* Dante Delgado, un falso opositor * MC apoya 11 de las 20 reformas de López Obrador * En Veracruz, dos diputadas de MC dan voto a propuesta de Morena * Dante se arrancó la careta
Mussio Cárdenas Arellano | 22 febrero 2024
Tribuna
Libre.- Al sexto año, Dante se arrancó la careta.
Alineó a Movimiento Ciudadano con Morena, lo plegó al proyecto del dictador, lo
llevó a caminar de la mano de ese sátrapa demente llamado López Obrador y lo
pudrió.
Lo insertó en el reino de la simulación,
ofertando una opción política distinta para terminar siendo el patiño del
bodrio obradorista, inventando candidaturas que no buscan votos sino likes,
postulando payasos de redes sociales cuyo mayor encargo no es ganar la
Presidencia sino restarle votos a la candidata de oposición.
Hizo de Movimiento Ciudadano una comparsa de
Morena, en lo legislativo y en lo electoral, validando 11 de las 20 reformas
con que Andrés Manuel hace campaña, supliendo los silencios, los vacíos, lo
incoloro, lo desabrido, lo desinflado, la ausencia de propuesta electoral de la
candidata guinda, Claudia Sheinbaum.
Y en Veracruz el striptease político es de
náusea: dos diputadas de MC secundan a Morena, votan la propuesta del
desgobernador Cuitláhuac García y avalan que tres incondicionales del
obradorismo sean magistrados del Poder Judicial.
Dante Delgado convirtió a Movimiento
Ciudadano en la ramera naranja, vendible al mejor postor, que arrancó el
sexenio coqueteando con el bloque PRIANPRD para terminar encareciéndole los
servicios a López Obrador.
Dueño de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado
solía ufanarse de ser la conciencia del país, suscribiendo cartas públicas,
plagadas de reclamos y consejos, llamados al orden, en que centraba a Andrés
Manuel, recordando gestas y episodios de lucha política, los días en la toma de
Reforma, que hoy se sabe se financió con dinero del Cártel de Sinaloa, y
deslizando que nadie tiene el nivel del ex gobernador de Veracruz para hurgar
en los recuerdos políticos, las decisiones cruciales y hasta los secretos de
campaña que López Obrador se resiste a revelar.
Aquello fue –y es– puro show. Dante Delgado
pretendía ser el caudillo de la oposición para mediatizarla. La ramera naranja
rebasaría al PRIANRD y al final tendría una alta cuota de poder. Y en el
intento se quedó.
Movimiento Ciudadano nació sucio. Su
antecedente, Convergencia por la Democracia, obtuvo registro ante el Instituto
Federal Electoral, hoy INE, con una trampa descomunal. Las asambleas
ciudadanas, requisito que exige la legislación, fueron un fraude. Por lo menos
en el sur de Veracruz hay evidencia que los asistentes eran militantes del
Partido de la Revolución Democrática, o sea cachirules.
Lo sabían todos, dirigentes e integrantes del
PRD, usados para ayudar a la creación de un partido aliado. El PRD le prestó
pueblo. Convergencia estaba hueco. Lo sabían Dante, Cuauhtémoc Cárdenas,
Porfirio Muñoz Ledo y, por supuesto, Andrés Manuel López Obrador.
La ramera naranja tuvo, pues, un nacimiento
tramposo y miserable. Luego vendrían otros cochupos. Postularía perredistas a
los que el PRD desdeñó, como ocurrió con el candidato a la diputación federal
por Coatzacoalcos en 2009, Antonio Williams, propuesto por Rocío Nahle, que
entonces aspiraba a ser la mandamás en el sol azteca local, y la ex embajadora
de México en Costa Rica, Roselia Barajas Olea, del Clan de la Succión.
Convergencia primero, MC después, fueron
comparsa de López Obrador en 2006 y 2012, entregando las prerrogativas
económicas a cambio de ver a sus militantes postulados en la alianza con el
PRD.
En 2018, Dante jugó al lado del PAN-PRD. Y
perdió.
Se volvió útil, de nuevo, en el sexenio
obradorista. Dante fortaleció su liderazgo, su imagen de demócrata ultra, su
discurso por el bien de la nación, y, por supuesto, supo alardear de los
secretos mejor guardados de López Obrador, que nunca reveló.
En mayo de 2021, a propósito de la elección a
gobernador de Nuevo León, simuló tener conflicto con el presidente, su compadre
político.
La careta de opositor independiente le fue
útil mientras se conformaba un frente ciudadano para encarar la elección
presidencial de 2024. Dante Delgado pontificaba, alardeaba, presumía su vena
antiobradorista. Exhibía colmillo que afiló en los tiempos en que el PRI lo
formó.
Pero a la hora de la verdad, cerró la puerta
a toda posibilidad de ir en bloque cuando se conformó el Frente Cívico
Nacional. Conminado a integrarse, repudió los llamados de Cecilia Soto, Emilio
Álvarez Icaza, Guadalupe Acosta Naranjo y otros más. “Con el PRI ni a la
esquina”, “Con el Titanic de la Alianza, nada”, fue su argumento.
Dante Delgado comanda a una secta sui
generis. Los emecistas son como el obradorismo. Creen a ciegas en las falacias
de su líder. Si Dante pregona que ganarán la Presidencia, sus huestes se
imaginan en palacio nacional. Si Dante les taladra el seso afirmando que
tendrán curules y escaños, gubernaturas y alcaldías, el rebaño sueña que el
poder es suyo.
Salvo los emecistas de Jalisco, la militancia
no ve su realidad. Sólo en Jalisco son el enemigo a vencer, comandados por el
gobernador saliente, Enrique Alfaro, político de doble cara, como Dante; de
caprichos e intransigencia, como Dante; de ilimitada capacidad para traicionar,
como Dante.
Movimiento Ciudadano es un apéndice de
Morena, y Dante Delgado, un peón de López Obrador.
Va Movimiento Ciudadano por la aprobación de
11 de las 20 reformas constitucionales enviadas por Andrés Manuel al Congreso,
la que incluye el sistema de pensiones que es una bomba de tiempo; las de
derechos indígenas y hasta la de derechos de los animales.
Baila al son que le toca Andrés Manuel.
Y en Veracruz igual. Así su líder estatal,
Sergio Gil Rullán, se haya trabado en una confrontación abierta con Cuitláhuac
García, evidenciando corrupción, deuda pública oculta, contratos asignados sin
licitación, la línea hoy es validar los caprichos del gobernador.
Dos diputadas de MC, Ruth Callejas Roldán y
Maribel Ramírez Topete, dieron los votos que Morena requería para avalar los
nombramientos de los magistrados Humberto Oliverio Hernández Reducindo, Claudia
Marlén Galán Espinoza y Arturo Vázquez Sosa, con los que estaban en desacuerdo
incluso legisladores morenistas.
Movimiento Ciudadano tiene dueño; es Dante. Y
el dueño camina de la mano de Morena.
Así lo fraguó Dante. Hizo de Movimiento
Ciudadano la ramera naranja.
Y la ramera sabe cobrar.