José Miguel Cobián | 15 septiembre de 2020
Tribuna
Libre.- El
peor enemigo de un mexicano es la Verdad, así con mayúscula. Siempre tratamos de evitarla, buscamos no
enfrentarnos a ella, y generalmente lo logramos. Mil y un pretextos surgen en
nuestra mente, corroborados y apoyados por el resto de las personas que
conviven con nosotros, reforzando el pensamiento de ¨nosotros estamos bien¨,
con su respectiva contraparte ¨ellos están mal¨. Y así, pasamos la vida entera, jugando a
justificarnos en nuestra mente, respecto a cualquier tema. Incluso quien esto escribe, tiene como lema ¨
hacer lo que debo, hasta que duela¨. Sin
embargo, nos engañamos una y otra vez.
Reflexiona un poco, México votó por Morena
masivamente, fueron 14 millones de votos duros, fieles seguidores de Andrés
Manuel, que aunque lo vieran en un video y lo escucharan en un audio, haciendo
lo peor, responderían que así es la política en México y lo seguirán
apoyando. Hubo también 16 millones de
votos de personas que como yo, estábamos hartos de la corrupción y el mal
manejo de los gobiernos del PRI y del PAN.
Nos dijeron una y mil veces que AMLO dañaría
al país, hoy muchos de esos 16 millones podrán o no estar de acuerdo, pero
cuando tienes que tomar la decisión de votar por alguien, en caso de tener
buena memoria, te negarías a votar por los actuales de Morena y por los
anteriores del PAN o del PRI. Eso
siempre y cuando seas una persona informada, porque si no posees información ni
de lo que han hecho los actuales, ni de lo que hicieron los anteriores,
seguramente no tendrás escrúpulo para otorgar tu voto.
Cada vez que analizo los actos de gobierno,
desde Diaz Ordaz hasta López Obrador, puedo percibir algún orgullo patrio del
emperador sexenal en turno, pero también veo mucho daño a la Patria, en todos
los gobiernos. Un análisis externo
muestra que rara vez llegan los mejores hombres a la presidencia, generalmente
llegan los más serviles, los que supieron crecer por el camino de la abyección
y sumisión, o los más populares, pero en su mayoría, indignos de llegar a ser
presidentes de la República. (
presidentes con minúscula, República con mayúscula).
Los que hemos observado el quehacer público,
recordamos los actos de corrupción, los actos de lesa humanidad, las oportunidades
perdidas para desarrollar al país, los robos de recursos destinados a los que
menos tienen, y un país injusto desde el punto de vista económico y social, que
llevó a un hartazgo tal, que generó una votación enorme por alguien como López
Obrador y todo su equipo.
Quién no vigiló a detalle los actos de
Echeverría en contra de la patria, los de López Portillo tan injusto con las
clases medias, los de Miguel de La Madrid y su ausencia de carácter, los de
Carlos Salinas y su simulación por ego, los de Zedillo un burócrata competente
cuyo máximo mérito fue reconocer el triunfo de Vicente Fox, quien durante su
gobierno dilapidó una fortuna en ingresos petroleros extraordinarios, y quien
junto con Calderón pudieron marcar la gran diferencia en un gobierno emanado de
otro partido político, ¨el de la gente decente¨, que a final de cuentas resultó
tan indecente como todos los anteriores.
Y luego llegamos a un Peña, en la cúspide de la pirámide de corrupción,
un miembro del grupo Atlacomulco regresaba a la presidencia, como en los
mejores años de Hank González, y de allí, la debacle, el gobierno del pueblo
por el pueblo, los diputados, regidores y senadores elegidos por tómbola, la
ignorancia y la incompetencia en su apogeo.
Dice un amigo, que AMLO tiene mala suerte, todas sus apuestas le salen
mal, excepto una, la apuesta de tener contentas a las mayorías con sus
programas sociales y su retórica, con su ¨narrativa¨, que no es más que
inventar un México que no existe, para que mentes sencillas crean que esa es la
realidad del país en que viven.
Ni uno solo de los gobiernos enumerados se
salva de la corrupción, el amiguismo, la improvisación. Krauze ha analizado a detalle cada sexenio,
en libros completos. Periodistas
investigadores han documentado una y otra vez –cuando han sobrevivido-, las
corruptelas de cada sexenio. Todos, sin
excepción han llegado al poder para enriquecerse, y enriquecer a su camarilla,
ni uno solo se salva.
Ok, ya tenemos el diagnóstico, ¡ahora
explícate columnista!, ¿Por qué dices que Morena no es el enemigo?. Porque el problema no es el partido en el
poder. El problema es la ausencia de
ciudadanos que vigilen, controlen y exijan que el gobierno cumpla con su
función. Ayer eran los desheredados, que
ante su autoproclamada pequeñez, decidieron que no podían enfrentar al ogro
filantrópico, y se sometieron a líderes que lucraban y lucran con ellos, a
cambio de recibir migajas y condenar a sus hijos a la misma vida que ellos
padecieron. Hoy son otras clases
sociales las que se quejan de manera soterrada.
Antes eran panfletos y anónimos que circulaban como aquél que en tiempos
de Echeverría comenzaba con la frase ¨Méxicano infame, campeón de embusteros,
que a los mexicanos estás dejando en cueros…¨.
Hoy son las redes sociales, los videos, los
chats… ¡Todo cambia para que todo siga
igual… o peor! Increíble que la única
oposición formal que ha convocado a gente a la calle sea Frenaa. Un país donde la autoridad sanitaria condena
a la muerte a cientos de miles de mexicanos.
Un país que no se indigna ni cuando hay niños enfermos de cáncer sin
medicamentos. Los fieles defienden
hasta la ignominia, renunciando a la crítica, al análisis, a la evaluación,
reflejando al gorila de los memes sin razón ni entendimiento. Por el otro lado, la crítica y el rechazo a
todo, sin considerar la razón por la cual muchos mexicanos aplauden las
acciones de gobierno, semejando al gorila de los memes, que rechaza todo, sin
analizar las razones de los contrarios a su línea de pensamiento. Un gorila que renuncia a razonar para
únicamente oponerse.
En medio de esos dos gorilas, unos cuantos,
pensando en la injusticia social, en 30 años de pérdida deliberada de poder
adquisitivo del salario, en gobiernos de cuates, en épocas en las que a unos
cuántos les fue bien, mientras que el número de pobres aumentaba día con
día. Hordas de desheredados humillados y
ofendidos por una distribución de la riqueza generada cada día más desigual, y
no lo digo yo, lo dice el índice Gini. México un país cada vez más desigual, en
el cual los privilegiados jamás pensaron en el resto de la población. A pesar de que los indicadores económicos
sacaban a algunos millones de la pobreza, el número absoluto de pobres aumentaba
día con día.
La ausencia de solidaridad nos ha traído a
dónde estamos. Hoy vemos conflictos a lo
largo y ancho del país, y un presidente incapaz de resolverlos, más allá de su
pequeña visión que sólo admite pensar que son generados por sus adversarios. Su escaso conocimiento de los asuntos
públicos, su ignorancia, se ven reflejadas día con día en las decisiones que
toma, y como emperador, su voluntad es ley.
México gobernado como república bananera, por un dictador sexenal. Más de lo mismo, sólo que ahora el dictador
destina buena parte de los recursos a perpetuarse en el poder, regalando
literalmente dinero, y condenando a las generaciones futuras a un crecimiento
económico magro.
El futuro de México que a muchos nos asusta,
simplemente no es percibido por una mayoría iletrada, incapaz de tener la
mínima capacidad de análisis económico o político. Esa mayoría lo mismo vive en una colonia de
postín, que en un arrabal. México no
tiene riqueza intelectual. México no
posee un cúmulo de conocimientos acorde a su tamaño de población. México no le da las mismas oportunidades a
todos sus hijos. México tiene demasiados
seres mezquinos pensando en su propio interés, en tanto que carece de
suficientes seres altruistas pensando en el bien de todos, bien común, o el
bien de las mayorías… Bien común, frase
muy bien elaborada por los intelectuales del PAN… Bien de todos, frase acuñada
por los ideólogos de Morena. Tan cerca
y tan lejos.
México no tiene opciones. Correr a los actuales por venganza electoral,
votar por aquéllos a los cuales corrimos de la administración pública por
venganza electoral. Usan nuestras
emociones para su propio beneficio.
¿Cuántos de los aspirantes a gobernar o de sus promotores buscan el bien
de la Patria por encima del bien personal?
México está condenado, y el enemigo somos los propios mexicanos, hasta
que tomemos la decisión de cambiar y buscar ese bien común, ese bien de todos,
esa mejoría para todos y no nada más para los míos.
México un país católico, con muchos
cristianos, donde el amor al prójimo es una frase más.