* Una mentira para evadir el escándalo * A la joya del yunismo azul le gusta el cuento * Se cuartea la carretera y Cuitláhuac encubre al constructor * Transparentar deuda para no volver a los tiempos de Duarte: Pepe Yunes * TEV valida el triunfo de Amado * Gutierritos recluta escoria priista * Cuando Miguel Ángel Luna elogiaba a Rosario Robles
Mussio Cárdenas Arellano | 23 septiembre 2021
Tribuna
Libre.- De todas las mentiras
a su alcance, Indira escogió la peor. Julen Rementería —aduce— los convocó y
los engañó; les tendió una trampa. Ocultó al panismo en el Senado que habría de
sentarlos con Santiago Abascal, líder del ultraderechista partido Vox, de
España, y los haría firmar un panfleto anticomunista… hasta que el escándalo
los destrozó.
Los corderos, según Indira Rosales San Román,
fueron llevados al matadero. Los corderos sin mancha —y sin mente— fueron
conducidos al altar de los sacrificios. Y Julen los inmoló.
Acudieron ciegos. Acudieron sordos. Acudieron
tontos. No les dijo el coordinador de la fracción parlamentaria del PAN en el
Senado que sería anfitrión de Abascal y el torrente los arrastró.
Su voz llega tarde y con el tono del engaño.
Lanza combustible intentando apagar una hoguera que prendió cuando Santiago
Abascal pisó la sede del Senado, lo acuerpó la bancada del Partido Acción
Nacional y un par de priistas, se hizo acompañar de un sacerdote católico,
ataviado hasta con alzacuello, denotando que les importa una pura y celestial
madre la esencia laica del poder, y le firmaron la famosilla Carta de Madrid.
“No fui; Julen me llevó”, debiera ser la
expresión con que se retrata a sí misma la senadora veracruzana para expiar
culpas. Algo así como “firmé pero no supe lo que firmé”.
Su argumento es una farsa. Habla y se exculpa
a destiempo, cuando el nombre de Indira ha sido destrozado en columnas y
análisis periodísticos, en redes sociales; cuando se habla, para mal, en los
patíbulos políticos de la alumna más aventajada —o ventajosa— de los Yunes,
tras el encuentro con el líder de la ultraderecha española, cabeza de Vox, el
partido donde algunos de sus notables enaltecen al franquismo represor y
criminal, o legislan para despojar a las mujeres de los derechos por los que
pugnaron por décadas, o son clasistas, o fustigan la homosexualidad, o
atribuyen los delitos sexuales en España a la migración, principalmente la que
proviene de África.
Indira, la estrella femenina del yunismo
azul, estuvo ahí y no se quejó. No siempre se le había visto tan cómoda, tan
sonriente, tan plácida y relajada como cuando suscribió la Carta de Madrid, el
pacto contra el comunismo —se le paró el reloj en los tiempos de la Guerra
Fría—, siguiéndole el juego a Julen y a Abascal. Y fue siete días después que
medio reaccionó usando una mentira.
Su coartada versa sobre que el senador
jarocho los convocó y los llevó a ciegas. Y los corderos se dejaron conducir. Y
luego los trepó al altar. Y los sacrificó. Y el escándalo los reventó.
Con algo de materia gris, un gramo de
dignidad, dos gotas de suspicacia, Indira Rosales se pudo haber evadido,
mandarlos al diablo. Pero no. Se quedó a protagonizar el show.
Se pudo levantar de la mesa, irse sin mayor
explicación, o irse exhibiendo a Julen, denunciando que los metió en un
laberinto del que no pueden salir. Pero no. Se quedó. Escuchó hablar a Santiago
Abascal, el de Vox. Coincidió en los postulados de la Carta de Madrid y la
firmó.
La pose de Indira Rosales en la foto oficial
con el facho español lo dice todo. Primera fila y rostro alegre, nada que
evidenciara incomodidad. La Indira Rosales que muestra la imagen difundida por
el área de comunicación del grupo parlamentario panista, no es la de quien
acude a la fuerza o es víctima del engaño, de la trampa.
Y luego, ya con el escandalazo encima, la
perorata, el mea culpa, algo así como “yo no quería pero no supe decir no”. Los
principios del Partido Acción Nacional, enfatiza Indira, nada tienen que ver
con los de Vox. “Yo tengo muy claro — apunta— que siempre lucharé a favor de la
democracia, a favor de las libertades y de los derechos humanos, lo he venido
haciendo, mi trabajo y agenda legislativa lo respaldan”.
Y
cierra:
“Repito, desafortunadamente no fuimos
informados de con quiénes estaría teniéndose una reunión y creo que lo más
importante es que seguiremos trabajando por la democracia de nuestro país”.
Ingenua, lo que se dice ingenua, Indira
Rosales San Román no es. Cuentera, sí. Pero hay historias —y pretextos— que
sirven de poco en la vorágine del poder.
Su firma aparece en un lugar destacado de la
Carta de Madrid. Es la primera rúbrica en el margen superior derecho. Es la
evidencia de que le firma una carta a los fachos y a los franquistas y a los
racistas y a los sexistas si se la disfrazan de manifiesto por la democracia.
La miopía de Indira Rosales San Román es
insultante. No coincide con el líder de Vox ni con Vox, pero se presta al juego
de Abascal.
La Carta de Madrid es irrelevante en su
contenido. Lo crucial es quién la ideó, quién la mueve y qué tendencia política
tiene. Santiago Abascal es líder de Disenso, el organismo que la impulsa y
Santiago Abascal es también cabeza del partido Vox, que representa el sentir de
la ultraderecha y todo lo retrógada que implica.
Eso es lo que no calculó la senadora del clan
Yunes al sentarse con un radical de derecha a suscribir una apología de la
democracia.
Indira vio el lodo, caminó en el lodo, vio
llegar el lodo al cuello y no supo salir. Y ahora cuenta que no fue por
decisión propia sino que Julen la engañó.
Indira no es la figura femenina del PAN en el
Senado. No es una Kenia López Rabadán, ni una Xóchitl Gálvez, ni una Lily
Téllez, ni Josefina Vázquez Mota. Su voz no pesa; no se oye; no se siente. Hay
quienes ni siquiera saben que Indira Rosales San Román existe.
Pero es la luminaria del yunismo azul,
conduciéndola al Senado donde sólo ha pululado Fernando Yunes Márquez, alcalde
saliente de Veracruz, al que la Fiscalía estatal, el Órgano de Fiscalización
Superior y la Auditoría Superior de la Federación le guardan una persecución
que ni con Javier Duarte se dio.
En tiempo récord, Indira Rosales alcanzó el
estrellato político. Los Yunes la llevan, la conducen, le abren espacios, la
extraen de un cargo de menor nivel en la alcaldía de Boca del Río y es
proyectada hacia el gobierno de Veracruz.
Indira Rosales carga también sus pecados.
Enfrenta denuncias penales armadas por el gobierno morenista de Cuitláhuac
García por peculado en la Secretaría de Desarrollo Social, de la que fue
titular, dineros que no cuadran, software pagado a precio millonario que no
tuvo mayor utilidad y programas sociales usados con fines electorales.
Indira pasó por encima de otros fieles a los
Migueles y a Fernando, aquellos que caminaron con el clan del Estero desde los
tiempos de Fidel Herrera, desde aquel 2004 cuando se trenzaron con el priismo y
acusaban que la campaña del PRI traía los dineros del crimen organizado.
Sacudieron la maquinaria del PRI, la descarrilaron, le destrozaron alianzas en
el norte de la entidad y sólo perdieron por el fraude priista, descomunal, en
el sur.
Indira llegó 10 años después que todos y a
todos los rebasó. Y ahora sus amos políticos la insertan en la contienda por la
dirigencia estatal del PAN, buscando ser secretaria general, haciendo mancuerna
con Tito Delfín, de otra corriente panista a la que los Yunes acusaban hará
apenas un año de estar coludida con Morena y aliada a Cuitláhuac García
Jiménez.
Ya sólo falta que en 2024 la proyecten a ser
candidata del PAN al gobierno de Veracruz.
De ahí el deslinde de la senadora, el uso de
una patraña para alejarse de Abascal y de Vox. ¿Qué tal un PAN en Veracruz que
lleva como secretaria general o aspirante a gobernador Veracruz quele firma una
carta ideológica al líder de la ultraderecha española, al facho mayor?
La mancha es indeleble. No se diluye. Queda
ahí. Nada la extinguirá.
La firma de Indira en la carta del facho español con nada se podrá borrar.
Archivo muerto
Obras-basura, cuarteadas, de ínfima calidad y
rasgos de corrupción, y el gobernador en plan encubridor. Hará seis meses, muy
ufano, presumía Cuitláhuac García Jiménez la construcción de la carretera Alto
Lucero–Cerritos de Díaz–Jacales–El Madroño, en el municipio de Alto Lucero, y a
la primera lluvia torrencial se fractura, se quiebra y exhibe el nivel de
mediocridad. Se jactaba el salsero gobernador que se usaba lo mejor, materiales
de calidad y apego a la normatividad. Era, supuestamente, concreto hidráulico.
Pero llegó el huracán Grace y las lluvias dejaron que la realidad hablara, y la
realidad exhibió al gobernador. En ese “concreto hidráulico” brillan por su
ausencia las varillas que forman el sostén de las placas de concreto. En ella
se invirtieron 23 millones 587 mil pesos, IVA incluido, y se financió con
recursos federales del Fondo para las Entidades Federativas y Municipios
Productores de Hidrocarburos, gestionados por la diputada federal de Morena,
Claudia Tello. La obra fue asignada, en mala hora, a la empresa Construcciones
Pale Ríos, S.A. de C.V., la protagonista del bodrio. Y tras difundirse las
imágenes de la carretera destrozada, Cuitláhuac sólo atina a decir que no se
aplicará la fianza al constructor pues para ello hay recursos estatales.
Cuitláhuac García debía aplicar la fianza de garantía por vicios ocultos y
adicionalmente ordenar una investigación que determine quién supervisó la obra,
quién validó los trabajos, quién verificó la calidad de los materiales. Pero
hay un detalle: el contrato suscrito con Construcciones Pale Ríos no contempla
fianza de vicios ocultos; sólo fianza de cumplimiento. Insólito pero real.
¿Hasta dónde es válido suscribir un contrato de obra sin obligar a la
constructora a garantizar la calidad mediante una fianza? ¿Cuál es el
compromiso con la empresa constructora? ¿Quién la recomendó?… Claro, como es,
Pepe Yunes exige transparentar el destino de los 2 mil millones de pesos de la
nueva deuda contraída por el gobierno de Veracruz. “Hay que estar muy atentos
—alerta el diputado federal por Coatepec—. Si estos 2 mil millones se van a
utilizar para cerrar el año administrativamente del 2021 y sean simple y
llanamente para cubrir las presiones de gastos y la caída de ingresos,
estaremos reproduciendo el escenario que se vivió en los últimos años de la
administración del PRI en Veracruz y eso no lo puede tolerar el estado”.
Advierte sobre posibles desvíos, usando la obra pública y los proyectos para
obtener los recursos y luego aplicarlos en otros rubros. Y refiere que el
gobierno continúa con una política de endeudamiento que ya coloca a Veracruz
con compromisos por 49 mil millones de pesos, de los cuales los últimos 2 mil
se contrataron con plazo de 21 años a pagar. Lo que Pepe Yunes describe es el
riesgo de una reedición de la debacle financiera al estilo Javier Duarte. De
ahí el llamado a transparentar los créditos y vigilar su aplicación… Mal y de
malas Carlos Vasconcelos y la corte que lo acompaña. Confirma el Tribunal
Electoral de Veracruz el resultado de la elección municipal, anula 18 casillas,
recompone la votación y confirma que el alcalde será el morenista Amado Cruz
Malpica. Morena pierde 2 mil 800 votos; la coalición PRI-PAN-PRD disminuye mil
500. Nada de ello afecta el resultado de la votación. Es información difundida
por el periodista Gerardo Enríquez Aburto en su columna Miscelánea Política. Con
esa resolución no se logra anular la elección. Vasconcelos sabía que lo único
seguro era su derrota. Lo supo desde antes del 6 de junio cuando los sondeos
advertían una debacle electoral. De ahí siguió el show que montó a las puertas
del Consejo Municipal del Órgano Público Local Electoral (OPLE), que
súbitamente retiró, minutos antes que le fuera entregada la constancia de
mayoría a Amado Cruz Malpica, de Morena, que le asestó una felpa a razón de dos
a uno. Y a partir de ahí, Vasconcelos se esfumó. Su equipo jurídico continúa
con el alegato y seguro acudirá al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación, salas regional y superior. A Vasconcelos se le sabe tranquilo y
feliz, cultivando su añeja amistad con la secretaria de Energía Rocío Nahle García,
cabeza de Morena en el sur de Veracruz. Hay quien perdiendo, gana… Sergio
“Gutierritos” Luna anda norteado, reclutando cascajo viejo, escoria priista
para lustrar la Cuarta Transformación. Se llevó, por ejemplo, a Miguel Ángel
Luna Modesto y lo incrustó en la Coordinación de Comunicación Social de la
Cámara de Diputados, haciendo arder Troya, atizando escaramuzas, agitando las
aguas de la prensa nacional donde lo menos que se preguntan es “a ese pato qué
pata lo parió”. Han de saber los que hurgan en la vida del protegido del
presidente de la Cámara de Diputados, de sus nexos con la gran mafia sindical
petrolera, operador de la familia Wade en Minatitlán, del cacique priista Jorge
Wade González, mandamás de la Sección 10; de su esposa Reyna León Cheluja, y
del hijo, Saul Wade León, artífice de mil trapacerías en el ayuntamiento
presidido por Morena. Luna Modesto es asesor de un clan jefaturado aún por
Carlos Romero Deschamps, el impune sátrapa del sindicato petrolero, la nueva
Quina, que no se termina de ir. A ellos ha servido. Y a Marcelo Montiel, ex
alcalde de Coatzacoalcos, a veces alemanista, fidelista, consumado duartista.
Miguel Luna fue jefe de la Unidad de Desarrollo Social y Humano y luego
director de programas sociales en la delegación de la Secretaría de Desarrollo
Social federal, a las órdenes de Marcelo Montiel, cuando se perpetraba el robo
de recursos de adultos mayores, cuando se falseaba el pago de viáticos, cuando
la estafa maestra de Rosario Robles estaba a todo nivel. Y Miguel Ángel Luna
colmaba de elogios a Rosario Robles Berlanga, hoy en prisión. ¿Sabrá Andrés
Manuel López Obrador con qué mafia pactó Sergio “Gutierritos” Luna, el diputado
postizo de Minatitlán…
mussiocardenas_arellano@hotmail.com
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