Ángel Rafael Mtz. Alarcón | 27 enero. 2025
Tribuna Libre.- La
beatificación del Quinto Obispo de Veracruz, Rafael Guízar y Valencia, el 29 de
enero de 1995, por su Santidad Juan Pablo II (1920-2005), marcó un hito
significativo en la historia de la Iglesia Católica (Cfr:
https://www.vatican.va/news_services/liturgy/saints/ns_lit_doc_20061015_valencia_sp.html).
Este reconocimiento de su santidad y virtud resaltó la vida y obra de un hombre
excepcional que dedicó su existencia al servicio de Dios y de los demás,
especialmente en la iglesia particular de Xalapa, obispado erigido en noviembre
de 1864. San Rafael Guízar y Valencia nació el 26 de abril de 1878 en Cotija,
Michoacán, México, y falleció el 6 de junio de 1938 en la Ciudad de México. Era
miembro de una familia de hacendados y fue el quinto de once hijos.
La
beatificación de Rafael Guízar y Valencia fue el resultado de un proceso que
inició en 1951 en la Santa Sede, en un exhaustivo trabajo que incluyó la
investigación de su vida, virtudes, escritos y milagros atribuidos a su
intercesión. Su profundo compromiso con la fe, su labor pastoral y su valentía
durante la persecución religiosa en México lo convirtieron en un ejemplo de
santidad para la Iglesia y para el mundo.
Rafael
Guízar y Valencia fue un obispo valiente y comprometido que defendió la fe
católica en tiempos difíciles. Vivió la Revolución Mexicana, así como la
primera cristiada, que fue organizada por el gobierno federal de 1926 a 1929,
durante la presidencia de Plutarco Elías Calles. También enfrentó una segunda
cristiada local entre 1930 y 1932, provocada por el gobernador de Veracruz,
Adalberto Tejeda Olivares. Su labor misionera en Veracruz y su incansable
trabajo a favor de los más necesitados lo convirtieron en un pastor ejemplar.
Su humildad, caridad y devoción lo distinguieron como un verdadero siervo de
Dios.
Su
Santidad Juan Pablo II, en la oración del Angelus del domingo 29 de enero de
1995, proclamó las siguientes palabras: "Queridos hermanos y hermanas: el
beato Rafael Guízar y Valencia, obispo mexicano, afrontó con valentía la
dramática situación de su país católico, en el que la Iglesia era perseguida.
Lo sostuvo en ello y lo inspiró siempre la íntima unión con la Eucaristía y con
María Santísima, pilares de su vida espiritual. En efecto, quiso que en su
escudo episcopal figurase la Virgen de Guadalupe de rodillas ante el Santísimo
Sacramento." En esa misma oración, en la que se conmemoraban los 50 años
de la liberación del campo de concentración nazi de Auschwitz, San Juan Pablo
II fue un testigo presencial de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
A
lo largo de los 30 años transcurridos desde su beatificación, la figura de
Rafael Guízar y Valencia ha continuado inspirando a fieles de todo el mundo. Su
vida de oración, sacrificio y servicio sigue siendo un modelo a seguir para
aquellos que buscan vivir una vida de fe auténtica y comprometida. Sin olvidar
que once años más tarde llegó la canonización, en octubre de 2006, por Su Santidad
Benedicto XVI. Un dato curioso es que fue Benedicto XV quien, en 1919, lo
designó Quinto Obispo de Veracruz, por sede vacante, tras el fallecimiento del
obispo don Joaquín Arcadio Pagaza (1839-1918). Tanto la beatificación como la
canonización se realizaron durante el arzobispado del Cardenal Sergio Obeso
Rivera (1931-2019).
En
el ámbito de las ciencias sociales, el doctor Félix Báez-Jorge (1945-2023)
publicó su investigación "Olor a Santidad" en 2006, bajo el sello
editorial de la Universidad Veracruzana; es la biografía más completa sobre la
vida y obra del obispo Guízar y Valencia.
En
conclusión, la beatificación de Rafael Guízar y Valencia en 1995 fue un momento
de alegría y gratitud para la Iglesia Católica. Su legado de fe, amor y entrega
a Dios perdura hasta nuestros días, recordándonos la importancia de vivir una
vida conforme al Evangelio y al servicio de los demás. Que la figura de este
santo mexicano siga iluminando el camino de todos los que buscan la santidad y
la verdad en medio de un mundo necesitado de esperanza y amor.
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