* Rehabilita a Zepeta y Gómez Cazarín * Han ayudado a la transformación, dice * Zepeta, el opaco * Cazarín y los grupos delictivos * Seis años más de terror y represión a ciudadanos * La analfabeta política * Espionaje en el Congreso de Veracruz * Trastupijes de Amado y Samuel a espaldas de Nahle
Tribuna
Libre.- Una instantánea. Un click. Y Rocío Nahle se ve
en su jugo. A su derecha, Esteban Ramírez Zepeta, y a su izquierda, Juan Javier
Gómez Cazarín, los parásitos de Cuitláhuac García que no se quiere sacudir.
Y Nahle
los ensalza, los reconoce, aprecia cada momento sublime, cada acción por el
engrandecimiento de la Cuarta Transformación.
Ramírez
Zepeta, amigo de correrías de Cuitláhuac García y chichifo mayor del sexenio,
el de los amiguitos de vida disipada y cascos ligeros, de paso gris por la
presidencia estatal de Morena en Veracruz, cuya chamba se la hicieron los
programas sociales clientelares y los servidores de la nación de Manuel Huerta.
Gómez
Cazarín, alias “El Carón”, un hamponazo de marca, que si ya le precedía un
historial fétido, en el Congreso que lideró fue un mercenario con poder, el
terror de los alcaldes de oposición y un hacedor de leyes amorfas y
modificaciones constitucionales tan jodidas que la Suprema Corte de Justicia de
la Nación no dudó en declarar fuera de norma y violatorias de la ley.
Pues en
ellos, el sátrapa Zepeta y el sátrapa Cazarín, se monta Rocío Nahle para
apuntalar a Morena, ponerlos de ejemplo, justo cuando el senador morenista
Manuel Huerta les lanza un misil explosivo y justo, también, cuando la lideresa
nacional del partido guinda, Luisa María Alcalde Luján, y el vástago preferido
del Peje de Macuspana, Andrés Manuel López Beltrán, tocan tierras veracruzanas,
en eso que llaman asambleas informativas con las que inicia la campaña del
badulaque Andy hacia la Presidencia de México en 2030.
A la
zacatecana ni le va ni le viene si sus peones tienen perfil de ineptos o de
delincuentes. Lo que sea es bueno con tal de dejar sentado que los parásitos de
Cuitláhuac García, el gobernador saliente, tienen un lugar reservado, uno a la
izquierda y el otro a la derecha, en el reino del Señor… o de la Señora.
Manuel
Huerta es como un hueso a medio pescuezo de Rocío Nahle. La hizo ver su suerte
en la precampaña morenista por la candidatura al gobierno de Veracruz, la
vapuleó en las encuestas, exhibiendo que la oriunda de Río Grande, Zacatecas,
es una nulidad en política. Y ahora le lanza un dardo: no se vale la dualidad
de ser empleados de Nahle y dirigentes de partido.
Y Nahle
se ensarta. Pudo dejar pasar el golpe pero le entra. Graba su video y cuando
debiera tener a su lado a Ricardo Ahued, futuro secretario de Gobierno, y a
Raquel Bonilla, ya inminente senadora, suplente de Claudia Tello, vuelve sus
ojos misericordiosos hacia la runfla que, se supone, se debía ir.
Tan
perdida anda la química Nahle que tuvo que rehabilitar a la escoria del payaso
Cuícaras, que ya reposaba en el basurero de la historia. A Zepeta ni lo fumaba
y al “Carón” ya se lo había sacudido. Pero la falta de cuadros y de gente
decente a su lado la orilló a reacomodarse con la banda de Cuitláhuac.
Políticamente
analfabeta, Rocío Nahle ya se arrancó la careta: va a gobernar con los alfiles
de Cuitláhuac García, la pandilla que implantó el terror en Veracruz.
Uno de
ellos, Gómez Cazarín, usó al Congreso estatal como el motor de sus trapacerías,
arrinconando alcaldes de oposición con amenazas –los perredistas así lo
denunciaron–, facilitó negocios propios o de amigos, despojó a quien quiso.
Lo
peor, fue el ariete de Cuitláhuac García para amedrentar a la sociedad.
Defendió a capa y espada el delito de ultrajes a la autoridad y miles de
ciudadanos, veracruzanos y arraigados, pasaron mínimo un año en prisión por
imputaciones falsas, simplemente por alegar que la policía les violaba sus
derechos, que los aprehendía sin causa justificada, por esgrimir que no podía
ejercerse acción penal por estar bajo los efectos de un amparo emitido por un
juez federal.
Gómez
Cazarín fue el perro fiel de esa piltrafa de gobernador que López Obrador y
Rocío Nahle le impusieron a Veracruz. Fue el cómplice del estado de terror que
el desequilibrado Cuitláhuac García implantó en la entidad.
Usó al
Congreso como paradero familiar. Metió a todo el clan en la nómina y uno de
ellos, Juan Pablo “N”, fue aprehendido en el panteón de San Andrés Tuxtla por
portación de arma de fuego.
Hay una
multiplicidad de señalamientos, narcomantas, mensajes estridentes. Y uno que es
dinamita pura: la aprehensión de Juan Carlos Rodríguez Nieves, cercanísimo a
Juan Gómez Martínez, “El Yona”, padre de Gómez Cazarín y alcalde de Hueyapan de
Ocampo. Rodríguez Nieves era el encargado del manejo de las redes sociales del
ayuntamiento.
La
Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz lo capturó, el 26 de diciembre de
2022, junto con tres presuntos delincuentes. Reportaron el hallazgo de armas,
droga, mensajes con amenazas suscritos por un grupo delincuencial y uniformes
de policía apócrifos.
Ya
antes habían circulado en las redes sociales otras imputaciones de grupos
delictivos con los que presuntamente tenían relación Juan Javier Gómez Cazarín
y familiares.
Todo un
negro historial y Rocío Nahle, en una genialidad, lo vuelve a tener a su lado.
La
historia de Ramírez Zepeta es opaca y gris. No ata ni desata. Apenas con
calzador lo pudo insertar Cuitláhuac García en la presidencia estatal de
Morena, luego que el antecesor, Gonzalo Vicencio, se aferró al cargo y amagó
con llevarlos a tribunales si era destituido. Pero al final se fue.
Ramírez
Zepeta es un cero a la izquierda. No crea estructuras. No forma cuadros. No
opera electoralmente. Deja todo a la marca, a que Morena se venda solo y cobre
con votos las migajas que le arrojan a los integrantes de la secta, vía
programas sociales.
Eso sí,
se da buena vida. Y con él la gozan sus chichifos, amigos queridos de pésima
fama pública, de escándalos y excesos.
Aturdida
por el macanazo que le asestó el senador Manuel Huerta cuando dijo que no se
puede ser empleado y dirigente de Morena, y que hay quien también quisiera ser
“reina del Carnaval” –¿será la diputada Dorheny García Cayetano, Ramírez Zepeta
o Gómez Cazarín–, Rocío buscó a su querida escoria y los rehabilitó.
No hay,
pues, deslinde con Cuitlahuac. Nahle seguirá en la ruta de la destrucción de
Veracruz. Mantendrá el pacto de complicidad. Continuará el saqueo, la
manipulación de cifras, el endeudamiento, el agravio a los inocentes, el
encarcelamiento de veracruzanos, la represión en toda su expresión.
Los
narcos están de plácemes; los secuestradores también. El Grupo Sombra, que al
inicio del sexenio de Cuitláhuac García tenía presencia en dos municipios, hoy
se expande a 52 y crecerá más. También ellos construyen el segundo piso de la
Cuarta Transformación.
Nahle
jala a los fieles a Cuitláhuac porque con ellos va a gobernar. A la izquierda
Ramírez Zepeta; a la derecha Gómez Cazarín. De ellos es el reino de la
impunidad.
Y que
terminen de destruir a Veracruz.
METADATO
Espionaje
al estilo Watergate en el Congreso de Veracruz. Cámaras, micrófonos, GPS en las
oficinas de diputados y en sitios estratégicos. Arranca la nueva Legislatura y
ya se respira el miedo. El miedo de los que se fueron –Juan Javier Gómez
Cazarín por delante– y las palabras de los que acaban de llegar, los
comentarios en voz baja, los encuentros y reuniones fuera del recinto oficial
para no ser vistos y escuchados. Lo peor es que son los fieles a Cuitláhuac
García, sedicente gobernador, quienes espían, y son los fieles a Rocío Nahle,
gobernadora electa, los espiados. Los espías de Gómez Cazarín husmeando en todo
lo que hace el equipo de Esteban Bautista Hernández, nuevo presidente de la
Junta de Coordinación Política del Congreso y líder de la bancada de Morena, el
más leal a la futura gobernadora. ¿Será que Norma Rocío Nahle García podrá
meter orden o ya valió?... Con la venia de Amado Cruz, su amigo entrañable,
Samuel Ordaz, sigue haciendo de las suyas. No sólo es el dinero que le llega
mediante triangulaciones; es el control de regidores, el manejo de directores
de área y un jugoso negocio en el que está implicado el equipo cercano al
alcalde de Coatzacoalcos. Así que el que saboteó a Rocío Nahle García en la
precampaña de Morena, el facilitador de los eventos de Sergio Gutiérrez Luna,
enemigo acérrimo de la ya inminente gobernadora de Veracruz, es literalmente el
alcalde bis de Coatzacoalcos. La palabra de Nahle le vale un auténtico rábano a
Amado Cruz Malpica. Ordenó que cesara a Samuel Ordaz de la Secretaría del
ayuntamiento y Amado lo hizo, pero por debajo de la mesa Samuel sigue mandando.
Tiene más poder que Rocío Nahle en Coatzacoalcos. Hasta que a Nahle se le suba
lo Nahle y eche a andar la maquinaria del Órgano de Fiscalización Superior…
https://mussiocardenas.com/informe-rojo/119030/rocio-nahle-gobernara-con-los-parasitos-de-cuitlahuac
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