* Historia de encontronazos con López Obrador * Narco, lavado de dinero y el crimen de un capo, los cargos * Andrés Manuel supo lo que venía y calló * Coahuila e Hidalgo: el naufragio de Morena * Dante contra las alianzas * Los pecados de Amado * Yazmín se cuelga de Vasconcelos y los Yunes * Caballo negro para la municipal
Mussio Cárdenas Arellano | 23 octubre de 2020
Tribuna Libre. - Originalmente se dijo (Proceso) que la grabación de una conversación telefónica hundía al general. Hoy se sabe que no es una sino miles de llamadas y mensajes. En ellos se establece un presunto contubernio entre Cienfuegos y Juan Francisco Patrón Sánchez, alias El H-2, líder del Cártel de Nayarit, una organización de tercer nivel, anteriormente aliada de los hermanos Beltrán Leyva.
Otra imputación, la de un asesinato, la revela
el periodista Raymundo Riva Palacio en su columna Estrictamente Personal. Cita
la declaración de uno de los fiscales, Seth DuCharme, imputándole a Cienfuegos
el crimen de un capo en prisión. Supuestamente se trataría de un informante de
la DEA, pero no existe registro oficial que lo confirme.
Lo que sí se acredita es la muerte de Héctor
Beltrán Leyva estando tras las rejas en el penal del Altiplano. La versión
oficial establece que murió a causa de un infarto, el 19 de noviembre de 2018.
Judicialmente, Cienfuegos está frito. No lo
acusan testigos protegidos, narcos que negocian reducción de condenas a cambio
de información. La imputación parte de intercepciones telefónicas y de la
versión de un fiscal. Queda a la vista que la DEA sigue actuando impunemente en
territorio mexicano en tiempos de la 4T como antes lo hizo en los días de poder
del PRI-AN.
Amén del lío judicial y el destino fatal de
Cienfuegos, hay una provocación y un insulto al Ejército. Su comandante real
hasta noviembre de 2018 está en la cárcel y la institución se hunde en la
sospecha. Su equipo cercano está señalado. Si hubo protección al narco —y el
asesinato de un capo en prisión—, unos terminarán tras las rejas y otros
cosidos a plomazos.
Andrés Manuel pagará la osadía. Dos semanas
antes supo que irían contra Cienfuegos y calló. Cegado por su gresca personal,
no olió que al joder al general, jodió al Ejército también. Rompió una regla de
lealtad y fracturó uno de los dos pilares que sostienen la maquinaria de poder.
¿Quién “puso” a Cienfuegos al alcance de la DEA? Todo indica que López Obrador.
Archivo muerto
Con Salvador Cienfuegos el tiro trae historia. El agitador con sus ocurrencias delirantes y el general deslizándole que las fuerzas armadas no lo habrían de secundar.
Un día de diciembre, en 2017, se dieron con todo. López Obrador proponía amnistía a narcos y el general lo enfrentó: liberar a criminales que han provocado muerte causaría mayor dolor a la sociedad.
Y al Peje le salió lo Peje. El lenguaje procaz,
el lenguaje vulgar. Tildó al general de “matraquero” del PRI, personero de Peña
Nieto, corifeo y defensor de José Antonio Meade, candidato presidencial.
Al malestar de las filas castrenses, a los
videos y cartas en que los generales advertían errores en la conducción del
país, Andrés Manuel le dio sesgo de golpe de estado. Pero el golpe nunca llegó.
Agosto de 2019 fue un mes clave. Cienfuegos le
dirigió una carta reclamando un incremento salarial sustantivo para el
Ejército. Fue pretexto para ponerlo contra la pared. López Obrador había
llamado “asesinos y violadores de derechos humanos” a militares y el general se
lo recordó.
Andrés Manuel, según el general Cienfuegos,
dividía al Ejército, aludía a “los de arriba” y a “los de abajo”, como aquel
que agita para provocar la revuelta.
Y entonces el presidente, ya descubierto, dio
un golpe de timón: los compró. Llenó sus bolsillos. Soltó contratos. Los puso
donde hay. Hizo de la cúpula militar un ejército que no dispara balas pero sí
construye aeropuertos, vigila aduanas, recoge sargazo. Y la tropa a ras de
piso, viendo la jauja, el derroche, los negocios, mientras son insultados y
sobajados por narcos disfrazados de autodefensas o por la población civil.
Así iba el amorío entre el presidente y el alto
mando del Ejército hasta que Cienfuegos pasó a ser reo de la DEA por cargos de
narcotráfico, lavado de dinero y el asesinato de un capo en prisión.
Y la lengua loca de López Obrador la volvió a
hacer. No juzgar a la Sedena, pidió, por la imputación al general. Pero él sí
pudo hundir la daga en el pecho del general, juzgar a gobiernos pasados, al
prianismo, advertir que hoy se ve el grado de descomposición.
Anunció una purga. Se irían los mandos del
círculo más allegado a Cienfuegos. O sea, el juicio al general es irrelevante.
El presidente ya lo condenó. Y de paso a su equipo, los altos mandos que aún
tienen voz en la institución.
Luego reculó. De resultar culpable el ex
secretario de la Defensa Nacional, dijo, se investigará a sus principales
operadores. ¿También al hoy titular de la Sedena, Luis
Cresencio Sandoval, subjefe de Operaciones en
tiempos de Cienfuegos?
federal, Manuel Huerta aparecen implicados por
tratarse de dinero ilegal en campañas electorales, un tema que no termina y que
va a tomar vuelo en breve… Desdeñada por Morena, Yazmín Martínez Irigoyen le
apuesta a lo imposible. Explora en la oposición un amarre para ser candidata en
2021. Toca las puertas del priista y líder de la CTM, aún, Carlos Vasconcelos
Guevara, y acude al encuentro con Fernando Yunes Márquez, alcalde panista de
Veracruz y operador del desvencijado yunismo, con el que comió en el restaurant
El Gaucho del mítico puerto. Acá los de la alianza de café en café, armando
pasarelas, intentando ir en bloque contra Morena, y la tormentosa síndica
imaginándose diputada federal o local con la venia de Vasconcelos, que sueña
con la alcaldía de Coatzacoalcos, y de Fernando Yunes, que aspira a ser líder
del próximo Congreso de Veracruz pese a aquel episodio en que compartió el pan
y la sal, la chela y la tortilla con El H, Hernán Martínez Zavaleta, jefe de
plaza de los Zetas, hoy en prisión por el crimen de una familia en
Coatzacoalcos. ¿Seguro que Yazmín no les contó lo de la denuncia en su contra
en la Fiscalía Anticorrupción y lo de la usurpación de profesión, pues apenas
en 2019 se tituló pero antes suscribió contratos en el ayuntamiento con
carácter de licenciada?… ¿Quién es ese personaje, sin partido político,
altamente posicionado, adversario del sistema y de políticos farsantes, que
hacia finales de año se lanzará como candidato independiente a la alcaldía de
Coatzacoalcos y frente al cual Morena nada tendrá que hacer? Un caballo negro…
y no es precisamente negro…
mussiocardenas_arellano@hotmail.com
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