Turquía, 19 feb (Reuters) | 20 febrero 2023
Tribuna Libre.- Médicos Sin Fronteras (MSF) declaró que un convoy de 14 camiones había entrado el domingo en el noroeste de Siria para ayudar en las operaciones de rescate tras el terremoto, mientras crece la preocupación por la falta de acceso a la zona devastada por la guerra.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha
estado presionando a las autoridades de esa región de Siria para que dejen de
bloquear el acceso, mientras trata de ayudar a cientos de miles de personas
tras el devastador terremoto que sacudió la región el 6 de febrero.
En declaraciones a Reuters al margen de la
Conferencia de Seguridad de Múnich celebrada el sábado, el director del PMA,
David Beasley, declaró que los Gobiernos sirio y turco habían cooperado muy
bien, pero que sus operaciones se estaban viendo obstaculizadas en el noroeste
de Siria.
La semana pasada, la agencia dijo que se
estaba quedando sin insumos allí y pidió que se abrieran más pasos fronterizos
desde Turquía.
En Siria, ya destrozada por más de una década
de guerra civil, la mayor parte de las víctimas mortales se han producido en el
noroeste. La zona está controlada por insurgentes en guerra con las fuerzas
leales al presidente Bashar al-Asad, lo que ha complicado los esfuerzos por
hacer llegar la ayuda a la población.
Mientras tanto, las labores de rescate en
Turquía se reducían el domingo, y muchos rezaban sólo para encontrar cadáveres.
"¿Rezarías para encontrar un cadáver?
Nosotros sí (...) para entregar el cuerpo a la familia", dijo el operador
de una excavadora Akin Bozkurt mientras su máquina arañaba los escombros de un
edificio destruido en la ciudad de Kahramanmaras.
"Se recupera un cuerpo de entre
toneladas de escombros. Las familias aguardan con esperanza", dijo
Bozkurt. "Quieren una ceremonia de entierro. Quieren una tumba".
Según la tradición islámica, los muertos
deben ser enterrados lo antes posible.
El secretario de Estado de Estados Unidos,
Antony Blinken, llegó a Turquía el domingo para una visita oficial y
conversaciones sobre cómo Washington puede ayudar más a Ankara en su lucha
frente las secuelas de una tragedia devastadora.
El terremoto de magnitud 7,8 que sacudió el
sureste de Turquía y Siria ha dejado más de 46.000 muertos y destruyó los
hogares de al menos a un millón de personas. Se prevé que el costo económico de
la catástrofe ascienda a miles de millones de dólares.
El director de la Autoridad Turca de Gestión
de Desastres y Emergencias (AFAD), Yunus Sezer, declaró que las labores de
búsqueda y rescate terminarían en gran parte el domingo por la noche. Se espera
que el número de víctimas aumente, ya que se sabe que unas 345.000 viviendas
han quedado destruidas en Turquía y que muchas personas siguen desaparecidas.
Ni Turquía ni Siria han dicho cuántas
personas siguen desaparecidas.
En uno de los últimos esfuerzos por sacar a
la gente de entre los escombros 12 días después del terremoto, los equipos de
emergencia empezaron el sábado por la noche a retirar escombros con las manos
en un lugar de Antioquia.
Los perros rastreadores y las cámaras
térmicas habían detectado señales de vida de dos personas, según los equipos de
rescate. Pero pasada la medianoche, ocho horas después de iniciada la
operación, los equipos suspendieron el rescate.
"No hay nadie vivo", dijo Mujdat
Erdogan, miembro de AFAD, con la cara y el uniforme cubiertos de polvo.
"No creo que podamos seguir rescatando gente".
La Organización Mundial de la Salud calcula
que unos 26 millones de personas tanto en Turquía como en Siria necesitan ayuda
humanitaria.
(Reporte de Ezgi Erkoyun, Ece Toksabay, Tom
Perry, Abir Al Ahmar, Henriette Chacar, Jonathan Spicer y Suhaib Salem John
Irish y Humeyra Pamuk; escrito por Michael Perry y Michael Georgy. Editado en español por Javier Leira)
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