* Gómez Cazarín atropella el derecho de las diputadas morenistas * Luis Barragán, su protegido, cobrador de piso en juzgados * AMLO ya berrea * Gómez Pelegrín al bote; Duarte, a punto de salir * El cochinero que dejó la diputada * Gabriel Rivera, de la mano de Marco Salas * Empresario restaurantero, a punto de ser encarcelado
Mussio Cárdenas Arellano | 22 octubre 2021
Tribuna
Libre.- Sacado
de la basura, Juan Javier Gómez Cazarín lo mismo delinque fuera que dentro del
poder, en sus negocios o en el Congreso de Veracruz, o mayoritea con leyes
ilegales que rebotan en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, o
simplemente se roba una diputación. Es el truhán favorito del gobernador.
Su última gesta es un atraco tan descarado
como vil. Inelegible por cuestión de género, “El Carón”, como se le conoce en
el bajo mundo, urde un plan, acelera el paso, arrolla a las candidatas de
Morena en la lista plurinomimal, se vale un sedicente “no binario”, el
diputadete Gonzalo Iván Durán Chincoya, y se agandalla una curul que no le
pertenece en la Legislatura de Veracruz.
Gómez Cazarín es, pese a todo, un dechado de
congruencia: transa en la venta de autos, transa en el negocio de la construcción,
transa acaparando tierras, transa haciendo leyes, transa esquilmando jueces,
transa con los cárteles, transa en la presidencia de la Junta de Coordinación
Política del Congreso estatal, transa para aferrarse al poder.
Escoria entre la escoria de Morena, “El
Carón” fraguó la trastada desde antes de la asignación de candidaturas. Jugó
esta vez por la vía plurinominal sabiendo que su operación como líder de la
fracción morenista ha rayado en lo delictivo, un día aplicando el mayoriteo a
la oposición para imponer leyes que una vez impugnadas en la Suprema Corte se
vienen abajo; otro día persiguiendo y cazando alcaldes incómodos hasta lograr
su desafuero para incrustar títeres a modo con los cuales ver florecer sus
negocios personales; un día más estableciendo una red de rufianes que atraquen,
que despojen, que roben por él.
Siempre supo que la reelección con el voto
directo era imposible. En las urnas sería destrozado. Demasiado lodo como
oferta política. En consecuencia tomó la ruta más pestilente: montarse en una
lista plurinominal viciada de origen, profundamente tramposa, lastimosamente
ilegal.
Gómez Cazarín y su cómplice encubridor,
Cuitláhuac García, el gobernador, armaron una trastada semejante a las que
distinguían al PRI, al PAN, al PRD y a los demás partidos que han dominado la
escena nacional. La lista de Morena contravenía la legislación actual, y les
valió. No se postuló a mujeres en la primera posición. Se desdeñó a los
afrodescendientes. Se ignoró a mujeres jóvenes, a personas con discapacidad, a
migrantes, a indígenas. Así debió cubrirse los primeros cinco primeros sitios
de la lista.
Sólo uno entró en la maniobra: Gonzalo Iván
Durán Chincoya, el que se declaró “no binario” para ser la pieza a modo con la
que Gómez Cazarín se robó la diputación local.
El Órgano Público Local Electoral asignó sólo
cuatro diputaciones locales a Morena, el partido que arrasó en la elección del
6 de junio. Una sería para varones y tres para mujeres. La de varón la ocuparía
Durán Chincoya pero al declararse “no binario” y aceptarlo así el OPLE,
automáticamente le creó el espacio a Gómez Cazarín como primer varón de la
lista en agravio de una de sus candidatas mujeres.
Aún así, el procedimiento está viciado. Por
estatutos y por normas internas en Morena, la primera posición de la lista
plurinominal debió ser para una mujer joven, no para el diputadete “no
binario”.
Por eso, Siboney Morales García, quien
ocupaba la posición número 11, alertaba desde el 14 de septiembre sobre
maniobras ejecutadas por el OPLE para favorecer a Gómez Cazarín.
“Yo respeto la preferencia y la identidad del
compañero Chincoya. Sin embargo, al ser las mujeres un sector al que la
historia nos debe mejores condiciones, a Iván se le debió ubicar en una curul
nueva, abrir una curul extraordinaria o en su defecto ubicarlo en una curul de
los hombres. Así entonces habría paridad de género en la lista de Morena”.
Según la reseña de Agencia de Noticias RTV,
la televisora oficial del gobierno de Veracruz, “no se trató de un error, ya
que desde el principio los responsables ante el OPLE lo ubicaron así para que
hubiese un espacio asegurado para el diputado Juan Javier Gómez Cazarín. Ahora
él declara que va a regular pero hasta el momento no hay una renuncia de la
candidatura firmada por él”.
Siboney Morales ha vivido un calvario. El
OPLE ni la ve ni la escucha. Le aplican la aburridora. Sus alegatos, sus
impugnaciones, sus quejas no hallan respuesta. Y cuando la atienden, la dejan
tácitamente al filo de los tiempos jurídicos para reaccionar.
La noche del martes 19, Siboney Morales
impugnó la asignación de diputaciones plurinominales a Morena. Entonces
describió el mar de podredumbre:
“Hicieron a un lado mis derechos políticos y
humanos. Por años se ha luchado por la paridad género, pero esta vez votaron
consejeros hombres que en su mayor eligieron a hombres candidatos, diciendo que
defendían la paridad. Sabemos al recibir este documento de impugnación que lo
primero que harán es escanearlo y enviarlo a personajes que nada tienen que ver
en lo electoral, pero que tienen el poder. Sin embargo, dejamos en sus manos la
oportunidad de pasar con la cara en alto o en la ignominia a la historia
reciente”.
Otra candidata a diputada pluri de Morena,
Josefina Barroso, exhibió las maniobras del “Carón” Gómez Cazarín. El pillo
evidenciado desde las entrañas de Morena. El rufián atrapado en el fango.
El OPLE es un organismo pelele del
gobernador, de Gómez Cazarín y de la mafia que secuestró a Morena. Siboney
describe la treta: su oficio de impugnación fue enviado el 19 de julio, le
dieron entrada el 26 de julio para ingresar el amparo al área de transparencia
a fin de conocer las fichas de registro de los aspirantes a diputados pluris de
Morena. La solicitud le fue negada.
La última contestación emitida por el OPLE
Veracruz fue el viernes 15 de octubre, un día antes de la sesión en que
asignaron las diputaciones. Misión cumplida. Gómez Cazarín se había robado la
diputación y el OPLE le ayudó.
Gómez Cazarín es el retrato de la banda de
pillos que gobiernan Veracruz, los sin ética, los sin respeto a la ley, los que
burlan la equidad de género, los misóginos y acosadores sexuales, los que
dispensan contratos de obra o servicios por adjudicación directa, sin
licitación.
O peor. El “Carón” ya es un Duarte en
potencia. Gusta de las tierras y los predios sin dueño o con dueño, pero
armando, inventando juicios, falsificando firmas para agandallarse espacios.
En Coatzacoalcos, en el Juzgado Segundo de
Primera Instancia, el juez Cristóbal Hernández Cruz, el falso sobrino de la
presidenta magistrada del Poder Judicial de Veracruz, Isabel Romero Cruz, se
presta a los juegos ilegales de un testaferro de Gómez Cazarín, Julio César
Tirado.
Todo un depredador, Gómez Cazarín llegó a
controlar al Poder Judicial hasta que tuvo un encontronazo con el vesánico
secretario de Gobierno, Eric Cisneros Burgos, alias Bola Ocho. Su alfil fue
Luis Rubén Barragán Ríos, al que trepó hasta el cargo de secretario adjunto de
Acuerdos del Consejo de la Judicatura.
Su historia es para Netflix. De intendente en
una escuela de Hueyapan de Ocampo, coterráneo de Gómez Cazarín, Barragán brincó
a ser el poder tras el trono en el Poder Judicial.
Solía despertar miedos. Acuerpado por
escoltas de la Secretaría de Seguridad, viajaba de pueblo en pueblo recogiendo
la cuota que tenían que pagar jueces y personal administrativo de alto nivel,
según testimonios en el área judicial. Literalmente, era cobrador de piso del
“Carón”. Un vil sicario.
Tras la aprehensión de un delincuente llamado
Carlos “N”, apodado Z35, una insólita revelación corre en las redes: Luis
Barragán y su hermano Marco Tulio operan para el Cártel de Los Zetas.
Hay más. Sobra podredumbre. Ni un instante en la vida de Gómez Cazarín transita por la honestidad. Lo arropan las anécdotas infames, los trastupijes en la Volkswagen de Coatzacoalcos, los autos no entregados, los documentos de propiedad retenidos, las demandas que enfrenta en juzgados civiles —un pagaré que se niega a saldar— de las que el juez Cristóbal Hernández ha tratado de librarlo violando la ley, y las denuncias penales que caminan sin hacer ruido.
Pero “El Carón” no se inmuta. Se sabe impune. Se sabe encubierto por el gobernador.
Ya sólo le faltaba robarse la diputación. Y se la robó.
Archivo muerto
Andrés Manuel berrea en plena mañanera como
aquel al que el poder le quemó el chip. Y Lozoya, el vival que admitió haber
recibido los sobornos de Odebrecht, el que asegura que trasladó una parte a
Enrique Peña Nieto, a Videgaray, a Anaya y legisladores panistas, a senadores
priistas, prestándose a simular que combate la corrupción, es sorprendido
degustando el Peking Duck en el exclusivo restaurant Hunan, en Las Lomas de
Chapultepec, con todo y su grillete al tobillo cuando se suponía que estaba
bajo arraigo domiciliario. López Obrador, ya tocado, berrea y condena a los que
usan a la masa seguidora como “borregos” sin iniciativa ni voluntad, como si él
no lo hiciera con la yijad chaira. Los desplantes de Andrés Manuel con para
llevarlo de emergencia al psiquiatra, no sólo para tratarse esta última afección
sino para controlarle el ego, el delirio de persecución, la mitomanía, las iras
y la sed de venganza, todas aquellas taras que lo mantienen ajeno a la realidad
mientras México se hunde en un mar de sangre, entrega gobiernos, diputaciones y
alcaldías al crimen organizado, la economía no crece —si acaso se observa una
recuperación a medias gracias a la inversión privada—, el manejo de la pandemia
es un desastre y el combate a la corrupción una simulación, léase Pío,
Martinazo, Felipa, los Trivagos, León Bartlett, el secretario Alejandro Esquer,
Argenis, Scherer y Guadiana de Pandora Papers. Y a López Obrador sólo se le
ocurre berrear… Gómez Pelegrín, quiérase o no, paga las raterías de Duarte.
Enrejado, procesado, Antonio Gómez Pelegrín pasa por las manos de la justicia,
pese a su edad y a su orfandad política. Último secretario de Finanzas de
Javier Duarte, el que al dar la cara ante alcaldes que tomaron palacio de
Gobierno, en Xalapa, formuló una revelación que selló su destino: tomaba
partidas federales de los municipios y los aplicaba, supuestamente, a pagos que
le ordenaba el entonces gobernador; o sea, incurrió en desvío de recursos. Ahí
marcó su suerte. Hoy está en la cárcel. Gómez Pelegrín ve, seguro que con
rabia, al duartismo en pleno gozando de la impunidad que le dispensa el
gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, mientras él pasará el restos
de sus días intentando librarse de la persecución judicial. Javier Duarte
pronto habrá de dejar la prisión, también por el pacto con Cuitláhuac. A Gómez
Pelegrín se le procesa por abuso de autoridad, incumplimiento del deber legal y
desvío de recursos, y en la primera audiencia se le estableció prisión
preventiva oficiosa de un año… Tal como es, Eusebia Cortés deja un cochinero en
Coatzacoalcos. Un reporte interno del ayuntamiento exhibe que la
entrega-recepción adolece de decenas de omisiones, datos incorrectos, cifras
alarmantes, personal no reportado, salarios que no se apegan al presupuesto
autorizado. Hay por lo menos 4.7 millones de pesos sin justificar. Hay un mundo
de documentos que no se apegaron a la normatividad. Ese es el producto Nahle,
lo que circunda a la secretaria de Energía, Norma Rocío Nahle García.
Envalentonada, soberbia y echadora, Eusebia Cortés Pérez hizo de la regiduría
segunda del ayuntamiento de Coatzacoalcos un caos. El renglón panteones,
comisión que le fue conferida, pasa por la mano del crimen organizado y el
cobro de piso, por el olvido y el abandono, por tumbas cuarteadas y destruidas
sin autoridad que metiera orden en los camposantos donde los ladrones de
sepulcros se llevan de tú con los negociantes de espacios para sepultar
difuntos. Ese producto Nahle es el que va ahora al Congreso de Veracruz,
convertida en flamante diputada local por Coatzacoalcos. Aquello, con Eusebia
Cortés en tribuna, será para matar de risa a cualquiera… Gabriel Rivera no
para. Arma, conforma, la delegación de la Asociación Mexicana de la Industria
de la Construcción (AMIC) y a la vez es el líder de la Sociedad Mexicana de
Industriales y Transformadores de la Construcción (SMITC), ambas en el sur de
Veracruz. Fue el artífice de la reunión de empresarios de la construcción con
los diputados morenistas en Tuxpan, hará una semana, a la que acudió el
presidente de la Mesa Directiva de la Cámara Baja, Sergio Gutiérrez Luna. Y por
lo que hace a la SMITC, Gabriel Ángel Rivera Cerdán es el brazo derecho del
líder nacional, el ex diputado federal Marcos Salas Contreras, con quien tiene
un amplio entendimiento. Fue delegado de la Coparmex —Consejo Patronal de la
República Mexicana— en el sur de Veracruz, también creada luego de un arduo
trabajo y salvar mil escollos, y en el pasado proceso electoral fue candidato
del PRI a diputado local por el distrito XXX, el Coatzacoalcos Rural. De
regreso a lo suyo, Gabriel Rivera no pierde lo que siempre lo hizo diferente a
otros líderes empresariales, su espíritu combativo, pelear obras para el
gremio, identificar desvíos y corruptelas, saber poner el dedo en la llaga,
llamarle a las cosas por su nombre. Por eso la coincidencia con Marcos Salas…
¿Quién es ese empresario restaurantero al que dejó de brillarle la estrella,
que enfrenta una pesquisa judicial y no tardan en vincularlo a proceso penal?
Pista 1: la bronca fiscal se la debe a su obeso contador. Pista 2: por los
precios, a su negocio lo equiparan con un auténtico atracadero…
mussiocardenas_arellano@hotmail.com
https://mussiocardenas.com/informe-rojo/116467/y-el-caron-se-roba-la-diputacion
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