleazar Guerrero Pérez,
el primo cómodo de Cuitláhuac, nacido en Tlatlauquitepec. Sus padres se casaron
en Xalapa, Veracruz, en 1970.
Doña Manuela Durán Gómez y Wenceslao García
Hernández se casaron en Tlatlauquitepec y emigraron a Xalapa, donde se
dedicaron a cortar café. Ahí nació Atanacio García Durán, el 2 de mayo de 1943.
Fue maestro en Úrsulo Galván, se casó con Julieta Jiménez y de esa unión nació
Cuitláhuac García Jiménez.
Atanacio García Durán, ex diputado local, fue
perredista de buen nivel, quien en su paso por el Congreso de Veracruz tuvo
trato terso con el ex gobernador priista Fidel Herrera Beltrán.
La condición de primos la confirmó Benedicto
Durán, habitante de Cruz de Encino, Puebla, sobrino de doña Manuela Durán.
Con esa genealogía, Armando Ortiz logró
establecer el parentesco entre el gobernador y el subsecretario de Finanzas y
Administración. Y el nepotismo.
Apabullado por la evidencia, a flote la
transgresión a la ley, el conflicto de interés, Cuitláhuac usó a la contralora
del gobierno, Leslie Mónica Garibo Puga, para ocultar su fechoría. Al primer
latigazo, la funcionaria declaró que tras investigar no halló rasgos de
familiaridad entre ambos.
Pero las actas de nacimiento y el video de
Libertad Bajo Palabra la hicieron recular. ¿No contaba con las actas de nacimiento
siendo los primeros documentos que debió consultar? La complicidad apesta.
Arrinconado, un tema menor sacude al
gobernador. Lo menos grave es el nepotismo. Lo crucial es haber usado a López
Obrador. Y haberle mentido.
AMLO enlista en su discurso moral el repudio
al nepotismo, los Yunes azules donde el papá quería dejar de sucesor al hijo
mayor y haber llevado al segundo hijo a la alcaldía de Veracruz.
Y en Morena no son así. O presumen el Dios
Peje y sus acólitos que no son así.
Pero sí lo son. Mediocre embustero,
Cuitláhuac incrusta parientes en la nómina. Y al fidelista-priista Eleazar
Guerrero, su primo, en la subsecretaría donde se concentran los tesoros de
Veracruz.
Su pecado mayor, sin embargo, no es el
nepotismo. Su pecado es negarlo y fomentarlo. Y que la evidencia demuestre que
Eleazar y Cuitláhuac sí son primos hermanos.
Su pecado, el mayor pecado, es verle la cara
a López Obrador.
Archivo muerto
Perdido y jodido, Javier Duarte mete su caja
china en el caos que es Veracruz. Lanza bolas de humo vía una denuncia contra
el fiscal Jorge Winckler acusando uso de documentos falsificados para
incriminarlo, al tiempo que pierde un amparo que lo dejará en prisión, imputado
por desaparición forzada. A la par, viene la orden de aprehensión contra
Antonio Tarek Abdala Saad, ex tesorero de su gobierno y pieza clave en el
desvío de recursos —y también amiguito de la ex primera dama, Karime Macías
Tubilla—, sustrayendo dinero en efectivo y cubriendo facturas a empresas
fantasma, incluida la compra del terreno y casa de Xóchitl Tress, la ex yunista
azul, viuda alegre tras el crimen de su esposo, Gregorio Barradas Miravete, ex
alcalde electo de Rodríguez Clara. Duarte está hundido y tras perder el amparo
se robustece el juicio por impedir una investigación que habría permitido
establecer responsabilidades en la desaparición forzada de personas. Su delito
es lesa humanidad. Sobre la denuncia en contra el fiscal de Veracruz, Winckler
sólo dice que ni le quita el sueño y con mayor intensidad ahondará en esa y
otras investigaciones contra el ex gobernador priista y su pandilla de
rufianes… Quiere reverdecer Marcelo Montiel y ya arde en fuego. Tres denuncias
penales se reactivan, la de Anilú Ingram, la de Alejandro Encinas y la de
Alejandro Gutiérrez, que citan y documentan fraudes y desvíos, omisiones y
corruptelas en su paso por la delegación de la Sedesol federal en Veracruz. Ha
de comparecer en breve el ex alcalde de Coatzacoalcos en calidad de indiciado a
la Fiscalía General de la República a explicar, si es que puede, el destino de
decenas de millones de pesos que nunca llegaron a beneficiarios de programas
sociales. Denunciado en tiempos de Enrique Peña Nieto, Marcelo se acogió al
halo encubridor de Rosario Robles Berlanga, titular entonces de la Sedesol. Y
así neutralizó la acción penal. Ya en la Cuarta Transformación, ni sus pactos
con la secretaria de Energía, Rocío Nahle, lo salvan. “Procedan”, fue la voz
que se escuchó en la principal oficina de Palacio Nacional. Adiós, pues, al
intento de ligar su tercera alcaldía en Coatzacoalcos… Mina de oro, negociazo,
las tiendas escolares hacen rico a cualquiera. Uno de sus concesionarios, a
título personal y vía prestanombres, es Oswaldo Fabián Ramírez de León.
Controla mínimo 40 tiendas en igual número de planteles en el sur de Veracruz,
Córdoba y Río Blanco. En promedio, obtiene utilidades de mil pesos por plantel,
libres del porcentaje que entrega a los directores de escuela en términos del
contrato suscrito con la Secretaría de Educación de Veracruz desde los tiempos
del yunismo azul. Se levanta alrededor de 40 mil pesos al día, quizá más porque
algunos de los ingresos estimados son reportes inferiores a lo que el plantel
representa por el número de alumnos y el nivel social. Negocio, pues, de unos
800 mil pesos mensuales que ni el gobernador Cuitláhuac García ni el mismo
Andrés Manuel López Obrador perciben. Y Zenyazen Escobar, titular de la SEV,
lloriqueando por un boquete de 108 millones. Y el concesionario yunista feliz
pues no se dejará arrebatar las 40 concesiones por lo menos en los dos años por
venir. Hermanas, primas, amigos y hasta la mamá aparecen como titulares de las
tiendas escolares, pero en 30 de ellas le firmaron un poder a Fabián Ramírez de
León. Una parte va a dar manos de los directores de los planteles y sabrá
cuánto de ello se entrega al Servicio de Administración Tributaria, si es que
se entrega. Una mano muy poderosa en la Secretaría de Educación de Veracruz
bendijo a Fabián Ramírez y le puso a su alcance un negocio de más de 800 mil
pesos libres al mes. Ese negocio ni Obama… Su palabra, dice el alcalde, vale
más que la del tribunal. Y así, Víctor Manuel Carranza vuelve a desafiar, a
mofarse del Tribunal Estatal de Justicia Administrativa de Veracruz. Aferrado a
desacatar la sentencia, programa el pago a la empresa Pluvial del Golfo para el
ejercicio 2020. O sea, cinco años después concluida la obra del último tramo
del malecón costero de Coatzacoalcos, sin reclamo en cuanto a su calidad,
jurídicamente perdido, se niega a saldar el adeudo el ayuntamiento que dejó el
priista Joaquín Caballero Rosiñol. Anda en abierta rebeldía. Y arrastra a sus
focas aplaudidoras en el cabildo, ediles que también incurren en desacato. Esta
semana fue enterado el TEJAV y viene la respuesta por el insolente desacato del
transgresor de la ley Víctor Carranza, sobre quien pesa además otra denuncia
por abuso de autoridad, robo y despojo al violar un amparo, cuya carpeta de
investigación se integra en la Fiscalía Anticorrupción. Al pupilo de Rocío
Nahle —la pobre tipa ni idea tuvo del fiasco de alcalde que le endilgaría a
Coatzacoalcos— lo recuerdan decenas de empleados de Pemex a quienes les negaba
el uniforme y hasta el papel sanitario cuando fue superintendente de Servicios
Materiales en los complejos petroquímicos. Con las actas administrativas en la
mano documentan su deplorable historial. Que preparen sus carteras Carranza y
sus ediles serviles porque vienen más multas y si reinciden, trámite de
destitución…