Una historia de alarde y fracaso * Huachicol, Dos Bocas, autosuficiencia en gasolina; mucho ruido y pocas nueces * Y en Veracruz se rodea de lo peor * Sheinbaum le arroja una migaja a Cuitláhuac * El procurador fiscal de Nahle y su negro historial * Los primeros ejecutados en Coatzacoalcos
Mussio Cárdenas Arellano | 11 enero. 2025
Tribuna
Libre.- Qué fácil es
relinchar. Y pegar la estampida, y levantar polvo, y al final, nada. Así es
Rocío Nahle, como los caballos de pueblo olvidado: arrancan con galope intenso
y a media milla se echan.
Ofrece,
promete, sentencia. Lanza golpes efectistas, canonjías y prendas, ayuda
oficial, condonación de multas, premio a morosos, estímulo al campo, dinero a
seguridad, las camionetitas del Bienestar y el Bachetón.
Que si
viene el rescate de la petroquímica.
Que si
cancela la caseta de peaje del puente Coatzacoalcos Uno, que desde agosto de
2024 debió hacerlo Cuitláhuac García, el ex gobernador, pues la concesión ya
había fenecido.
Que si
va a poner de moda a Veracruz.
Y a
familiares de periodistas asesinados les saca la vuelta, los remite a la CEAPP,
comisión de periodistas alineados con la 4T.
Anda
como los beduinos en territorio, no en escritorio, pregonando el nuevo
Veracruz, que es, en los hechos, el Veracruz de siempre, el de la violencia, la
injusticia, la impunidad, el Veracruz del olvido, el de la corrupción, el del
silencio, el de su complicidad.
Sus
arranques son así. Fanática del rollo, Rocío Nahle García reedita en Veracruz
las fantasías que la hicieron célebre en el destartalado gobierno de Andrés
Manuel López Obrador, cuando prometió todo y nada cumplió.
Aquellos
días en la Secretaría de Energía son el retrato de la zacatecana en el poder.
Días de verbo. Días de engaño. Días de cuentos y más cuentos con los que
endulzó al Peje López Obrador.
Arrancó
con todo cuando embistió a la mafia del huachicol. Pero erró.
Arrancó
con brío con la Ley Eléctrica, que fue congelada en tribunales federales pero
no pudo declararse ilegal en la Suprema Corte por un voto faltante, el voto
fraudulento, mañosamente mal contado por el ministro trinquetes, el corruptazo
Arturo Zaldívar.
Arrancó
como una saeta con la refinería en Dos Bocas, prometiendo la autosuficiencia
energética, cero importación de gasolinas, pero que 29 meses después de ser
inaugurada –Nahle con su botellita de nafta en la mano– no refina ni agua del
río González, cerca de Chiltepec, Tabasco.
La
zacatecana tiene el don de la mentira y la incapacidad del engaño. Tejió una
falacia que el mesías de Tepetitán deglutió sin reparar: la refinería Olmeca,
la de Dos Bocas, tendría un costo de 8 mil millones de dólares, quizá menos. Y
el Peje, que es más ignorante que el burro de Shrek, le creyó.
Le dijo
que en tres años estaría concluida y que podría procesar 340 mil barriles
diarios de petróleo. Y el Peje hasta lo hizo tema nacional.
Pues
llegaron los tres años y nada. El 1 de julio serán tres años pero de retraso. Y
el costo se disparó a 20 mil millones de dólares. Y aún no la terminan de
ensamblar.
Son las
ocurrencias de Rocío en las que sólo Andrés Manuel podría creer.
De su
autoría fue la cruzada contra el huachicol, la primera charada del sexenio que
no acabó con el robo de gasolina pero sí alineó a los huachicoleros con la
Cuarta Transformación, garantizando que inyecten su producto ilegal en las
gasolineras de México y a cambio financien las campañas de Morena.
Uno de
ellos, Sergio Carmona, el zar del huachicol”, metió la mano en Sinaloa y
Tamaulipas con recursos vastos para Rubén Rocha Moya y Américo Villarreal, hoy
gobernadores, como consta en videos y audios divulgados por el portal Código
Magenta. A Carmona lo ejecutaron en San Pedro Garza García, Nuevo León, cuando
trascendió que solía visitar Palacio Nacional y que tenía la lengua floja.
La
cruzada contra el huachicol fue el empoderamiento de los huachicoleros.
Salieron fortalecidos e impunes.
Nahle
tuvo la genialidad de cerrar ductos y provocar un desabasto insólito y de
efectos catastróficos en 13 estados del país, entre ellos Guanajuato, Jalisco,
Michoacán, Querétaro y Estado de México, el pueblo en la parálisis y la
economía a pique.
Y le
sumó una tragedia en Tlahuelilpan, Hidalgo, cuando los pobladores robaban
gasolina en un ducto, en las narices de militares que se hicieron a un lado, y
un chispazo provocó un espectáculo horrendo, la gente envuelta en llamas. El
saldo fue de 113 muertos y un peso en la conciencia que no se puede mitigar.
El
fracaso del combate al huachicol describe a Rocío Nahle. El robo de combustible
no cesa y a cambio hubo negocio: se adquirieron 671 pipas sin licitación, por
asignación directa; se pusieron en manos del Ejército, que asignó militares
como choferes, y no se supo más. Hoy, en las obras faraónicas del Peje López
Obrador hay huachicol.
Nahle
inicia con bríos y luego se va a desinflar. Así es su historia.
Anda
revolucionada, salta que salta, ríe que ríe, suelta la lengua ofreciendo la
paz, la seguridad, el desarrollo, la honestidad. Es una máquina de cuentos.
El
Veracruz real es otro: la violencia vuelve a retumbar y los muertos se
multiplican, sicarios ultiman policías, la extorsión sitúa a Veracruz en el
sexto lugar de la estadística nacional, la policía sigue atracando, jefes
policíacos con fama de pillos son encumbrados en la Secretaría de Seguridad
Pública de Veracruz.
Nahle
gobierna con las lacras del pasado. Acogió a las pandillas de Cuitláhuac, del
ex secretario de Gobierno, Eric Cisneros; del ex líder del Congreso, Juan
Javier Gómez Cazarín; a las del ex secretario de Educación, el striper Roberto
Zenyazen García. Ahí los tiene y presume honestidad.
Histriónica,
a veces histérica, Rocío Nahle es como los caballos de pueblo olvidado:
arrancan con brío, galopan con tranco intenso y media milla se echan.
Ya se
verá.
METADATO
El
hueso más duro y flaco le aventó Sheinbaum a Cuitláhuac y Cuitláhuac fue por
él. Por más que la presidente le dio vueltas, tuvo que darle algo. Lo envió a
Cenegas (Centro Nacional de Control de Gas Natural), que equivale políticamente
a nada. Martí Batres, ex de la Ciudad de México, es director del ISSSTE; Sergio
Salomón, ex de Puebla, será el Comisionado Nacional de Migración; Rutilio
Escandón, ex de Chiapas, es cónsul de México en Miami; Cuauhtémoc Blanco es
diputado federal, y a Cuitláhuac García la presidenta lo envía a una
dependencia de cuarto nivel. Nada como la Secretaría de Energía con la que sus
aplaudidores a sueldo lo balconeaban; nada como la Comisión Federal de
Electricidad con la que Cuitláhuac se cilindreó solo. Cenegas es lo único donde
Claudia Sheinbaum lo podía enviar, equiparable a un conserje en la 4T… Un
procurador fiscal como Luciano Cervantes, con negro historial, suena mal. Por
algo lo encumbró la zacatecana que gobierna Veracruz, Rocío Nahle García.
Luciano Cervantes, que nació políticamente junto a Marcelo Montiel Montiel, fue
el maquillista de las cuentas turbias en el ayuntamiento de Coatzacoalcos desde
la Dirección de Contabilidad. Un auténtico mago de las finanzas. Un caso: la
Pirámide Olmeca, ubicada en el malecón de Coatzacoalcos, cuyo costo real fue de
2.9 millones de pesos y al final fue reportado en 60 millones. O la tercera
etapa del malecón, construida por Iván Hillman Chapoy, sucesor de Marcelo
Montiel, que pasó de 13 millones de pesos a 36 y luego a 60 millones. Y el
director de Contabilidad, Luciano Cervantes, no lo detectó. O lo detectó y se
hizo el muerto. O aplicó el maquillaje contable. Hoy llega a la Procuraduría
Fiscal en la Secretaría de Finanzas y Planeación con la venia de Rocío Nahle,
cuyo gobierno cada día se nutre de auténticos gángsters de cuello guinda. Y
ella sabe quién es cada quién. Nadie la sorprende. Nadie se cuela en la nómina
oficial. Sirven a la zacatecana los que maquillan cifras y los que crean
empresas fantasma con residencia en otras entidades del país en un tres por
dos. Y ahora Luciano, el maquillista, de procurador fiscal… Al cuarto día de
2025, Coatzacoalcos registró sus primeros dos ejecutados. Uno, ocurrido el 3 de
enero, cuando un individuo de nombre Elionai Urbano Domínguez, fue atacado en
su domicilio de la colonia Paraíso Las Dunas, al poniente de Coatzacoalcos.
Sufrió tortura y murió degollado por sus verdugos. Otro, la ejecución de una
mujer, Alondra Jaqueline Hernández López, en la colonia Miguel Hidalgo. Fue
golpeada, amarrada y al final la degollaron. La violencia no cesa.
Coatzacoalcos, en 2024, registró 56 homicidios dolosos, cifra que refleja que
el crimen organizado y la delincuencia común operan en la total impunidad, con
una Policía Municipal diezmada y por la Policía Estatal acusada de competirle a
los narcos. En cuatro días dos ejecutados. Y pinta que se va a poner peor…
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