Palabras Claras
Por Jesús Lezama | 04 enero. 2025
Tribuna
Libre.- Por fin llegó el día
en que a Cuitláhuac García Jiménez le caerá su propio cadáver encima. No es más
el gobernador de Veracruz, y como en una ocasión lo comenté con un compañero de
oficio, hoy comprenderá -si es que lo comprende- que fue el titular del poder
ejecutivo.
Por sus
obras los conocerás, reza el mensaje bíblico. Y han sido otros 6 años en que
Veracruz estuvo desatendido, en gran parte del territorio y en las distintas
áreas de gobierno. Solo algunos, como es normal, han aprovechado y abusado de
las mieles del poder.
Cuitláhuac
García refrendó que siempre fue un fiambre humano rodeado de un montón de
incompetentes, rapaces y miserables de la política. No podría ser de otra
manera. Nunca entendió ni respetó la investidura que debe cuidar un gobernante.
A
partir de este momento, él podría percatarse de que se vio rodeado de personas
y cosas inútiles que en el fondo no se interesaban en nada. Quedará en su
interior la sensación de haber estado rodeado de elementos estúpidos que sólo
cortaron su espacio como gobernador.
La
psicosis angustiosa, por alcanzar un puesto decoroso en el gobierno de la
presidenta Claudia Sheinbaum también le alcanzará si la gobernadora Rocío Nahle
decide actuar, “Por amor a Veracruz”, conforme a la ley y respetando el Estado
de Derecho, lo que terminaría por estrangular a Cuitláhuac.
El
ingenioso exgobernador nunca decidió hacer limpieza en su gobierno ni realizó
algún trabajo heroico. El baile, el maquillaje, el chapeo, las ocurrencias y
sus “loquios” fue lo importante de su administración; ahora inician las horas
de la nostalgia. En tanto, él seguirá pudriéndose con su diminuto cerebro.
Veracruz
no aguanta otro gobernante de esta estatura.
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