José Miguel Cobián | 15 julio 202
Tribuna
Libre.- Comentar la visita del presidente López
Obrador a Washington es hablar también de la venganza, sutil en el caso de
Biden, y radical en el caso de Marcelo Ebrard.
Primero hablemos de los americanos. Ellos analizan la psicología de los
mandatarios del mundo y saben cómo reaccionarán ante cualquier tipo de
situación. Así que buscaron hacer que la visita del presidente de México fuera
lo más incómoda posible para AMLO y al parecer lo lograron con creces.
De entrada no fue una visita de estado, como
la que realizó Felipe Calderón. Ubicar la visita de AMLO como algo inferior a
la visita de Calderón ya en sí mismo es ofensivo para el ego de don Andrés. No
ubicarlo en un lugar acorde a su investidura, sino en un hotel de tres
estrellas, aunque va con la narrativa de austeridad del habitante del palacio
virreinal más fastuoso de México, también indica el lugar de gobierno de tres
estrellas para Biden.
La reunión privada previa dejó a López
Obrador desencajado y fuera de la jugada. Es un hombre que no sabe disimular, y
su molestia fue reflejada en la reunión pública, tanto en su lenguaje corporal
como en su descuido incluso hasta para abrirse el botón del saco, a pesar de lo
incómodo que se percibía con el botón apretado. El rostro de AMLO mostraba
preocupación y desencanto.
Se desaprovechó los preciosos minutos con
Biden. En lugar de hablar de temas importantes para los mexicanos, cometió el
brutal error –que hoy ya es burla mundial- de dedicarse a darle una lección de
historia americana a SleepyJoe. Quién
por cierto, mostraba discretamente su aburrimiento y su constante lucha para
evitar mostrar un bostezo ante las cámaras.
Humillante sutileza, interrumpir el mensaje
para mencionar el aguante de una reportera de Imagen ante la absurda perorata
de AMLO. Y recalcarlo al final de la
reunión.
Que a AMLO lo recibiera el jefe de protocolo
de la casa blanca en lugar del presidente fue un desaire muy claro. El que
Biden tuviera que viajar a Israel y Arabia Saudita durante la estancia de AMLO
en Washington fue otro. El no
acompañarlo a la reunión con empresarios fue muy significativo también. Le dio trato de segundón.
Marcelo por su parte, pudo explicarle al
presidente que su esposa no debía presentarse con zapatos abiertos a una
reunión de ese nivel. Pudo comentar que
el vestido no era el más apropiado para una primera dama. Pudo haber explicado que una lección de
historia sería una pérdida de tiempo cuando lo ideal era tratar los asuntos
importantes que impactaran en la opinión pública mexicana. Pudo solicitar que la reunión fuera en otra
fecha, también supo anticipadamente que en la puerta de la casa blanca sería el
jefe de protocolo quien recibiría a AMLO y reclamar. En fin, tal parece que el silencio de
Marcelo fue con toda la intención para que AMLO notara su inexperiencia y
pequeñez en asuntos internacionales. La cancillería convirtió al presidente de
México en un meme y en fuente de risas y burlas en noticieros y programas de
comedia en todo el mundo.
A pesar de la retórica triunfalista del
gobierno y sus aplaudidores, AMLO cometió errores graves y cedió de más. El error más grave que cometió fue ser dos
veces corregido por Biden, un político de mucha mayor altura y
conocimiento. Una vez cuando señaló que
China era la fábrica del mundo, y Biden le tuvo que explicar que Estados Unidos
tiene una mayor producción que China, y el otro, que tendrá graves
consecuencias, fue atacar a los conservadores, léase partido republicano, y
recibir como respuesta que Biden espera que sean más conservadores y se
entiende que menos trumpistas.
Los republicanos son muy radicales en sus
críticas y ataques a México. Enemistarse
con ellos para tratar de congraciarse con Biden, no es una buena idea, y menos
considerando que en las próximas elecciones en Noviembre, se espera que la
cámara de senadores y la de representantes queden con mayoría republicana. Si además de ello, se suma la arenga de
AMLO a los texanos a no votar por el actual gobernador, también republicano,
por sus políticas anti inmigrantes, vemos que activó a todo un partido político
en contra de México y en contra de los mexicanos de allá y de acá. Él, el presidente que afirma que hay que
respetar la política exterior de los demás países.
Salió con la tontería de que los americanos
pueden comprar gasolina más barata en México. Le faltó decir, ¨por ahora¨, pues
siempre ha sido más barata en Estados Unidos.
Claro, gasolina que viene de petróleo que le vendemos a los americanos,
que ellos refinan, que nos venden a precios internacionales, y que nosotros
subsidiamos con impuestos de todos los mexicanos. Comprará un millón de toneladas de
fertilizantes, y comprará leche en polvo sobrante de los inventarios
americanos. Además va a invertir mil quinientos millones de dólares para
fortalecer la seguridad en la frontera, permitiendo la supervisión americana
vía laboratorios Sandía. Algo a lo que
Peña Nieto siempre se opuso.
Quién desee pensar que fue un éxito la gira,
de dos horas, puede hacerlo, solo que la realidad es la realidad, y esa no se
puede cambiar con historias, aplausos, el apoyo de Maduro o narrativas llenas
de mentiras.
https://josecobian.blogspot.com/2022/07/visita-y-venganza.html
elbaldondecobian@gmail.com
@jmcmex
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