*
“Ayuda social” a espaldas del cabildo *
Con Duarte, con Tronco, ahora con Nahle
* Funcionaria y presidenta del patronato
* Rosario: la presa de AMLO * Ir
tras Peña Nieto o no * Yunes y los
antiyunes, en conflicto * Aplican
“moche” a participaciones federales de municipios * Agua Dulce: la playmate del alcalde * Empresario amigo del zeta
Jacinto Romero Flores
Tribuna Libre.- Con trato soez, ambición ruin, Yolanda
Sagrero lo mismo controla el presupuesto del ayuntamiento de Coatzacoalcos que
dispone cuántos recursos, vía “ayuda social”, van a parar a la universidad del
Peje, la Universidad Politécnica de Coatzacoalcos, que es su proyecto personal.
Curtida en el tronquismo, aquellos que el
gobernador Cuitláhuac García categoriza como delincuentes, secuestradores,
traficantes de migrantes y tratantes de blancas, Yolanda Sagrero Vargas migra a
Morena, al equipo compacto de Rocío Nahle García, la secretaria de Energía que
le confiere poderes ulteriores y el control de la tesorería municipal.
Hoy es directora de Contabilidad, dueña per
se del presupuesto, del erario.
Y es presidenta del patronato de la
Universidad Politécnica de Coatzacoalcos (UPC), recibiendo dádivas etiquetadas
de “ayuda social”, provenientes —así tenía que ser— de la tesorería donde
ejerce el poder.
Su proyecto se fraguó cuando era subdirectora
de Administración y Finanzas del Instituto Tecnológico Superior de
Coatzacoalcos (ITESCO) hasta que el entonces titular, Arturo Martínez Vera, se
la quitó de encima.
Luego se montó en las argucias de Renato
Tronco Gómez, ex alcalde de Las Choapas, y de una de sus movilizaciones contra
el gobierno de Javier Duarte, al que minicacique le debía su segunda
diputación, toma de carreteras, amenazas y chantaje, surgió el compromiso de
cristalizar la UPC.
Muy ufana, Yolanda Sagrero posaba en esos
días la foto con Tronco y con el entonces secretario de Educación duartista,
Adolfo Mota, y con ellos el equipo promotor, Ángel Arellano y familia,
inscritos en la nomina municipal. Otro caso de nepotismo.
Gracias a Javier Duarte, el ladrón mayor, se
había salido con la suya. Pero del anunció oficial no pasó, soñando con ese
negocio llamado universidad. Y luego se empantanó.
Sirvió el estancamiento del proyecto para
deshacerse de Tronco. Lo excluyó, lo ninguneó y no le cursó invitación al corte
de listón, generando la crítica y airados reclamos de tronquistas como Carmen
Castellanos, en Facebook.
Una vez en el poder, Miguel Ángel Yunes
Linares congeló el proyecto por falta de sustento, por ser una absoluta
contradicción, teniendo ya el ITESCO y el dilema de la falta de mercado laboral
para los egresados.
Fuentes de la Dirección de Educación
Universitaria de la SEV extraoficialmente indagan su estatus legal, la
procedencia de recursos, la existencia de un convenio con el ayuntamiento de
Coatzacoalcos, de los dineros que se le canalizaron sin que se hubiera
explicado por qué.
Una cifra, 300 mil pesos, hacia la UPC, en
los estados financieros de julio de 2018, hicieron sonar las alarmas en el
cabildo local. Aprobados en automático, los gastos municipales incluían la
aportación a la UPC y al ayuntamiento de Tatahuicapan. En ambos casos lo negó
el alcalde Víctor Manuel Carranza Rosaldo. Y ante el abuso de doña Yolanda,
hasta los corifeos serviles se alertaron.
Yazmín Martínez Irigoyen, síndico y quien
posaba sonriente las fotografías en que fue captada cuando el alcalde inauguró
el primer ciclo escolar en la UPC, se indignó, o fingió hacerlo, al observar la
“ayuda social” de 300 mil pesos sin convenio y a espaldas del cabildo.
Otra de ellas, seguidora a ciegas de Rocío
Nahle y aplaudidora y títere del presidente municipal, Eusebia Cortés Pérez,
cuestionó que “¿de dónde agarran tanta lana para estos eventos de la UPC?”.
Obvio de la tesorería municipal, que es responsabilidad de Víctor Carranza y
los hermanos Pintos, el tesorero y el secretario del ayuntamiento.
Lo de Yolanda Sagrero es conflicto de
interés. Es funcionaria municipal y presidenta del patronato pro construcción
de la Universidad Politécnica de Coatzacoalcos. Es juez y parte.
Por sus manos y sus hígados pasan los dineros
y el presupuesto municipal, las entregas, las ayudas y las dádivas. Y su
universidad se beneficia de recursos públicos que el cabildo no autorizó, pero
Yolanda Sagrero permitió se desviaran.
Infringe la fracción V del artículo 2 de la
Ley de Responsabilidad Administrativas para el estado de Veracruz, que cita y
determina cuándo se incurre en conflicto de interés.
“Conflicto de Interés. La posible afectación
del desempeño imparcial y objetivo de las funciones de los servidores públicos
en razón de intereses personales, familiares o de negocios”, dice el precepto
legal.
Sobre Yolanda Sagrero recae el control del
presupuesto y, a la vez, tiene interés personal en la Universidad Politécnica
de Coatzacoalcos. Violación a la ley.
Sin soltar el proyecto de la UPC, se hizo
directora de Contabilidad en la Tesorería Municipal, cobijada en el rollo y la
traición, el trato zalamero, el cultivo del inmenso ego de la secretaria Rocío
Nahle que, como siempre, recluta lo peor entre lo peor. Violación a la ley
Debió atajarla el contralor municipal, José
Luis Ovando Murillo. Y no sólo eso: debió sancionarla, en términos de la
fracción XXVIII del artículo 2 de la misma Ley de Responsabilidad
Administrativa. Y el cabildo, viendo la dualidad de funciones y daño al erario,
ordenar su destitución.
Su mano es mano santa en el harem de la
Cuarta Transformación capítulo Coatzacoalcos. Su mano y su memoria saben, por
ejemplo, de los bonos a ediles y funcionarios municipales, al selecto grupo de
rémoras que navega acoderado al alcalde Víctor Manuel Carranza Rosaldo.
Negados por todos, los bonos fluyen al dream
team del máximo edil, el Comediante Supremo que con desatinos y violaciones
reiteradas a la ley, ha gestado un vacío de poder tan alarmante que hasta los
delincuentes le roban un cajero bancario ubicado en los bajos del palacio
municipal.
Como dueña del presupuesto, Yolanda Sagrero
sostiene una relación simbiótica, de mutuo beneficio, con el tesorero, Mario
Humberto Pintos Guillén, y su hermano Miguel Pintos, la estampa clara del
nepotismo que el alcalde Carranza permite, solapa y estimula al amparo del
vacío de poder. Otro que engaña a López Obrador.
Uno de sus corifeos es José Espinoza Antonio,
hombre clave en la Dirección de Adquisiciones.
Espinoza Antonio —revelan habitantes de la
congregación Villa Allende— acude con Yolanda Sagrero a las instalaciones de lo
que será la Universidad Politécnica de Coatzacoalcos en el ejido Guillermo
Prieto, y ahí le hacen saber qué se requiere, con qué urgencia, de tal calidad.
Y el cabildo en la ignorancia total, esperando saber cuándo se tendrá convenio
con la UPC.
Todo ilegal, no sólo pasan por las manos de
Yolanda Sagrero los recursos para la universidad del Peje López Obrador. Hay
dádivas para el ayuntamiento de Tatahuicapan, que el alcalde Víctor Manuel
Carranza niega pero aparecen en los estados financieros.
Llegaron a cobrar en el ayuntamiento, tanto
iglesias como asociaciones fantasma, escuelas y particulares, incluso la
Asociación de Periodistas de Coatzacoalcos y hasta Rafael Olaf López Blanco,
secretario auxiliar del alcalde Carranza —más allá de los 20 mil pesos que
percibe al mes vía nómina—. Todo loo registran los estados financieros de julio
de 2018.
Yolanda Sagrero es laxa con lo suyo. Y vival.
Pero el abuso es delito.
A todos les pudo consentir pagos, pero el de
la Universidad Politécnica de Coatzacoalcos no.
Algo ruin que siendo directora de
Contabilidad municipal permitiera el desvío de recursos, no autorizados por el
cabildo, a su proyecto universitario, la universidad del Peje.
Así, quiéralo o no, embarró a López Obrador.
Archivo muerto
Viejas cuentas las de Andrés Manuel y Rosario
Robles. Ella y su entonces “novio”, Carlos Ahumada, torpedearon la cruzada
presidencial del Peje en 2004, acortando la distancia en la preferencia
electoral y dos años después el triunfo de López Obrador se esfumó. Ahumada
grabó a René Bejarano, operador de AMLO, mientras le entregaba fajos de dinero
en una donación ilegal: cientos de miles a cambio de contratos. Y una vez
difundido el video en el espacio de Brozo, en Televisa, el sueño terminó.
Rosario reventó a López Obrador. Y hoy se paga la factura. Pillada en la Estafa
Maestra, a su paso por Sedesol federal, y desvíos en la Sedatu del gobierno del
priista Enrique Peña Nieto, enfrenta una acusación por la malversación de 5 mil
millones de pesos y la cárcel. Haga lo que haga, se ampare o no, Rosario Robles
terminó en prisión. Sea por la Estafa Maestra, que se valió de aportaciones del
erario federal a universidades de México y que luego fueron a dar a manos de
priistas, sea una vendetta política, López Obrador, vía la Fiscalía General de
la República, la tiene en sus manos. Es la presa del sexenio, la Elba Esther
del peñanietismo, La Quina de Salinas de Gortari, el Raúl Salinas de Zedillo.
Rosario Robles le paga al presidente López Obrador aquella jugada que lo
desplomó en la preferencia electoral y lo llevó hasta un empate en la votación
y el robo-triunfo de Felipe Calderón, en 2006. En política, la venganza es un
postre que se disfruta frío. ¿Qué sigue? Obligado por los alcances del caso,
que José Antonio Meade hubiera estado enterado de los desvíos, de la
información que llegó al escritorio de Enrique Peña Nieto, lo menos que puede
hacer, a lo que está políticamente comprometido Andrés Manuel es a llevar al ex
presidente a prisión. Nunca antes un escenario así: su enemiga más encarnizada
acusada del desvío de 5 mil millones de pesos y en la cárcel, sujeta a juicio,
todo el proceso en prisión preventiva, cocinándole más denuncias, y su jefe,
EPN, en la antesala de ser implicado. Si no lo encierra López Obrador es que el
Pacto de Impunidad existe… A paso lento se colapsa el PAN. Y reviven odios y
rencores, la lucha encarnizada que opaca, socava, pulveriza la unidad que fue
su activo central para alcanzar el poder. Rotas las alianzas, aquellos que
comían y bebían en el mismo tazón hoy se impugnan, embisten, hallan el pecado
que antes fue virtud. Tardíamente reaccionan los Yunes al bloque opositor —las
huestes del Chapito Guzmán Avilés, los Rementería y la el grupo de Enrique
Cambranis— que hoy reclama todo el poder. Van por la presidencia del PAN
estatal, tras la anulación de un proceso en que metió la mano Cuitláhuac
García, el gobernador de extracción morenista, y por el control de la fracción
parlamentaria del PAN en el Congreso de Veracruz. Y a partir de ahí, todas las
candidaturas de 2021, sean las diputaciones federal y local y las alcaldías.
Rotas las alianzas, los Rementería ahora en el proyecto de Joaquín Guzmán
Avilés, reaparecen los Yunes azules, en respaldo a su alfil, José de Jesús
Mancha Alarcón, que intentará la reelección al frente del comité estatal. Nada
se deben ya Julen Rementería y Miguel Ángel Yunes Linares, ni los juniors de
uno y otro, ni sus grupos. Así se deshicieron los Yunes de otros aliados,
dentro y fuera del PAN, entre grupos sociales, con desprecio y con desdén,
cortando amarras y soltando velas, como si sus antiguos aliados no tuvieran
cómo andar. Hay panistas que filtran que si el PAN le negara la candidatura a
Chiquiyunes para contender por la gubernatura en 2024, Miguel Ángel Yunes
Márquez se iría por la libre, sabiendo que Morena está en plena descomposición
y el ejercicio del poder de Cuitláhuac ha sido un desastre total. Y el PRI,
fuera de Pepe Yunes, no tiene con quién enfrentar la elección a gobernador. A
riesgo, también, de partir al PAN y a un amplio sector del electorado de
Veracruz… ¿Cuáles son esos dos municipios del sur a los que el área financiera
del gobierno de Veracruz les aplicó un mayúsculo “moche” sobre sus
participaciones federales? Uno ya recibió su cheque y hasta festejó el
“rescate” de los dineros robados por Javier Duarte; el otro caso se atoró
cuando una parte de los ediles se opuso a la trastada del equipo de Cuitláhuac
García de retenerles no el 10 por ciento sino el 30 por ciento. Y Andrés Manuel
López Obrador diciendo que Duarte y Yunes fueron gobernadores corruptos. Y el
Cuit de Morena resultó descarado y peor. Hay nombres de funcionarios
implicados, una de ellas, la que decía que que no había problema “porque todos
somos Morena”; hay hora y lugar de las reuniones; hay una grabación como la que
le fabricaron a Eva Cadena Sandoval, sólo que ahora es de acá para allá. El
moche plenamente documentado. ¿Cómo era? “No robar, no mentir, no traicionar al
pueblo”. Y todos a reír… Entre peluches, la playmate de Sergio Guzmán resalta
su desnudez. Dirían los psicólogos del sexo que la imagen gráfica es
sensualidad plena, seguridad férrea, cero inhibición. Posa la playmate
hidrómila con la mirada en la lente, suelta la cabellera negra, ni un
centímetro de ropa sobre su piel. Ardiente la imagen, le quema las manos al
alcalde de Agua Dulce que ya se ve, que ya se cree en el Congreso federal.
Aquel día la chica no imaginaba ser funcionaria municipal. Hoy ya lo es… ¿Quién
es ese empresario de dudosa fortuna, cuyo origen se finca en la compra de
tráileres robados, mercancía hurtada, unidades desguasadas para borrar la
evidencia? Pista 1: hará algunos años solía convivir con los “lavadores” del
Hummer, temible zeta hoy en prisión, en las playas de Veracruz. Pista 2: un día
levantaron a su hombre de confianza y entendió el mensaje. Pista 3: no se mide
para expresar su desdén, su repulsa a la prensa. Pista 4: en plena crisis, abre
más sucursales de su cuestionada empresa. ¿Quién es?…
https://mussiocardenas.com/informe-rojo/115606/yolanda-sagrero-desvios-hacia-la-universidad-del-peje