* “La
Jefa”, prima incómoda de Verónica Hernández
* Una en el secuestro, la otra en la Fiscalía * Y Cuitláhuac en el disfrute * Como en los tiempos de Duarte * Mónica Robles, refutada por la
Arquidiócesis de Xalapa * Van dos: falsa
agresión a Mussio en su hogar * Federico
Lagunes indagando mi dirección *
Arkitektur va sobre Los Almendros
Mussio Cárdenas Arellano | 30 enero de 2020
Tribuna
Libre.- Aferrado al desastre,
Cuitláhuac no deja de cobijar a su fiscal carnala, Verónica Hernández Giadáns,
prima de “La Jefa”, Guadalupe Hernández Hervis, con tufo a zeta, imputada por
secuestro y otras linduras más.
Mete las manos al fuego en que se consume la
encargada de la Fiscalía de Veracruz, tras detonar el escándalo por su
parentesco con la mujer a quien la SEIDO —Subprocuraduría Especializada en
Investigación de Delincuencia Organizada— ubicó hará dos años como “segunda en
mando” en la plaza jefaturada por el tristemente célebre Hernán Martínez
Zavaleta, alias “Comandante H”, cabeza de la organización zeta en el sur de la
entidad.
Su defensa es demencial. Cuitláhuac García
acude al fuego y se inmola en él. Esgrime los “resultados” de Verónica
Hernández en una fiscalía que arrebató a Jorge Winckler Ortiz, vía un golpe
artero del grupo morenista en la Comisión Permanente del Congreso de Veracruz,
que violó la ley, que se arrogó atribuciones sin sustento legal.
Pero sus “resultados” son paja, aprehensiones
a mansalva, unas con fundamento, otras violatorias de la ley, acusando
inclusive a ciudadanos por delitos que en casos diversos no se sostienen en el
proceso penal.
Su argumento, pues, es torpe. Frente a los
“resultados” se erige el vínculo entre la fiscal Verónica y su prima “La Jefa”,
apodada así en fichas emitidas por la SEIDO, que cuestionan si la encargada de
la Fiscalía de Veracruz ocultó en sus exámenes de control y confianza el
parentesco con Guadalupe Hernández, acusada por secuestro.
De “La Jefa”, segunda en el mando de Los
Zetas en el sur de Veracruz, se supo en tres ocasiones: cuando la SEIDO reveló
la existencia de charlas, contacto y condición de informante del secretario de
Seguridad Pública en el gobierno yunista azul, Jaime Téllez Marié, de la que
tenía conocimiento la Agencia de Investigación de la Procuraduría General de la
República; la revelación del parentesco entre la fiscal y Guadalupe Hernández
por una pesquisa periodística de la columnista Claudia Guerrero, y la aceptación
de esa familiaridad —primas hermanas— al comparecer Verónica Hernández ante el
Congreso de Veracruz.
A partir de ahí, el reino zeta volvió a
escena. Como en los tiempos de Fidel Herrera y Javier Duarte.
Semanas después, el gobernador de la 4T en
Veracruz tiende su manto sobre la prima de “La Jefa”, cabecilla de células
dedicadas al secuestro, según reportes del aparato judicial.
Nebuloso, sin embargo, el rango de Guadalupe
Hernández Hervis. Un tema es ser operadora del secuestro y otra ser segunda en
el mando entre los zetas del sur de Veracruz.
Hasta el episodio con Téllez Marié, a “La
Jefa” sólo se le imputaba una relación sentimental con Juan Adiel García
Lezama, El Tegogol, un ex policía ministerial estatal, radicado en San Andrés
Tuxtla, él sí cercanísimo al “Comandante H”. Y las sospechas de su
participación en secuestros.
A Guadalupe Hernández Hervis se le veía
esporádicamente en reuniones del primer círculo zeta, siempre junto a Juan
Adiel. Su cercanía, registrada en fotografías. Ella sonriendo sin reparo, él
mirando a la lente al tiempo que su brazo la cobija.
Hernán Martínez Zavaleta, su líder, alcanzó
la cumbre zeta tras el paso de otros matones de fama sangrienta: Erick David
López Hernández y Braulio Arellano Domínguez, apodado “El Gonzo”, y un sicario
y enlace con entes políticos que respondía al apelativo del “Kalusha”, muertos
todos cuando ya habían dejado Coatzacoalcos.
Junto al H figuraban tres mandos más: José
Giraldo García Carmenate, “El Cubano”, presuntamente superior en jerarquía, y
Julio César Rodríguez Briones, alias “El Moto” o “El Caballero”, ejecutado tras
desatarse una revuelta en la banda por el control de la plaza.
“El Cubano” se halla sujeto a proceso penal;
“El Caballero”, bajo tierra. A Carmenate lo pescaron en Cancún y lo trasladaron
a la Ciudad de México. Al Rodríguez Briones le hicieron ajuste de cuentas luego
que desatara una oleada de secuestros, muerte, zozobra y un intento por deponer
al H. Citado a una reunión en Villahermosa, capital de Tabasco, ya no se le
volvió a ver con vida.
Y nunca, ninguna ficha policíaca, ningún
esquema de la organización zeta había mostrado a Guadalupe Hernández Hervis
como “número dos”. Era una pieza de las células dedicadas al secuestro y novia
de Juan Adiel.
Guadalupe Hernández Hervis no cayó en prisión
por operativos policíacos ni delaciones. Una visita al penal en que se hallaba
recluido Juan Adiel García Lezama sirvió para no dejarla salir.
Ya ahí, tras las rejas, promovió amparos. Y
su liberación se dio a la par que su prima Verónica Hernández protagonizaba
diversos sainetes y se encumbraba de la mano del gobernador Cuitláhuac García,
de Erick Cisneros, de quien fue directora jurídica en la Secretaría de
Gobierno.
Dos días tenía la fiscal carnala del
gobernador balconeándose en redes cuando a “La Jefa” le sonrió la ley. Un
amparo tumbó uno de sus juicios. Otras dos imputaciones siguen pendientes y la
Fiscalía de la prima Verónica sin actuar.
La impunidad va de la mano del cinismo. “La
Jefa” es la nueva intocable en el régimen de la Cuarta Transformación y la
fiscal Verónica Hernández, su prima, es convidada de piedra en el sainete de la
restauración del santuario zeta.
Rafagueado por el Sistema Estatal
Anticorrupción, que preside Emilio Cárdenas Escobosa, por diputados yunistas
azules y el PRD, que demandan la separación de Verónica Hernández de la
Fiscalía de Veracruz, Cuitláhuac García sostiene con las uñas a su engendro
legal.
Con Fidel Herrera llegaron Los Zetas a
Veracruz. Con Javier Duarte permanecieron y aún enfrentan al Cártel Jalisco
Nueva Generación. Con Cuitláhuac García se mantiene la impunidad zeta.
Sus capos son acuerpados por el aparato de
poder y se mimetizan con el jet set. Hacen vida social mientras despliegan su
maquinaria criminal.
Así ocurría con el Comandante H, ícono del
priismo, cuate del yunismo azul, con un fiscal que le concedió hasta la
dispensa de la necropsia de su lugarteniente, amigo de navales y policías a los
que solía pagarle la cuenta en restaurantes. Así llegó a sentirse primera autoridad.
Jefe de “La Jefa”, Hernán Martínez Zavaleta
celebró, por ejemplo, sus bodas de oro en el Centro de Convenciones de
Coatzacoalcos y las reseñas sociales causaron asombro en la sociedad.
Tentó a empresarios, alcaldes, líderes
políticos. A los hermanos Chagra —Roberto y José Antonio—, los preferidos del
fidelismo, les rentó pisos en un edificio para instalar ahí un gimnasio de
lujo, el Golden Bull Fitness, apadrinado por la ex campeona mundial de boxeo,
Mariana “La Barbie” Juárez.
Y en otro negocio de Beto Chagra, el
restaurant Port House, el Comandante H solía charlar con la prima del
propietario, Genoveva Chagra, su propagandista que solía subir fotos a redes
sociales en que era visto rodeado de matones.
Otra célebre anécdota de sus incursiones públicas
ocurrió en el municipio de Cosoleacaque. Ahí se congregó un sector del panismo
del sur de Veracruz. Y ahí compartió la mesa principal con el hoy alcalde de
Veracruz, Fernando Yunes Márquez, hijo del entonces gobernador electo, Miguel
Ángel Yunes Linares, que meses después lo envió a prisión.
Hernán es de los capos que se mueven al
amparo del poder. “La Jefa” nunca tuvo ese nivel. Su fama aún no detonaba. Fue
meses después, tras la aprehensión del Comandante H por el crimen de un
taxista, su esposa y sus cuatro hijos de 3, 4, 5 y 6 años, y que se le
imputaran cargos por secuestro y delincuencia organizada, que Guadalupe
Hernández alcanzó notoriedad.
Hoy, el clímax se da en la relación familiar
con la fiscal Verónica Hernández Giadáns, su prima, una bomba periodística
detonada por la periodista Claudia Guerrero Martínez en su columna Entre lo
Utópico y lo Verdadero, evidenciando el conflicto de interés, el tufo a
complicidad, el rastro de la corrupción.
Otros comunicadores como Ignacio Carvajal
acreditaron que “La Jefa” libró una de sus denuncias apenas llegó la fiscal al
cargo, luego de dejarse ver en fotografías con la secretaria de Gobernación,
Olga Sánchez Cordero, y el fiscal general de la República, Alejandro Gertz
Manero.
“La Jefa” erosiona a la fiscal carnala del
gobernador. No se ejecutan acciones en su contra. No se aplica la ley. Su
imagen se liga a la prima Verónica. Su impunidad se nutre de la desfachatez del
preferido de López Obrador.
Guadalupe y Verónica, las primas incómodas;
una zeta, la otra fiscal; una intocable, la otra sin ímpetu para aplicar la
ley.
La fiscal huele a zeta y Cuitláhuac disfruta
el aroma.
Archivo muerto
Políticamente, Mónica Robles es un desastre.
Sus foros sobre matrimonio igualitario tienen dos aristas: los que revientan
por las protestas de la banda conservadora y los que sirven de escenario a las
focas aplaudidoras de la diputada Succión. Coatzacoalcos nunca le ha venido
bien a Mónica Robles de Hillman. Ahora peor por el foro en que el repudio a su
proyecto de reforma al Código Civil y a sí misma —“no nos representas”, le
gritaban— fue brutal. Días después fue cancelado el foro programado para Boca
del Río. Antes había reventado el de Córdoba. Y ya convencida de su
impopularidad y que vender los matrimonios gay es algo más que el mayoriteo en
el Congreso de Veracruz, se fue por la ruta fácil: un foro entre cuates. Al la
sede del Congreso de Veracruz convocó a grupos afines. Hubo puertas cerradas a
los opositores al proyecto. Y suscitó otra felpa. Mónica Robles rodeada de sus
focas y afuera del recinto, excluidos de la reunión, los defensores del
matrimonio tradicional, destrozándola. Y si algo le faltaba era la posición
radical de la Iglesia católica. Ahí se agravó el tema. El arzobispado de Xalapa
la confronta: “El espacio fue llenado con aplaudidores previamente
seleccionados”, “No existe el mal llamado ‘matrimonio igualitario’, es sólo una
ficción jurídica”, “Es mentira que la diputada promueva la inclusión, el
encuentro, el diálogo y la no discriminación”. “No se hubiese cerrado las
puertas a los ciudadanos, dejándolos afuera en la calle y blindándose con
fuerzas de seguridad”. “Se esperaba tal vez que Xalapa coronara una gira
triunfal… en realidad fue un fracaso más. El foro sólo evidenció las intenciones
y las estrategias de la diputada”. Y el clero le augura una batalla más
encarnizada aún… Segunda amenaza. Domingo 19, a eso de las 21:55 horas se
difunde en redes sociales un supuesto reporte de agresión a este columnista y
mi esposa. “Tarjeta informativa: para Subfiscal Zona Sur. Siendo las 6:50 de la
tarde de hoy domingo se recibió una llamada de auxilio al 911 de parte del
señor Mussio Cárdenas Arellano, quien se identificó con periodista. Cita el
señor Mussio que a su casa llegaron cuando menos 4 sujetos, quienes luego de
tirar la puerta de su vivienda, se dedicaron a saquearla. Reporto el
comunicador que él junto con su esposa fueron amarrados, golpeados y amenazados
por los delincuentes. Al lugar se presentó una unidad de la cruz roja quienes
brindaron los primeros auxilios. Reporta. Cabo de guardia. V.L.M.”. El mensaje
cita un hecho falso. La agresión nunca existió. Días antes, el periodista
Federico Lagunes Peña, alias Pulgoso, director del sitio Municipiossur, se
afanaba en obtener la dirección de mi domicilio. El 10 de enero llamó a por lo
menos dos conocidos. Ambos le negaron información. El supuesto reporte al
“Subfiscal Zona Sur” fue profusamente difundido en redes sociales la noche del
domingo 19. En la cadena de emisores y destinatarios en la red social WhatsApp
aparece el nombre de una operadora del ex secretario del ayuntamiento de
Coatzacoalcos, Víctor Rodríguez Gallegos. La afinidad entre Lagunes Peña y
Víctor Rodríguez está acreditada: su hijo, Federico Lagunes Santos, es suplente
del regidor del ayuntamiento de Coatzacoalcos, Felipe de Jesús Rodríguez
Gallegos. Del interés del grupo allegado a Víctor Rodríguez Gallegos por
conocer mi dirección, se da cuenta además en dos audios en el que se escucha la
voz de una reportera que habla de “mucha presión”. Del mensaje con la amenaza
implícita fue enterada horas después la Comisión Estatal para la Atención y
Protección de los Periodistas para lo que proceda… Tras años de trifulca legal,
Arkitektur ya se come un pedazo de Coatzacoalcos. Sobre el predio Los
Almendros, entre la colonia del mismo nombre y el malecón playero ha de
construir viviendas de interés medio y pondrá a la venta lotes urbanizados.
Arkitektur, que irrumpe desde el misterio, se apropia de una buena porción de
la mal llamada reserva territorial, vía Construplaneación, S.A. de C.V., a la
que le adquirió el terreno, y ésta a su vez lo había obtenido de Constrec, S.A.
de C.V. Tiempo después, Manuel Bringas Burelo, el autoproclamado Conde de
Bringas, acelerado por el abogadazo de los litigios podridos, Samuel Muñoz de
la Rosa, reclamó primero, y motivó una invasión después, en la que participó un
pastor evangélico, don Benito, el tío de la frondosa Yolanda, la que cobraba
las mensualidades a los paracaidistas, la que Samuelín Pillín se tiraba al
plato para que el negocio resultara jugoso y sabroso, según revela en video una
de las víctimas del fraude. Detrás de Arkitektur apareció la pandilla de los
Tubilla. El abogado que promovió el desalojo fue Jorge Ramírez Pérez, concuño
de Tony Macías, el suegro incómodo del ex gobernador Javier Duarte y padre de
Karime Macías, la ex vicegobernadora de Veracruz. A su lado, los abogados
afines a Tony Macías: el ex subprocurador Jorge Yunis Manzanares y el abogado
patito, Juan Carlos Charleston Salinas, que por años usó un título falso de la
Universidad Veracruzana y así ocupó una agencia del Ministerio Público del
Fuero Común en Coatzacoalcos y la Secretaría del Ayuntamiento de Nanchital.
Hoy, sigilosamente, cuando el escándalo Duarte está a punto retomar su nivel,
Arkitektur, la fachada de Construplaneación y de Constrec, inicia el desarrollo
inmobiliario en Los Almendros, sobre el predio adyacente a otro que Fidel
Herrera Beltrán, entonces gobernador de Veracruz, le vendiera a precio de ganga
a su amigo, el narcoempresario Francisco Colorado Cessa, lavador de dinero de
Los Zetas, sentenciado a 20 años de cárcel en Estados Unidos, supuestamente
fallecido en prisión…