* Pepe Yunes la tildó de corrupta e
inepta * Le estalló Dos Bocas, mansiones
y hasta el robo de luz * Los dardos de
Nahle, inofensivos * Con R de Resultados,
dice Nahle; con R de Robo, le responde Pepe Yunes
Mussio Cárdenas
Arellano | 30 abril 2024
www.tribunalibrenoticias.com
Tribuna
Libre.- Barrida
y trapeada, Rocío Nahle emergió del primer debate como la “Candidata de
Zacatecas”, del botín en Dos Bocas, la riqueza inexplicable, la ambición
inmobiliaria y hasta el robo de luz.
No
capoteó el vendaval porque el vendaval se le vino encima. Y la hizo volar. Y la
sacudió. Y la fue desollando. Y la fragmentó, arrancando jira por jira,
destrozándole la honra, exhibiendo que la de Zacatecas nació para todo menos
para dar clases de honestidad.
Entró
al debate vapuleada y salió masacrada. Entró soberbia y se marchó con la cola
entre las patas, denostada.
Miró
la mano extendida de Pepe Yunes, el candidato de la coalición Fuerza y Corazón
por Veracruz, previo al debate y así lo dejó. Le dio la vuelta. Lo evitó.
La
majadera habría de pagar la factura. Pepe Yunes, que lleva la música por
dentro, sonrió, regresó a su lugar y se apostó en su atril. Y preparó el misil.
Es
entendible. Norma Rocío es reactiva y visceral, más tripa que seso, más
desplante y cero mesura.
Trae
la estocada a medio lomo, apabullada por las revelaciones de su fortuna
descomunal, las mansiones que exhiben su esencia neoliberal, su vida de oropel,
las ganas de vivir, no como El Peje sino como los hijos del Peje López Obrador.
Nahle
es la negación de todo lo que Andrés Manuel vocifera. Nahle vive a lo grande, a
lo rico, a lo suntuoso. Es aspiracionista. Aspiró a ser una fifí y lo logró.
Y
es descuidada. Y cínica. Y torpe, profundamente descarada dejando la huella de
su ostentación en por lo menos dos mansiones, un departamento, terrenos a
nombre suyo y de su esposo, el célebre José Luis Peña Peña, sin contar la joya
de la trastada, el palacete de 40 millones de pesos del fraccionamiento El
Dorado, en Boca del Río, que dice que es de su sobrina Maribel Hoyos Peña –ajá–
y que dice que lo renta en un dineral.
Cuando
tocó a Pepe Yunes hablar le soltó el primer disparo: “Vengo también indignado,
porque está aquí la candidata de Zacatecas, quien tendría que estar
respondiendo ante la justicia, nada más y nada menos que por enriquecimiento
inexplicable, en lugar de con mentiras, promoverse para gobernar un estado en
el que no nació y que no conoce”. Y así por dos horas más.
La
etiquetó. Fijó ese apelativo en la mente de todos. Si el tema era desarrollo,
“la candidata de Zacatecas”. Si había que hablar de migración, “la candidata de
Zacatecas”. Si se trataba de sustentabilidad, “la Candidata de Zacatecas”.
Rocío
Nahle, como buena zacatecana, sacó el sable. Abrevó en sus hallazgos. Y lanzó
un chisguete.
Que
si Javier Duarte le compró una casa a Pepe Yunes en el Pedregal de San Ángel,
en la Ciudad de México; que si mostró evidencia donde Pepe y Héctor Yunes, éste
una lacra que ahora va para diputado local, recibieron dinero de Duarte; que si
Pepe Yunes aprobó los gasolinazos siendo senador; que si Emilio Lozoya lo
señaló de haber recibido sobornos de la firma brasileña Odebrecht.
Y
luego la rudeza.
“La
candidata de Zacatecas” esgrimió una y otra vez que ella tiene una familia, el
susodicho Peña Peña y sus dos hijas, nacido y nacidas en Veracruz, y que no
necesita ir a otro lugar para tener otros hijos. Y así el dardo.
Y
ya encarrerada soltó que a la secretaria de Pepe Yunes le sobran casas en la
conurbación Veracruz-Boca del Río.
No
corrió toda la película. Falta contar la historia antes de Peña Peña, del
padrino en Cangrejera, los días en que los privilegios venían de lo alto y ella
sabe por qué. Aquello que los petroleros llaman “el secreto mejor guardado” le
tira la máscara de inocente a la candidata de Zacatecas que quiere gobernador
Veracruz.
Y
Pepe Yunes hurgaba en la herida.
“El
gobierno de Veracruz va a manejar el próximo año más de 170 mil millones de
pesos. ¿A quién le darías esa responsabilidad? ¿A quién le entregarías la caja
del gobierno? ¿A alguien que tiene señalamientos de corrupción y está bajo
sospecha de enriquecimiento ilícito? O a alguien que te ha dado resultados
todos los días desde hace treinta años con honestidad y eficacia”.
Y
trajo al debate el fracaso de la refinería. Y picó la cresta a la “candidata de
Zacatecas” invocando el incumplimiento. Y la hizo hablar, refutar, alegar,
decir, insistir que con la refinería cumplió.
Y
Pepe Yunes volvió a la carga. Nahle ofreció que el 2 de junio de 2022 la
refinería de Dos Bocas estaría funcionando. Luego, cuando dejó la Secretaría de
Energía, que antes de terminar 2023. Y sigue sin funcionar. Y recordó que la
Auditoría Superior de la Federación halló más de mil 500 millones de dólares en
inconsistencias, no solventadas.
Fue
chile en el pastel de Nahle. Se prendió. Se irritó. Acusó a Pepe Yunes de
ignorante, de no saber que la refinería fue terminada en tiempo récord, pero
que le faltaron obras adicionales y que ya refina. Si, refina mansiones.
Si Nahle
fuera armadora de automóviles, los entregaría “terminados”, sin motor, sin
llantas, sin volante y sin radiador. Y a ver cómo lo echa a andar.
“La
candidata de Zacatecas” llegó al debate sin nada. Leyó su entrada; leyó su
salida. Se mostró nerviosa, impreparada, irritada, quejumbrosa, sin capacidad
de improvisación.
Llegó
a mentir, negando que el mesías de Macuspana haya dicho que usaría el agua de
Veracruz para atender la crisis de abasto en el norte del país. Los videos que
siguieron al debate la estrellaron con la realidad.
La
recaudadora del Supremo Peje quiso hablar de integridad. Cuestionó a Pepe
Yunes, su fortuna, la empresa familiar, la fábrica de cal No dijo lo que todo
Veracruz sabe. Esa riqueza es anterior a su llegada a la política.
El
candidato del PRIANRD entró en la dinámica. Cuestionó a cuenta de qué Rocío
Nahle paga 33 pesos por el consumo de un bimestre de energía eléctrica, cuando
que el cobro mínimo es de 300 a 400 pesos. Deslizó la hipótesis del robo de
luz.
Pepe
Yunes no quiso ser más hiriente. Pudo serlo pero no quiso. Se detuvo. Se guardó
la metralla fuerte para el debate número dos.
Pudo
cuestionar por qué la mansión del fraccionamiento El Country, en Villahermosa,
que no vale 2 millones de pesos sino 12, la adquirió dos meses después que
asumió la Secretaría de Energía.
Pudo
instarla a explicar por qué ocultó que su esposo, José Luis Peña, adquirió el
departamento con valor de 28 millones de pesos, en San Pedro Garza, Nuevo León,
a la esposa del empresario gasolinero, Rogelio Lemarroy González, ex alcalde de
Coatzacoalcos.
Pepe
Yunes quizá no lo sabe pero Rocío Nahle solía jactarse, cuando era perredista
de a pie, de su amistad con los Lemarroy. Años después la relación se
fortalecería. Y años después se conocería la compraventa del departamento.
¿Favor con favor se paga?
Pudo
Pepe Yunes cuestionar cuál es la relación de Rocío Nahle con Leopoldo Melchi,
el ex petrolero que preside la Comisión Reguladora de Energía, responsable de
otorgar los permisos, o renovarlos, para la operación de gasolineras en el
país. Esa relación con Melchi es de años y se dio en Coatzacoalcos. Y aunque no
sea titular de Sener sigue mandando ahí.
Rocío
Nahle fue al debate y salió trasquilada, humillada, hecha trizas, exhibida su
corrupción, su ambición, su descaro, las tretas en Dos Bocas, la compra de
mansiones, la impudicia plasmada en escrituras de propiedad, su nombre y el de
Peña Peña en los registros, sin reparar en que para adquirir tantos bienes en
menos de seis años, tendría que haber trabajado 50 años o más. Hoy enfrenta 37
denuncias penales por enriquecimiento.
Salió
Rocío Nahle a pregonar que ganó el debate en que sabe que perdió. Los registros
de Massive Caller y Electoralia la hunden. Los que la vieron patalear saben que
Pepe Yunes la destrozó.
Barrida
y trapeada, exhibida y denostada, entró al debate con ínfulas de marquesa y
salió con una etiqueta: “la candidata de Zacatecas”.
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