José Miguel Cobián | 09 sep. 2024
Tribuna
Libre.- El
nivel de hipocresía en redes sociales, tertulias y pláticas de café es enorme. Todo mundo critica a los demás sin asumir la
propia responsabilidad. ¡Ya chole con
eso! No engañan a nadie, aunque
practiquen el mexicano y centenario arte de hacerse pendejos.
Todos los días, leo y escucho a plañideras,
presumiendo su superioridad moral, e intelectual. Uy, esos genios de la oposición, fueron
vencidos de una manera arrolladora en las urnas por supuestos seres
intelectualmente inferiores. Hacen el
mismo ridículo que aquéllos que insisten en que los Aztecas eran la suma de la
civilización de su época, y cien mil pelaos fueron derrotados por 400
castellanos de lo peor. Queridos amigos
opositores, perdimos en las urnas, porque el adversario fue infinitamente
superior, ya es tiempo que lo reconozcan.
No voy a listar una vez más todos los errores
de la oposición, solo daré algunos ejemplos: cinco años callados y sumisos. Los
auto denominados activistas ciudadanos dedicados a compartir lo mismo en las
mismas redes de siempre, jamás se atrevieron a discutir con un amlover en su
propio territorio, sólo perdieron el tiempo y presumieron ante sus congéneres
que ¨eran de oposición¨. Los partidos de
oposición, más preocupados por instalar en las pluris a sus cuates, y conservar
el negocio de sus franquicias políticas que en ganar una elección, ni siquiera
cubrieron todas las casillas para defender el voto, mucho menos gastaron un
peso en movilizar a sus simpatizantes, siguiendo el aforismo de ¨Lo caído,
caído¨, los liderazgos regionales y nacional no gastarían en apoyar a sus
candidatos, de Xóchitl para abajo, sino que decidieron quedarse con todo el
dinero que pudieron…. Hicieron lo mismo de siempre en circunstancias
diferentes. Escogieron a héroes para
sus candidaturas uninominales, que sin apoyo se la rifaron ante una maquinaria
electoral muy bien aceitada, y en su mayoría, perdieron. Pusieron a mucho impresentable en las
pluris, lo que logró desanimar aún más el voto de la oposición. Y que decir de ese 40% del padrón electoral
que decidió no salir a votar, que aceptó que quién ganara, decidiera los
destinos del país sin opinar; si no opinaron entonces, no entiendo porque les
apura opinar ahora.
Sabemos que los diputados locales y federales
de morena y aliados no representan al pueblo de México, sino que obedecen a una
sola voluntad, la de AMLO. Esto no es
nuevo, lo sabíamos desde hace seis años.
Y no hicimos nada para evitar que tuvieran una mayoría en el
congreso. Los que pensamos que el nivel
de sobre representación es excesivo, tampoco hicimos nada para evitarlo. Una marcha, una protesta digital, sabíamos
que no bastaba para detener la ambición de un grupo que se veía desde el día de
la elección, dueño total del presupuesto del país, para su beneficio
personal. Y aun así, no vimos
movimientos masivos.
Hoy vemos que están a punto de desgraciar aún
más un sistema de justicia que tiene muchos defectos y que se puede mejorar.
Sólo que el estilo de Morena ha sido destruir sin mejorar, ya lo vimos con el
aeropuerto de Texcoco, o con el Seguro Popular, por mencionar dos ejemplos nada
más. La voluntad de AMLO es destruir,
aunque perjudique el futuro de los mexicanos.
Lo más sorprendente es que cuando menos un 60% de los mexicanos aplaude
esta destrucción.
Pensamos que el mexicano es manipulable y
manejable. Negamos una realidad, que
implica que el mexicano sabe muy bien lo que hace. Decide en función de su interés cotidiano, si
acaso podemos afirmar que no tiene visión de largo plazo, lo cual es justificable,
pues cuando el país ha crecido, más del 60% de la población no se ha visto
beneficiada, así que ¡No importa el crecimiento o las variables económicas!,
mismas que no le han servido para nada.
Muchos mexicanos vimos que los beneficios del
período neoliberal no llegaban a todos… y nos quedamos callados. Muchos vimos que la educación pública no
generaba mexicanos pensantes y analíticos…. Y nos quedamos callados. Muchos vimos que el aparato burocrático se
enriquecía día con día a costa de los más pobres…. Y nos quedamos
callados. Hoy no tenemos derecho a
quejarnos de que un porcentaje de la población no entienda el alcance y los
riesgos de las reformas constitucionales propuestas por el presidente López
Obrador. No se vale, decirle ignorante
al que verdaderamente lo es, aunque sí se vale señalar, al que a sabiendas
manipula a los demás con información falsa.
Aunque no sirva de nada.
Toda la vida, los senadores y diputados se
han comprado, con amenazas o con dinero.
Si la oposición resiste en el senado ante la reforma judicial, será
porque así se decidió en las más altas esferas de poder, no porque sean muy
honestos los senadores señalados como los más presionados. Y si alguno de ellos
cambia de bando, como ya lo hicieron los dos del PRD, tampoco debería de
extrañarnos.
México sigue siendo propiedad de una
persona. Ahora con el presidencialismo
exacerbado, es todavía más claro que tiene dueño y hasta el 30 de septiembre es
AMLO. A partir del 1 de octubre veremos
si sigue siendo AMLO o ya será Claudia, o quizá se convierta en una
copropiedad. Morena y sus aliados
repartirán puestos públicos a gente sin experiencia, que no servirá de nada
para resolver los problemas del país, tal como hoy vemos en el gabinete
federal, con los secretarios de estado Floreros, o con cualquier municipio gobernado por
Morena, donde raro es el alcalde que se preocupa por resolver los problemas más
importantes, y mejor se la pasan navegando y cobrando jugosos salarios con los
cuales jamás soñaron. Alcaldes y
ediles muy mediocres cobran como si fueran los ejecutivos más preparados del
planeta, sin resolver ni siquiera tapar un bache.
A veces el dueño de México trata de buscar el
bien de los mexicanos. Otras veces, como en el caso de AMLO, solo usa la figura
de bienestar para obtener más poder, sin importar el futuro de México, al grado
que ya se especula que podría ser su hijo el próximo presidente después de
Claudia y él mismo, el súper asesor de todos los próximos presidentes hasta el
día de su muerte.
Lo que hoy vive México y su destino en el
futuro cercano, es obra de todos y cada uno de los mexicanos, no nada más de
los amlovers o de Morena y sus aliados.
Reconozcamos primero la realidad, y si no nos gusta, hagamos algo para
cambiarla o sigamos de apáticos y dejemos que las cosas sucedan. Dejar de llorar hoy lo que no supimos
defender en las urnas, es el primer paso hacia una ciudadanía eficiente y
funcional.