* Su candidata en Villa Allende es vapuleada * Sólo triunfa cuando le ayudan los priistas * Y así quiere contender por el gobierno de Veracruz * Habló Pepe Yunes y sacudió el PRI * Infame votación mientras Marlon disfruta * Con escritura nula, Gleason vende terreno a Saúl Wade y Reyna León * El parque Hidalgo ya es un fiasco
Mussio Cárdenas Arellano | 07 abril 2022
Tribuna
Libre.- Sin
el efecto López Obrador, Rocío Nahle no opera, no encumbra candidatos, no
cosecha votos, es políticamente un fiasco. Pierde hasta en las congregaciones
de Coatzacoalcos, su otrora coto de poder.
Nahle es más humo que sustancia. Es una diva
de quinto patio, ganadora sólo cuando pacta con el priismo, con Marcelo Montiel
y sus corifeos, los granujas de uña larga; o con los petroleros de Romero
Deschamps; o con el duartismo, o sólo cuando la oriunda de Río Grande,
Zacatecas, les ofrece compartir el feudo y ellos —¡faltaba más!— la usan para
permanecer.
Nahle triunfa cuando los priistas le operan
las elecciones porque el morenismo es masa pero amorfa, masa que sólo sabe
tomar la matraca y hace ruido pero no permea entre el electorado, masa que a la
hora de trabajar votos, sin el efecto Peje, fracasa.
Así le ocurrió el domingo 3. Se entrometió en
una elección que no era suya, la de Villa Allende, principal congregación de
Coatzacoalcos, y Nahle salió trasquilada; su candidata, Yolanda Sagrero, alias
LadyMoches, vapuleada, y su equipo electoral, hecho una desgracia.
Sagrero, de extracción morenista aunque por
años al servicio de priistas como el duartista Ricardo Orozco Alor, cacique
sindical en el Instituto Tecnológico Superior de Coatzacoalcos, fue destrozada
por Alejandro Trujillo Hernández. Ella obtuvo 1540 votos y Trujillo, 2 mil 466.
¿Qué revela esta elección? Morena se partió
en dos. Por un lado la destartalada maquinaria de Rocío Nahle, que esta vez
operó sin priistas, y por otro, el priismo —Noriel Prot Álvarez y su hija Keren
Prot Vázquez— y el regidor y líder real de empleados municipales, el fidelista
y antiguo valet de la familia Chagra Nacif, Gersaín Hidalgo Cruz, apuntalando
al candidato Alejandro Trujillo.
Nahle cometió dos errores garrafales: uno,
enfrentar a los grupos priistas en una contienda donde no hubo efecto López
Obrador como motor electoral, y enviar a José Luis Peña Peña, su marido, a
activar el “Efecto Nahle” a favor de la impresentable Yolanda Sagrero.
Al final, Nahle terminó hecha trizas,
convertida en una perdedora brutal. Y eso conduce al dilema crucial: si no gana
en una congregación, ¿cómo va a ganar la gubernatura de Veracruz en 2024?
Le falló la maquinaria. Se le descuajó la
estrategia. Se exhibió la inutilidad de la pandilla basura con la que mal
gobernó Coatzacoalcos por cuatro años, sumiéndolo en el peor atraso. No le
sirvió ni el pobre Peña Peña, su príncipe consorte.
Perdió la principal congregación de
Coatzacoalcos, un feudo que por años ha sido territorio de la familia Prot… y
lo seguirá siendo.
Perdieron los operadores de Rocío Nahle, una
runfla de inventos políticos de la secretaria de Energía que no se forjaron en
las tareas partidistas sino en las mazmorras de Petróleos Mexicanos, unos en
cargos directivos y otros en el contratismo de obras y proveeduría.
Perdió el ex alcalde de Coatzacoalcos, Víctor
Manuel Carranza Rosaldo, el peor presidente municipal que haya registrado la
historia, el que solía bailar, tirarse al piso, contonearse como iguana, ser la
burla y la mofa del pueblo mientras la violencia adquiría tintes de tragedia,
con secuestrados, mutilados, extorsionados y comercios atacados a balazos y
hasta con bombas molotov.
Víctor Carranza se metió a apuntalar Yolanda
Sagrero, su directora de Contabilidad en el ayuntamiento de Coatzacoalcos, a
quien los ediles reclamaban que por sus pistolas dispusiera de apoyos para la
Universidad Politécnica de Coatzacoalcos, iglesias cristianas y asociaciones
civiles al margen del cabildo. O sea, una lacra de alcalde apoyando a una lacra
de candidata.
Perdió Miguel Pintos Guillén, secretario del
ayuntamiento carrancista, otro fiasco en la operación electoral, de quien sólo
se recuerdan tres puntos en su ínfima vida política: la falsificación del acta
de cabildo con que se despojó a Ember Ballinas de la concesión para el uso de
dos canchas de futbol rápido; su fallida campaña “Tú lavas, yo pinto”, echada a
rodar por la diputada pachulí, Eusebia Cortés Pérez, y por ser el diputado
local suplente del nefasto, transa y vil Juan Javier Gómez Cazarín, alias “El
Carón”, líder del Congreso de Veracruz, cuyas trapacerías incluyen múltiples
desacatos a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, entre ellos la negativa
a anular las agravantes al delito de ultrajes a la autoridad.
Pierde José Luis Peña Peña, esposo de Norma Rocío Nahle García, a quien la secretaria de Energía envió a apuntalar la infumable campaña de Lady Moches, disfrazado de apologista de probeta, ataviado con una playera roja, muy al estilo PRI, con la leyenda Todos Somos Sagrero, que hicieron circular en redes sociales en internet.
Perdió hasta Andrés Manuel López Obrador,
cuya imagen fue colocada en un par de camionetas de lujo en que se trasladaba
la “candidata” Yolanda Sagrero, lucrando con la consulta por la revocación de
mandato. En sus vehículos se observaba la leyenda “Que Siga AMLO”, que le
sirvieron sólo para causar lástima y que dan pie a delitos electorales
flagranrtes.
Rocío Nahle perdió ante Noriel Prot, quien
una semana antes protagoniza un escándalo al difundirse un audio en que se le
escucha decir que habla a nombre de Amado Cruz Malpica, alcalde de
Coatzacoalcos, pidiendo el voto para Alejandro Trujillo. "Ahora yo les
pido —se escucha a Prot— que me ayuden para que yo los pueda seguir ayudando.
Échenme la mano. Se los pido por favor a nombre del alcalde para Alejandro
Trujillo”.
Obvio, Amado Cruz Malpica negó cualquier
injerencia. Y menos contra el proyecto de Rocío Nahle. “Yo no voto en Allende”,
replicó.
Pero la disputa fue real. Los mismos
operadores de Rocío Nahle expresaban que el alcalde se fue con su candidato,
enfrentando a Yolanda Sagrero, la candidata de la secretaria de Energía.
El mazazo es demoledor. Amado Cruz y Rocío
Nahle directa o indirectamente midieron fuerzas, operación electoral, capacidad
para trabar alianzas con grupos priistas, y alcalde venció.
Si el domingo 3 la elección por la agencia
municipal de Villa Allende se hubiera cargado hacia Yolanda Sagrero, el Efecto
Nahle se habría constituido en el nuevo motor de votos para Morena. La
secretaria de Energía habría acreditado que cuenta con equipo electoral. Pero
ocurrió lo contrario. Sin los priistas de su lado, Nahle no existe.
La derrota la envía al túnel del tiempo. La
sitúa 20 años atrás. La remite a sus días de falsa petrolera, disfrazada de
trabajadora de Pemex, sin contrato laboral, metida con calzador en la Unión
Nacional de Trabajadores de Confianza de la Industria Petrolera, con el que se
insertó como coordinadora de campaña de Felipe de Jesús Díaz González por el
Partido de la Revolución Democrática a la diputación federal por Coatzacoalcos
y que, obvio, perdió.
Amado Cruz Malpica fue el primer perredista
en ganar la diputación federal en Coatzacoalcos, en 1994. Desde entonces el PRD
no perdió una sola contienda en ese tipo de elecciones. Felipe de Jesús,
llevando a Rocío Nahle como coordinadora de campaña, cortó esa racha.
En 2012, siendo Andrés Manuel López Obrador
candidato presidencial, Rocío Nahle contendió por la diputación federal en
Coatzacoalcos. Obtuvo una extraordinaria votación, arriba de los 90 mil
sufragios. Aún así, fracasó. El marcelismo, con su candidato, Joaquín Caballero
Rosiñol, la quebró.
Tres años después se entendió con las huestes
de Marcelo Montiel y alcanzó la diputación federal. Obtuvo la mitad de la
votación que había registrado en 2012 y con eso bastó. El priismo la llevó a
San Lázaro. Ahí, fue coordinadora de la fracción parlamentaria de Morena, se
metió en el ánimo de López Obrador y en 2018 se proyectó hacia la senaduría y
la Secretaría de Energía.
Los triunfos de Víctor Carranza en
Coatzacoalcos, en 2017, el de Cuitláhuac García en la contienda por el gobierno
de Veracruz, en 2018, y el de López Obrador, diputados locales y federales, la
misma senaduría, fueron impulsados por el fidelismo, el duartismo y todas las
corrientes disgregadas. Nahle pactó y les suministró el oxígeno que aún
respiran.
Hoy, sin el efecto López Obrador, Rocío Nahle
no encumbra candidatos, no cosecha votos, es políticamente un fiasco. Y pierde
en las congregaciones de Coatzacoalcos, su otrora coto de poder.
Y así pretende ganar la gubernatura de Veracruz en 2024.
Archivo muerto
Pepe Yunes suelta tres frases, apunta al caos
del PRI en Veracruz y se arma la revuelta en el tricolor. Sólo pide que el
fracaso priista en la elección extraordinaria en cuatro municipios, se analice
al interior del partido. Detonó la revisión de los resultados de Marlon
Ramírez, líder estatal del PRI, y el análisis del por qué en Amatitlán sólo se
logró un voto. “Supongo que tendrían que haber votado también el (candidato a)
síndico y el regidor. Entonces llama la atención tanto a la revisión interna de
nuestro partido como a ver qué sucedió”, dice el diputado federal por Coatepec.
En Tlacotepec de Mejía, la cosecha del PRI fue de tres votos, en Jesús
Carranza, de 70. De las cuatro alcaldías en disputa, el PRI perdió todas. Hasta
el partido Podemos, de nueva creación y que perdiera el registro por no
alcanzar el 3 por ciento de la votación total en la elección de 2021, tuvo un
logro, la presidencia municipal de Tlacotepec; el PRD se agenció Chiconamel, y
el Partido del Trabajo, Jesús Carranza. Pepe Yunes ya marcó la ruta. A Marlon
Ramírez Marín y Arianna Ángeles Aguirre, secretaria general del PRI en
Veracruz, les aguarda la auditoría que la dirigencia nacional ordenó para
esclarecer el manejo financiero, la presunción de desvío de recursos, la
existencia de “aviadores” en la nómina y el abuso de ambos junto con la
diputada local y lideresa de la fracción parlamentaria” del PRI en el Congreso
de Veracruz, Anilú Ingram Vallines, y su consorte, Fernando Kuri Kuri, el que
tiene cobrando hasta a un empleado de su rancho. Podredumbre, pues… Con una
escritura anulada, sin valor legal, Antonio Romero Gleason vende predios que
antes fueron de Casas Geo, la inmobiliaria que tuvo su auge en el fidelismo y
que luego quebró, tierras manoseadas por Invivienda y que en un acto de
audacia, un auténtico fraude, las vendió a Saúl Wade León y Reyna León Cheluja,
hijo y esposa del líder de la Sección 10 del sindicato petrolero con sede en
Minatitlán, Jorge Wade González. Por el predio, ubicado a pie de malecón, a un
costado de Puerto Esmeralda, al poniente de Coatzacoalcos, con extensión de mil
870 metros cuadrados, Saúl Wade pagó 4 millones 270 mil pesos. Ocho
transferencias bancarias, entre el 13 de junio de 2019 y el 21 de septiembre de
2020, liquidando así la operación de compraventa. El proyecto de los Wade era
construir un complejo comercial, locales, farmacia incluida, y en un momento se
pensó en instalar una gasolinera. Pero había un problema que los Wade
desconocían. El predio se sustenta con una escritura elaborada originalmente
por el notario Francisco Montes de Oca Zárate, instruido por el juez José
Manuel Jiménez Santés, quien se prestó a declarar en rebeldía a Casas Geo por
no comparecer a juicio. Geo se amparó al enterarse que se le había notificado
en un domicilio que no correspondía a sus instalaciones. La maniobra la
perpetró el abogado Emmanuel Alejandro Hernández Muñoz, apoderado legal de
Antonio Romero Gleason, que gusta de usar el nombre de Rocío Nahle García y su
esposo, José Luis Peña Peña, para sorprender en los juzgados. Del juicio de
amparo derivó la orden del juez al notario Montes de Oca Zárate para anular la
escritura número 49,291 que favorecía a Romero Gleason. Meses después,
Hernández Muñoz volvió a la carga, reiniciando el juicio civil, esta vez
logrando que el juez, José Manuel Jiménez Santés, de largo historial, diera por
buena la repartición del predio entre Romero Gleason y José Luis Sánchez Bueno,
delegado de Invivienda, un “convenio de transacción judicial” como si ambos
fueran propietarios de tierras que formaron parte de un fideicomiso ya
extinguido. Otra escritura, la número 50,152, también anulada en el protocolo
del notario Montes de Oca Zárate, fue usada para consumar el fraude. Lío
grande, pues con esa escritura anulada Romero Gleason, presunto compadre de
Rocío Nahle, secretaria de Energía, le vendió una fracción del predio a Saúl
Wade León y su mamá, Reyna León Cheluja, hijo y esposa del líder máximo de la
Sección 10 del sindicato petrolero. En qué brete lo metió su apoderado,
Emmanuel Alejandro Hernández Muñoz… Y al sexto mes, el Parque Ambiental Miguel
Hidalgo ya muestra signos de un deterioro mayor. Juegos para niños dañados, el
pulpo que circula sobre su propio eje, clausurado por evidente corrosión;
partes del empastado anegadas por los efectos de las lluvias, así sean de menor
intensidad; centros de carga de energía eléctrica en los que observan efectos
del óxido. Ahí, decía el ex alcalde Víctor Manuel Carranza Rosaldo, alias El
Comediante Supremo, se invirtieron 60 millones de pesos, aportados por Pemex
mediante el Programa de Apoyo a Comunidades y Medio Ambiente (PACMA). Ahí, no
hay tal inversión. Contra la versión oficial, en el parque Miguel Hidalgo habrá
facturas, comprobantes, validaciones de supervisores de obra, aval del gobierno
municipal de Coatzacoalcos, pero lo que brota es pus, pésima calidad y
corrupción. Carranza y Rocío Nahle se salieron con la suya. Propiciaron un
negocio pestilente. Se agenciaron 10 hectáreas de espacios deportivos. Pero
afloró fue la podredumbre. El parque Miguel Hidalgo es, técnicamente, un
fiasco. Fue negocio para la pandilla de la secretaria de Energía del gobierno
federal, marido y amigos de parranda incluidos, y una mala inversión para el
pueblo de Coatzacoalcos…
mussiocardenas_arellano@hotmail.com
https://mussiocardenas.com/informe-rojo/116598/rocio-nahle-no-gana-ni-en-las-congregaciones
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