* Arma circo, atrae prensa y cuenta cuentos * Pasado panista en Sonora * Agitando las aguas de Nahle, Cuitláhuac, Cisneros y Cazarín * AMLO intenta tapar beca a hija de Sheinbaum * Cómo destrozar al PAN en tres años * Cirilo y el relevo generacional * La DEA va por cercanos a Cuitláhuac * Lamentable fallecimiento de doña Estela Rosiñol
Mussio Cárdenas Arellano | 04 octubre 2021
Tribuna
Libre.- Lejos
de su pueblo, el Minatitlán violento y olvidado, Sergio “Gutierritos” Luna se
forjó una historia tejiendo alianzas tan infames como la del ex gobernador
panista de Sonora, Guillermo Padrés, quien luego terminó en prisión, o la que
trae con el Grupo Texcoco, o la del clan Marcelo Ebrard-Mario Delgado con los
que puja para meterlos a Palacio Nacional en 2024.
Pacta con la derecha y con la izquierda, con
los rescoldos del foxismo y con la pléyade del obradorismo, con el priismo y
hasta con la mafia caciquil petrolera.
Pacta con el panista Padrés, al que le diseñó
el Nuevo Sistema de Justicia Penal en Sonora.
Pacta con Horacio Duarte, del que fue
diputado suplente; con el senador Higinio Martínez y con Delfina Gómez, hoy
secretaria de Educación federal, acusada por el Instituto Nacional Electoral de
aplicar moches al salario del personal siendo alcaldesa de Texcoco y desviarlos
hacia Morena.
Pacta, vía su socio, el consejero electoral
del INE, José Roberto Ruiz Saldaña, con los tristemente célebres villanos de la
Línea 12 del Metro, Ebrard y Delgado, cuya tragedia se mide con la sangre de
los 27 muertos.
Pacta con los Wade, la runfla que regentea desde hace 20 años la Sección 10 del sindicato petrolero, protegidos por Carlos Romero Deschamps, que desde su jubilación mantiene intocable su reino. O sea, “Gutierritos” se alía con Jorge y Saúl Wade, con las Reynas León, que aún desde su condición de priistas, le vienen dando votos a Morena elección tras elección.
Y si tuviera que pactar con el Diablo viajaría al infierno en primera clase.
Así la ética del diputado Sergio Gutiérrez Luna.
Usa a Minatitlán, la cuna en que nació, como
plataforma del desenfreno mediático, el arranque de campaña, un futurismo
desbocado hacia el gobierno de Veracruz. Y tira rollo. Y embelesa a los tontos.
Y engaña a los incautos con una danza de cifras que sirven para marear.
“Gutierritos” llega y pregona que ama a
Veracruz. Llega y presume cifras y presupuesto. Llega y lanza embustes al aire,
como si fuera confeti de carnaval.
El desarraigado se vende como si valiera su
peso en oro. El señuelo es la derrama que —deja que te cuente un cuento— hará
el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en 2022. Y en la cúspide, el engaño
genial: el Corredor Interoceánico Coatzacoalcos-Salina Cruz.
La patraña es infumable. Van tres años el
proyecto del Istmo de Tehuantepec y no avanza, aletargado porque su director,
Rafael Marín Mollinedo, un afamado vendedor de plátano a gran escala, dedica su
atención a los negocios que deja el cargo.
Tres años y la resistencia de los pueblos
originarios no amaina. Y donde el argumento fracasa, López Obrador guarda al
luchador social y muestra el puño, aplica mano de hierro. Lanza a la Marina.
Desalojan con fuerza bruta a los legítimos propietarios de la tierra. Le aflora
lo dictador.
El Corredor es pretexto. El punto es hablar,
protagonizar, concentrar la atención, usar a la prensa, capturar las redes
sociales. Sergio Gutiérrez Luna se mueve en un distrito que no representa,
Minatitlán. Es diputado federal plurinominal y presidente de la Mesa Directiva
de la Cámara de Diputados. No llegó con el voto de los electores del distrito
de Minatitlán.
Su función es otra: conducir los trabajos
camerales, no ser la porrista del presupuesto que aún se va a debatir.
El pretexto es burdo. “Gutierritos” lo usa
para irrumpir en el escenario morenista y agitar las aguas en que naufragan
Cuitláhuac García, el gobernador; Eric Cisneros, el vesánico, zafado,
prepotente y amenazante secretario de Gobierno; Juan Javier Gómez Cazarín,
alias “El Carón”, defenestrado, repudiado, exhibido como un truhán que de la
noche a la mañana es un potentado, con negocios inmobiliarios, intermediario
entre ayuntamientos y Orfis recomendando despachos contables para limpiar
cuentas sucias, y hasta adquiere un ingenio azucarero, pero con riesgo de no
ser diputado local repetidor por la equidad de género, por la resistencia de
las candidatas pluris de Morena a ceder su espacio y porque en el partido de
Andrés Manuel ven la oportunidad de mandar al diablo a Gómez Cazarín.
Agita el océano “Gutierritos”, trastocándole
la vida a la secretaria de Energía, Rocío Nahle García, que ya afina el olfato
y percibe el tamaño del contrincante. Ve al presidente de la Cámara de
Diputados trabar alianzas con morenistas y priistas —el grupo de Marcelo
Montiel, entre otros— y armar estructuras que a la hora de la búsqueda del voto
son requisito para ser candidato.
“Gutierritos” montó el circo hace meses. Se
trepó al trapecio y no cesa de saltar.
Se arregló con la mafia petrolera, la familia
Wade, dueños de la Sección 10, con sede en Minatitlán. Le plantó un beso
mejillero a Reyna León de Wade, matriarca del clan, y lanzó la señal de que la
haría presidenta municipal. Y la pobre señora se la creyó.
Fue una finta. A cambio, el vástago de Jorge
y Reyna Wade, el sátrapa Saúl Wade León, proseguirá su función de poder tras el
trono, no para el desarrollo de Minatitlán sino para que no cesen las transas y
las tretas, los contratos para el cuñado, la plaza de trabajo para la cuñada,
los descarados negocios que se han podido documentar.
“Gutierritos” es un embaucador profesional. A
Reyna León le plantó su besito mejillero, filtró la foto y la hizo soñar con la
alcaldía. A Jessica Ramírez —Lady Cirugías— la placeó, haciéndola alucinar que
sería presidenta municipal. Al final, otra trapecista, como él, alcanzó la
alcaldía de Minatitlán: Carmen Medel Palma, la que se inscribió para tres
cargos pues alguno tendría que amarrar.
“Gutierritos” es un hablador nato. Escoge un
público a modo. Es mesiánico y engañabobos. Lo mueven los reflectores, los
micrófonos, las cámaras que le posicionen la imagen.
Llega al sur y encuentra materia para el
circo. Lo circunda un cardumen de medios tradicionales y digitales. Unos
escuchan; los menos cuestionan; proliferan las preguntas a modo, lo que no
inquiete al truhán.
El espectáculo es deplorable. Salvo uno que
otro periodista con talento, la masa sólo para la oreja y registra la perorata
del diputado federal.
El clímax se dio en Xalapa. No hubo chayote
pero sí volován. Sobre el diputado “Gutierritos” los reflectores, mientras en
Palacio de Gobierno no atinan a interpretar si busca ser candidato al gobierno
de Veracruz en 2024 o sustituto de Cuitláhuac García antes de la consulta por
la revocación de mandato, para operar el proyecto de Marcelo Ebrard.
Circundan a Sergio Gutiérrez Luna una
fracción de Morena y otra del PRI. Carece de estructura política y la suple con
el morenismo de Minatitlán, que es incipiente, y con el priismo petrolero de su
tierra natal, el cacicazgo de los Wade, la auténtica mafia del poder, y del
priismo trasnochado que lidera Marcelo Montiel Montiel, dos veces alcalde de
Coatzacoalcos, un traidor sin escrúpulos que exprimió al PRI, que en 2006 pactó
con el PRD, que en 2017 pactó con Rocío Nahle y que en 2021 pactó con
Cuitláhuac, Nahle, Cisneros y los grupos locales morenistas.
“Gutierritos” sabe pagar facturas. A Miguel
Ángel Luna Modesto, vocero de Marcelo Montiel, ex funcionario en la delegación
de la Sedesol federal en Veracruz, implicada en la Estafa Maestra y otros robos
de programas sociales, lo trepó a la Coordinación de Comunicación Social de la
Cámara de Diputados. Obvio, la prensa nacional lo tiene en la mira.
También el nepotismo se le da. Su esposa,
Diana Karina Barreras Samaniego, fue regidora panista en el ayuntamiento de
Hermosillo, Sonora, y se prestó a privatizar el servicio de alumbrado público
secundando el voto de los ediles del PRI.
Cuando ya no hubo proyecto en el PAN, Diana
Karina fue incrustada en la Contraloría del INE sirviendo de palanca el socio
de “Gutierritos”, José Roberto Ruiz Saldaña, quien para entonces ya era
consejero electoral a propuesta del PAN.
Diana Karina Barreras también delira por el
poder. Es actualmente diputada local en Sonora bajo las siglas del Partido del
Trabajo, aliado del movimiento obradorista. Ella y Sergio Gutiérrez Luna no
ganan en las urnas. Ambos llegan por la vía plurinominal.
“Gutierritos” tiene cuerda. Marea al que se
deja, o al que no razona, o al que se le quiere trepar. Seguirá agitando las
aguas turbulentas del morenismo en Veracruz, inquietando a Cuitláhuac, a
Cisneros, a Nahle y a Gómez Cazarín.
Unos lo ven sustituyendo al gobernador en
2022 y otros contendiendo por la candidatura al gobierno estatal, rivalizando
con Rocío Nahle y Ricardo Ahued, en 2024.
Mientras, a seguir engañando bobos.
Archivo muerto
El brazo de la Sheinbaum en alto, sostenido
por Andrés Manuel, y hay quienes lo conciben como el destape final. El brazo en
alto, como si López Obrador ya hubiera decidido la sucesión… a medio sexenio,
cuando restan tres años para dejar el poder. Y mientras el distractor camina, y
mientras la opinión pública reacciona, y mientras la opinión publicada ve a
Claudia Sheinbaum convertida en sucesora de su patriarca en la Presidencia de
México, Andrés Manuel desvía las miradas de un hecho crucial: el escándalo por
la beca millonaria que otorgara el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(Conacyt) a Mariana Imaz Sheinbaum para realizar un doctorado en Estados
Unidos, en tiempos de Enrique Peña Nieto. Mañoso, Pejetustra diluye el impacto,
atenúa la andanada, mitiga los daños, como si fuera irrelevante que al tiempo
que su fiscal general, Alejandro Gertz Manero, y él mismo, desatan una
persecución contra 31 científicos a los que acusan de delincuencia organizada,
la hija de la jefa de Gobierno, la corcholata mayor, sea exhibida por haber
disfrutado de su beca del Conacyt otorgada en los tiempos del peñanietismo
neoliberal. López Obrador acude a los viejos moldes del encubrimiento político.
Sólo le faltó decir: “No te preocupes, Claudia”… Rijosos sin remedio, el
yunismo y el antiyunismo van haciendo trizas, añicos, lo que algún día llegó a
ser el PAN en Veracruz. De día y de noche, por semanas y meses, se increpan y
riñen por la migaja de poder que les dejó Morena en la elección del 6 de junio.
Joaquín Guzmán Avilés, aferrado a postergar la elección y no entregar la
dirigencia estatal; los Yunes armando alianzas con los que antes acusaba de ser
bastardos de Morena, forzando la integración del comité organizador de la
elección; Julen sorteando las condenas, los insultos, por suscribirle la Carta
de Madrid al líder fascistoide del partido español Vox; la senadora Indira
Rosales San Román intentando dar muestra que está viva y que le importa
Veracruz, y el panismo de abajo azorado, viendo que a esos que se desgreñan por
el poder lo único que los mueve son las candidaturas en el 2024 y el sueño
húmedo de ganar el gobierno de Veracruz. Hoy el PAN ni es opción, ni es
oposición, ni tiene freno su ambición. No hay palabra que matice el disloque.
Tres años les llevó hacer polvo al PAN y lanzar sus restos al abismo más
profundo… Marlon Ramírez Marín arribará este viernes 1 de octubre a Coatzacoalcos.
Habrá reunión con las bases priistas. Hará unas semanas, el líder del PRI en
Veracruz abrió la puerta a los liderazgos jóvenes para gestar el relevo
generacional. Se interpretó como la jubilación de la vieja guardia, el paso a
una nueva clase política, los jóvenes que se la jugaron en las condiciones más
adversas, los que se quedaron y no sucumbieron al llamado de otros partidos.
Quiérase o no, hay una lección de la elección. Y fue severa. Mientras el PRI no
se sacuda los residuos del fidelismo y el duartismo, el voto de la sociedad irá
hacia sus adversarios, concretamente a Morena. Por estatutos, Marlon Ramírez y
Arianna Ángeles Aguirre pueden permanecer en la presidencia y secretaría
general del PRI estatal y asumir sus respectivas diputaciones locales en el
Congreso de Veracruz. No están obligados a dejar sus cargos. Fueron electos
para un período que concluye en 2023. Pero en el remoto caso de quedar acéfala
la dirigencia estatal, difícilmente asumiría funciones Ponciano Vázquez
Parissi, secretario de Organización del comité y actual alcalde electo de
Cosoleacaque. Para Ponciano la prioridad es la presidencia municipal y a eso se
dedicará de tiempo completo. Su hermano Cirilo, en cambio, es quien mayor
proyección ha tenido en su paso por la alcaldía de Cosoleacaque y la diputación
federal. Todo indica que encabezará el relevo generacional priista rumbo al
2023, o antes. Cirilo y Ponciano Vázquez Parissi han convertido a Cosoleacaque
en un bastión del PRI en el sur de Veracruz. Son los únicos con marca ganadora.
Es un momento clave. Es lo que se debate al interior del PRI. Si las palabras
de Marlon Ramírez se aplican, ahí comenzará el relevo generacional. Pero si hay
resistencias y empeño en que el PRI sea controlado por la vieja guardia, el
fidelismo y el duartismo, el futuro será la extinción… Va la DEA por un
objetivo clave en el sur de Veracruz. Va la DEA por un maloso y sus cómplices,
algunos vinculados al gobierno de Veracruz. En la mira de la DEA (agencia
antidrogas de Estados Unidos), el delincuente que hasta hace poco deambulaba
entre celdas y crujías de la prisión y en una operación soborno lo dejaron ir.
Sábese que al Compa Playa, acusado del crimen del ex diputado priista y líder
del sector agrario del PRI, Juan Carlos Molina, lo van a reaprehender. Y al
juez que lo liberó, a los ministeriales que se prestaron a la treta, a los
operadores políticos de un poderoso morenista, estrechamente ligado al
gobernador Cuitláhuac García, los detendrán y luego se iniciará el juicio de
extradición. La operación soborno implica a tropa, jefes inmediatos, altos
jefes y miembros del aparato judicial de Veracruz. Así se grueso está el caso…
Conmueve el deceso de Estela Rosiñol, madre del ex alcalde de Coatzacoalcos,
Joaquín Caballero Rosiñol. Un incendio al interior de su hogar segó su vida.
Ana Estela Rosiñol Mortera fue la viva estampa del buen trato, el gesto amable,
la palabra cálida, la sonrisa sincera, la humildad por delante. Viuda de don
Javier Caballero, un tipazo, un hombre de respeto que también destilaba
educación y gentileza, doña Estela será recordada como un ícono de ese sector
de la sociedad que deja huella, afecto, cariño y admiración. A sus familiares y
amigos, nuestra solidaridad y el ruego al Creador porque les conceda el alivio
espiritual y una pronta resignación…