Ángel Rafael Martínez Alarcón | 22 marzo 2021
Tribuna
Libre.- El próximo 23 de marzo del 2021, se cumple el
primer año de la larga noche del confinamiento por la pandemia del Covid-19,
decretada por el gobierno federal. Ellos en su miope visión terminaría en la
última semana de abril del 2020. Doce largos meses en que el mundo moderno se
paralizó, como nunca antes visto. Vamos a hacer una generación marcada por la
pandemia que nos exportó para todo el mundo la República Popular de China.
Miles de hipótesis sobre el origen, primero qué se fue engendrando por los
murciélagos, luego que una conspiración mundial para reducción a la población
del planeta. La última guerra mundial entre los años de 1939 a 1945, del siglo
XX pasado, arrojó un saldo de 60 millones de muertos en cinco años.
A finales de 2019, se empezaron a escuchar las primeras alertas sobre un
nuevo virus, en China, el gobierno comunista
hizo todo lo posible por acallar las voces de los científicos chinos,
algunos llegaron a la prisión. En febrero del 2020, recibí una carta de un
grupo de amigos occidentales residentes en la zona cero en China, relataban
como fueron confinados con todas las medidas estrictas de no salir. El arribo
de la tecnología para trabajar en casa, continuaron los estudios, un día
marcado para salir hacer las compras. Era una cosa que no daba crédito, pensaba
en la novela de 1984. Qué se podía esperar de la dictadura del proletariado
chino. El gobierno de México vendió millones de cubrebocas, a un bajo precio, y
meses más tarde se compraron ese mismo cubrebocas, elevados precios.
El primero de marzo, anunció el primer caso de coronavirus del covid19.
El gobierno de la federación anunció el confinamiento a partir del 23 de marzo.
Desde las mañaneras siempre hubo un desprecio hacia la nueva realidad de la
pandemia. Entre las nuevas medidas para la mayoría de los mexicanos, excepto
para la minoría de la clase gobernante. Cubrebocas, distancia, gel, etc. Todos
recluidos en casa y a trabajar de ahí de manera virtual. Un pequeño descuido
que millones de mexicanos viven al día que no tienen un sueldo asegurado como
la burocracia. Que millones de mexicanos no contaban con una conexión a
internet, o computadoras. La Finlandia mexicana, en la mente de los
gobernantes, chocaba con la realidad.
Justamente a cien años de la pandemia de la fiebre española, en 1920, la
humanidad vuelve a vivir una pandemia universal, con tantos adelantos técnicos
en la aviación, el covid-19, sólo necesito un par de semana para estar presente
en todo el mundo. El covid-19, nos vino de pronto a cancelar todo futuro
inmediato. La muerte fue la certeza de ese futuro. En 1986, el sida, fue un
virus de las prácticas homosexuales, y
luego se generalizó.
Usted recuerda su última actividad pública, en la antigua normalidad del
pasado marzo de 2020. La mía fueron los
servicios funerales por el sensible fallecimiento de mi amigo el Dr. Reynaldo
Guerrero Corona, quien, de sufrir por varios años una enfermedad terminal, que
terminó con su vida, el sábado 21 de
marzo. Todavía fuimos a la sala funeraria, a la misa de cuerpo presente,
y a su entierro, en el panteón xalapeño. En estos últimos meses, es larga la
lista de familiares, amigos y conocidos han fallecido, unos por sus
enfermedades, otros por accidentes y también a causa de la pandemia. Por la
medida de seguridad, ya no hubo velorios, ni tampoco ir a los funerales, hoy
las redes sociales se convirtieron el
obituario, para ir conociendo los nuevos fallecimientos.
A partir del Marte 23 de marzo del 2020. Han pasado doce meses, 53
semanas, 365 días,8760 horas,525,600 minutos. Millones de mexicanos nos encerramos, y trabajando en
casa. Mis primeras actividades en los primeros meses fueron clasificar mi
biblioteca, así pasaron días y las semanas, limpiando, hojeando mis libros, un
recuento de mis últimos 40 años, cuando inicié mi pasión por la lectura. Acompañado
por la música y las estaciones de radio. Sin olvidar que esos meses fue
creciendo mi gato Ali. Hoy perdí el sentido del tiempo. Muchas horas de estar
disfrutando de las series de Netflix, como la de Simón Bolívar con 60
capítulos, un extraordinario trabajo, la Corona, la historia de la monarquía
inglesa.
Todo se paralizó, se logró una sociedad sin clases, todos los niveles
educativos cerraron sus puertas, cines, antros, iglesias, oficinas públicas,
parques, las ciudades vacías, y miles de personas perdimos nuestros empleos en
plena pandemia. Sólo el grupo Chedraui, ha sido el único ganador, sus centros
comerciales nunca cerraron. Así han pasado todos estos meses, muchas veces
perdido en el tiempo, sin saber distinguir entre lunes y sábado. Invertir mis
horarios de sueño, una larga tarde puede terminar a las cinco de la mañana y
descansar todo el día, cosa nunca realizada.
Ya también tres semestres y varios cuatrimestres ejerciendo la cátedra
universitaria, por medio de las más diversas plataformas virtuales, como de
película, una generación de nuevos alumnos, que sólo conozco virtualmente.
Muchos docentes han sido capacitados para manejar estos nuevos recursos
tecnológicos.
La Iglesia Católica Apostólica Romana, también cerraron sus templos para
el culto. Mucho me hizo recordar la guerra de los cristeros en nuestro país,
entre los años 1926-1929, cuando el presidente Plutarco Elías Calles, quiso
someter a la Iglesia al marco jurídico. La iglesia, con más de 2000 años de
presencia, también utilizó las plataformas digitales, para la celebración de
las misas, y también las redes sociales. Así muchos grupos eclesiásticos han
mantenido firme su militancia religiosa. El recuerdo a SS Francisco, en una
vacía Plaza de San Pedro, en el
extraordinario Urbi Et orbi, enviando un
discurso de esperanza para la humanidad.
También gracias a las plataformas virtuales, he participado en sin fin
de actividades de la Academia mexicana de la Historia, Sociedad Mexicana de
Geografía y Estadística, un curso de paleografía de la UNAM. El Dr. José Luis
Caño Ortigosa, desde la península ibérica, lanza la plataforma: JORNADAS
VIRTUALES DE HISTORIA DE AMÉRICA #historiadesdecasa, que logró reunir a cientos
de historiadores, y logramos presentar ponencias virtuales, así como un
congreso a finales de diciembre.
La esperanza en las vacunas en los últimos meses se abre una luz, el
pasado miércoles 16 de marzo acompañe a mi madre a la vacuna, en el Estadio
Jalapeño, toda una experiencia de profesionales de la salud. En menos de 60
minutos.
Todas las noches doy seguimiento al número de fallecimientos por el
covid-19, sin antes recordar que hay dos versiones de la estadística, los datos
de oficiales maquillados desde Palacio Nacional, donde la pandemia les cayó
como anillo al dedo, y los datos del INEGI, una diferencia de 30 mil muertos.
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