* La sonrisa de Héctor y Anilú y el puñal en la espalda * Cruenta batalla en el seno del PRI * Pepe Yunes, 4; Héctor, cero * Candy Cayetano, montada en Cuitláhuac para llegar el Senado * Para Anilú Ingram, ni gubernatura ni senaduría * Tania Cruz sólo tiene que doblegar al esposo de Rocío Nahle * Ser diputada por tercera
Mussio Cárdenas Arellano | 29 noviembre 2023
Tribuna
Libre.- Salvo
los arañazos de Anilú, todo bien. Y los embustes de Héctor Yunes, y la revuelta
de Kuri, y la renuncia tan deseada de Renato Alarcón, y los ataques mediáticos,
y la intriga, y el filo del puñal en la espalda. Pepe Yunes los venció.
Cruenta, sangrienta, la guerra dejó cuatro
cadáveres, un triunfador y un aliado. Y el ridículo de los detractores.
Guerra fratricida, la del PRI ha dejado
lecturas: Héctor Yunes, Anilú Ingram, Marlon Ramírez y hasta Lorena Piñón,
buenísima para hacer burletas en Twitter pero hasta ahí, siguen siendo más de
lo mismo y de lo peor.
Héctor, por ejemplo, no solo es de los que
disfrazaba al papá y a los hermanos de policías y los insertaba en la nómina
del IPAX para justificar que la Sedena les extendiera los permisos de portación
de armas, sino que años después ha perfeccionado el método, el arte de la
intriga, el doble discurso, la doble cara y la traición.
Horas antes de ser derrotado, antes que
Alejandro Moreno, “Alito”, oficializara la paliza que Pepe Yunes les asestó,
Héctor Yunes Landa se aferraba a un imposible, la candidatura tricolor al
gobierno de Veracruz.
Echó a andar maquinaria de saliva que lo
proyectó como el vendedor de ilusiones más jocoso del Golfo de México, salvador
de las causas perdidas, impoluto adalid de la democracia, el Batman jarocho que
bajo el disfraz guarda su identidad de guasón.
Héctor Yunes es un soñador descarado. Soñó
gobernar Veracruz y no sale del letargo. Aún así, cifró su campaña en impactar
las redes sociales y recibir elogios de sus amigos en prensa.
Buscó a Francisco Garfias y le agradeció su
columna en Excélsior.
Soltó al clan de los matraqueros en las
redes, políticos y no políticos, periodistas y no periodistas, ilusos y súper
ilusos, y con las tres agravantes —premeditación, alevosía y ventaja— los envió
a pregonar que Héctor Yunes era la mejor carta para echar a Morena del poder.
Al ver la debacle, nada que lo posicionara,
tiró la piedra y, como siempre, escondió la mano cuando el portal Plumas Libres
ventiló dichos de cuantiosa ponzoña que advirtieron que su lengua es viperina y
de la mejor calidad.
Cítense tres párrafos de semejante puñalada:
“¿En qué competencias hemos estado quienes
aspiramos al cargo de candidato a gobernador, en dónde hemos competido, qué
votaciones hemos tenido? Eso se debe considerar. Ahí yo llevo una gran ventaja
sobre Pepe.
“La mejor manera de comunicarnos con los ciudadanos
son las redes sociales y, en ese sentido, yo llevo el primer lugar sin lugar a
dudas, en redes sociales, en número de visualizaciones, y en número de videos
que he sacado.
“Las redes son de una influencia
extraordinaria, ya que la falta de trabajo de los aspirantes en el territorio
se cubre por ‘aire’ y es ahí donde yo le saco muchísima ventaja a Pepe, y eso
lo debe de considerar y valorar Alejandro Moreno y el CEN del PRI al momento de
seleccionar al candidato”.
Lo que andaba en el aire era su imaginación y
su ética. Detonado el escándalo, conocida su habilidad para puñalada trapera y
luego a decir “yo no fui”, Héctor Yunes salió a desmentir. Nadie le creyó.
Salvo Héctor Yunes, todo el priismo y no priismo de Veracruz dio por cierta la
versión.
Entrado en años, 65 a cuestas, Héctor Yunes
vive una adolescencia infinita. Se siente chavo. Se siente el Samuel García o
la Mariana Rodríguez del tricolor. Se ha creído que los bots son votos. Se ha
concebido como el candidato TikTok.
Influencer frustrado, la realidad lo noqueó.
Al ex senador no le sirvieron los likes ni las vistas. Lo que se ve en las
redes no tiene relación directa con la percepción ciudadana, con la aceptación
ni con la intención de voto.
Duartista por confesión —“Javier Duarte es mi
jefe político”—, Héctor Yunes Landa no imaginó la bailada que le daría Pepe
Yunes Zorrilla en las cuatro encuestas con que los midió el PRI. Una fue a
instancias del Frente Amplio por México, otra del PAN y una más de Pepe Yunes.
Reacios a aceptar el resultado, los renegados
exigieron una encuesta más. Pepe Yunes la apoyó. La realizó “Lorena Becerra”,
quien realiza los sondeos que difunde el periódico Reforma. El resultado
confirmó que Pepe Yunes es el mejor posicionado en la percepción ciudadana.
Rendido ante la evidencia, Héctor Yunes se
comprometió a la unidad. Él sabrá si cumple. Seis años fuera del presupuesto no
lo soportarían ni su ego ni su bolsillo.
Al cónclave priista, el viernes 24, no acudió
Anilú Ingram. Pataleó. Acusó que no se prestaría a una farsa ni al reparto de
plurinominales.
La ex reina del carnaval de Veracruz es
histriónica. Y cambiante. Y maleable.
Armó un show cuando a su príncipe consorte
político, Fernando Kuri Kuri, intentaba ser líder del PRI en Veracruz. Entró en
un proceso de “reflexión”, dijo, que en los hechos fue de presión. Amagó irse.
Deslizó que el Partido Verde la haría candidata a la senaduría, restándole
votos al PRI.
Vastísima su imaginación, no le dio para
advertir que ni tiene votos que la respalden ni en el Partido Verde se mueren
por contratarla para seguir el show.
La reina es coleccionista de plurinominales.
Lo fue cuando capturó la diputación federal y luego hizo mancuerna con el ex
secretario de Gobernación del peñanietismo, Miguel Ángel Osorio Chong, hoy con
un pie en el PRI y otro en el PVEM.
Luego regresó al Congreso de Veracruz por la
vía plurinominal para convertirse en coordinadora —ja— de la fracción
parlamentaria de tres legisladores, todos pluris: Arianna Ángeles Aguirre,
Marlon Ramírez y Anilú Ingram.
Saboteando al prójimo, Anilú es un fiasco. No
pudo impedir la llegada de Adolfo Ramírez Arana a la presidencia del PRI en
Veracruz. No atajó a Pepe Yunes en la contienda por la nominación para el
relevo en el gobierno estatal. No hubo un solo priista que se cortara las venas
cuando deslizó que dejaría el tricolor.
Dice hoy que su bronca es con “Alito” Moreno,
no con Pepe Yunes. Pues no. Cuando Anilú habló de una farsa y del reparto de
plurinominales, se llevó en el tropel al virtual candidato del Frente Amplio al
gobierno de Veracruz.
Anilú Ingram quiere hueso. Le van a decir que
sí pero no le van a decir cuando.
Hay guerras que aniquilan. La de Renato
Alarcón tiene un saldo rojo: él mismo. Renunció al PRI “de Alito” cuando que lo
que hizo fue renuncia al PRI, a secas.
Repudiado como líder del PRI estatal, se le
recuerda hilvanando un rosario de derrotas, negándose a dimitir cuando el
priismo lo exigía, aferrándose al cargo sin darle opción a quien pudiera evitar
el naufragio.
Se fue como parte de la asonada, sin advertir
que los golpistas se quedaron y a él lo dejaron ir.
Cruenta, la batalla de Pepe estuvo surtida:
los arañazos de Anilú, las intrigas y bajezas de Héctor, la torpeza de Renato
Alarcón, y los ataques mediáticos, y la intriga, y el filo del puñal en la
espalda, que es la especialidad de este clan.
Y al final, Pepe Yunes los venció.
Archivo
muerto
* Pepe Yunes 4; Héctor, cero; es la propuesta
del PRI para el Frente Amplio por Veracruz. Meses de presiones, caprichos y
golpes bajos, y les ganó hasta en la encuesta que sus adversarios propusieron (https://bit.ly/3QS1XOw)
* Candy Cayetano, montada en Cuitláhuac para
llegar el Senado; a Mónica, Citlali y Claudia, bola negra. Fue una nulidad como
secretaria de Trabajo, una gris diputada, pero el gobernador se encaprichó en
proyectar a su cuasi hermana (https://bit.ly/3GjRp5M)
* Para Anilú Ingram, ni gubernatura ni
senaduría; prepara el brinco al Partido Verde. Le falló la técnica del petate
del muerto; nadie se rasgó las vestiduras porque amagó com renunciar al PRI (https://bit.ly/46C5GFE)
* Tania Cruz sólo tiene que doblegar al
esposo de Rocío Nahle para ser diputada federal por tercera vez. Su
contrincante en Morena, Miguel Pintos, es símbolo de corrupción (https://bit.ly/3RrBPf3)