José Miguel Cobián | 17 enero 2022
Tribuna
Libre.- Las
fuerzas del orden. Así se le llama a la policía en cualquiera de sus facetas,
ya sea ministerial, guardia nacional, guardia civil, o cualquier nombre con el
que se designen las policías municipales, estatales y federales. Fuerzas del orden. ¿Qué orden sostienen y respaldan las fuerzas
del orden en México? ¿A qué intereses
sirven? ¿Cuál es su verdadera función?
El orden institucional en México es un
absoluto desorden. El nivel de impunidad es brutal, las leyes no se aplican en
el país, a ciencia y paciencia de un pueblo mexicano al cual le importa un
comino si se aplica o no la ley
El nivel de ignorancia del pueblo de México
es tal, que no comprende la razón de ser de las leyes y el estado. Los mexicanos decidieron y decidimos vivir
en armonía en un determinado territorio que denominamos México. Las reglas de convivencia son precisamente
las leyes que nos rigen. La principal obligación del estado es la de cumplir y
hacer cumplir las leyes que rigen nuestra convivencia social y la relación de
los ciudadanos con el estado. Si el
gobierno no cumple ni hace cumplir la ley, entonces el gobierno no sirve a los
ciudadanos. Si acaso, se sirve a sí mismo.
La raíz de los males que vive México viene de
ese pequeño detalle. La ignorancia de los ciudadanos para exigir vivir en un
país donde la ley impere. Entonces, si
no se aplica la ley, ¿para qué sirven las policías? La respuesta es contundente, implica también
al ejército y a la marina. Todos los cuerpos que ejercen el supuesto monopolio
de la violencia que corresponde al estado, lo que hacen es defender al sistema
en que vivimos. Medrar en el sistema y obtener beneficios para sí mismos y para
sus amos, que son los que dirigen el sistema, los políticos mexicanos.
Si usted observa el panorama político de hace
30, 20, 10 o 5 años y observa el actual. Verá que muchos nombres aparecían en
esos años y también ahora. Es decir, hay muchos mexicanos que se han dedicado a
ser vividores del sistema político. Medran, prosperan, hacen negocios, se hacen
multimillonarios, gracias a un sistema político que premia al corrupto, al
inmoral, al desleal, al traidor a los intereses de la patria, al que engaña a
la población.
Si entendemos que la policía sirve para
mantener el orden, es decir, mantener las cosas tal como están. La represión policial que hemos vislumbrado
en las manifestaciones y en la violencia legal ejercida contra los opositores,
es decir, para reprimir a la población y defender los intereses de los
propietarios del poder en turno.
Resulta absolutamente ingenuo pensar que la
labor de las fuerzas del orden es proteger a la población, prevenir el delito y
ayudar en casos de emergencia. Los mexicanos conocemos a detalle, pero no comentamos
lo que son las policías. Mientras más
bajo es el nivel administrativo, es más peligroso el manejo de las fuerzas de
seguridad.
Sabemos de la manera cómo el crimen
organizado decide quién debe de integrar la policía municipal y la policía
estatal. Sin duda también tienen sus
recomendados en las fiscalías estatales, en las federales, en la guardia
nacional, en el ejército y la marina, pero no es tan grande la cantidad como en
las fuerzas del orden municipales y estatales.
Por eso vemos a fuerzas del orden
extorsionando, robando, secuestrando, asesinando, torturando. Sirviendo a
intereses de sus superiores jerárquicos, a criminales y a sus propios
intereses. Así que cuando un integrante
de las fuerzas del orden comete un delito en contra de un mexicano, no sabe si
lo hacen por orden de una autoridad que quiere su moche, bajo instrucción de un
grupo criminal, o por su propio beneficio actuando por su cuenta.
El estado pierde legitimidad cuando no cumple
con su función primordial, que es garantizar la relación entre particulares y
de éstos con el estado. Un estado es legítimo cuando llega acorde a las reglas
democráticas, sin embargo, cuando quienes llegan al poder se adueñan del estado
para su propio beneficio o para perpetuarse en el poder, automáticamente el
estado pierde su propia legitimidad. Y
lo que es peor, los propios ciudadanos dejan de otorgarle su respeto y
obediencia, generando principios de anarquía, y deslegitimando su capacidad de
gobernar (si es que realmente desean gobernar, que en estos momentos no es el
caso).
Conclusión, cuando alguien gana una elección
se siente dueño del puesto, del presupuesto y del municipio, estado o del país,
y además reparte el botín, no solo de puestos y salarios, sino también de los
jugosos negocios que se realizan en un país sin ley como México, desde la
cúpula del poder. Las fuerzas del orden son las que protegen este orden, es
decir, que las cosas sucedan tal como vienen sucediendo hasta la fecha.
Pagar a tanto integrante de las fuerzas del
orden, que solo sirve para proteger los intereses de los dueños del país,
representa un tremendo desperdicio de recursos en el país en el cual la
población no exige absolutamente nada, y además cuenta con la gracia de aceptar
cualquier aberración cometida por sus propias autoridades.
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@jmcmex
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