* Ligada al PRI, PRD, Fidel, Duarte y Karime * El Clan de la Succión y el repudio en Morena * Cuitláhuac embiste a Pepe y se da un tiro en el pie * Juan Bueno, en posición clave * Directora de Obras, en la Luna, mientras invaden áreas verdes * Fuerza Rosa se mete a la sierra * Rocío Nahle le alza la mano al hijo de Fidel
Mussio Cárdenas Arellano| 23 noviembre 2023
Tribuna
Libre.- Al
Senado, según la fórmula Mónica Robles, se accede por la succión y el trapecio,
el aplauso a los sátrapas, la liga con Fidel, el contubernio con Duarte, el
cariño a Karime y el desdén, tan suyo, tan propio, a la gente de Veracruz.
Al Senado aspira Mónica Robles Barajas,
negándose a ver su realidad, que simpática no es, y que ha propinado tantos
agravios, tanta bajeza, que son contados los que la ven bien.
Caradura, no le bastó el descalabro en la
disputa por la candidatura de Morena al gobierno de Veracruz, arrancando un
solitario voto, de 200 posibles, en la sesión del Consejo Político Estatal.
Entre el morenismo hay quienes no la ven y
hay entre quienes la ven y la repudian. Y saben por qué.
De aquel descontón, obra de Rocío Nahle y el
gobernador Cuitláhuac García Jiménez, doña Mónica Robles de Hillman se repuso y
ya se volvió a dar cuerda. Va, ahora, por la candidatura al Senado, a riesgo de
volverse a pulverizar.
Ya fue el hazmerreír del obradorismo. Ya la
hizo añicos Cuitláhuac con un consejo morenista donde todos están alineados. Ya
la humilló como quiso la ex secretaria de Energía, Norma Rocío Nahle García, su
antigua aliada. Pero no entendió.
Apestada en Morena, carga una historia de
vergüenza política, incluido el despojo de un parque público en Coatzacoalcos,
vía una simulación legaloide, una concesión que le debe a Fidel Herrera
Beltrán, y los negocios de reciclamiento de basura de su mamá, la ex diputada
perredista, Roselia Barajas Olea, y su nexo con el PRI, un compadrazgo con un
panista de alto nivel y el agandalle de cargos cuando se montó en Morena.
De todo, lo más sublime fue su abyección, el
aplauso cínico a Javier Duarte de Ochoa, mecenas de los negocios del Clan de la
Succión, con publicidad a granel, millones en cascada hasta quedarse trabados
con un adeudo bárbaro cuando el pillo decidió huir y luego parar en prisión.
Cada historia da material para un libro. O
varios. Las anécdotas, las imágenes, el recuento hemerográfico que ellos,
Mónica y su padre, José Pablo Robles Martínez, propietario del consorcio
periodístico integrado por Diario del Istmo, Imagen de Veracruz, Imagen del
Golfo, Llave, Editorial Robles, encuestadora Impulsos y hasta la Inmobiliaria
La Voz del Istmo, se encargaron de plasmar para que la historia los juzgue y los
veracruzanos los repudien aún más.
Nadie tuvo mejor tino que Fidel Herrera
Beltrán cuando el ex gobernador fue cachado en una conversación subrepticia, en
2010, tildando al sátrapa de la tinta, José Pablo Robles, como un “succionador
profesional”, que “lo mismo chupa ch..che que mama v..ga”, que lo mismo le
succiona al PRI que al PAN. Así cayeron sus palabras. Así lo registra el audio.
Así los marcó Fidel para la eternidad.
Con Fidel quedó definida la esencia de lo que
son. Acá, en INFORME ROJO, se perfeccionó la descripción: el Clan de la
Succión.
Y así ha sido su vida pública.
Siendo presidenta del DIF en Coatzacoalcos,
su marido Iván Hillman Chapoy alcalde, tuvo la osadía de convertir un parque
público, con juegos que los niños solían disfrutar, en un parque ecológico
privado, vía un comodato que le dio el control por 10 años, primero, y que ha
venido perpetuando con presiones a los ayuntamientos.
Así nació el Parque Quetzalli, cimentado
sobre el Parque del DIF, con acceso restringido, visitas guiadas, idea no
original, no de Mónica Robles ni de su mamá, Roselia Barajas, la iniciadora de
la telenovela ecologista, sino de un ambientalista que intentó cuajar su
proyecto en Cuernavaca y no pudo.
A ese despojo siguieron otras burlas a la
sociedad. Siguió la planta de reciclamiento de basura ERA 2000, aprobada por el
cabildo encabezado por Iván Hillman, que se prestó a un simular una licitación
pública, siendo instruidos los ediles a aprobar el negocio de los amigos del
Clan Robles. Al final, por falta de cumplimiento, por ser un embuste, el
ayuntamiento que presidiera Marcelo Montiel les canceló el proyecto.
Mónica Robles e Iván Hillman presumían su
relación con Fidel Herrera. Y Fidel les daba cuerda. A la par, Mónica Robles
expresaba públicamente su apoyo al líder perredista, Andrés Manuel López
Obrador.
En 2009, Fidel Herrera le concedió a Iván
Hillman la candidatura a diputado federal por el PRI. Tuvo el aparato de poder a
sus pies y perdió. Lo derrotó el PAN pero la operación en contra fue fuego
amigo. La ejecutó Marcelo Montiel.
Años después, Mónica Robles se puso la verde.
Postulada por el PRI-PVEM, fue candidata a diputada local. Gozaba los mítines
priistas, según se le ve en los videos. Saludaba al priismo. Abrazaba al
priismo. Se fotografiaba con el priismo. Y llegó al Congreso de Veracruz, ya en
tiempos de Javier Duarte.
Fue una fiel duartista. Y Duarte fue un
siervo de la Succión. Les prodigó contratos de publicidad sin reparo, millones
y millones cada mes, y su cobijo y aval moral. Era, entonces, Mónica Robles, la
duartista.
Congeniaban Karime Macías, la Señora de la
Abundancia, y la heredera del Clan de la Succión, sin advertir que un día,
cuando la desgracia política llegara y el efecto Yunes los arrasara, Karime
estaría sujeta a procesos penales, refugiada en Londres, Inglaterra, sujeta a
un juicio de extradición, ya en vías de ser remitida a México para encarar los
litigios y su destino en un penal.
Mónica Robles y Karime Macías eran harina del
mismo costal. Pulgas del mismo petate, aparecían en las páginas de los
periódicos del consorcio, y en los portales de internet.
Una estampa define a Mónica Robles: el día en
que se le ve aplaudir a Javier Duarte, sonreírle, festinar la aprobación de una
iniciativa a favor del Poder Judicial de Veracruz. Mónica Robles aplaudiendo al
ladrón. Es una instantánea del poder.
Ya como morenista, arribó al Congreso por
segunda vez por la vía plurinominal, por la puerta de atrás, sin buscar el voto
de los electores porque esos nunca los va a tener.
Su paso por el Congreso fue de pena y de
risa. Se volvió la reina del micrófono abierto. Un día cuando dijo que andaba
“cruda”. Otro, cuando le llamó autistas a los empleados de la Legislatura.
Protagonizó un sainete cuando a las preguntas
de la reportera Rosalinda Morales sobre el dictamen para destituir al ex fiscal
Jorge Winckler, Mónica Robles evidenció que no había leído el documento. Y era
la presidenta de la Comisión de Justicia y Puntos Constitucionales.
Drásticamente cortó la entrevista. “Ya”,
espetó. La reportera insistía. Mónica Robles terminó colocando su mano sobre la
lente de la cámara.
El peor sainete ocurrió en Coatzacoalcos.
Venía dando tumbos con los foros en que exponía la modificación al Código Civil
para validar el matrimonio igualitario. Enfrentó el repudio en Orizaba, en
Acayucan, donde irrumpían los grupos afines a la Iglesia Católica. Pero el de
Coatzacoalcos fue brutal.
Saboteada, denostada, escuchó gritos,
deglutió insultos, se tragó una humillación superlativa. Fue tratada, mejor
dicho maltratada, como a nadie, nunca, en la historia de Veracruz.
A su lado tuvo a Amado Cruz Malpica, entonces
diputado local, que nada pudo hacer. La Sala de Cabildo de Coatzacoalcos
hervía. Hombres y mujeres alzaban las cartulinas, externaban el repudio a una
reforma legal que no hallaba cabida en un sector de la sociedad.
Y Mónica Robles, con la mirada fija, la
soberbia abollada, el escenario descompuesto, sin pronunciar una palabra,
retando a un gentío enardecido.
La hicieron añicos. Le pasaron encima. La
destrozaron. Y se tuvo que ir.
Le cerró la puerta a sus antagonistas en
Xalapa. Manipuló el de Boca del Río. Terminó abiertamente cuestionada por el
clero.
Con Morena está peor. Intentó disputarle a
Rocío Nahle la coordinación de los comités de la Cuarta Transformación, o sea
la candidatura al gobierno de Veracruz, y fue humillada. Nahle y el gobernador,
Cuitláhuac García, sólo le dejaron un voto del Consejo Estatal de Morena.
Hoy, va por la segunda felpa. Se inscribe
para ser candidata al Senado, sabiendo que si llega al Congreso federal en 2030
será candidata natural al gobierno de Veracruz.
El reto a Cuitláhuac García es directo.
Enfrenta a Dorheny García Cayetano, la cuasi hermana del gobernador, a la que
retó a renunciar a la Secretaría de Trabajo estatal, y Dorheny renunció.
Se ve que Mónica Robles no entiende.
Su bagage es deplorable. Su pasado ligado al
PRI, al PRD, su nexo con Fidel Herrera, el contubernio con Javier Duarte, el
cariño de Karime, la ambición desmedida del Clan de la Succión, son los
negativos con los que va a la contienda.
Su duartismo, cree, le da para ganar.
Archivo
muerto
* Tanto crece Pepe Yunes, que Cuitláhuac
García, queriéndolo acribillar, se dio un balazo en el pie. Y entonces Héctor
Yunes, que hoy intenta de nuevo ser candidato del PRI al gobierno de Veracruz,
reveló lo que también era secreto a voces: el financiado por Duarte fue
Cuitláhuac García. (https://bit.ly/3sIiLQ1).
* De la sociedad civil, el único que pinta
para gobernador es Juan Bueno Torio. No fue casual verlo sentado junto a Pepe
Yunes en el evento de Xóchitl Gálvez, en Orizaba. (https://bit.ly/3R9jsLE).
* Ahí, donde Cuitláhuac García sembró olvido,
clínicas que sólo existieron en su imaginación, caminos deplorables y
resentimiento social en la sierra de Soteapan, ya hay células de la Fuerza Rosa
de Xóchitl Gálvez. (https://bit.ly/49P9s1h).
* Patricia Islas sigue papando moscas. No
sólo es la cómplice number one de Arturo Delgadillo, su antecesor, sino la
alcahueta de Gilberto Velázquez, director de Desarrollo Urbano Municipal. (https://bit.ly/46qLTJk).
* Rocío Nahle le alza la mano al hijo de
Fidel. Y Manuel Huerta lo festina. Y al morenismo veracruzano se le enfría la
sangre viendo que el fidelismo ahora es su aliado. Y Rocío Nahle sonríe. Y
luego ríe. Afianza la mano con la de Javier Herrera Borunda, mandamás del
Partido Verde. (https://bit.ly/40T0cVG).