* Intentó abrirle la puerta al Cártel del Noreste * Y el CJNG le incendió Veracruz * Provocó una guerra de cárteles * Nunca antes una evidencia tan grave contra Cuitláhuac * Por qué Amado mandó al diablo al gobernador * Un amigo de narcos en las Mesas por la Paz * Circula ya El Rey del Cash * Director de Obras en Coatza coloca a su hijo
Mussio
Cárdenas Arellano | 12 octubre 2022
Tribuna
Libre.- Cuitláhuac, el gober pro narco, perdió la
máscara. Se la arrancó el Ejército, desnudando la farsa de que no pacta con el
crimen organizado, documentando cómo intentó dejar pasar al Cártel del Noreste
y cómo precipitó un infierno en Veracruz.
Cuitláhuac García —indagó el
Ejército— le puso la puntería al Cártel Jalisco Nueva Generación, en 2019,
tocando sus “negocios”, el tráfico ilegal de combustibles y amenazó con irse
contra ellos.
Su “fórmula genial” —reflejan
los reportes del Ejército— no fue la ley ni emplear el aparato de justicia. Su
superlativa genialidad fue darle cabida al Cártel del Noreste, integrado por
antiguos zetas. O sea, fue el promotor de una guerra entre cárteles.
Tocó al Mencho —Nemesio
Oseguera Cervantes—, capo mayor, capo criminal del CJNG, y a sus enclaves en el
sur, que se aposentaron durante el duartismo y por años nadie los pudo sacar.
Y en respuesta, el Mencho
activó el infierno.
Hizo correr a la Fuerza Civil,
las patrullas conducidas a velocidad de ráfaga, volando como alma que lleva el
diablo mientras por la radio se filtraba el miedo, la voz del policía que
temblaba, el reclamo por no ver que llegara el apoyo para repeler la agresión.
“Puro Cártel Jalisco, putos”,
gritaban los malandros del CJNG a media autopista La Tinaja-Cosoleacaque y a
sus espaldas ardían los camiones de transporte de mercancías, bloqueando el
paso de vehículos.
Eran rafagueadas las fachadas
de las sedes de la Fuerza Civil en la conurbación de Cosoleacaque y Minatitlán
y en Jáltipan, en el sur de Veracruz.
Aquella reyerta anidó en las
páginas de los periódicos, en los relatos hablados de la radio, en las imágenes
de la TV, y detonó y estremeció y sacudió las redes sociales. La guerra del
Cártel Jalisco Nueva Generación estaba ahí. Y retaba al gobierno de Cuitláhuac
García.
Exigían los “jaliscos” el
repliegue de la Fuerza Civil. Y la Fuerza Civil fue retirada de Coatzacoalcos.
Y la Policía de Veracruz le bajó de güevos. El gobernador reculó.
Dos días cruciales: 15 y 16 de
marzo de 2019. El 15, la Policía de Veracruz abatió a cuatro presuntos
integrantes del Cártel Jalisco, en la población de Joaquín, municipio de Tierra
Blanca, generando la reacción violenta del CJNG. El 16, el Ejército mexicano
documentó el enredo de Cuitláhuac García, hasta dónde había llegado, su
condición de gobernador pro narco.
¿Qué precipitó esa guerra entre
cárteles? ¿Por qué la proclama de que ahí, en el sur de Veracruz, mandaba El
Mencho y nadie más, “puro Cártel Jalisco, putos”?
La respuesta se conoce hoy, vía
un reporte de la Secretaría de la Defensa Nacional, parte del hackeo del
colectivo Guacamaya que ha escandalizado a México.
Elaborado por el Centro
Regional de Fusión de Inteligencia Sureste (Cerfise), el reporte fue catalogado
con carácter de “Extra Urgente” bajo el número número CERFISE/397 y en él se
describe cómo Cuitláhuac García pretendió ser la llave de paso al Cártel del
Noreste en Veracruz y sus cuerpos policíacos, cómplices.
Dice el informe:
“La presunta guerra que inició
el CJNG en contra el gobernador del estado de Veracruz, tiene su origen en los
siguientes motivos:
“El gobernador de Veracruz está
apoyando la entrada a la entidad del Cártel del Noreste.
“Los titulares de la Secretaría
de Seguridad Pública estatal, Policía Estatal y Fuerza Civil dan protección al
Cártel del Noreste.
“El gobierno estatal les quitó
el huachicol (al CJNG) y mencionó que después iría por ellos”.
Luego mencionan las acciones
violentas que habrían de desarrollarse como respuesta del Cártel Jalisco:
emboscar a la Fuerza Civil destacadas en los municipios de Las Choapas y Agua
Dulce, así como quemar los corralones de Grúas Vázquez en Minatitlán y Las
Choapas.
El reporte CERFISE/397
abundaba:
“Las células de sicarios del
CJNG desplegadas en el sur del estado han sido reforzadas por otras células
provenientes de Orizaba (región de las Altas Montañas, en el centro de la
entidad) y Nanchital (situada a 10 kilómetros de Coatzacoalcos).
“Cada célula dispone de equipo
táctico, tres vehículos y cuatro o cinco armas largas”.
Hoy responde Cuitláhuac García
que el reporte del Ejército es falso. El Cártel del Noreste no opera en
Veracruz, dice. Cierto, a medias. El gobernador intentó dejarlos entrar, lo que
habría diezmado la fuerza del Cártel Jalisco Nueva Generación, pero los
sicarios del Mencho Oseguera los repelieron agudizando la violencia y lanzando
un mensaje frontal a Cuitláhuac: “Puro Cártel Jalisco, putos”.
La veracidad del reporte
CERFISE/397 es incuestionable. El 16 de marzo advertía que habría una embestida
contra la Fuerza Civil y así ocurrió, y que serían quemadas las instalaciones
de Grúas Vázquez y así sucedió.
El 6 septiembre de 2019, el
corralón de Grúas Vázquez, ubicado en la carretera Las Choapas-Cuichapa, fue
atacado. Ardieron varios vehículos. El personal fue amedrentado. Los sicarios
dejaron un mensaje para la propietaria: o pagaba piso o le aplicarían la misma
dosis de nuevo.
Otro de los corralones de Grúas
Vázquez, situado en la colonia María de la Piedad, en Coatzacoalcos, fue
incendiado con bombas molotov.
Anteriormente, el 19 de
noviembre de 2018, Grúas del Sur, propiedad de la familia del ex subdelegado
administrativo de la Sedesol federal en Veracruz, el priista hoy ligado a
Morena, Víctor Rodríguez Gallegos, fue objeto de un ataque armado. Su fachada
fue rafagueada.
Otros reportes del Ejército,
hackeados por el colectivo Guacamaya, advierten que las autoridades estatales y
municipales de Veracruz colaboran o son cómplices del crimen organizado.
El informe del 19 de enero
pasado es puntual en torno a Veracruz:
“De los 4 estados con gobiernos
de extracción ‘morenista’, Veracruz es el estado que presenta mayor incidencia
delictiva, pudiéndose relacionar esto por la presencia de integrantes del
Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en la mayor parte de la entidad”.
No disminuye la violencia.
Cuitláhuac maquilla las cifras. Y pacta con el crimen organizado.
Cuitláhuac quiso ser la
reedición de Fidel Herrera con los Zetas y de Javier Duarte con el Cártel Jalisco
Nueva Generación. Y para allá va. Ambas organizaciones se adueñaron del
territorio, de las rutas del trasiego, el control de la droga y la extorsión y
la trata de personas y el lavado de dinero. Quiso que el Cártel del Noreste
desplazara al CJNG y la gente del Mencho Oseguera lo replegó.
Indirectamente, el gober pro
narco habría ayudado al Cártel de Sinaloa desplazando al Cártel Jalisco usando
al del Noreste, organización creada a partir de una escisión de Los Zetas y del
conflicto entre los allegados a los hermanos Treviño Morales.
Ufano, Cuitláhuac pregona que
él no pacta con los criminales como sus antecesores. En los hechos, y de
acuerdo con el reporte CERFISE/397 del Ejército, sí lo hace.
Su secretario de Gobierno, Eric
Patrocinio Cisneros, fue implicado en un célebre video en que el CJNG exhibe a
nueve malosos. Uno de ellos, presunto sobrino de Cisneros, revela que el tío
incómodo protege y opera para el Cártel de Sinaloa, para la gente del Chapo
Guzmán.
Eric Cisneros respondió que no
permitiría que otro cártel desplazara al que ya opera en Veracruz.
El reporte del Ejército es
demoledor. Fuerza Civil, Policía Estatal y la Secretaría de Seguridad Pública
“dan protección al Cártel del Noreste”. Son los brazos armados del titular de
la SSP, el impune Hugo Gutiérrez Maldonado.
Nunca antes un gobernador había
sido exhibido así. Cuitláhuac, su policía, sus dos funcionarios con mayor
poder, señalados de servirle al crimen organizado. Y consta en un informe de la
Secretaría de la Defensa Nacional que no ha podido desmentir.
Al gober pro narco lo desnudó
el Ejército.
Archivo muerto
Por algo, Amado Cruz Malpica
manda al diablo a Cuitláhuac García con sus Mesas para la
Construcción de la Paz. Por algo será. Las mesas son una pantomima, sólo el
recuento de cuántos detenidos hay, cuántos son vinculados a proceso y las
acciones a desarrollar para atenuar la inseguridad. O sea, pantomima pura. Si
se mide por resultados, son un fracaso. La realidad es cruda, cruenta,
demencial. Imparable, la violencia no surge del poderío del crimen organizado
sino de la impunidad que le concede la Cuarta Putrefacción. La Guardia Nacional
es un desastre, una vergüenza cuando se documentan casos de violación y acoso
sexual que han merecido recomendaciones de la Comisión Estatal de Derechos
Humanos. El Ejército y la Naval se hallan atados de manos por órdenes del
pseudopresidente Andrés Manuel López Obrador, cuya misión es no tocar a los
cárteles ni con el pétalo de una rosa. Son mesas informativas de sobrada
inutilidad, pues los narcos, los huachicoleros, los traficantes de personas, la
delincuencia común incendia a diario a Veracruz, vulnera el estado de derecho,
transgrede impunemente la ley. Y las Mesas para la Construcción de la Paz —ja—
adolecen de algo peor: la infiltración del narco. Su secretario técnico, Manuel
Fernández Olivares, enfrenta señalamientos que van desde haber reprobado los
exámenes de control y confianza hasta la venta de cargos en la Fiscalía a razón
de 20 y 30 mil pesos y, lo más grave, vínculos con delincuentes pesados, como
reseñó el periodista y escritor, Ricardo Ravelo —expediente
947/2012/VER-FIEAFTVS—. O el contenido del expediente judicial del ex líder de
una célula zeta en Coatzacoalcos, Hernán Martínez Zavaleta, alias Comandante H,
donde se citan tres llamadas telefónicas interceptadas con una mujer de nombre
Norma Hernández Urbina en las que se logró establecer que el entonces juez
primero de Primera Instancia en Coatzacoalcos y ahijado del ex presidente del
Poder Judicial en Veracruz, Edel Álvarez Peña, “es colaborador y proporciona
información de personas que son susceptibles de ser despojados de sus
pertenencias”. A detalle lo cuenta el columnista Raymundo Jiménez en Al Pie de
la Letra, el 24 de julio pasado. O sea, militares y navales, policía estatal y
municipal, todos refiriendo detalles de operativos contra criminales y frente a
ellos, escuchando y documentando, un señalado en expedientes judiciales de
tener vínculos con los cárteles. Por eso ni Amado Cruz, alcalde de
Coatzacoalcos, ni otros alcaldes se acercan a las Mesas de Coordinación para la
Construcción de la Paz. Quizá por eso, pero hay algo más… Llegó la
hora. Comienza a circular El Rey del Cash. De la autoría de Elena Chávez,
ex pareja del ex jefe de prensa de López Obrador, César Yáñez, el libro
describe la economía subterránea de Andrés Manuel López Obrador, el
financiamiento ilegal a su movimiento desde hace 20 años, sus fuentes de
ingreso sin ser reportados a los órganos electorales. El Rey del Cash compendia
la suciedad de Andrés Manuel, el manejo de efectivo para no dejar huella, el
recurso que obtuvo de mecenas y la identidad de los operadores y operadoras.
Sabíase de René Bejarano y otros recaudadores en 2004; de Carlos Imaz, entonces
esposo de la hoy jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum
Pardo; del pase de charola a empresarios, realizado por Luis Mandoki, Luis
Costa Bonino y Adolfo Hellmund, en 2012; de la colecta en Veracruz con una
celada tendida a la ex diputada Eva Cadena Sandoval, quien luego revelaría que la
verdadera recaudadora era la actual secretaria de Energía, Rocío Nahle García,
y el escándalo del fideicomiso para ayudar a víctimas del sismo de 2017 en
Oaxaca, usado para encubrir el ingreso de dinero de procedencia ilícita a las
arcas de Morena para la campaña de 2018. Una historia sórdida; un
financiamiento subterráneo e ilegal, un mecánica digna de delincuentes de
cuello chairo. López Obrador y César Yáñez “son los protagonistas de esta
historia llena de traiciones políticas, ambiciones personales, infidelidades,
abusos laborales, corrupción y autoritarismo”, dice Elena Chávez, autora de El
Rey del Cash. “Los mexicanos tienen derecho a conocer la verdadera cara de la
nueva mafia del poder o, mejor dicho, de la secta en el poder. Que vea quien
quiera ver, y escuche quien quiera escuchar”. Obvio, hay insomnio en Palacio
Nacional… Esto es más que nepotismo; es corrupción. Onésimo
Mendoza, director de Obras Públicas en el ayuntamiento de Coatzacoalcos,
designa a su hijo, Víctor Manuel Mendoza Villegas, en un área clave: analista
en la Subdirección de Presupuestos y Costos. Uno manipula las licitaciones,
asigna las obras, valida los contratos, presiona a los ganadores para que
subcontraten y el hijo se encarga de vigilar que el avance financiero. Una de
tantas que viene haciendo Onésimo Mendoza. Las otras tienen que ver con
contratos asignados, por ejemplo a una tal Ingeniería Avanzada de Los Tuxtlas
para rehabilitar el drenaje de la calle Nuevo León en la colonia Petrolera, y
la obra finalmente la realiza la empresa Aguasco, S.A. de C.V., o la media
docena de contratos firmados con constructoras son propiedad o representadas
por viejos perredistas. Por lo pronto, el hijo de Onésimo Mendoza ya se instaló en la
Subdirección de Presupuestos y Costos…
mussiocardenas_arellano@hotmail.com