José Miguel Cobián | 10 abril 2023
Tribuna
Libre.- Los sociólogos y antropólogos están de acuerdo en
cuanto a definir el primer momento en que aparece la civilización entre los
humanos, y es cuando uno comienza a ser importante para el otro. Margaret
Mead se ha vuelto viral por haber
respondido a un alumno que ¨el primer signo de civilización en una cultura
antigua es un fémur que alguien se fracturó y luego aparece sanado¨, porque
ello implica que alguien cuidó de esa persona fracturada, le alimentó, le
protegió, quizá hasta limpió y vendó la herida, hasta que estuvo sana de nuevo
y pudo continuar con su vida. En el
mundo salvaje, resulta prácticamente imposible para un animal con una pierna
rota sobrevivir. Así que el cuidado de
los unos por los otros, es el símbolo que define el grado de civilización entre
las distintas sociedades humanas.
De la conclusión
anterior deriva el título que define a nuestro México como un país primitivo e
incivilizado. Este título no implica que
no exista preocupación por el ¨otro¨ en México, o que la empatía sea algo
inexistente. Solo que los niveles no se
comparan con países avanzados o que llamaríamos de primer mundo, es decir mucho
más civilizados que el nuestro.
Cuando observamos a
nuestra sociedad, podemos encontrar rasgos característicos de una sociedad
primitiva. Existe un pequeño nivel de
solidaridad. Hay profesiones como la de
medicina, enfermería, protección civil, sacerdotes, psicólogos, etc., cuyos
integrantes en su mayoría, dedican su vida a servir a los demás, -con sus consabidas y conocidas
excepciones-. Sin embargo, no podemos
evitar señalar que como sociedad en su conjunto, poco nos preocupa el ¨otro¨,
sobre todo si ese ¨otro¨ está más allá de nuestro entorno.
Los mexicanos
–salvo honrosas excepciones-, no nos hemos preocupado por los niveles de
educación pública y privada, que han generado que el mexicano promedio posea un
coeficiente intelectual inferior a países de nivel medio como China (15 puntos
de diferencia, 85 en México, vs 100 en China), muchos se quejan de la
ignorancia de ¨los otros¨, sin sentirse responsables de haber permitido ese
nivel de raciocinio y comprensión de la realidad.
No nos hemos preocupado tampoco por los
niveles de impunidad que se viven, los cuales generan niveles de violencia
física y emocional, así como daños a la vida y al patrimonio muy superiores a
los observados en países en guerra.
Si mueren 39
migrantes que estaban en un edificio administrado por el gobierno federal, no
mostramos indignación, salvo que así convenga a nuestros intereses políticos, a
pesar de saber que el responsable de esas muertes es el gobierno en turno.
Si mueren más de
cien personas por un incendio en Hidalgo cuando estaban robando gasolina, no
hay indignación social, a pesar de saber que Pemex pudo haber cerrado las
válvulas y el ejército pudo recibir la orden de cuidar a esos mexicanos,
evitando que continuaran delinquiendo enfrente de las autoridades.
Todos los mexicanos
sabemos que los migrantes son víctimas de tratos brutales, extorsión y
corrupción por parte de nuestras autoridades, y sin embargo, es algo que nos
tiene sin cuidado.
Tus hijos, tu
familia, pueden ser víctimas de cualquier acto criminal porque la autoridad no
cumple su parte obligatoria de nuestro contrato social, esa que la obliga a
brindar seguridad personal y jurídica a todos los mexicanos. Al contrario, la autoridad que debe protegerte
esta coludida, o cuando menos cooptada por los criminales, y a ti, como
mexicano, esta situación no te importa, salvo cuando le pasa algo grave a algún
familiar, y aun así, no te indignas en contra de quienes no cumplen su función
desde el gobierno.
Padres, madres,
hijos, esposas, esposos, todo tipo de familiares, saben perfectamente cuando
alguno de sus familiares anda ¨en malos pasos¨, y todos callan y son cómplices,
y cuando su familiar es secuestrado, asesinado, desaparecido, solo entonces viven
el duelo por la pérdida, pero ni así reaccionan para reconocer que ellos
también son culpables por no haberlo evitado.
Podría seguir ad
nauseam, pero creo que ya dejé en claro, que somos un país primitivo e
incivilizado, en el cual nos preocupa mucho nuestra comodidad, bienestar, y que
no se nos moleste por asuntos que competen a todos. Pues nuestra apatía para actuar como
ciudadanos organizados en búsqueda y también obtención del ¨bien común¨, del
¨bien de todos¨, de una mejor vida para TODOS los mexicanos, esa apatía
demuestra nuestro nivel de civilidad, de evolución como seres humanos, pasando
de la preocupación por el ¨yo¨ a la preocupación por el ¨nosotros¨.
Y eso que somos un
país en su mayoría católico y en su gran mayoría cristiano (considerando a los
católicos dentro de esta categoría), que supuestamente aprende desde niño a
¨amar a su prójimo¨, pero es un amor etéreo, sin consecuencias prácticas, que
evita problemas, y que se cuida a sí mismo nada más, es decir, las enseñanzas
religiosas no se perciben en los hechos.
Así que ni por evolución, ni por civilidad, ni por religión hemos podido
dejar de convertir a México en un país primitivo, abusivo, violento, donde la
ley del más fuerte, y de la conveniencia personal, están por encima de la empatía,
solidaridad y preocupación por el bien colectivo.
elbaldondecobian@gmail.com
@jmcmex
https://josecobian.blogspot.com/2023/04/mexico-pais-primitivo-e-incivilizado.html
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