Amigas y amigos:
Mexicanas, mexicanos:
Ciudad de México | 02 septiembre 2021
Tribuna
Libre.- La
transformación está en marcha y aunque es necesario seguir poniendo al
descubierto la gran farsa neoliberal y auspiciando el cambio de mentalidad del
pueblo –porque eso es lo más cercano a lo esencial y a lo irreversible– también estamos desterrando vicios y
prácticas deshonestas en el manejo del gobierno.
Una medida decisiva fue parar en seco la
tendencia privatizadora; se dejó de entregar concesiones a particulares en
minas, agua, hospitales, puertos, vías férreas, playas, reclusorios y obras
públicas. Pero, lo más importante, hemos detenido las privatizaciones en el
sector energético: en petróleo y electricidad.
Esta nueva política energética busca producir
en México las gasolinas que el país consume y dejar de importarlas; con este
fin se continúa destinando recursos para la modernización de las seis
refinerías existentes; en tres años la inversión pública destinada a las
refinerías ha sido de 33 mil 581 millones de pesos. Cuando llegamos al gobierno
estas refinerías estaban en el abandono y la administración anterior había
comenzado a vender plantas –como las de hidrógeno– al interior de sus
instalaciones; al inicio de nuestra administración las refinerías transformaban
511 mil barriles por día y ahora procesan 706 mil barriles diarios; es decir,
38 por ciento más. El reinicio de la construcción de la coquizadora de Tula,
Hidalgo, es una buena noticia, porque se ampliará la producción de esa
refinería en 70 mil barriles diarios de combustibles. En julio del año próximo
se terminará también la nueva refinería de Dos Bocas, Paraíso, Tabasco, con
capacidad para procesar 340 mil barriles diarios. Cabe recordar que, desde hace
42 años, significativamente desde el inicio del periodo neoliberal, no se había
construido una nueva refinería en nuestro país; la última fue la de Salina
Cruz, Oaxaca, que empezó a operar en 1979.
Durante el gobierno de Carlos Salinas de
Gortari, en 1993, en vez de hacer aquí una nueva refinería se optó porque Pemex
se asociara con Shell para compartir la refinería Deer Park de Houston, Texas.
Este año se hizo la oferta para comprar la parte de la petrolera extranjera y
se cerró la operación con un costo de 596 millones de dólares; ahora la
refinería será propiedad total de Pemex y su producción de gasolinas y diésel y
otros combustibles, 150 mil barriles diarios, se destinarán al abasto del
mercado interno de nuestro país.
Esta nueva política significa no extraer más
petróleo que el indispensable para cubrir la demanda de combustibles del
mercado interno. Con esta producción moderada cumpliremos el compromiso de
reponer como norma el 100 por ciento de las reservas probadas y ayudaremos así
a reducir el uso excesivo de combustibles fósiles. En suma, seguiremos actuando
de manera responsable y no se afectará la herencia de las nuevas generaciones.
En cuanto a la industria eléctrica, vamos a
impulsar, este mes voy a enviar al Congreso una iniciativa de una reforma
constitucional que permitirá reparar el grave daño que causó la privatización
al sector público y a la economía popular, pues mientras el mercado de esta
industria se abrió para dar preferencia a empresas particulares nacionales y
sobre todo extranjeras con la entrega de subsidios, entre otras prebendas, las
plantas de la Comisión Federal de Electricidad fueron completamente abandonadas.
Ahora, estamos modernizando las plantas hidroeléctricas para reducir el uso de
combustóleo y carbón en la producción de electricidad. La energía que se
produce con agua es limpia y barata. De ahí que hayamos decidido cambiar
turbinas antiguas por equipos modernos, lo cual nos permitirá aprovechar la
infraestructura existente y el agua de los embalses para producir más
electricidad sin construir nuevas presas, sin causar afectaciones y reducir la
emisión de gases de efecto invernadero. En pocas palabras, la meta es que
tengamos abasto público suficiente de energía eléctrica, que no haya apagones y
evitar, en los hechos, que los consumidores domésticos paguen la luz con
tarifas más elevadas que las corporaciones empresariales y las grandes cadenas
comerciales.
Con presupuesto federal, sin las onerosas
asociaciones público privadas, las llamadas APP, o el otro invento contra la
Hacienda Pública, llamado Pidiregas, estamos construyendo carreteras, presas,
hospitales, universidades, escuelas, acueductos, sistemas de drenaje, plantas
de tratamiento de aguas residuales, puentes, refinerías, vías férreas,
centrales eléctricas, aeropuertos, cuarteles, bibliotecas, parques, mercados,
estadios, unidades deportivas y otras obras. Repito: sin asociaciones público y
privadas, sin Pidiregas y sin deuda, con presupuesto público.
Destacan la construcción del aeropuerto
Felipe Ángeles y el programa integral del Istmo de Tehuantepec para articular
puertos, trenes y crear una vía rápida de comunicación entre países de Asia y
la costa este de Estados Unidos.
Asimismo, el Tren Maya llevará bienestar a la región de mayor riqueza
arqueológica, cultural y turística del país y una de las más importantes de
mundo. Tan solo en la ejecución de estos tres grandes proyectos se están
generando 143 mil 137 empleos directos y 277 mil 49 indirectos.
Por otra parte, está en marcha la integración
económica y comercial con Estados Unidos y Canadá; el acuerdo de cooperación
con soberanía entre nuestros países significa producción, empleos, mejores
salarios y crecimiento en el norte del continente americano. Como complemento
al Tratado para intensificar la actividad productiva y comercial en la franja
fronteriza del norte, desde el comienzo del gobierno se puso en práctica una
estrategia de estímulos fiscales que consiste en reducir a la mitad el cobro
del IVA y del Impuesto Sobre la Renta, homologar el precio de las gasolinas y
el diésel con el de los estados fronterizos del país vecino y aumentar al doble
el salario mínimo; todo ello, aunado a un amplio Programa de Desarrollo Urbano
y Vivienda en los municipios de Tijuana, Mexicali, Nogales, San Luis Río
Colorado, Ciudad Juárez, Acuña, Piedras Negras, Matamoros, Nuevo Laredo y
Reynosa.
Aunque continúan los contagios, se ha
reducido considerablemente el número de hospitalizaciones y de fallecimientos
por COVID. La principal razón de esta disminución en la intensidad de la
pandemia es el Programa Nacional de Vacunación, que ha funcionado con eficacia
y ha llegado a todos los pueblos de México. Hasta hoy hemos recibido 103
millones 296 mil 665 dosis de vacunas Pfizer, Sinovac, Sputnik, AstraZeneca,
Johnson & Johnson, Cansino y Moderna; de farmacéuticas y gobiernos
extranjeros que han demostrado con hechos su solidaridad con México y con su
pueblo. Destaco el apoyo de Cuba, de Argentina, Rusia, China, India y Estados
Unidos.
Se ha vacunado, al menos con una dosis, al 65
por ciento de la población y reitero el compromiso de que en octubre próximo la
totalidad de los habitantes mayores de 18 años tendrán cuando menos una dosis,
a fin de que lleguemos mejor protegidos al invierno, que es la temporada en la
que se presentan con mayor frecuencia las enfermedades respiratorias.
El que tengamos menos hospitalizados y, sobre
todo, el que se haya reducido considerablemente el índice de letalidad, es
decir, que haya menos fallecimientos entre las personas contagiadas, resulta un
logro humano muy importante, pero también un indicador para la normalización de
la actividad educativa, productiva y social del país. Antier, el lunes, comenzó
el nuevo ciclo escolar con la participación entusiasta de maestras, maestros,
madres y padres de familia; así como de 11 millones de niñas, niños y
adolescentes que luego de 18 meses, regresan a recibir clases presenciales a la
escuela, que es su segundo hogar y el principal centro de convivencia para
compartir afectos y tristezas y para recargarse de humanismo y solidaridad.
En el campo se está produciendo sin
limitaciones; el año pasado la producción agropecuaria aumentó 2 por ciento, y
esa misma tendencia se registra en lo que va de 2021; el sector industrial está
en franca recuperación, al igual que el comercio, el turismo, el sector
restaurantero, la aviación y otros servicios. Casi todos los pronósticos para
este año coinciden en que la economía crecerá alrededor del 6 por ciento; la
inversión extranjera en el primer semestre fue de 18 mil 433 millones de
dólares, 2.6 por ciento mayor a la registrada en el mismo periodo del año
pasado y la mejor en la historia del país. No hemos contratado deuda pública
adicional; el peso no se ha devaluado durante los dos años y nueve meses del
sexenio, como no había sucedido en tres décadas, y el salario mínimo ha
aumentado en términos reales, en 44 por ciento, algo que no había ocurrido en
más de 30 años.
Cuando llegamos al gobierno, un salario
mínimo alcanzaba para comprar 5.8 kilogramos de tortilla y ahora, a pesar de la
inflación, permite adquirir 7.7; es decir, casi dos kilos más. No hemos
aumentado en términos reales los precios de las gasolinas, el diésel y la
electricidad; el gas ha subido un poco por encima de la inflación, pero pronto
vamos a corregir ese aumento, ya lo estamos haciendo, pues ya iniciamos la
venta a precios justos de cilindros del Gas Bienestar.
Desde que llegamos al gobierno hasta la
fecha, el índice de la Bolsa de Valores ha crecido en 28 por ciento, como nunca
en su historia; la inflación, aunque recientemente aumentó, ya se mantiene
estable; se ha reducido 3.5 por ciento la tasa de interés que fija el Banco de
México y si esa institución tenía a fines de la administración pasada reservas
por 173 mil 775 millones de dólares,
actualmente ascienden a 205 mil 391 millones de dólares, lo que
significa un aumento del 18 por ciento, un máximo histórico, más de 30 mil
millones de dólares; y también es satisfactorio informar que posterior a la
pandemia se han creado 1 millón 202 mil 691 empleos y solo faltan 192 mil 713
para recuperar a los asegurados que había en el Seguro Social antes de la
crisis sanitaria y que sumaban 20 millones 613 mil trabajadores, un objetivo
que alcanzaremos en los próximos dos meses.
Lo más importante es que la pandemia no
desembocó en una crisis de consumo; gracias a las remesas y a los apoyos de los
Programas de Bienestar que llegan y se aplican de abajo hacia arriba, de los
más pobres hacia la cúpula de la pirámide poblacional, se ha podido evitar la
falta de alimentos y otros bienes de primera necesidad. Las tiendas
departamentales han incrementado sus ventas en un 34 por ciento de enero a
agosto de 2021, respecto al mismo periodo del año anterior. No se han
registrado saqueos a comercios ni actos de vandalismo o desesperación por
hambre o desatención a las necesidades básicas de la gente. Hay paz social y
gobernabilidad en nuestro país.
A partir de la pandemia decidimos reforzar
los apoyos sociales, ampliando el presupuesto destinado a la gente: se
entregaron más de 3 millones de créditos a pequeñas empresas del sector formal
e informal y se decidió ampliar el Programa de Mejoramiento Urbano que consiste
en introducir de agua potable, drenaje y pavimentación en 77 municipios de
varios estados; se han entregado en todo el país 111 mil apoyos para
construcción, mejoramiento y ampliación de vivienda, todo esto implica una inversión
adicional de 280 mil millones de pesos. Todo ello se unió a un hecho
excepcional: en estos últimos tiempos, han crecido como nunca las aportaciones
que realizan nuestros paisanos migrantes a sus familiares en México.
El año pasado las remesas se elevaron a 40
mil 600 millones de dólares y en este año estimamos, de acuerdo al
comportamiento hasta el día de hoy, que superarán los 48 mil millones de
dólares; es decir, 18 por ciento más. Hoy acaba de dar a conocer el Banco de
México que las reservas de julio alcanzaron los 4 mil 540 millones de dólares,
es una cifra récord mensual: 4 mil 540 millones de dólares. Aprovecho para
recapitular: récord histórico en remesas; récord histórico en inversión
extranjera; récord histórico en incremento al salario mínimo; récord histórico
en no devaluación del peso; récord histórico en no incremento de deuda; récord
histórico en aumento del Índice de la Bolsa de Valores; récord histórico en las
reservas del Banco de México. Está como para decir a los cuatro vientos, presumir.
Pero no he terminado, lo que acabo de decir es como para decir a los
tecnócratas neoliberales: “tengan para que aprendan”.
Agrego algo
muy serio, profundo, fundamental: el dinero de las remesas llega hasta
abajo, a las familias y comunidades más pobres del país; estamos hablando de
más de diez millones de envíos de 380 dólares mensuales en promedio por
familia: 7 mil 600 pesos mensuales. Esta derrama de recursos, aunada a otra
cantidad similar que se destina del presupuesto público a los distintos Programas
de Bienestar, es la esencia de nuestra estrategia para enfrentar la crisis. En
otras palabras, con esta inyección rápida y directa de recursos a las familias,
se ha fortalecido la capacidad de compra o de consumo de la gente y con ello se
ha podido reactivar pronto la economía.
Todos los días, desde las seis de la mañana,
de lunes a viernes, realizamos en Palacio Nacional, aquí en Palacio Nacional,
reuniones del gabinete de seguridad, integrado por la Secretaría de
Gobernación, la Secretaría de Defensa, la Secretaría Marina y la Secretaría Seguridad Pública y Protección Ciudadana, que
es la encargada de coordinar este gabinete; en esas reuniones diarias recibimos
reportes del país sobre esta materia y se toman decisiones que permitan
enfrentar los distintos delitos y garantizar la paz.
Fruto de este trabajo conjunto de todos los
días son los siguientes resultados: en el tiempo que llevamos en el gobierno se
redujo el robo de combustibles, el llamado huachicol, en 95 por ciento; los
homicidios, en 0.5 por ciento; el robo de vehículos, en 28 por ciento; el
secuestro, en 18 por ciento; y así en casi todos los delitos del fuero común y
federal. En suma, de 11 delitos considerados como de mayor impacto, solo tres
han presentado aumentos: el feminicidio, que creció en 13 por ciento, y que
posiblemente, reitero, antes no se clasificaba como ahora; la extorsión, que
aumentó en 28 por ciento; y el robo en transporte público individual, que
creció 12 por ciento. El 27 de julio de este año, el INEGI dio a conocer el
dato de homicidios registrados en 2020 que, como en 2019, refleja que ya se
detuvo la tendencia ascendente en este delito e inclusive se ha logrado una
pequeña disminución.
En vez de conseguir líneas de crédito para
endeudar al país, como era la práctica neoliberal durante los periodos de
crisis, nosotros optamos por intensificar el combate a la corrupción. Desde el
primer año de gobierno logramos, entre otras medidas, eliminar la condonación
de impuestos a grandes contribuyentes, beneficiarios del influyentismo y se
estableció en la Constitución, se tipificó la corrupción como delito grave
–pues no lo era–, sin conceder al inculpado la posibilidad de obtener libertad
bajo fianza.
Ahora estamos mejorando nuestra recaudación
de impuestos, procurando cobrar a grandes corporaciones nacionales y
extranjeras que se las ingeniaban para no pagar sus contribuciones –lo que es
lo mismo: para delinquir– y gozar de
impunidad. Hoy, la Hacienda Pública se está fortaleciendo en la medida que
impide los fraudes fiscales. Un dato: aun con la crisis por la pandemia del
COVID-19, los ingresos del gobierno federal hasta el día de ayer sumaron dos
billones 438 mil 557 millones de pesos, es decir, fueron 2.6 por ciento
superiores en términos reales al mismo periodo del año pasado y 0.8 por ciento
más que lo estimado en la Ley de Ingresos de la Federación para este año.
Estoy obligado a informar, por ética y
honestidad, que en los últimos dos sexenios los grandes contribuyentes se
beneficiaron con condonaciones por 366 mil 174 millones de pesos y que solo 58
de esos grandes contribuyentes, grandes corporaciones empresariales y
financieras, 58 dejaron de pagar, en los dos sexenios anteriores, 189 mil 18
millones de pesos.
Ahora, por el contrario, no existe el
ofensivo privilegio de las condonaciones, estamos cobrando deudas vencidas y no
se tolera el fraude fiscal. Esto es posible cuando se actúa con integridad y
honradez, cuando se tiene autoridad moral y autoridad política. La mejor
demostración de las ventajas de esta estrategia, que consiste en actuar con
honestidad, se advierte con claridad en el comparativo de costos, calidad y
tiempo, entre la construcción que realizan los ingenieros militares del
aeropuerto civil de Santa Lucía ‘General Felipe Ángeles’, y el fallido proyecto
del aeropuerto de Texcoco. Esa obra, cancelada por decisión del pueblo, tenía
un costo estimado, sin considerar otras pérdidas, de más de 300 mil millones de
pesos; en contraste, el aeropuerto ‘General Felipe Ángeles’ se construirá con
menos de 80 mil millones de pesos; y aún sumando los 100 mil millones que costó
la liquidación a empresas que mantenían contratos en el proyecto de Texcoco,
obtendremos un ahorro de alrededor de 120 mil millones de pesos.
Por añadidura, que esto también es muy importante,
la nueva terminal aeroportuaria la vamos a inaugurar antes que el proyecto, que
el aeropuerto proyectado en Texcoco; el aeropuerto ‘General Felipe Ángeles’
comenzará a operar el 21 de marzo del próximo año, en tanto que la entrada en
funciones del de Texcoco estaba programada para 2025, siempre y cuando
alcanzara el presupuesto y se cumpliera con el tiempo estimado de construcción.
En fin, es demostrable que no permitir la corrupción y la impunidad ayuda a
liberar fondos para el bienestar y el desarrollo del país. Esa es la fórmula,
no permitir la corrupción, gobernar con austeridad y no permitir la impunidad:
moralizar la vida pública de México.
Al mismo tiempo que comenzamos a combatir la
corrupción, reitero, se puso en práctica
una política de austeridad republicana. En dos años y nueve meses hemos
ahorrado un billón 400 mil millones de pesos en compras y contratos, reduciendo
al mínimo el robo de combustible –el llamado huachicol– y disminuyendo
drásticamente la defraudación fiscal y otras malas prácticas dañinas que
proliferaban en la Hacienda Pública en el antiguo régimen. La austeridad, la
cancelación de fideicomisos, de contratos leoninos y fondos que se manejaban de
manera discrecional, deshonesta y en beneficio de minorías, también nos han
permitido liberar más presupuesto en beneficio del pueblo.
Con esta fórmula de combatir la corrupción y
gobernar sin lujo ni frivolidad hemos podido cumplir los compromisos de no
endeudar al país, no aumentar impuestos, no subir los precios de los combustibles
y, lo más importante, esta nueva política económica, fincada en la moralidad,
nos ha permitido financiar programas sociales para el bienestar de nuestro
pueblo, en especial, para los más pobres y marginados.
Ya es una realidad la pensión universal para
los adultos mayores, que va a ir aumentando, para enero de 2024 todos los todos
los adultos mayores van a recibir el doble de lo que se les entrega en la
actualidad. Para enero del 24, una pareja de ancianos respetables va a tener
ingresos suficientes para su alimentación, nos vamos a sentirnos todos muy
orgullosos, muy fraternos, muy humanos. También vamos a continuar apoyando a
niñas y niños con discapacidad con sus pensiones, se van a seguir entregando
las becas a estudiantes de familias pobres y la atención médica y los
medicamentos, se entregarán, o mejor dicho se seguirán entregando en forma
gratuita; programas que, por cierto, ya se elevaron a rango constitucional y
están establecidos como derechos de observancia obligatoria para quien esté en
el gobierno.
Además de esta acciones emprendidas desde el
principio, se ha atendido al campo; se ayuda de manera directa con recursos
económicos a productores y pescadores; se establecieron los precios de
garantía; se están sembrando árboles frutales y maderables en un millón de
hectáreas y hay 420 mil sembradores que reciben un jornal para cultivar sus
parcelas, sean pequeños propietarios o ejidatarios; se entregan fertilizantes a
todos los productores de Guerrero que suman 340 mil 460 personas, así como a
otros 62 mil 536 de Puebla, Tlaxcala y Morelos, este programa de fertilizantes
gratuitos lo vamos a ampliar el año próximo a otros estados; un millón 800 mil
jóvenes han trabajado como aprendices con una percepción de un salario mínimo
en el programa Jóvenes Construyendo el Futuro; no hemos dejado de pagar a
médicos, enfermeras, soldados, marinos y otros servidores públicos; se canceló
la mal llamada reforma educativa: 56 mil comités escolares formados por
maestros, alumnos y madres y padres de familia ya reciben de manera directa el
presupuesto para el mantenimiento de las escuelas.
No han faltado los
libros de texto para el nivel básico y educación media superior y se
trabaja en mejorar sus contenidos; están terminadas o en proceso de
construcción 140 universidades públicas; hemos aumentado en nueve mil 370 las
becas de posgrado e investigadores para llegar a un total de 125 mil 816 y
recientemente se amplió al doble el número de médicos que recibirán una beca
para cursar una especialidad en el país o en el extranjero; 85 mil 988
comunidades ya cuentan con conexión a Internet, el año próximo serán 122 mil y
en 2023 la red cubrirá todo el territorio nacional; sigue en expansión el Banco
del Bienestar, para el cual se han construido, hasta ahora, mil 64 sucursales,
hay 368 más en proceso y en los próximos dos años tendrá cobertura hasta en las
regiones menos comunicadas del país, con dos mil 700 nuevas sucursales del
Banco del Bienestar. En materia de promoción cultural, hemos publicado 79
títulos de grandes autores, con cuatro millones 380 mil ejemplares gratuitos o
a precios módicos; se incluye la colección “21 para el 21” con motivo de la
conmemoración del México Independiente; están en construcción los parques
culturales y ecológicos del Bosque de Chapultepec y del Lago de Texcoco.
En estos dos años y nueve meses de gobierno,
hemos tomado decisiones trascendentes y consideramos que se ha trabajado con
intensidad y en bien del pueblo. Por ejemplo, de los 100 compromisos que hice
en el Zócalo el primero de diciembre de 2018 al tomar posesión, hemos cumplido
la gran mayoría, 98 de 100 compromisos, solo tenemos pendientes dos:
descentralizar el gobierno federal y conocer toda la verdad acerca de la
desaparición de los jóvenes de Ayotzinapa, y en eso estamos.
Pero también hemos hecho muchas otras cosas
que no estaban incluidas en ese listado de compromisos. Por ejemplo, terminamos
el Tren Suburbano de Guadalajara y continuamos con el de Toluca a la Ciudad de
México; rehabilitamos los aeropuertos de Tuxtla Gutiérrez, Chetumal y el
aeropuerto capitalino; hemos invertido 34 mil millones de pesos en el
mantenimiento de 40 mil kilómetros de carreteras del país; desde enero de este
año se aplica en la frontera sur la misma política de estímulos fiscales que
iniciamos en 2019 en la frontera norte; Chetumal ha vuelto a ser zona libre; se
está limpiando de corrupción Conagua, Capufe, el Instituto Nacional de
Migración, el SAT y las aduanas; se creó la Guardia Nacional, se han construido
189 cuarteles y ya se cuenta con 100 mil
elementos de la Guardia Nacional para proteger al pueblo de México.
Las Islas Marías dejaron de ser penal y se
convirtieron en el Centro de Educación Ambiental y Cultural ‘Muros de Agua-José
Revueltas’; no hemos otorgado ninguna concesión minera; se implementó el
Programa Nacional de Búsqueda y Localización de Personas Desaparecidas por la
violencia; se reinstaló a todos los maestros despedidos por la imposición de la
mal llamada reforma educativa y se están reparando daños cometidos a personas o
familiares afectados por la corrupción neoliberal o por la violación de Estado,
como los casos de la Guardería ABC en Hermosillo, Sonora, y Pasta de Conchos,
en Coahuila; se mantiene el programa de protección a periodistas; se creó el
Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado; se inició la entrega de mercancías
decomisadas en beneficio de comunidades pobres; se ayuda a los damnificados por
inundaciones y otros fenómenos naturales tanto en México como en el extranjero;
hasta ayer habíamos ofrecido 685 conferencias de prensa de 7 a 9 de la mañana de lunes a viernes; he visitado
como presidente todos los estados del país; unos –los menos– cuatro veces y
otros, hasta en 28 ocasiones.
Entró en vigor el nuevo tratado comercial con
Estados Unidos y Canadá; se aprobó la nueva ley laboral para garantizar el voto
directo y la democratización de los sindicatos; se aumentó, en los hechos, el
reparto de utilidades, se terminó con la subcontratación y se redujo el costo
de administración de las Afores; se ha basificado a 400 mil trabajadores de la
educación; se han entregado puntualmente las participaciones federales y los
recursos del presupuesto que por ley corresponden a estados y municipios; la
independencia de los poderes Legislativo y Judicial y de la Fiscalía General de
la República es una realidad; no se fabrican delitos ni se persigue o espía a
opositores; la represión política ha dejado de existir y han quedado atrás las
presiones del poder público a los medios de información para influir en su
línea editorial; no hay escasez de alimentos, materias primas o combustibles;
el sistema financiero funciona normalmente; sólo ha habido 20 huelgas de
trabajadores; las manifestaciones de protesta se han reducido al mínimo; los
créditos del Infonavit y del Fovissste se entregan de manera directa a los
trabajadores y no hay desalojos por causas injustas o deudas contraídas con
estos organismos; ofrecimos asilo al expresidente Evo Morales y a sus
colaboradores; no tenemos conflictos con ningún gobierno en el mundo; no se han
violado los derechos humanos de migrantes.
El caso excepcional de hace unos días, en que
dos funcionarios de Migración patearon a un ciudadano haitiano, ese mismo día
se atendió, fueron dados de baja los dos funcionarios y están a disposición del
Órgano Interno de Control, no va a haber represión en nuestro gobierno, eso
debe quedar en manifiesto. Se permitió la entrada a organismos internacionales
para vigilar el cumplimiento de los derechos humanos en nuestro país.
En estos 34 meses solo ha ocurrido un apagón
importante y no se ha presentado una crisis por desabasto de agua; se resolvió
el problema de la escasez de gasolina que se originó por el combate al robo de
combustibles y se adquirieron 612 pipas o carros-tanque que opera la Secretaría
de la Defensa Nacional; hay información permanentemente sobre quién es quién en
los precios; están en curso dos campañas de información para no consumir drogas
ni productos chatarra; se inauguró el túnel Emisor Oriente para evitar
inundaciones en el Valle de México; nuestro país fue electo, casi por
unanimidad, para integrar el Consejo de Seguridad de la ONU y en noviembre
próximo asumiremos la Presidencia de ese organismo; de igual manera, se aprobó
la resolución que presentamos en esa organización para garantizar la equidad en
el comercio de medicinas y vacunas; se estableció el sistema de educación por
Internet, radio y televisión; se montaron mil 530 exposiciones artísticas y
arqueológicas en México y el extranjero.
Se celebraron anualmente los actos cívicos
del Grito y el desfile de Independencia, como se van a llevar a cabo en este
mes de septiembre, mes de la patria; así como la conmemoración del inicio de la
Revolución Mexicana; 925 deportistas y entrenadores de alto rendimiento han
recibido de manera directa apoyos para su preparación por un monto global de
500 millones de pesos. En las olimpiadas de Tokio 2020, los deportistas
mexicanos compitieron con profesionalismo y dignidad, y obtuvieron cuatro
medallas de bronce. Quienes participan
en los juegos Paralímpicos son un orgullo nacional, han conseguido hasta ahora
cinco medallas de oro, una de plata y ocho de bronce. En este mes, cuando
regresen a ellos y a toda la delegación que representó a México en las
olimpiadas de Tokio, se les entregará a todos, incluyendo a sus entrenadores,
estímulos económicos.
Como indicador alternativo y complementario
al Producto Interno Bruto se está elaborando el Índice de Bienestar; se lleva a
cabo el proyecto Agua Saludable para La Laguna de Coahuila y Durango; se ha
consolidado el Servicio de Protección Federal para prestar seguridad a las
secretarías y organismos de la administración pública federal; ha iniciado el
proyecto de construcción del nuevo Aeropuerto de Tulum, Quintana Roo.
Se están creando escuelas para la formación
de deportistas y maestros de educación física; se aplica un nuevo etiquetado en
alimentos para evitar el consumo de productos chatarra; se incorporó a la
enseñanza pública la nueva materia Vida Saludable y se instaló una comisión
para impulsar el Plan de Justicia para el pueblo yaqui de Sonora, entre otras
acciones.
Pero lo más importante es que ya están
asentadas las bases de la transformación: a solo dos años, nueve meses de
ocupar la Presidencia, puedo afirmar que ya logramos ese objetivo; repito,
sentar las bases para la transformación de México: ahora se respeta la Constitución, hay
legalidad y democracia se garantizan las libertades y el derecho a disentir;
hay transparencia plena y derecho a la información, no se censura a nadie; no
se violan los derechos humanos, el gobierno no reprime al pueblo y no se
organizan fraudes electorales desde el poder federal; el poder público ya no
representa, como era antes, a una minoría sino a todos los mexicanos de todas
las clases, culturas y creencias. Se gobierna con austeridad y autoridad moral,
no se tolera la corrupción ni se permite la impunidad; en la práctica, no hay
fueros ni privilegios; se protege la naturaleza; se auspicia la igualdad de
género; se repudia la discriminación, el racismo y el clasismo; se fortalecen
valores morales, culturales y espirituales; se cuida y se promueve el
patrimonio cultural e histórico de México.
Es un timbre de orgullo el que, a pesar de la
crisis sanitaria y económica que provocó la pandemia, y con todo y el
sufrimiento que nos causó, no dejamos de trabajar para consumar la Cuarta
Transformación de la vida pública de México. Es evidente que si avanzamos y
resistimos es porque nos decidimos a enfrentar, en primer término, en primer
lugar, la peste de la corrupción que tanto daño ha causado a México y a su
pueblo.
Esto siempre lo ha sabido el pueblo, pero es
ahora que se comprende mejor y se asiente como una realidad, porque el dinero
que antes se robaban ahora llega a los de abajo, a los olvidados, a los
marginados de nuestro país. Puedo afirmar, a este respecto, que el 70 por
ciento de los hogares de México está inscrito en cuando menos un programa de
bienestar o se beneficia de alguna manera del presupuesto nacional y que al
resto, al 30 por ciento de los mexicanos con mejores condiciones económicas y
de trabajo, tampoco los hemos dejado en el desamparo; ellos obtienen condiciones para seguir progresando y vivir
en paz, sin miedos ni temores, y pueden sentir la gran satisfacción que produce
a cualquier ser humano de buenos sentimientos el llevar a la práctica el
principio fundamental del amor al prójimo y el servicio a los semejantes.
En este 2021 estamos conmemorando los 700
años de la fundación de nuestra ciudad capital, México-Tenochtitlan. También
recordamos la caída de Tenochtitlan, hace 500 años, por la invasión española,
así estamos recordando, conmemorando los 200 años de nuestra Independencia,
alcanzada formalmente el 27 de septiembre de 1821. Para nosotros, la historia,
como diría Cicerón, es la maestra de la vida; las culturas heredadas de
nuestras grandes civilizaciones han sido siempre nuestra salvación, las
culturas siempre nos han salvado; nos han salvado ante agresiones, huracanes,
temblores, inundaciones, incendios, sequías, epidemias, malos gobiernos,
saqueos y otras desgracias. Por eso no debemos olvidar nuestro pasado, ni el
pasado que inicia con la invasión de hace 500 años, ni mucho menos el pasado
que tiene que ver con el México prehispánico, lleno de cultura y grandes
civilizaciones: sus enseñanzas son la base para que en la actualidad podamos
edificar todo juntos, desde abajo, un mejor porvenir.
Amigas
y amigos:
Todo lo alcanzado por el gobierno que
encabezo es fruto del trabajo de muchos servidores públicos, muchos servidores
públicos, que quisiera yo tenerlos enfrente para agradecerles por su
dedicación, por su entrega. Servidores públicos honestos y comprometidos con
resolver las demandas de nuestro pueblo.
Agradezco el apoyo de ustedes, mujeres y
hombres integrantes del gabinete, mujeres y hombres leales y solidarios,
fraternos. Pero, sobre todo, mi gratitud a la gente, al pueblo, al pueblo raso,
por su respaldo y confianza. Tengo muy claro que debemos atender a todos con
respeto, sin dejar de ayudar a nadie; pero la preferencia se debe seguir dando
a los más pobres y necesitados. Es decir, debemos seguir aplicando el criterio
de que, por el bien de todos, primero los pobres.
Como lo escribí en la introducción de mi
nuevo libro que se llama, precisamente, A la mitad del camino, es tan
importante lo logrado, hasta ahora, en este periodo que hasta podría dejar
ahora mismo la Presidencia sin sentirme mal con mi conciencia. Que es lo más
importante en mi vida.
Reitero, es mucho lo realizado y sería muy
difícil dar marcha atrás a decisiones o acciones que se han tomado en bien del
pueblo y de la nación; cómo podrían los conservadores, por ejemplo, quitar las
pensiones a los adultos mayores, cómo podrían suprimirse las becas a los
estudiantes pobres; cómo volver al lujo, a las extravagancias en el ejercicio
del gobierno; cómo regresar a la condonación de impuestos a las grandes
corporaciones económicas o financieras; cómo
retornar a la privatización
depredadora de los bienes públicos, cómo lograrían que volviera a imperar la
corrupción en nuestro país. En fin, un retroceso no sería cosa fácil.
Vamos bien y estoy seguro de que la gente va
a votar a finales de marzo del año próximo porque continúe mi periodo
constitucional hasta finales de septiembre de 2024. Desde luego no solo es esto
lo único que necesito para cumplir mi misión: falta lo que diga la naturaleza,
la ciencia y el Creador, no podemos ser soberbios. Pero si tengo suerte y
termino, creo que vamos a consumar la obra de transformación y no dejaremos
ningún pendiente. Cuando esté entregando la banda presidencial solo diré a los
cuatro vientos: ¡Misión cumplida! Me voy a Palenque, les dejo mi corazón.
Muchas
gracias.
Comentarios
Publicar un comentario