Córdoba, Ver | 03 septiembre 2021
Tribuna
Libre.- Una
modelo plus size utilizó metanfetamina para reducir tallas, en poco tiempo esta
droga había acabado con su vida y su patrimonio.
Samantha era modelo plus size en el puerto de
Veracruz, de un día a otro la marca cambió los parámetros y ella debía reducir
tallas. Una amiga le sugirió seguir "la dieta de las ricas" y ella la
probó: perdió 70 kilos, todos sus ahorros, el auto, su negocio de spa, el
cabello y todo contacto con su familia en menos de un año.
Su dieta consistía en desayunar, comer y
cenar metanfetamina, droga mejor conocida como cristal.
Se trataba de un "falso mesías" que le aceleraba el ritmo cardíaco, la mantenía eufórica, despierta y sin apetito. Sam encontró en el cristal una oportunidad para triunfar; pasar hasta semanas despierta le permitía tener tres trabajos y comer cada cuatro días le ayudaba a bajar de peso rápidamente, entonces tenía 27 años.
Encontró muchas ventajas al consumo sin saber
que se trataba del disfraz de una sustancia altamente adictiva. La liberación
de dopamina -la sustancia relacionada con la felicidad- produce un
"rush" de euforia, una excitación "fuera de lo normal"
señaló Pedro Guy Baeza Pérez, director del Centro Estatal Contra las Adicciones
de Veracruz "Cúspide".
Esta sensación genera tolerancia, es decir,
cada vez se necesitará mayor cantidad de metanfetamina en menor tiempo para
volver a estar "en la cima del mundo", indicó el experto.
El cristal también le abrió las puertas a un
mundo desconocido: fiestas exclusivas de empresarios jarochos que durante tres
o cuatro días se dedican solo a fumar cristal, droga que llega al puerto hasta
en ositos de peluche que son confiscados en el aeropuerto, cómo ocurrió el
pasado 17 de agosto cuando canes de la Guardia Nacional dieron con cincuenta
dosis de cristal ocultas en el interior de un juguete.
A estas reuniones asistían alrededor de 11 o
12 personas, los días y noches se iban en platicar, pues una de las
características del consumo es que aumenta tu capacidad de socializar y
"al que se ponía alucín", adiós, lo sacaban.
En un día compraban hasta 12 mil pesos de
criko, crí-crí, foco o cristina, algunos de los seudónimos de la metanfetamina
en Veracruz.
Estos derroches comenzaron a formar parte su
cotidianidad y en pocos meses pasó de dosificar su consumo en pastilleros como
"adicta responsable" a comprar a diario casi dos mil pesos, decía
"esto es como la comida, sí se acaba pues no hay bronca, se compra
más".
Uno de los peores suvenires de las fiestas a
las que acudió fue el "conecte", la persona que le distribuía la
droga que llevó a rehabilitación al menos al 70% de los jóvenes que se
encuentran internados en Cúspide, señaló Pedro Baeza.
Entre 2016 a 2018, época donde Sam comenzó a
consumir, se expandió tanto en el puerto que se cuadriplicó el consumo entre jóvenes,
de acuerdo con el Sistema de Información Epidemiológica del Consumo de Drogas.
A sus manos llegó la metanfetamina que no
pudo ser decomisada por autoridades de Veracruz, estado que en los últimos tres
años ha confiscado 13 kilogramos de cristal, cifra que se traduce en 31 mil 723
dosis, informó el almirante José Rafael Ojeda Durán, Secretario de Marina en
una conferencia mañanera el pasado mes de julio.
El dealer le ofrecía mejor calidad de
"mate" por un precio razonable, además le llevaba a domicilio lo que
le pidiera "solo le decía, tráeme un pomo, mis cigarros y unas
papitas". El aislamiento fue el precio más caro que pagó por recibir a
domicilio el cristal.
Asistía a reuniones familiares máximo media
hora para regresar a casa a fumar. Despertaba y lo primero que hacía era
prender la pipa. Vivir sola fue un detonante de su adicción, podía hacerlo a
todas horas. "Solo me levantaba a fumar porque dormida pues no se puede,
¿vea?" dice bromeando.
La mujer de casi 1.80 de estatura que llegó a
pesar 68 kilos enciende un cigarrillo. Al escuchar el sonido del encendedor
recuerda que su dedo se llenaba de ampollas de tanto accionar la llama para
prender su pipa; llegó a contar 280 encendedores regados en su departamento.
"No te da hambre y te sientes genial, se
te quita el sueño y te sientes a toda madre porque tealcanza mucho el tiempo,
el asunto es cuando empiezas a escuchar voces, a ver sombras".
En la psicosis de la metanfetamina, los
usuarios pueden experimentar paranoia. Esto ocurre típicamente por los intensos
cambios químicos a nivel cerebral que produce la sustancia, aunado a la
ausencia de alimentación y sueño de calidad.
Las alucinaciones pueden ser visuales o
auditivas de acuerdo con información de Pedro Baeza, director del centro de
rehabilitación Cúspide, quién señaló que el 70 por ciento de quienes se
encuentran internados en la clínica consumían de manera severa
metanfetamina.
Aún en la penumbra de su hogar, temiendo a
las sombras y completamente alejada de la realidad Sam justificaba su consumo
argumentando que "estaba conociendo su lado oscuro". No se consideraba una adicta pues dice que
"no tenía que dar las nalgas" para fumar, ella podía pagar su consumo
sin problema.
La metanfetamina en Veracruz es una droga
barata, de fabricación "sencilla", ¿los ingredientes? Pinol, aceite
de batería y raticida; apuntó Pedro Baeza; del precio deriva su popularidad no
solo entre la clase alta, también en jóvenes en contexto de pobreza.
El cristal "se cocina" en
laboratorios clandestinos, cómo el desmantelado al sur del Puerto, en
Tlalixcoyan durante marzo del 2019, donde se hallaron utensilios y precursores
químicos para la fabricación de drogas sintéticas que se distribuyen en el
estado, el país y viajaban al país vecino del norte, el principal cliente de
México si de drogas sintéticas se habla, esto de acuerdo con el informe
"México: Organized Crime and Drug Trafficking Organizations", del
Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos.
Por su cercanía con el Puerto la droga se
oferta en "los puntos" de venta, algunos son tan céntricos y
accesibles como el que se ubica en el Mercado Unidad Veracruzana dónde se
distribuye en pequeñas bolsas ziploc con un logo de las 4 letras del Cartel de
Jalisco Nueva Generación (CJNG).
El consumo de Samatha afectó Todas esas
sustancias nocivas también afectaron a su mascota, notó alarmada que su gatita
tenía costras negras alrededor de su nariz, ya no se dejaba tocar, maullaba
llorando y se asustaba hasta ponerse histérica. También era una víctima del
cristal. Samantha solo optó por sacarla de su cuarto la siguiente vez que
fumara.
Su primer aniversario como consumidora estaba
por llegar, y para celebrar el cristal le mostró drásticamente los estragos
físicos que se habían acumulado. "Esto es muerte" pensó.
El plan inicial y el motivo por el cual había
empezado a consumir se veían como un espejismo borroso del pasado; ya no
trabajaba para ninguna agencia de modelaje. Recurrió a la metanfetamina en
busca de sentirse a gusto con su cuerpo y ahora para evitar verse sacó de casa
todos los espejos.
Samantha había perdido mucho pelo, había
partes de su cabeza donde no quedaba ni uno solo. Su mandíbula se había
desviado 16 centímetros, tenía la sonrisa desencajada y el dolor era
"encabronado", su cara estaba llena de llagas y la piel se le
despigmentó.
Lo peor fue la parálisis intestinal que
sufrió: comía cada tres o cuatro días galletas con leche, lo único que podía
pasar por su boca. A largo plazo descubrió que el cristal también le dejó
arritmias cardiacas, una deformación en la córnea y un absceso en el pulmón.
Sam suelta el humo de su segundo cigarro
sentada en la terraza de un café, ha recuperado parte de su peso, su cabellera
teñida luce saludable y puede sonreír sin que le duela. Hace ya dos años que
"está limpia".
Estarlo le costó varias recaídas, decía
"no más" y su siguiente recuerdo es estar en el punto comprando más
cristal. Tres días sin consumir eran una eternidad, todo el cuerpo le picaba.
Cansancio, depresión, fatiga y un inmenso
deseo por consumir fueron parte del purgatorio de la abstinencia. Su intento
por auto rehabilitarse la llevó a Sonora, donde halló cristal 10 veces más
barato que en Veracruz y de mejor calidad. "Estaba por doquier", dice.
Vendió sus muebles para pagar las deudas que
arrastraba, limpiando halló bolsas de cristal debajo de la cama. Tiró tres y
guardó una por cualquier "emergencia" narcótica, pues estaba
consciente de que la abstinencia puede incluso provocar la muerte en quienes
abandonan abruptamente el consumo. Dos años después la bolsa sigue en el mismo
lugar.
¿CÓMO
LO LOGRÓ?
"Tienes que alejarte de quien lo hace y
lo ve normal, pero una cosa es decirlo y otra es realmente es hacerlo". Su
rehabilitación fue costosa monetaria y emocionalmente, tuvo que cambiar su
número de teléfono pues "los cristaleros" que incluso ya se metían a
su casa a consumir sin avisarle no aprobaban que dejara el cristal.
La auto rehabilitación es difícil, pero no
imposible, explica el director del Centro Estatal de Adicciones Pedro Baeza,
quien asegura que es de suma importancia la red de apoyo con la que cuente una
persona que sufre adicción, pues la Organización Mundial de la Salud (OMS) la
cataloga como una enfermedad crónico-degenerativa mortal, por ello se
recomienda evaluación y ayuda de médicos.
Será decisiva la fuerza de voluntad, la
familia, amigos, idiosincrasia y consciencia de la enfermedad. Sam forma parte
del 10% de quienes sufren adicción que logran la auto rehabilitación.
Para Samantha fue complicado solventar los
gastos médicos después de perder gran parte de su capital, vendió muchas de sus
pertenencias para poder solventar deudas y tratamientos que le permitieron
recuperar poco a poco su vida.
El trabajar con sus emociones le funcionó
tanto que tras rehabilitarse se volvió terapeuta emocional y ayuda a más
personas a reconstruir y sanar aquello que los pueden llevar a tocar fondo.
La bolsita de cristal sigue en un cajón de su
cuarto. Está ahí para recordarle que eso no es para ella. Hace dos años la veía
con ansiedad, hoy "ya solo me produce asco" dice mientras exhala el
último toque de su cigarro y apaga la colilla en el cenicero.
(e-veracruz)