José Miguel Cobián | 02 octubre de 2019
Tribuna Libre.- Esa cantidad de dinero es lo que representa
dejar de crecer al 2.5% para crecer al 0% en la economía nacional. Es la destrucción de riqueza mexicana que
políticas económicas equivocadas e ideologizadas, han generado. No sólo políticas equivocadas, sino
funcionarios incompetentes o incapaces, -que no es lo mismo-. Un funcionario incapaz es quien no está
capacitado para un puesto, un funcionario incompetente es aquél que teniendo la
capacidad y conocimiento, no los aplica la manera adecuada en su toma de
decisiones.
Las lecciones de economía que seguramente
serán parte de libros de texto en el futuro, como el mejor ejemplo de lo que
NO se debe de hacer, están siendo
generadas día con día por el gobierno actual.
Esto no quiere decir que los gobiernos anteriores fueran una lumbrera, la
gran diferencia es que hoy hay cierta preocupación por el bienestar de los
gobernados, aunque para variar, también mal resuelta, y la economía está
paralizada.
Todo inicia cuando el gobierno desconoce que
el crecimiento económico es multifactorial, siendo uno de los aspectos más
importantes, la seguridad jurídica y la confianza en que un gobierno toma las
decisiones correctas en el momento correcto.
Esto los lleva a cancelar la construcción –ya avanzada- de un aeropuerto
de primer mundo, mediante absurdos como una consulta amañada, o acusaciones
infundadas de corrupción (hoy no demostrada), que llevan a concluir que
únicamente la voluntad del presidente es la que decide proyectos tan
importantes de infraestructura y desarrollo como lo era ese aeropuerto, el cual
esperamos que el próximo sexenio reanude su construcción, por el bien de
México. Lo peor es cuando se sustituye por
ideas no aprobadas por técnicos y expertos, como la creación de un sistema
aeroportuario que incluye a Santa Lucía, lo cual no es viable desde el punto de
vista aeronáutico, ni benéfico desde el punto de vista de conectividad o
economía de tiempo y dinero del viajero.
Con estas decisiones el nuevo gobierno se muestra autoritario, e
ignorante en su toma de decisiones. El daño económico de esta decisión es
incalculable, aunque de entrada al país le cuesta más de 270 mil millones de
pesos.
La segunda gran lección es la de parar la
distribución de gasolinas. El mundo sabe
que se debió a falta de planeación en las compras al exterior. El gobierno miente de manera descarada para
conservar el apoyo popular, y afirma que es para acabar con el robo de
hidrocarburos, lo cual hoy se ha demostrado que es falso, pues las propias
cifras de PEMEX no muestran un aumento significativo en la venta de gasolina y
diesel legales, sin que se haya contraído la demanda de estos
combustibles. La imagen del gobierno
mexicano se deteriora aún más, por la falta de seriedad, y sobre todo por el
ridículo que representa enviar a varios secretarios de estado de compras a
Estados Unidos para adquirir pipas que en su número total a la fecha nadie ha
visto.
La tercera gran lección, es la falta de
planeación en la adquisición de medicinas para enfermedades muy serias, por
parte del sector salud, y la absoluta incapacidad del gobierno para enfrentar y
prevenir pandemias, como la que hoy sufre medio país con la presencia de
Dengue. Un país que es incapaz de
continuar con la adquisición puntual de medicinas y que hoy busca chivos
expiatorios en la iniciativa privada, en lugar de sancionar a los malos
funcionarios no inspira confianza para nadie.
Niños y adultos murieron, otros tantos enfermaron o su situación se
tornó más grave, por la incompetencia de los funcionarios del nuevo gobierno,
que además gasta una fortuna para convencer a la población de que el problema
no es auto generado, cuando quienes saben y conocen, perciben que ni las
medicinas, ni las medidas preventivas y adquisición de insecticidas que no
dañen a las abejas como el PBI se adquirieron y aplicaron en tiempo. En mucho por razones de ideología, ya que
quienes llegan a puestos de poder no comprenden como funciona el mundo y siguen
en la idea de que la IP es enemiga de México, cuando es el único motor que saca
gente de la pobreza y genera bienestar.
No obstante haber cometido graves errores en
el abasto de gasolinas, el gobierno toma la mala decisión de rechazar la puesta
en marcha de los gasoductos que ya estaban listos para abastecer de gas natural
al país. El costo de esta decisión es
incalculable, pues no sólo incluye el que el gobierno cediera meses después con
tratos desventajosos para el país por su mayor costo, sino que también generó
apagones en una cuarta parte del territorio nacional, con las pérdidas
económicas brutales que ello implica, y además de ello, redujo en un 30% el
abasto de gas a las industrias mexicanas por varios meses, generando desde el
propio gobierno, pérdidas económicas y de empleos. Las empresas redujeron su producción y
empleo en proporciones similares al 30% de desabasto de gas.
La última gran lección es la de generar un
sub ejercicio del gasto público, conocido a la fecha de elaboración de este
análisis, de 232 mil millones de pesos.
La ignorancia de los nuevos funcionarios les hace creer que dejar de
realizar gasto público implica ahorro.
El presupuesto público por ley se debe de gastar en lo que se estableció
en el presupuesto de egresos de la federación, estados y municipios. No gastarlo implica privar a la población de
satisfactores, infraestructura, bienes y servicios públicos… pero eso, no lo
sabían los integrantes del nuevo gobierno.
Cualquier estudiante de primer grado de
economía, sabe que la industria de la construcción representa en México el 1%
del PIB, y conoce que el efecto multiplicador en toda la economía es del orden
de 7 a 1, es decir, por cada peso que se invierte en construcción, circulan 7
pesos en otras actividades económicas relacionadas o no con esta
industria. Pues iniciando el nuevo
gobierno, se paralizó la industria de la construcción, destruyendo sesenta mil
empleos formales y más de medio millón de empleos temporales, sobre todo en el
sector más débil del eslabón en la cadena productiva de la industria: el de los
albañiles.
Con todos los errores cometidos, el sólo
hecho de no haber frenado a la construcción nos tendría creciendo al 1% en
lugar de al 0%. Tan sencillo de leer y
tan difícil de entender.
Aquéllos que piensan mal y aciertan, piensan
que: Se suspende el aeropuerto de
Texcoco porque los moches ya se habían entregado, y no había para el nuevo
gobierno los contratos ya estaban asignados y empresas como las de Riobóo o
Tres hermanos no tenían una tajada lo suficientemente grande. Se suspende la compra de gas, porque los
acuerdos de los gasoductos fueron otorgados por la administración anterior y no
hubo moches para la actual. La compra de
gasolinas al exterior se suspendió porque no hubo moches para los actuales
administradores. La industria de la
construcción se suspendió porque no había moches por las licencias ya
otorgadas.
El problema es que en muchos casos no hubo
moches jamás. Quienes llegaron pensaron
que en todo había corrupción y quisieron su parte (conforme a esta
teoría). El tiempo les demostró que no
había moches, o les permitió obtener esos moches, todo sin importar haber
tenido al país de rehén.
Si lo anterior es falso, llegaron
incompetentes a puestos a los que jamás debían de haber llegado… Si lo anterior
es cierto, llegaron corruptos como siempre los ha habido en el gobierno de
México.
De cualquier manera México perdió 650 mil
millones de pesos en 2019, sólo por malas decisiones del gobierno actual. Esta cifra representa el 2.5% de crecimiento
del PIB que no se tuvo en 2019.