* El marcelismo la suelta en la recta final * Meses simulando que operarían para Morena * Una imagen de Marcelo rompe el pacto * Coatza, “la residencia prestada de Rocío Nahle”: Héctor Yunes
Mussio Cárdenas Arellano /
25 mayo 2024
Tribuna
Libre. - Herida
de muerte, Rocío Nahle ya ve perdido su bastión, alucinando a Marcelo Montiel,
su operación a ras de tierra, sus virtudes y tretas, lo que sea para llevar a
Pepe Yunes al gobierno de Veracruz.
Todo se imaginó, menos el regreso del ex
alcalde de Coatzacoalcos a 10 días de la elección, apuntalando al PRIANRD en el
precierre de campaña de Xóchitl Gálvez, candidata de la coalición Fuerza y
Corazón por México, la abanderada de la oposición.
Su antiguo rival, en 2012, luego su aliado, en
2015, deja la quietud y el ocio, la vida de campo, los mangos y las reses y las
pacas en su natal Naranjos, Puente Nacional, para arrebatar los votos que
sepulten a Morena en Coatzacoalcos y liquidar el sueño de Nahle de gobernar la
entidad en la que hubiera querido nacer.
Una imagen, Marcelo Montiel Montiel a unos
metros del Centro de Convenciones de Coatzacoalcos y de las Torres Teatro, el
sitio en que se monta el escenario para el mitin estelar de Xóchitl Gálvez,
detonó el alineamiento del marcelismo con Pepe Yunes Zorrilla, candidato de la
Coalición Fuerza y Corazón por Veracruz.
Circuló la noche del jueves 23. A su lado,
Héctor Yunes Landa, un presupuestívoro de marca que ya fue senador y diputado
federal y local y ahora volverá al Congreso de Veracruz por la vía
plurinominal. Con ellos, Jesús Moreno Delgado, alfil marcelista, y Guillermo
Franco, el enviado de Pepe Yunes al sur, su voz, su oído, su operador, y más
allá, un metro atrás, claramente atrás, el líder del PRI local, Octavio Sen
Ávila.
Y hubo una frase, expresada por Yunes Landa en
redes sociales, que atizó el fuego: “Celebro la participación de Marcelo
Montiel en el próximo cierre de campaña de Xóchitl Gálvez y Pepe Yunes en
Coatzacoalcos; su experiencia y enorme potencial de operación política será
determinante en el triunfo de la coalición PRI PAN y PRD en Coatzacoalcos, la
residencia prestada de Rocío Nahle”.
Retumbaron dos mensajes: el “enorme potencial
de operación política” y que Coatzacoalcos es “la residencia prestada de Rocío
Nahle”.
Y fluyeron más fotos. Y corrieron las
reacciones. Y el marcelismo salió del letargo. Los apáticos se encendieron. Los
arrepentidos se activaron. Los desorientados se volvieron a centrar. Y los
detractores del PRIANRD, cual debe de ser, brincaron: que su Plan C, que 5 de
5, que Morena Va, que Claudia ganará.
Y en el war room de Rocío Nahle hubo
taquicardia. Ya no duermen. Se vienen destrozando un día sí y otro también. Las
trapacerías de la “zacatecana de verdad” fueron filtraciones desde la Secretaría
de Energía y desde Morena. La mansión y el terreno en El Dorado, Boca del Río,
se supo gracias a la lengua viperina del desgobernador Cuitláhuac García. El
cónclave en Casa Veracruz trascendió porque el “caza chichifos” Esteban Ramírez
Zepeta, en un arranque, lo soltó, tal como lo cuenta el periodista Raymundo
Jiménez.
Sólo les faltaba perder aliados en
Coatzacoalcos, fracturar la operación política del priismo que les dio triunfos
en 2017, 2018 y 2021, y el marcelismo se les abrió.
La connivencia con Marcelo Montiel data de 2015
cuando el priista y la zacatecana unieron fuerzas para reventar al candidato
del PRI a diputado federal por Coatzacoalcos, Rafael García Bringas.
Entonces Rocío Nahle se catapultó. Fue
coordinadora de la bancada de Morena en San Lázaro. De ahí se proyectó al
Senado, en 2018, y al asumir la Presidencia el Supremo Porro, Andrés Manuel
López Obrador, la envió a la Secretaría de Energía para dirigir el negocio de
su vida, la refinería Olmeca, en Dos Bocas, Tabasco, un barril, no de gasolina
sino un barril sin fondo, un tesoro de 20 mil millones de dólares, mientras se
daba gusto adquiriendo casas, terrenos, departamentos y soltándole al futuro
yerno, Fernando Bilbao Arrieta, la autorización para una gasolinera.
Marcelo Montiel hizo ganar a Morena en 2017, en
las elecciones municipales de Coatzacoalcos; en 2018, en la presidencial,
Senado, diputación federal y local y gobierno de Veracruz, y en 2021 en
diputaciones federales, locales y alcaldía de Coatzacoalcos.
Morena no gana elecciones. No opera
políticamente. No sabe trabajar el voto a ras de piso. No sabe amarrar al
elector. En Coatzacoalcos, sus triunfos se deben –se debieron– al marcelismo.
Pero ya no.
Morena pierde un aliado y al motor de sus
votos. En nueve años, el marcelismo se diseminó en el espectro electoral.
Víctor Rodríguez Gallegos, uno de los alfiles de Marcelo Montiel, operó desde
el Partido Verde Ecologista de México hasta septiembre de 2023 cuando se abrió.
El ex alcalde Joaquín Caballero Rosiñol se
posicionó en el Partido del Trabajo, en 2021, intentando incrustar un regidor
–o regidora– en el cabildo de Coatzacoalcos pero la votación no le alcanzó.
Previamente había colocado a su brazo derecho, Oliver Damas de los Santos, como
regidor priista en el ayuntamiento encabezado por el morenista Víctor Manuel
Carranza Rosaldo. Su voto siempre fue validando las trapacerías de Morena.
Luego migraron del PT al Partido Verde, hoy
presidido por Juan Carrera Molina, ex titular del área jurídica en Obras
Públicas Municipales en el primer ayuntamiento marcelista y director de
Desarrollo Urbano en el gobierno de Caballero Rosiñol.
El marcelismo ha tenido un lugar reservado
–hasta ahora– en los ayuntamientos morenistas. Decenas de seguidores de Marcelo
Montiel y sus operadores electorales están adscritos a la nómina municipal en
Coatzacoalcos.
Así cumplió Morena. Sostuvo con recursos
públicos la estructura electoral marcelista, y a cambio se agenció dos
presidencias municipales, la de Víctor Carranza y la de Amado Cruz Malpica; las
dos diputaciones federales de Tania Cruz Santos; las diputaciones locales de
Amado Cruz Malpica y Eusebia Cortés; los votos para las senadurías de Norma
Rocío Nahle García y Ricardo Ahued Bardahuil; los votos para el desgobernador
Cuitláhuac García Jiménez, y los votos para López Obrador. Hasta que el pacto
se quebró.
Hoy, Marcelo Montiel no le disputa votos a
Morena. Dirigirá sus votos, que antes daba a Morena, hacia Pepe Yunes Zorrilla.
Y de paso, esos votos apuntalarán a los candidatos del prianismo, Miguel Ángel
Yunes Márquez y Sara Ladrón de Guevara para el Senado; Martha Fernández y
Mónica de Hombre Carranza, candidatas a diputada federal y local por
Coatzacoalcos, respectivamente.
El deslinde del marcelismo comenzó en 2023,
encubriendo cuanto hacían, sin alzar polvo, caminando las calles, permeando la
geografía de Coatzacoalcos. A lo largo de varios meses simuló que operaría para
Morena, instruyendo a sus bases a colocar lonas con la imagen de la candidata
presidencial, Claudia Sheinbaum Pardo, y la propaganda de Rocío Nahle García.
Así hasta el martes 21. Esa mañana, frente a la
prensa de Coatzacoalcos, uno de los alfiles marcelistas, Víctor Rodríguez
Gallegos, mostró el rostro, se decantó por Pepe Yunes. A su lado, la ex primera
dama del municipio, Guadalupe Félix Porras.
Y el cerrojazo lo dio Marcelo Montiel, el
jueves 23. Esa noche, en el sitio donde se erige la estructura en que se
realizará el precierre de Xóchitl Gálvez Ruiz, el domingo 26, el de Naranjos
lanzó el mensaje: Morena ya no.
Fulminada, Rocío Nahle ahora irá, si puede, por
los votos que le aporten los programas sociales, sin operación a ras de tierra,
sin permear, sin amarrar al votante potencial porque esa era tarea del
marcelismo.
Herida de muerte, Nahle ya ve perdido su bastión.