José Miguel Cobián | 02 agosto 2022
Tribuna
Libre.- Ver
gobernar a Morena y al presidente López Obrador es ver la política mexicana
desde un punto de vista totalmente descarnado, sin la mínima sutileza, sin el
mínimo disimulo, sin el mínimo pudor.
Los que conocemos las entrañas de los partidos sabemos que Morena
simplemente hace lo mismo que tanto rechazamos en el PRI y el PAN, pero de una
manera brutal.
No concibo a un militante del PRI que se atreva criticar el acarreo. O que señale indignado la compra de votos de
los ciudadanos. O el uso de los
programas sociales para movilizar a la población vulnerable. O que se moleste por escuchar que la gente en
la fila de la urna no sabe por quién va a votar, y está esperando que le digan,
y le entreguen los doscientos pesos por el voto, o la despensa. Mucho menos me imagino a un militante del PRI
reclamando que para mover a la gente que votaría en la consulta, usaron
camiones que gozan de concesiones del estado, o que utilizaron taxis. Si acaso la diferencia es que Morena pidió a
los permisionarios de servicio urbano y suburbano y a los taxistas, el
transporte de los acarreados pero de manera gratuita.
En el caso de Acción Nacional, creo que el
asunto es similar. Quién no recuerda la
llegada de recursos a la región para compra de voto durante el sexenio de
Felipe Calderón. O de entre los militantes, quién no está enterado de la compra
de voto incluso dentro de sus asambleas, ya sea para escoger dirigente del
comité directivo municipal, como del estatal, o las respectivas candidaturas,
comprado ese voto con dinero o favores.
Y ya en las elecciones constitucionales, la compra de credenciales en
las zonas donde no simpatizan por el partido (también lo ha hecho el PRI), El
manejo de aportar despensas o dinero en efectivo, tener vehículos para
movilizar votantes seguros, etc.
Incluso hemos visto algunos conatos de
violencia, muy raros, debido a la disciplina e institucionalidad en ambos
partidos. Ni comparación con lo que
vimos en Morena, salvo los lugares dónde se decidió reventar la elección o el
robo de urnas, todo con lujo de violencia.
Los panistas recuerdan cuantas travesuras
similares les hicieron los priístas, y viceversa. Así que no pueden burlarse, al contrario,
deben de reconocer que la población rechaza esos controles y prácticas
antidemocráticas. El número de borregos aunque significativo, no resuelve
elecciones, y ese manejo de la población necesitada, vulnerable, o vende patrias que vende su voto.
Por otra parte, pudimos percatarnos de la
importancia del Instituto Nacional Electoral. Porque en México queremos
elecciones pacíficas y con la certeza de que los votos se cuentan y se cuentan
bien.
El INE garantiza elecciones limpias, porque
los miembros de la mesa directiva de cada casilla se insaculan, y si hubiera
duda de la limpieza de la selección de esos miembros, recordemos que cada
partido político tiene en la casilla dos representantes que verifican que el
conteo de votos se lleve a cabo correctamente, tanta certeza se logra porque
los mismos representantes de partido firman el acta y cada partido político se
lleva una copia de esa acta, de tal manera que la certeza del conteo es
absoluta.
Los controles para evitar el voto doble o
triple son fundamentales. La seguridad
de la credencial de elector ha sido imitada y admirada por el resto de los
países del mundo. Lo que otorga una
certeza adicional.
Cada elector llega a su casilla, dónde todos
los integrantes de la mesa directiva y representantes de partidos poseen una
copia de la credencial de elector para verificar que la persona que llega a
votar sea la que corresponda al nombre y foto de dicha credencial.
El que los partidos verifiquen cada voto, el
que los cuenten ciudadanos, el que se sepa el resultado de cada casilla casi en
tiempo real, gracias al PREP, la posibilidad de verificar los datos de la
sábana en la casilla con los datos que aparecen en internet, e incluso que los
representantes de los partidos puedan anotar en las actas si hay alguna
irregularidad, con el fin de que los votos sean recontados, le da una certeza
enorme a la población mexicana sobre la seguridad del conteo de votos.
Las mañas del mexicano, las trampas que todos
conocemos que han aplicado los distintos partidos políticos, ahora ya no se
llevan a cabo en la mesa de las casillas.
Es labor de los ciudadanos vía los observadores electorales, y de los
propios partidos políticos, vía sus caza mapaches, vigilar la actuación de
aquéllos que quieran violentar las elecciones o la voluntad popular, actuando
de manera ilegal.
Para ello, están disponibles los funcionarios
electorales, los notarios, todos para dar fe de cualquier delito electoral
cometido durante la jornada electoral.
El gran enemigo de la democracia es la
ignorancia. El votar por temor,
obligado o coaccionado, es terrible. Que
los políticos en los partidos abusen de la ignorancia es inaceptable. La falta de formación cívica de los
mexicanos es una tarea pendiente, convertir a los siervos en ciudadanos no es
tarea fácil, pero es indispensable trabajar para ello.
Otro gran pendiente es abrir los partidos
políticos y los negocios emanados de las candidaturas.
Lo más importante es evitar que Morena y AMLO
dañen al INE. Ya vieron que no es fácil
organizar elecciones limpias. El costo
de la certeza electoral siempre será más barato que una revuelta popular. Ya México no está para caciques.
@jmcmex elbaldondecobian@gmail.com
https://josecobian.blogspot.com/2022/08/elecciones-internas-en-los-partidos.html
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