Veracruz, Ver. | 29 julio 202
Tribuna
Libre.- En
octubre de 2019, Bernardo Segura Molina, quien fuera subsecretario de Finanzas
durante la administración de Miguel Ángel Yunes, fue detenido por la Policía
Ministerial, señalado por los presuntos delitos de ejercicio indebido del
servicio público y abuso de autoridad.
Segura Molina fue parte de un paquete de
cuatro órdenes de aprehensión que se habrían girado contra ex funcionarios de
la Secretaría de Finanzas; los otros son Clementina Guerrero, Adrián Viccon y
Francisco Virúes, quienes libraron la cárcel al conseguir amparos.
Esa detención provocó la furiosa reacción del
ex gobernador Miguel Ángel Yunes, quien calificó de injustas dichas órdenes de
aprehensión; expuso también que el gobierno estatal pretendía desviar la atención
de la ingobernabilidad y la corrupción.
Un año y cinco meses después, en marzo de
2021, el ex secretario de gobierno durante el bienio de Yunes Linares, Rogelio
Franco Castán, corrió con la misma suerte: fue notificado en Tuxpan de una
orden de aprehensión en su contra por violencia doméstica; se opuso a la
detención y entonces le enderezaron el delito de ultrajes a la autoridad, que a
la fecha se encontraba vigente en el estado; y cinco meses después le dejaron
caer nuevas acusaciones, ahora presunta extorsión y abuso de autoridad.
En agosto de 2021, el ex mandatario
veracruzano acusó al gobierno estatal de Cuitláhuac García por promover
“acciones penales contra funcionarios de mi administración acusándolos de haber
participado en la recuperación de recursos económicos y bienes que fueron
entregados por colaboradores y cómplices de Javier Duarte para ser incorporados
al patrimonio de Veracruz”.
Tras calificar las detenciones de Segura y
Franco como actos de injusticia, Yunes Linares y sus hijos Miguel y Fernando
acusaron que esas capturas eran “una clara manifestación de complicidad de
quienes saquearon a Veracruz y lo llevaron a la peor crisis de su historia”.
Los Yunes (Padre e Hijos) sostuvieron en
aquel entonces que tanto Rogelio Franco como Bernardo Segura eran presos
políticos, no delincuentes; y que eran “víctimas de brutal e injusta
persecución”.
Con Jorge Winckler, Yunes Linares e Hijos
guardan silencio y esconden la cabeza...
Este pasado lunes 25 de julio, uno de los más
cercanos colaboradores de Yunes Linares, el ex fiscal Jorge Winckler, fue
detenido en Oaxaca y trasladado al penal de Pacho Viejo; sin embargo, esa
detención al parecer no mereció reacción alguna en redes sociales por parte del
ex gobernador ni de sus hijos, quienes optaron por el silencio sepulcral.
Yunes Linares no ha dicho ni esta boca es
mía; y ese silencio fortaleció las versiones que corren en dos sentidos
diferentes: primero, que el ex mandatario veracruzano habría pactado con el
actual gobierno y que como parte de los acuerdos se encontraba la entrega del
ex fiscal; segundo, que en los meses recientes hubo un distanciamiento entre
Winckler y Yunes.
El mutismo de unos personajes (Yunes e Hijos)
que en otro tiempo no hubieran dejado pasar ni un par de horas para utilizar
las redes sociales a efecto de levantar la voz, maldecir a la 4T y culpar de
todo a Cuitláhuac García, pues ahora no dicen ni Pío, dejando sólo a Winckler
Ortíz.
Jorge Winckler, fue un hombre cercanísimo
hasta la genuflexión al ex titular del Ejecutivo estatal, hoy está preso en Pacho Viejo.
El ex fiscal fue obediente hasta la sumisión
de su poderoso; y soberbio y arrogante jefe, quien le encargó violar la ley una
y otra vez, a lo que el ex Fiscal obedecía sin chistar.
Hoy, en la soledad de la celda, seguramente
enfrenta uno de los momentos más amargos de su vida, y el abandono de Yunes e
Hijos, quienes lo entregaron para que ellos siguieran siendo intocables.
La duda que surge es a qué se debe que Yunes
e Hijos quienes defendieron con tanta vehemencia a Rogelio Franco y a Bernardo
Segura; y que ahora dejaron sólo a quien fuera su abogado, su fiscal, su
incondicional.
(Juan Tirado)
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