Ciudad de México | 02 octubre de 2019
Tribuna Libre.- La matanza de jóvenes en la Plaza de las Tres
Culturas cumple 51 años este martes. Aquí hacemos un resumen de los hechos que
llevaron a la conocida consigna “¡2 de octubre no se olvida!”.
México conmemora este miércoles 51 años de la
matanza de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, considerada la peor
masacre estudiantil en la historia del país y cometida por el propio gobierno
federal.
El 2 de octubre de 1968 —según los recuentos
de la época—, fuerzas de seguridad dispararon y actuaron contra cientos de
jóvenes reunidos en el lugar para manifestarse contra otras acciones de las
autoridades, lo que derivó en decenas de muertes.
Las cifras varían: mientras algunas versiones
hablan de 25 víctimas mortales, otras ubican el total por encima de las 300
personas. Apenas este fin de semana, el diario El Universal publicó una
investigación de Susana Zavala, académica de la UNAM, quien refiere que de
julio a diciembre de ese año hubo 78 muertos y 31 desaparecidos.
A 51 años de aquellos hechos, presentamos
momentos clave de la historia del movimiento que dio vida a la consigna “¡2 de
octubre no se olvida!”.
1. El conflicto inició el 22 de julio de
1968, cuando fuerzas de seguridad intervinieron en un enfrentamiento entre
estudiantes de preparatoria. Hubo varios detenidos, los uniformados tomaron la
Vocacional 5 y se registró uso excesivo de la fuerza contra los jóvenes.
2. Días después, del 26 al 29 de julio,
varias escuelas entraron en paro de labores y estudiantes del IPN convocaron a
una marcha para protestar contra la reacción de las autoridades y exigir más
democracia; a la marcha se sumaron alumnos de la UNAM y de la Universidad
Chapingo. Y una vez más, el gobierno mandó policías para controlar a los
manifestantes.
3. Para ese momento, México se preparaba para
ser sede de los Juegos Olímpicos —que se celebraron del 12 al 27 de octubre—,
por lo que al gobierno del priista Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) le preocupaba
que un conflicto estudiantil dañara la imagen del país.
4. Para entonces ya también había surgido el
Consejo Nacional de Huelga (CNH), conformado por estudiantes de la UNAM, del
IPN y de otras universidades. Posteriormente se sumaron profesores, padres de
familia, activistas políticos, intelectuales, obreros y ciudadanos, quienes
consideraban que las autoridades limitaban la libertad de expresión y acción de
la sociedad.
Entre las demandas concretas estaba la
destitución de jefes de policía, la desaparición de grupos de choque y la
eliminación del delito de “disolución social”, con el que se justificaban
detenciones arbitrarias.
5. El 27 de agosto, estudiantes que
protestaban en el Zócalo capitalino decidieron bajar la bandera nacional y
colocar una pequeña bandera rojinegra. Para la madrugada del día 28, tanques
del Ejército salieron de Palacio Nacional para dispersar a los manifestantes.
6. El 13 de septiembre, cientos de estudiantes
marcharon por la Ciudad de México con pañuelos en la boca como un mensaje para
que la policía no pusiera de pretexto la provocación de los manifestantes para
reprimirlos. El acto fue nombrado “La marcha del silencio”.
7. El 18 de septiembre, elementos del
Ejército tomaron Ciudad Universitaria, el principal campus de la UNAM. Según un
recuento de la revista Nexos , las autoridades justificaron la decisión con el
argumento de que había edificios “ocupados ilegalmente por grupos
extrauniversitarios ajenos a fines académicos”. Los militares también tomaron
instalaciones del IPN.
8. La Cámara de Diputados, entonces dirigida
por Luis Farías, había acusado al rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, de
dirigir el movimiento estudiantil contra el gobierno. Barros Sierra presentó su
renuncia, pero no fue aceptada; el 25 de septiembre, la Junta de Gobierno de la
UNAM le pidió expresamente permanecer al frente de la universidad.
9. Para el 2 de octubre se convocó a un mitin
en la Plaza de las Tres Culturas. Cientos de estudiantes se dieron cita en
Tlatelolco. Mientras esto ocurría, el Ejército vigilaba que no hubieran
disturbios.
Cerca de las seis de la tarde, casi
finalizado el acto, un helicóptero sobrevoló la plaza y disparó luces de
bengala, lo que se ha interpretado como señal para que los francotiradores del
Batallón Olimpia ubicados en el edificio Chihuahua abrieran fuego en contra de
los manifestantes.
Entonces comenzaron los intentos de los
jóvenes por huir y la confusión. Distintos testimonios señalan que algunos
vecinos abrieron las puertas de sus departamentos para resguardar a los
muchachos, aunque los militares iniciaron cateos y detenciones que se
prolongaron hasta las primeras horas del 3 de octubre. El número de víctimas
sigue sin estar claro, al igual que el de heridos y detenidos. Algunas
estimaciones señalan que hubo 700 lesionados y más de 5,000 aprehendidos.
10. En los días siguientes, mientras
diferentes autoridades intentaban justificar la actuación militar, bajo
argumentos como que había estudiantes armados, también se registraron protestas
hacia el gobierno. El escritor Octavio Paz, por ejemplo, renunció a la embajada
de México en India.
A la par, algunos líderes estudiantiles
mantuvieron contacto con representantes del gobierno y, según el recuento de
Nexos, informaron a sus compañeros que el Ejecutivo tenía intención de cerrar
las instituciones públicas de educación superior.
11. El sábado 12 de octubre, el presidente
Díaz Ordaz inauguró los Juegos Olímpicos. En ese momento, un grupo de
manifestantes lanzó sobre el palco presidencial un papalote de color negro en
forma de paloma, en repudio por la matanza del 2 de octubre. En noviembre se
realizó un acto luctuoso en honor a las víctimas y, para el 4 de diciembre, los
estudiantes regresaron a clases.
12. A partir de entonces, lo ocurrido el 2 de
octubre se convirtió en un hecho emblemático del México de segunda mitad del
siglo XX, en un tema que unió a diversos opositores al gobierno, y en punto de
partida de las reformas políticas que eliminaron el delito de “disolución
social”, abrieron el régimen a la pluralidad y, a la larga, permitieron más
participación social en la vida pública.