* Gómez Cazarín se va y se descubre todo * Cámaras, micrófonos y GPS * Y Esteban Bautista advierte que revisarán todo * 14 leyes le echó abajo la SCJN * De la Cuarta Transformación a la Cuarta Extorsión * Empleados de Amado contra Salones de baile * Primera dama derrocha en casinos
Mussio Cárdenas Arellano | 12 nov. 2024
Tribuna
Libre.- Como espía, Gómez
Cazarín es un fiasco. Más tarda en dejar la Junta de Coordinación Política, que
son hallados micrófonos y cámaras y hasta dispositivos GPS en vehículos
oficiales del Congreso de Veracruz.
Los
ubican en cosa de horas, cuando aún se sienten las vibras de la sesión de
instalación de la LXVII Legislatura, el juramento de los diputados, la voz de
Tania Carola Viveros Cházaro presidiendo la Mesa Directiva, el clamor de la
gente y el morbo por ver si Fernando Yunes llegaba o era aprehendido.
Hallan
primero micrófonos en el cubículo de un “reconocido diputado”, según reporta el
diario Oye Veracruz. El 5 de noviembre inició el período ordinario de sesiones
y el miércoles 6 algo comenzaba a prender alertas.
A los
dos días –noviembre 8– la trama tomó color. Ya no eran sólo micrófonos sino
cámaras que registraban imágenes, no lo que habitualmente capta el sistema de
videovigilancia del Congreso de Veracruz, con lo que le siguen la pista a
cualquiera, sino lo que ocurre al interior de los cubículos de los
legisladores.
Y no
fueron únicamente micrófonos y cámaras sino dispositivos GPS (sistema de
posicionamiento global) que presuntamente fueron colocados en vehículos
oficiales del Congreso. De nuevo fue Oye Veracruz, pero también otros portales
–Referente y Urbis, entre ellos– que evidenciaron el hallazgo.
El
Watergate jarocho se lo imputan a Juan Javier Gómez Cazarín, ex líder del
Congreso, uña y mugre de nuevo de la gobernadora electa, Norma Rocío Nahle
García, y al secretario general de la Legislatura, el ex panista, ex duartista
y peón de Morena, Domingo Bahena Corbalá.
El
hallazgo de piezas de espionaje es la expresión viva de la podredumbre con que
Gómez Cazarín movía los hilos en el Congreso y el reflejo de sus miedos cuando
su enemigo acérrimo, Esteban Bautista Hernández, es catapultado por Rocío Nahle
a la cima del Congreso como líder de la fracción morenista y presidente de la
Junta de Coordinación Política.
Ahí,
hay humo y pólvora, balas y fuego. Esteban Bautista y Gómez Cazarín son agua y
aceite. Así pululen en la granja de Morena, sus historias son extremos opuestos.
Esteban
se gesta en la lucha social, ceñido a su raíz indígena, enfrentando al sistema
priista con una resistencia que se acredita en las hemerotecas y en la memoria
de su gente; organizando a sus bases, cerrando caminos, exigiendo el
cumplimiento a la ley, movilizando a los serranos, colocando barricadas,
enfrentando la embestida policíaca y al final imponiendo la razón.
Gómez
Cazarín es sólo un rufián, denunciado por transas en la Volkswagen de
Coatzacoalcos, pegado al priismo de Marcelo Montiel, un bufón de café y de
juergas interminables, encumbrado al Congreso por un farsante, un barbaján
llamado Cuitláhuac García Jiménez, gobernador sin brújula, que le vio tamaños
–quizá otras cositas– para liderar diputados a los que no supo convencer y
terminó comprando, vía la tarjeta Saldazo, aquella con la que se hacían
depósitos en los Oxxo para no dejar huella del dinero ilegal.
El
Congreso en manos de Gómez Cazarín fue una auténtica letrina. Corrieron
millones de pesos que fueron a parar a cuentas de pandillas, sus cercanos, sin
escrúpulos ni pudor; obras y servicios de alta rentabilidad para los amigos del
líder cameral; nepotismo del que se sirvieron diputados y funcionarios del área
de Servicios Generales y de Comunicación Social –Enrique Navarro, Aldo Valerio,
Vania López–; delincuentes señalados y aprehendidos por Seguridad Pública, que
resultaron ser parientes de Juan Javier.
Esteban
Bautista es una piedra en el camino de Gómez Cazarín. Cuando Rocío Nahle lo
perfilaba al liderazgo del Congreso, detonaron cargas explosivas, golpes bajos,
saña, embuste e inquina imputándole, entre otras, que la última toma de la
presa Yuribia, en Tatahuicapan, con la que dejó sin agua a Coatzacoalcos,
Minatitlán y Cosoleacaque, eran decisión suya. No fue así.
La
trastada la ejecutó el alcalde tatahui, Eusebio González Hernández, pero en las
sombras se movían la diputada federal morenista, Magaly Armenta Ontiveros, y el
propio Gómez Cazarín.
A Gómez
Cazarín le llueven señalamientos. Y ya sin poder en el Congreso, siembra minas
y bombas de tiempo. Sus allegados quedaron ahí, con salarios de lujo y cheque
confidencial. Hay versiones periodísticas que advierten que incluso los
basificó.
Son sus
espías, sus ojos y orejas, con los que intenta retener el control del Congreso
en que hizo y deshizo, se sirvió a placer, amedrentó alcaldes de oposición,
cooptó a una legisladora vulnerando el fruto prohibido.
Fuera
del Congreso, el poder se diluye. Al paso de los días se extingue. Y debe pagar
facturas.
El
feudo cruje. El hallazgo de los micrófonos, cámaras y GPS exhibe la intención
de seguirle los pasos a Esteban Bautista y la nueva Legislatura, qué dicen, con
quién hablan, a qué sitios se dirige y con quién se reúne la nueva dirigencia
del Congreso de Veracruz.
Y
Esteban Bautista, que sólo habla cuando debe hablar, sentencia: la Suprema
Corte de Justicia de la Nación invalidó 14 leyes y modificaciones
constitucionales y “lo vamos a corregir”.
La
revisión es letal para Gómez Cazarín. En mayo, la SCJN determinó que el
Congreso de Veracruz incumplió con su deber de reformar la Constitución local y
las leyes secundarias en materia de autonomía municipal.
“Vamos
a hacer una revisión de los pendientes legislativos –dijo Esteban Bautista–.
Vamos a revisar con los asesores lo que se tiene que hacer en la materia”.
Y le
darán reversa al abuso cometido por tres ayuntamientos, Coatzacoalcos entre
ellos, que cobran contribuciones y derechos fuera de ley, solapados por el
Congreso que lideró Gómez Cazarín.
El
espionaje no es tema menor. Es el pataleo del ex presidente de la Junta de
Coordinación Política, aferrado a no ser alcanzado por la barredora y, peor,
por la acción legal.
Como
espía, Gómez Cazarín resultó un fiasco. En un día, los dispositivos de escucha,
cámaras y GPS salieron a la luz. Sólo le queda rendir el parte de guerra, y las
bajas y el daño colateral.
Las
minas van a estallar. Sí, en sus manos.
METADATO
De la
Cuarta Transformación a la Cuarta Extorsión. Una industria, una jugosa y perversa
maquinaria, aceitada y solapada desde palacio municipal. Extorsión a salones de
fiesta y al Centro de Convenciones. Extorsión morenista, tipo crimen
organizado, que se mide en cientos de miles de pesos por no clausurar. Y
siempre, siempre, la misma coartada: menores de edad ingiriendo bebidas
embriagantes. Y Amado Cruz Malpica, el alcalde de Coatzacoalcos, simulando que
no tiene idea de lo que hacen sus peones, a sabiendas que su compadre, Jorge
Yunis, es la mente siniestra que opera desde las sombras. ¿Nombres, lugares,
montos? Todo consta en un nutrido expediente. Y ese expediente es un auténtico
tratado de delincuencia organizada. Siempre hay un insider con ganas de hablar.
Lo sabe David. Lo sabe Emmanuel. Y ya lo sabe Rocío. Habrá noticias… ¿Quién es esa
primera dama veracruzana que mata sus tiempos libres, que son muchos, en los
casinos de Villahermosa, Tabasco? Ahí, atornillada en la silla, atada a la
maquinita, la señora quema toda la morralla que extrae del presupuesto a su
cargo en un DIF local. ¿Una pista? Es ella…
https://mussiocardenas.com/informe-rojo/119037/congreso-de-veracruz-bajo-espionaje
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