José Miguel Cobián | 02 noviembre de 2019
Tribuna
Libre.-Hola
Córdoba. Sabes, tenía yo amigos que
venían a comer desde la ciudad de México al restaurant Diaz, nada más porque
consideraban que ningún restaurant de allá le llegaba. Se quedaban una noche, para regresar temprano al día siguiente. Hoy ya no lo hacen. Consideran el viaje se ha vuelto demasiado
peligros.
Uno de los ingresos más importantes para tus
hoteles ha sido el viajero de negocios, y resulta que ahora, vienen mucho menos
que antes, no sólo por tu declinación económica, sino también por el riesgo que
representa viajar de dónde sea para venir a visitar a sus clientes.
El colmo es que incluso las fleteras te piden
que consideres uno o dos días más ya sea para que se reciba tu mercancía o para
que llegue a la ciudad, ya que tienen como regla no viajar después de que
oscurece, por lo menos en el tramo de Puebla a Córdoba y viceversa.
¿A dónde quiero llegar con todo esto? Pues a que la situación económica es grave, y
todavía tienes un problema con los accesos por la inseguridad. Y no sólo los clientes del Diaz, también
amigos que amaban venir a comer a las crepas, otros que adoraban el clima y el
ambiente de la ciudad. Y los agentes viajeros…
Todos sabemos que la carretera, tanto la
federal de Tehuacán como la autopista son peligrosas, pero lo que resulta
impactante, es que el gobierno estatal y federal lo saben también. Los
diputados federales y senadores lo saben, al igual que los diputados locales y
sobre todo, los alcaldes de la región.
Y…. ¿qué crees?…. Pues que no
pasa nada. A nadie le importa, salvo que
algunos les importe y se dediquen a jugar el muy mexicano juego del Tío Lolo.
Desde 2014, en las reuniones de seguridad
discutíamos airadamente sobre la seguridad en ese tramo carretero, ¡El más
importante del país!. Desde que
Calderón gobernaba era peligroso, se puso más peligroso durante el gobierno de
Peña y con López está peor.
Entiendo que a los funcionarios les resulte
cómodo desentenderse del asunto. A algunos simplemente los ignoran las instancias
federales que debieran tomar cartas en el asunto. Otros simplemente no tienen capacidad para
enfrentar el problema y quizá también hay otros, que ven como excelente negocio
el estar recibiendo cuotas de los asaltantes a todo lo largo de la zona carretera.
Deduzco lo anterior, porque resulta increíble
que después de 8 o 10 años, en lugar de verse más cercana la solución ahora se
ve más lejana. Cada día están peor los
asaltos en carreteras, como si viviéramos en los tiempos de los bandidos de Río
Frío. Y eso, nos afecta a todos, porque
afecta al comercio, los servicios, y el desarrollo económico de la zona.
Llevamos varios años en la zona centro en que
la economía en lugar de crecer, decrece.
Somos el contrapeso para las zonas que crecen al 4 y 6% anual, cuando se
promedian con zonas como la nuestra, el crecimiento en general acaba siendo de
cero por ciento. Pero tenemos que entender que no es igual en todo el
país. Así que ni siquiera el ¨mal de
muchos, consuelo de… ¨, nos sirve, pues muchos crecen cuando nosotros nos
achicamos.
Si bien, son las autoridades las que deben de
resolver el problema de la inseguridad, pues para eso pagamos impuestos, y
tienen un deber legal y constitucional en cuanto a respetar y a HACER RESPETAR
las leyes, también los ciudadanos tenemos mucha culpa.
Los líderes de las organizaciones civiles, ya
sean de gremio, de sindicatos, o incluso clubes sociales, cuya finalidad no es
pensar en la inseguridad, están muy ocupados en sus asuntos, y algunos hasta en
quedar bien con los gobiernos en turno, en lugar de comenzar a exigir
seguridad, a nivel local, regional y a lo largo de las carreteras que comunican
la zona centro del estado con el resto del país. Nadie, salvo AMOTAC exige nada. Ni a sus propias autoridades locales para que
ellos presiones, ni a los representantes federales, ni a nadie.
Tal parece que aquéllos aguerridos cordobeses
pasaron a la historia. Hoy el
veracruzano promedio posee la misma pasividad que los bovinos. Observa detalladamente cómo poco a poco se
deteriora su entorno y su economía, sin tomar la mínima decisión para
cambiarlo.
El problema más grave que sufrimos como país
es la impunidad. Mientras quien comete un delito no sea castigado, recibirá un
estímulo para continuar delinquiendo, y no sólo eso, sino también para elevar
la peligrosidad de los delitos que comete, pues sabedor de que haga lo que haga
no pasa nada, se vuelve cada vez más peligroso para la sociedad.
Dos son los problemas más graves que padece
la ciudad, mas allá de las epidemias que ha sufrido últimamente. La inseguridad y el decrecimiento
económico. Esto es algo que amas de
casa, estudiantes, obreros, trabajadores, comerciantes en pequeño, medianos y
grandes, industriales pequeños, medianos y grandes, trabajadores agrícolas,
campesinos y en general toda la sociedad percibe. Y es bueno, porque saber de la existencia de
un problema y reconocerlo, ya es un primer paso. Pero… no podemos quedarnos
allí, tenemos que buscar cómo sociedad, como cordobeses, una solución más allá
de una reunión aquí, un cafecito allá, comentarios y quejas en redes sociales,
y nada más.
Incluso, hay una aeropista en la ciudad. Tiene problemas legales. Desconozco quién
tenga la razón, pero sin conocer el asunto a fondo, me parece que lo más lógico
es cumplir con todos y cada uno de los requisitos necesarios para que pueda
funcionar. Si es necesario instalar un
radar, pues que se instale, si hace falta ampliar la pista, que se amplíe, en
fin. Lo que no podemos hacer, es seguir como estamos, incomunicados por todos
lados. Se entiende que no llega gran
turismo por aire, más bien es para consumo regional, pero aún así, todo tiene
que funcionar correctamente y de acuerdo a la ley.
Entre tantas cosas que Córdoba necesita para
iniciar su recuperación y rescate, la seguridad es primordial, pero no sólo la
seguridad en la ciudad, que es mínima porque el mando único hace lo que puede,
pero no cuenta con los efectivos suficientes. Requiere de una policía municipal
equipada y capacitada, y también que se vigile a la fiscalía para que ya no
integre de manera incorrecta las carpetas, y luego vigilar que los jueces
cumplan su función sin perder la objetividad en sus decisiones.
Por cierto, hay un área de oportunidad para
los diputados locales, reformando la forma en que trabaja la policía y la
fiscalía, separando el área de investigación de delitos, de la integración de
las carpetas de investigación, así como se hace en países civilizados. Así el fiscal no aceptaría casos que no
estuvieran bien integrados por parte de una policía especializada en
investigación, pero independiente de la fiscalía.
Claro, para todo eso se requiere de carácter
y determinación. De organización y de valor para dar la cara, así como de
recursos, reasignados a nivel municipal para seguridad pero no comprando torres
elevables, sino contratando personal. A nivel estatal multiplicando por cuatro
cuanto menos el presupuesto de la fiscalía y del poder judicial, y promoviendo
leyes que permitan la vigilancia y el control y participación ciudadana de
manera obligatoria.
Mientras tanto a seguir esperando que tú,
Córdoba, abras tus ojitos y comprendas todo el potencial que tienes por
delante.