Papantla, Ver. | 02 abril de 2020
Tribuna
Libre.- “Cuando
sacó su última columna yo le dije que tomara medidas. ‘Mamá, no te expongas
así’. No hizo caso y me pidió que la subiera a nuestro portal”, cuenta Fernanda
junto al sepulcro de María Elena Ferral Hernández, corresponsal del Diario de
Xalapa.
La joven narra sobre el último escrito que su
madre redactó el pasado 12 de marzo, 18 días antes de que recibiera tres
impactos de bala (calibre 45) que perforaron su hígado, sus pulmones y vaciaron
la sangre de su cuerpo hasta provocarle la muerte.
El trabajo periodístico de Ferral, como era
conocida en el norte de Veracruz, “trazó el camino de cuatro asesinatos de
potenciales candidatos a la alcaldía de Gutiérrez Zamora”. El quinto crimen en
cadena fue el suyo; el segundo contra reporteros en el gobierno del morenista,
Cuitláhuac García Jiménez.
“Los cuatro eran ‘presidenciables’ y al menos
dos de ellos trabajaban abiertamente para llegar a la alcaldía zamoreña el
próximo año, hoy ya están muertos, porque alguien los mandó a quitar del
camino”, escribió la mujer de 49 años de edad, en su columna Polaca Totonaca.
Las fuentes policiales de María Helena la
consagraron como un referente en la zona norte de la entidad. Autoridades del
gobierno de Veracruz aseguraron que información que ella obtuvo fue
determinante para capturar al presunto homicida del reportero Leobardo Vázquez
Atzin, ultimado a balazos un 21 de marzo de 2018, también en Gutiérrez Zamora.
"Ella vivía consiente de que en
cualquier momento iba a pasar lo que sucedió ayer. Toda mi vida me preparó para
eso, pero pensé que nunca iba a pasar”, vuelve a lamentarse Fernanda sin que el
llanto la invada. Su carácter, fuerte como el plomo, es algo que heredó de su
madre.
Con una frialdad similar, Ferral siguió la
pista y documentó los asesinatos contra Francisco Javier Riaño Santes,
presidente del PVEM en Gutiérrez Zamora (5 de septiembre de 2018); Saúl Zapata,
excandidato a la alcaldía de ese municipio (21 de enero de 2019); Alberto René
Cancino Álvarez, secretario particular del alcalde de Gutiérrez Zamora (19 de
febrero del 2020); y José Ramón Pérez Cano, presidente del PVEM en esa ciudad
(6 de marzo de 2020).
“Ella sabía que su cabeza tenía precio porque
las amenazas hacia ella eran muy constantes (…) Cuando empezaron los asesinatos
a los precandidatos le dije que ya, que pensará cómo se estaban poniendo las
cosas. Me dijo Que lo iba a pensar”, agrega Fernanda.
Los días fueron pasando -del 12 al 30 de
marzo- desde la publicación de la columna La lucha del poder. María Elena avisó
a Fernanda y a su hijo menor que regresaba en un rato. Iría a entrevistar al
notario Donaciano Cobos, en el centro de Papantla.
“Decía que se iba y se regresaba; se iba a y
se regresaba a seguir platicando con nosotros. Algo raro, la verdad”, recuerda
Fernanda la última vez que vio con vida a su madre.
Ferral vestía una falda azul, blusa del mismo
color y zapatillas en tono beige; su bolso era color rosa. Así abordó su
vehículo Mazda rojo, marcado con un logotipo en la puerta derecha de su medio
El Quinto Poder.
“Mi mamá se despidió de mí, era como la una y
media. Yo me quedé con unos amigos que habían llegado, estaba desayunando. A
las dos con siete minutos me entre una llamada del número de mi tío. ‘Fer,
vente para la Notaría de Chano, acaban de balacear a tu mamá. En ese momento
algo se quebró, supe que no iba a salir bien. Fue instintivo”, dice Fernanda.
De acuerdo con información recabada por la
Fiscalía General del Estado (FGE), María Elena fue interceptada por dos hombres
en la entrada de la Notaría Número 6. Allí habrían disparado en cinco
ocasiones; tres balas perforaron su pierna, su glúteo y su abdomen.
“Cuando nos entregaron las cosas de mi mamá
nos dimos cuenta que una bala perforó los tres celulares que llevaba en la
bolsa, esa misma (bala) se le incrustó en el hígado y luego en los pulmones”.
Ferral se desvaneció sobre el pavimento. Los asesinos huyeron y a la fecha
están prófugos.
El director del Hospital Regional de Papantla
fue honesto con Fernanda: “Me dijo que iba muy grave, que no me daba
posibilidades de nada. Trataron de reanimarla y la trasladaron al hospital de
Poza Rica, pero los doctores me dijeron que probablemente falleció en el
traslado. Se desangró”, narra la joven de 24 años.
Fernanda lamenta con rabia un deseo que no
pudo cumplirle a María Elena, pero que compañeros de su madre no permitieron
llevar a cabo. “Ella siempre me dijo que si algún día le pasaba eso que no
dejara que le tomaran fotos. Yo no estaba con ella, desgraciadamente yo no
estaba con ella”.
Medios de comunicación decidieron adornar sus
portadas en internet con la fotografía sin censura de la periodista
veracruzana. Su mirada perdida y el rojo sobre sus prendas es una imagen que
difícilmente perdonará Fernanda.
"Mi mamá decía que el enemigo del
periodista es el mismo periodista. Ella siempre quería ver al gremio unido,
soñaba con tener una colonia de periodistas, puros periodistas, aquí en
Papantla, fundar esa colonia, y lo intentó hacer dos veces”.
"Mi mamá fue la primera mujer periodista
en la zona norte de Veracruz. Fue reconocida como hija pródiga de Gutiérrez
Zamora, ya que ella nació ahí, pero adoptó a Papantla como suyo”, presume
Fernanda con una sonrisa similar a la de Elena.
Ferral Hernández comenzó a trabajar en la
Organización Editorial Mexicana (OEM) a los 18 años de edad, particularmente
para el Diario de Xalapa. Desde sus inicios una disciplina militar le valieron
para, con el paso del tiempo, consagrarse como un referente en el norte de
Veracruz.
Si el periodismo es una profesión egoísta que
demanda desvelos, mal pasos y sinsabores, Elena tenía en sus hombros años de
trabajar en el campo, “desde los nueve años se paraba a las cuatro de la
mañana. Iba a cuidar las cosechas, a arrear el ganado en su natal Cacahuatal,
una localidad de Gutiérrez Zamora”, cuenta Fernanda.
Con ese ímpetu, Elena se despertaba todos los
días a las seis de la mañana para revisar sus mensajes en sus tres teléfonos
celulares. Por cada jornada eran, al menos, tres tazas de café. Antes de salir
a reportear, llevaba a su hijo de 10 años a su escuela. Luego pasaba a comprar
tres periódicos (Diario de Xalapa, Vanguardia y La Opinión).
“Veía la información de Papantla, la general,
y procedía a escribir. Ella escribía en la mañana, si tenía algún compromiso de
desayunos o reuniones en las mañanas salía a esas reuniones. Si no se quedaba
escribiendo toda la mañana y salía en la tarde”.
Lugar al que acudía Ferral la acompañaba un
chaleco negro del Diario de Xalapa, prenda de vestir que “era su orgullo y
defendía con pasión. La OEM era la vida de mi mamá”, insiste Fernanda.
“Al día mandaba cuatro para el Diario de
Xalapa, otras cuatro para El Heraldo de Poza Rica; ocho notas al día. Los
últimos días se veía durmiendo a las 4 de la mañana subiendo notas a nuestro
portal El Quinto Poder de Veracruz”, abunda.
Fernanda comparte sobre su madre, más allá de
la labor periodística que es reconocida en el gremio, una mujer que regalaba
abrazos a sus dos hijos, aunque no fuera a menudo. Alguien que siempre buscaba
la manera de resolver problemas y necesidades de su familia.
“Tengo muchas enfermedades, me acaban de
operar de la columna, tengo tres hernias. Mi mamá no se cansaba de buscar
opiniones con doctores, intentó hacer todo lo que estaba dentro de sus
posibilidades, por quitarme este dolor. Ya no le dio tiempo de más”, dice.
Hasta una funeraria de Papantla llegaron
amigos y compañeros de María Helena. Unos apoyaron con rezos en ese lugar,
otros tomaron la autopista para exigir justicia al gobernador Cuitláhuac García
.
La cuarentena sugerida por los gobiernos
estatal y federal –debido a la pandemia del coronavirus- no pudo ser este 31 de
marzo. Frente al féretro de cedro y el retrato de la reportera hubo decenas de
personas que la despidieron.
Fernanda eligió para su madre tacones altos y
vestido color negro, con flores bordadas a la altura del pecho. “Se lo compró
hace un mes. Me dijo que le gustó mucho. Que se lo pondría para una ocasión
especial”, dice Fernanda sin que una sola lágrima se entrometa en su rostro.
“No van a ver a otra Ferral quebrada”, advierte.