* La denuncia de Pepe Yunes * De la recolección para El Peje a las mansiones * Manos libres, uñas largas * Y lo que se va a saber.
Mussio Cárdenas Arellano | 08 abril 2024
Tribuna
Libre.- Hay
que hurgar en las cuentas de Rocío Nahle, en los predios y mansiones, los
dineros que tuvo en sus manos, los que provienen de la recolección para El Peje
y los de la refinería de Dos Bocas. Y algo no cuadra ahí.
Hay que voltear al pasado. Remitirse a 2015.
Hallar el punto en que inició su despegue político y su romance con el mundo
político donde reinan las máximas de Hank y Garizurieta, la incitación a tener
y al disfrute de las mieles del poder.
2015, dice Pepe Yunes, al que los suyos
llaman “un veracruzano de verdad”, es el año en que la fortuna de Norma Rocío
Nahle García crece y se dispara.
“Porque esto empieza a partir de que inicia
su carrera política. Está fundamentado y sustentado y lo tiene que dilucidar y
resolver la instancia correspondiente”, acusa el candidato del PRIANRD al
gobierno de Veracruz.
Y acusa Pepe Yunes –José Francisco Yunes
Zorrilla–, retomando a los medios de comunicación, y éstos al empresario Arturo
Castagné Couturier, los bienes de la zacatecana suman 60 millones de pesos… en
nueve años de carrera política.
Castagné, y Pepe Yunes, y el PRIAN, y los
medios, tienen claro que las casas y los predios son de Nahle, la zacatecana a
la que Morena postula para gobernar Veracruz, las que están a su nombre y la
que dice rentar a su sobrina Maribel Hoyos Peña, una contratista de medio pelo
en Poza Rica, cuyo costo, solo esa, se estima en 40 millones de pesos.
Son suyos los predios y las mansiones, las
que aparecen a su nombre y las que detentan los prestanombre.
Es suya la casa de Coatzacoalcos, ubicada en
el 1509 de la avenida 18 de Marzo, colonia María de la Piedad, un inmueble de
buenas dimensiones pero nada sobresaliente entre la clase media del puerto del
sur, aunque no dejan de preguntarse los asiduos a la vivienda cómo le hizo José
Luis Peña Peña, el “esposo incómodo”, para aventarse tal construcción con su
salario de funcionario petrolero, 2 mil pesos diarios, según el documento de
jubilación.
Es suya la mansión del Country Club de
Villahermosa, Tabasco, adquirida el 31 de enero de 2019, dos meses después de
asumir la titularidad de la Secretaría de Energía en el gobierno del Supremo
porro, Andrés Manuel López Obrador.
Es suya, vía su sobrina Maribel Hoyos Peña,
la mansión de 40 millones de pesos en El Dorado, en la Riviera Veracruzana,
municipio de Boca del Río, enclavada en una pequeña isla, rodeada de canales de
agua, con muelle privado, protegida por un séquito de guaruras, todo un
monumento a la ostentación y un mentís al rollo obradorista de la pobreza
franciscana.
Y son suyos los predios adquiridos por Peña
Peña, el “esposo incómodo”, y hasta un rancho en Tabasco, como el susodicho
lengua larga vociferó en la reunión con ganaderos del sur, en Sayula de Alemán,
apenas el 18 de febrero.
Y la suma da, por ahora, quizá sea más, 60
millones de pesos.
Y es el vértice de la denuncia penal
interpuesta por Pepe Yunes ante la Fiscalía Especializada en Combate a la
Corrupción de la Fiscalía General de la República.
¿Y por qué en la FGR? Porque el
enriquecimiento de la zacatecana, y su ostentación desmedida, se da cuando
pasan por sus manos los dineros –más de 20 mil millones de dólares– para la
construcción de la refinería Olmeca, ubicada en Dos Bocas, Tabasco, que a la
fecha, 21 meses después del montaje armado por Nahle para su inauguración, el 1
de julio de 2022, no produce ni una gota de combustible.
Su caso es materia federal. Su declaración
patrimonial como funcionaria del gobierno de la República, omite bienes que van
surgiendo a medida que Castagné la exhibe, que la prensa los ventila, que Pepe
Yunes los retoma.
Masacrada en la prensa nacional, en las redes
sociales, desde la oposición y entre los morenistas, Rocío Nahle sólo lanzó un
exabrupto fugaz: Pepe Yunes tiene una doble moral, pública y privada, y lo
demandará por daño moral después de la elección del 2 de junio… si es que gana.
Pero si pierde, Nahle irá a prisión.
2015 fue un año clave, como cita Pepe Yunes.
Vapuleada tres años antes en la elección presidencial de 2012, cuando intentó
ser diputada federal por Coatzacoalcos, abanderada por el Partido de la
Revolución Democrática, finalmente halló la senda de la victoria pactando con
las corrientes priistas locales.
2015 le significó ser coordinadora de la
Fracción Parlamentaria de Morena en la Cámara de Diputados y el caballo de
batalla de Andrés Manuel López Obrador en la Comisión de Energía.
Había que verla disfrazarse de petrolera, sin
serlo; llevar casco de Pemex, usurpando esa condición; reclamar por el
naufragio de Petróleos Mexicanos como si Peña Peña, el “esposo incómodo”, no
hubiera sido cómplice desde su condición de funcionario del área de
Mantenimiento en el Complejo Petroquímico de Pajaritos, y denunciar la
corrupción a la que no se debieron prestar.
Aquel año 2015, Rocío Nahle fue el motor del
mesiánico Peje en su asalto al poder desde Veracruz. Le acercó recursos. Afinó
estructuras, con financiamiento ilegal, recursos en sobres amarillos, desarrollando
campañas ostentosas como si fueran fifí… hasta que el caso Eva Cadena –los
videos difundidos por el periódico El Universal– detonaron un conflicto y la
entonces diputada local Eva Cadena, sobre la que caía el lodo amigo, reveló que
la verdadera y mayor recaudadora de López Obrador era Rocío Nahle García.
A Eva Cadena la lanzaron al infierno. De la
recolección de dinero ilegal para la campaña estaban enterados todos: Nahle,
Manuel Huerta, hoy candidato al Senado por Morena, y el entonces líder del grupo
morenista en el Congreso de Veracruz, Amado Cruz Malpica, hoy alcalde de
Coatzacoalcos.
Eva Cadena cayó en desgracia, fue denunciada,
desaforada, destituida, perseguida y al final, pese al asedio de la Unidad de
Inteligencia Financiera de Hacienda, encabezada por Santiago Nieto, logró
revertir el riesgo de cárcel. Y Rocío Nahle seguía feliz.
Premiada por servicios prestados a la causa,
Rocío Nahle se convirtió en senadora por Morena, en 2018. Meses después, el
Peje la encumbró a la Secretaría de Energía. Días más tarde, Nahle recibió los
primeros miles de millones para la construcción de la refinería de Dos Bocas. Y
cinco años después enfrenta el escándalo.
Pepe Yunes la denuncia por presunto
enriquecimiento ilícito. En la acusación se vislumbra uso de recursos de
procedencia ilícita, que alcanza a su sobrina Maribel Hoyos Peña, y lavado de
dinero, evasión fiscal, incluso delincuencia organizada.
Y aún no tocan lo del penthouse en
Villahermosa cuando Dos Bocas se comenzaba a erigir, ni otra propiedad en la
Ciudad de México aunque en documentos oficiales Nahle solía citar como
domicilio particular las instalaciones de la Secretaría de Energía, y hasta un
departamento en Nueva York del que poco se habla.
Pepe Yunes sabe que Rocío Nahle no será
gobernadora. No es veracruzana. Inclumple el requisito previsto en la
Constitución de Veracruz de ser nativa de la entidad o hija de padre o madre
veracruzanos. Sabe que no bastan los años de residencia que Rocío Nahle esgrime
tener. Pero la denuncia va más allá.
Es un misil a la línea de flotación del
proyecto Nahle. Es un golpe letal a la moral de Rocío. Es un obús que golpea su
integridad. Si de Dos Bocas salió manchada, el escándalo de sus mansiones envía
el mensaje que honesta no es.
Y hurguen en su pasado. Regresen el tiempo.
Escudriñen en 2015. Investiguen a los mecenas, los dineros, la recolección.
Sigan la ruta. Indaguen en los contratistas de la refinería, los compadres, los
amigos de Peña Peña, los ex funcionarios de Pemex que luego aparecieron en
ayuntamientos morenistas y ahora van a diputaciones.
Si le rascan, brotará pus.
La denuncia de Pepe Yunes es sólo el inicio.