* Se monta en la oposición para regatear un hueso * Creció con Fidel y Duarte * Un historial nefasto * Aquellas amenazas a Manrique y Reyes Isidoro * La corte de Amado hizo de la Expo Feria un botín * Las tretas del notario Alejandro “D” * El juez y la fiscal se prestan * Murió el empresario Arturo Zavala
Mussio Cárdenas Arellano | 12 abril 2023
Tribuna
Libre.- Si
a Pepe Yunes le toca cargar el muerto, Héctor Yunes fue el sicario que reventó
las entrañas del PRI en Veracruz, el que lo hincó, jaló el gatillo y lo aniquiló. Por eso el PAN y Morena lo
tienen en un altar.
Hiperactivo como es, Héctor Yunes Landa va al
norte y luego recala en el sur, sube a la montaña y desciende a las playas,
vociferando que los que detentan el poder se están comiendo a Veracruz. Se
vende como la salvación de la oposición.
Hurga en la seguridad perdida, aunque perdida
estaba desde que Fidel Herrera reinó con el cómplice silencio del priismo que
vio llegar a Los Zetas y entronizarse en su santuario de sangre, y luego, ya en
tiempos de Javier Duarte, ver el festín de horror del Cártel Jalisco Nueva
Generación, que practicaban el macabro ejercicio de cazar zetas, torturarlos
hasta la muerte y arrojarlos en la vía pública. Si los cárteles compraron el
territorio, mínimo lo querían disfrutar.
Suelta disparates tan colosales como aquello
de construir una agenda conjunta con el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez,
que Cuitláhuac García, el bailarín de palacio ni siquiera peló.
Se mete en una reunión de mujeres, promovida
por el PRI, como si fuera la muñequita del pastel. Quiso robar cámara y
arrancarle un saludo a la senadora Beatriz Paredes Rangel, la que un día
condena los afanes de su líder nacional, Alejandro Moreno Cárdenas de extender
su período estatutario, y luego se presta a echar de la coordinación de los
senadores priistas a Miguel Ángel Osorio Chong, haciéndola de instrumento útil
de Alito Moreno.
Héctor Yunes parlotea que hay una red de
polleros que trafican migrantes, movida por políticos y funcionarios públicos,
pero del verbo no pasa.
Si hay que hablar de la tragedia de Ciudad
Juárez, donde 40 migrantes murieron quemados y asfixiados por hallarse tras las
rejas en una cárcel del Instituto Nacional de Migración, el ex senador invoca
las instalaciones de Acayucan, donde —de nuevo el don de la premonición— podría
ocurrir otra muerte masiva.
Y si de democracia se trata, augura que el
Plan B de Andrés Manuel López Obrador fracasó pero hay que volver al Plan A,
que es la defensa democrática de México.
Ahí perdió la memoria. O finge no recordar.
En 2016 fue candidato del PRI al gobierno de Veracruz, apadrinado por Javier
Duarte y Manlio Fabio Beltrones, uno de los dueños del tricolor. Y meses después
de su fracaso electoral, un audio en el que se identificó la voz del ex
secretario de Seguridad Pública duartista, Arturo Bermúdez Zurita, entonces
encarcelado, reveló que con el erario se financió el sueño-obsesión de Héctor
Yunes Landa.
Aquello no fue nada democrático. Lo que ahí
se escuchó fue una bomba. 70 millones de dólares extraídos de las arcas del
gobierno de Veracruz, con el visto bueno de Javier Duarte, pararon en la
campaña de Yunes Landa.
No todo fue a las estructuras priistas. A Don
Beltrone, según versión de medios y redes sociales, le tocaron 500 millones.
Obvio, Héctor Yunes repudió la revelación y apeló, como siempre, a su honor.
Nadie en su sano juicio le ve con qué pueda
contender por el gobierno de Veracruz. Nadie le ve tablas. Nadie fuma el
repertorio del choleño. Nadie cree en su buena fe.
Va a Pánuco y se reúne con una veintena de
seguidores. Baja a Coatzacoalcos y unos cuantos medios de comunicación se le
acercan. Y ahí se destapa como candidato anticipado de la oposición al gobierno
de Veracruz. “La caballada está gorda”, dice. Sí, pero sin rumbo.
Va a la Legislatura y dice que el Congreso
del Estado es su segunda casa. Acude al Senado y cuenta que el Senado es su
segunda casa.
Su proyecto es de saliva. Pero su pasado es
de escándalo.
De lo que no habla es del Veracruz violento
en los días en que el PRI tenía el poder.
No habla del Veracruz saqueado por Javier
Duarte y los 40 ladrones.
No habla de la campaña de 2016 cuando se le
vio saludando a Francisco “Pancho” Colorado Cessa, el narcoempresario que solía
cabalgar con Fidel Herrera Beltrán, condenado en Estados Unidos por lavado de
dinero, vía compra de caballos de carreras, a favor de Los Zetas. Pancho
Colorado fue hallado muerto en su celda, según la versión oficial, o le dieron
la opción de ser testigo protegido, simulando su muerte y desapareciendo de la
faz de la tierra. A México sólo llegaron sus cenizas.
No habla de Liz Yunes Yunes, su hija
duartista, la que trabajara en la Dirección de Notarías y Registro Público de
la Propiedad en el gobierno de Javier Duarte de Ochoa, ejecutando acciones
contra notarios públicos. El número 14 de Coatzacoalcos, Enrique Aguilar
Urcelay, a la postre y luego de un litigio desgastante, los venció en juicio.
No habla de Andrea Guadalupe Yunes Yunes, su
otra hija, diputada local por el Partido Verde (Anti) Ecologista de México, que
terminó respaldando acciones cruciales a favor de Morena en el Congreso de
Veracruz.
Ni habla de Verónica de la Medina, su esposa,
que fuera madrina de generación en la graduación de policías, en la Academia El
lencero, cuando el secretario de Seguridad Pública de Veracruz era el siniestro
Arturo Bermúdez Zurita, acusado en el yunismo de desaparición forzada.
Ni habla de Liliana Azucena Yunes Rojas, su prima
con quien estuvo casado en primeras nupcias, madre de sus hijas Liz y Andrea,
quien se desempeñara como asesora en la Secretaría de Turismo de Veracruz con
Fidel Herrera y Javier Duarte.
Ni habla del patético caso de los Poliyunes.
Su padre, César Yunes Faisal, ya fallecido, y sus hermanos Rafael y César, se
disfrazaron de policías, adscritos al Instituto de Policía Auxiliar y
Protección Patrimonial, matriculados en ella, con armas de cargo, municiones y
cargadores, para gozar de permisos de portación de armas por parte de la
Secretaría de la Defensa Nacional. Y estaban inscritos en nómina, con salario
asignado. Tácitamente eran “aviadores”.
El caso detonó en INFORME ROJO, en 2016,
justo cuando Héctor Yunes era nominado candidato del PRI y el partido Alternativa
Veracruzana al gobierno de Veracruz. En diversos documentos se acredita la
treta. En uno de ellos, fechado el 26 de marzo de 2015, se establece la misión
encomendada por el Ipax a los Poliyunes: “escoltas del senador Héctor Yunes
Landa”.
Y mucho menos habla de la golpiza asestada al
periodista Jorge Manrique, encerrándolo en su oficina del Congreso, colocándole
una pistola en la cabeza, lanzándole planazos de machete, iracundo, fuera de
sí, porque si algo repudia es la crítica. En carta pública consta la agresión.
O aquel “no te metas con mi hija”, que le
espetó al columnista Arturo Reyes Isidoro, autor de Prosa Aprisa, por analizar
la llegada de su hija Andrea al Congreso de Veracruz por el PVEM, un partido
distinto al PRI, y recordándole a dónde enviaba Yunes Landa a los que
chaqueteaban al tricolor.
Héctor Yunes Landa fue el último gobernador
emergido del PRI. Su vínculo con Javier Duarte —“es mi jefe político”— lo
hundió. Sus ligas con el duartismo, los disparates de campaña, terminaron por
darle el triunfo en la elección de 2016 al panista Miguel Ángel Yunes Linares,
su primo con el que aún vive un odio infernal.
Y dos años después, el efecto López Obrador
llevó a Morena al gobierno de Veracruz.
Héctor Yunes fue el sicario del PRI. Lo destrozó
por dentro. Rompió estructuras, le cobraron facturas, pagó traiciones.
Tácitamente hincó al PRI y le soltó el tiro de gracia.
No es que quiera volver. Pretende contaminar
la alianza de oposición y que le tiren un hueso para roer.
Archivo muerto
La corte de Amado hizo de la Expo Feria un
botín. Choferes de funcionarios, auxiliares, amigos y hasta el más
insignificante de los achichincles, promoviendo y arengando en redes sociales.
Omar Franco exaltando a La Bandida, uno de los bares donde más alcohol corrió.
Y la camioneta de Obras Públicas Municipales del ayuntamiento de Coatzacoalcos,
feudo de Arturo Delgadillo Medina —número OP-225— acarreando hielo para La
Bandida, como se pudo observar en por lo menos tres fotografías. Un caso para
la Contraloría municipal, donde su titular, Mario Pintos Guillén, quien fuera
tesorero del ex alcalde Víctor Manuel Carranza Rosaldo, alias “el 30 millones
no solventados”, cobra salario pero no resuelve los asuntos que le queman las
manos al presidente municipal, Amado Cruz Malpica. Otro promotor de los
negocios de alcohol en la Expo fue Jorge Ocampo, del círculo cercano a la
tesorera municipal, Grace del Carmen Mendoza Chesty. Y dentro y fuera del
ayuntamiento corren los nombres de funcionarios mayores y menores —los Chesty,
Delgadillo— y sus respectivos gatos de angora, que son mediocres para la
función pública pero buenos para el giro negro y que terminaron matando víbora
en Viernes Santo. ¿Y Amado Cruz Malpica no lo supo? ¿O lo supo y los dejó
lucrar?… Por más que Alejandro “D” alargue su agonía, su agonía judicial ahí
seguirá. Imputado por violencia intrafamiliar, el notario público adscrito a
Chinameca pero radicado en Coatzacoalcos hizo treta y media para diferir la
audiencia de vinculación a proceso, que habría de realizarse el 29 de marzo y
trasladarla para el 14 de abril. Le ayudó la fiscal tercera Especializada en
Delitos de Violencia Contra la Mujer, Yamilet Franyutti, quien de último
momento se esfumó. Se hallaba en el juzgado y de pronto literalmente se fugó.
Nada explicó. Quien lo hizo fue el juez Mario Vivanco, excusándola con el rollo
de que a la misma hora le asignaron otra audiencia. Allá quien crea semejante
patraña. Las audiencias están calendarizadas y cada fiscal sabe con antelación
el juzgado al que debe acudir. La fiscal Yamilet Franyutti incurrió en una
omisión legal. La otra maroma la dio el abogado del notario imputado por
violencia intrafamiliar, Marco Antonio Madrazo Carrión. Salió con que no había
tenido acceso al expediente. Para entonces el juzgado a cargo de Mario Vivanco
ya despedía un tufo nauseabundo. El caso proviene de una relación tóxica desde
que Alejandro “D” y su pareja, una dama perteneciente al círculo social con
mayor arraigo en Coatzacoalcos, residían en Canadá. La denuncia interpuesta por
la señora es explosiva: violencia, vicios, miedo, daño psicológico. Poco
después, en la Ciudad de México, ocurrió el episodio en que Alejandro “D”
intentó arrojarla desde un balcón. Los testigos de los hechos se presentaron
ante la Fiscalía en Coatzacoalcos y confirmaron lo sucedido. Y cuando se
formalizó la denuncia, a Alejandro “D” se le ocurrió acusar a la madre de hijo
de robo de un anillo, que él le había entregado como anillo de compromiso, y de
su patente de notario, documento que no tenía por qué estar en casa pues la Ley
del Notariado establece que debe alojarse en la sede de trabajo. A eso le
agregó una genialidad: acusarla de daño moral y exigir la reparación del daño
por 30 millones de pesos. ¿Quién le habrá aconsejado semejante estupidez? Es
apenas la punta del iceberg. Se coludieron la fiscal especializada, dos
psicólogas, la fiscal general de Veracruz, Verónica Hernández Giadáns, notaria
pública que a su vez solapa y encubre a los de su gremio, como ocurrió con
Sergio Hernández Vallarino, hasta que el escándalo detonó en la prensa
nacional, y ahora el juez Mario Vivanco, del que se recuerda cómo dejó en
libertad a Edgar Spinoso, uno de los favoritos de Javier Duarte, luego de
difundirse dos videos en los que constan las amenazas y los insultos del
sátrapa a un empleado de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y el
allanamiento, pistola en mano, de las instalaciones federales. Si Alejandro “D”
y su familia hubieran tomado el camino del diálogo y el acuerdo, no vivirían
una agonía judicial ni se hallarían a las puertas del infierno. Pero hay mucho,
mucho más… Don Arturo Zavala Jiménez, un emprendedor, un visionario, se ha ido.
Falleció este lunes 10 de abril dejando profunda huella en el ámbito
empresarial de Coatzacoalcos, al que le imprimió estilo y sello, convertido en
proveedor de altos vuelos del rubro de abastecimiento de oficinas y el
fotocopiado, compitiendo con firmas de renombre, manteniendo un liderazgo digno
de recordar. Don Arturo Zavala también incursionó en el terreno motivacional
impartiendo conferencias. Deja un legado amplio y el reconocimiento de quienes
tuvieron la grata fortuna de tratar con él. A Emelia, Myriam, Lety, Arturo y
toda su hermosa familia, un abrazo solidario, nuestras sentidas condolencias y
el deseo que pronto logren la resignación que sólo el Creador puede conceder…
mussiocardenas_arellano@hotmail.com
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