José Miguel Cobián | 12 mayo 2022
Tribuna
Libre.- Leo
y veo en redes sociales, a profesionistas que han crecido económicamente
durante el periodo democrático de México del año 2000 al 2018, escucho a
empresarios cuyas familias han crecido económicamente desde 1960 a la fecha,
gracias a las pocas o muchas libertades económicas que poco a poco se han ido
logrando para los mexicanos. Escucho
amigos que llevan militando 30 o 40 años en la ¨izquierda¨ mexicana, amigos que
han luchado por sacar a los militares de las calles, por un estado de bienestar
dónde los servicios públicos sean mejores, y la cobertura social llegue a los
que menos tienen, izquierdistas que han luchado por instituciones
independientes que limiten y vigilen a el poder público, en especial el
presidencial. Leo declaraciones de
aquéllos que yo consideraba ideólogos de la izquierda como Pablo Gómez y
comienzo a comprender la razón por la cual mi México dejó de estar en las
primeras economías del mundo como estuvo entre el año 2000 y el año 2006. Por fin puedo entender una duda que he cargado
desde hace más de 40 años ¿Por qué México no progresa al ritmo que debería
hacerlo?
Todos ellos, los profesionistas, los
empresarios, los izquierdistas, los ideólogos y filósofos de la izquierda,
todos los que hoy defienden con maromas y pretextos sin sustento todos y cada
uno de los errores y abusos cometidos por el régimen del presidente López
Obrador tienen varios factores en común, aunque no comparten todos las
características, pero sí algunas de ellas, que son las que los identifican.
Todos, a pesar de su éxito económico o
social, tienen una característica común: tienen un enorme complejo de
inferioridad. Todos y cada uno de
ellos, son personajes que sin lucrar directamente por relaciones con la 4T,
consideran que el gobierno actual está funcionando como un justiciero vengador,
que permite que ellos se sientan parte de un todo que lastima a aquéllos que
siempre han envidiado. Hablan en
plural, y afirman cosas como: ¨Estamos combatiendo la corrupción¨. Cuando en realidad ellos no participan en ninguna
acción de gobierno, si acaso, entre su grupo de frustrados y acomplejados, hay
otros como ellos, y así, unos a otros se levantan el ánimo. Por eso se niegan a
reconocer el fracaso de AMLO en el poder, porque si lo reconocen, se quedan sin
nada, y tienen que reconocer una vez más que los engañaron, que se equivocaron,
y su escasa autoestima no se los permite, se quedarían vacíos existencialmente,
así que es mejor defender lo indefendible, y sentirse parte de un gran fracaso
para México, antes de admitir su soledad personal.
Hay otro grupo en el que cabe perfectamente
el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, alguien que cuando era
oposición, tenía muy buenas críticas, señalamientos y análisis, pero que ahora
por un puesto, y por un jugoso salario, pierde su lugar en la historia, a
cambio de negarse a sí mismo y a los ideales que pregonó durante toda su
carrera política.
Así, hay muchas personas que sin el menor
escrúpulo, acostumbrados a hacer negocios y a tener prebendas de los gobiernos,
justifican el actuar de las autoridades actuales por el simple beneficio
económico de miles o de millones de pesos.
Esos son mexicanos convenencieros que se adaptan. Seguramente piensan que si Slim y Salinas
Pliego fueron los favoritos desde Salinas hasta López, ellos también tienen
derecho a una migaja del pastel.
Mexicanos sin escrúpulos, que venden su conciencia por unos cuantos
pesos. Su silencio vale mientras
obtengan beneficios de los gobiernos en turno.
Hay un tercer sector, que yo llamo las sanguijuelas. Personajes que jamás han logrado el éxito
económico y que hoy gracias a su pérdida de dignidad, aplaudiendo todo lo que
hace el poderoso en turno, lograron tener un poco de lo que jamás soñaron. Allí se incluyen desde los patiños de la
mañanera, hasta todos los que lograron un puesto o un convenio o negocio con
las administraciones, federales, estatales y municipales que hacen un mal
papel, mismo que no señalan. Porque es
legítimo hacer negocios, aún con el gobierno, lo que no es legítimo es vender
la conciencia a cambio de esos negocios.
Por último está el sector que yo denomino
desesperado. Personas que por los
errores del modelo económico que se ha aplicado en México desde la colonia
(incluidas todas sus adecuaciones y modificaciones), jamás han tenido la
oportunidad de mejorar su vida.
Personas para quienes mil o dos mil pesos al mes de apoyo por parte del
gobierno representan la diferencia entre comer o no comer. O entre poder tener un sobrante para pagar la
mensualidad de algún satisfactor como una tele o un celular, y no poderla
pagar. Ese sector, en el que debo
incluir a muchas personas de la tercera edad que no tienen acceso a una
pensión, y están en situación desesperada, es el sector más frágil y manejable
por parte de quienes manejan los programas sociales del gobierno. Ellos están disponibles lo mismo para ir a
votar a una consulta, que para acudir a un acto o manifestación, ellos
necesitan ese dinero. Y ellos, no se
preocupan por el México de dentro de dos o diez o cincuenta años, se preocupan
únicamente por su situación hoy y mañana.
Por eso, quizá son los menos dignos de crítica en cuanto a su defensa de
un régimen que tanto daño le está causando a México. Sin embargo, en la soledad de las urnas
podrán en su momento, actuar con amor a la patria.
Hay un pequeño grupo, pagado mediante
programas sociales, (por eso no aparece en la nómina pública), o pagado
mediante contratos y convenios, cuya única finalidad es defender lo
indefendible, y manipular a personas de el resto de los grupos mencionados, o
incluso algunos mexicanos de buena fe, haciendo creer que estamos mejor. Es claro para todo México que no veníamos
bien de las administraciones de PAN, PAN, y PRI, pero la realidad se está
encargando de mostrar que hoy estamos peor que con ellos.
Defender actos autoritarios, renunciar a
ejercer la libertad ciudadana, aplaudir la defensa y elogio que a tiranos
asesinos y torturadores hace el presidente, forma parte de lo que es el México
de hoy. Jamás se había visto tal defensa
de políticas equivocadas en el país, y eso demuestra que el dinero compra todo,
hasta las conciencias de muchos mexicanos.
No debemos aspirar a volver a un pasado que
no funcionó. Debemos buscar lo que si
funcionó y repetirlo, también definir y detallar todo lo que no funcionó y no
repetirlo. Ese será el gran reto de los
partidos de oposición para el 2024.
www.josecobian.blogspot.comelbaldondecobian@gmail.com
@jmcmex
Comentarios
Publicar un comentario