Ciudad de México| 22 enero. 2025
Renato Consuegra
Tribuna
Libre.- El 20 de enero de
2024, cuando Donald Trump asumió nuevamente la presidencia de los Estados
Unidos, las alertas de los empresarios mexicanos, especialmente los de las
micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs), se encendieron. La política
proteccionista que el magnate ha defendido a lo largo de su carrera podría
poner a prueba la resiliencia de un sector que representa más del 99% de las
empresas en México y que es responsable de una gran parte de los empleos en el
país con alrededor de 72% según datos del Inegi. Sin embargo, ante esta
situación de incertidumbre, se abren también oportunidades que, si se gestionan
correctamente, pueden traducirse en un crecimiento sin precedentes para las
MiPyMEs mexicanas.
Las
palabras de Trump durante su campaña y sus primeros actos como presidente
apuntan hacia una intensificación de las barreras comerciales, buscando
priorizar el empleo estadounidense y reestructurar acuerdos como el T-MEC
(Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá), parecen construir un panorama
desalentador para las MiPyMEs que dependen en gran medida del comercio exterior
y las cadenas de suministro transfronterizas. El riesgo de un endurecimiento de
las tarifas y la introducción de nuevas restricciones podría afectar su acceso
al mercado estadounidense, uno de los más importantes para exportaciones
mexicanas, sin embargo, varias empresas mexicanas ya están adaptándose a este
cambio de paradigma desde antes y pueden ser un gran ejemplo, aunque hoy ya son
consideradas grandes.
Una de
ellas, que ha sabido anticiparse a estos retos es Grupo Bimbo, el gigante de la
panificación que, pese a su tamaño, ha apostado por la diversificación de
mercados desde hace años con su presencia en Asia y Europa, lo que le ha
permitido reducir su dependencia del mercado estadounidense. En 2023, la
empresa reportó que más del 45% de sus ingresos provenían de mercados
internacionales, lo que la coloca en una posición favorable frente a los
posibles cambios en la política comercial de Estados Unidos. Este tipo de
estrategias es el modelo a seguir para las MiPyMEs, que deben fortalecer su
presencia en mercados alternativos y no depender exclusivamente del vecino del
norte.
Sin
embargo, en este contexto también surgen grandes áreas de oportunidad porque la
política proteccionista de Trump puede abrir la puerta a una revalorización de
la manufactura local y el consumo de productos nacionales. Las MiPyMEs que
logren adaptarse a las exigencias del mercado interno, ampliando su oferta de
productos y servicios, pueden encontrar en este cambio una fuente estable de
demanda. Muchas de estas empresas podrían aumentar su presencia en mercados
locales que históricamente han estado dominados por productos importados,
especialmente de Estados Unidos y China. Así que uno de los primeros pasos debe
ser el reforzamiento de sus capacidades de innovación, calidad y atención al
cliente para aprovechar esta transición hacia lo nacional. Un ejemplo claro es
la empresa Dunosusa, que se dedica a la producción y distribución de productos
de consumo, y que ha capitalizado el creciente interés por productos mexicanos
de calidad. En 2022, esta empresa incrementó sus ventas en el mercado interno
un 12% gracias a su estrategia de fortalecer la producción local y apostar por
la cercanía con sus consumidores.
Además,
el impulso a las cadenas de suministro dentro de América del Norte puede
ofrecer una ventaja competitiva a aquellas empresas mexicanas que logren
optimizar sus procesos logísticos y de manufactura. La cercanía con Estados Unidos,
aunque bajo un entorno más proteccionista, sigue siendo una ventaja en términos
de tiempos de entrega y costos comparativos, por lo que las MiPyMEs mexicanas
que apunten a ofrecer productos de nicho, de alta calidad y con tiempos de
respuesta rápidos podrían encontrar en los cambios de políticas un espacio para
diferenciarse y ganar competitividad. Un caso notable es Ternium México, una
empresa del sector siderúrgico que, al ser parte de una cadena de suministro
transnacional, ha sabido aprovechar la cercanía para mejorar su competitividad
frente a mercados como el estadounidense, lo que ha permitido a la empresa
incrementar sus exportaciones en un 20% en los últimos dos años, fortaleciendo
su base de clientes tanto en México como en otras partes de América.
Otro
punto crucial es la necesidad de diversificación porque la dependencia de las
exportaciones hacia el vecino del norte es uno de los principales puntos
débiles de muchas pequeñas y medianas empresas. En un entorno de mayor
incertidumbre política, las MiPyMEs deben explorar nuevos mercados, no solo
dentro de América Latina, sino también en otras regiones del mundo, donde
existen oportunidades como fortalecer su presencia en mercados asiáticos,
europeos y africanos, lo cual se presenta como una estrategia válida. Para
ello, el gobierno mexicano, junto con organismos de apoyo a las empresas,
deberá impulsar políticas que faciliten el acceso a estos nuevos destinos,
ofreciendo plataformas de comercio internacional, información sobre
regulaciones y apoyos financieros. Por ejemplo, Comex ha logrado expandir su
presencia en Asia y Europa, diversificando sus exportaciones y reduciendo su
vulnerabilidad ante cambios en las políticas comerciales estadounidenses.
Sin
embargo, para lograr superar estos desafíos y aprovechar las oportunidades, las
MiPyMEs deben tomar acción y el primer paso es fortalecer su competitividad.
Esto implica no solo mejorar la calidad de sus productos y servicios, sino
también optimizar sus procesos internos, hacer uso de la digitalización para
llegar a nuevos consumidores, y adoptar tecnologías que les permitan ser más
eficientes y ágiles. Empresas como Kio Networks, que se dedica a la gestión de
infraestructura tecnológica, han demostrado que la digitalización es clave para
mantenerse competitivos en un entorno cambiante. De hecho, la firma reportó un
crecimiento del 18% en 2023 gracias a la implementación de soluciones digitales
en su operación.
El
segundo paso es la colaboración. Las MiPyMEs mexicanas deben unirse, formar
redes de apoyo y asociaciones que les permitan compartir costos, conocimientos
y mejores prácticas. Las alianzas con otras pequeñas y medianas empresas pueden
ser clave para superar las barreras comerciales, ya que les permite acceder a
economías de escala y aumentar su competitividad frente a actores más grandes.
Un ejemplo de este tipo de colaboración es el caso de ANPEC (Asociación
Nacional de Pequeños Comerciantes), que ha facilitado la creación de una red de
distribución para más de 50,000 pequeñas empresas en México, lo que les permite
ofrecer productos a precios competitivos.
Por
último, una estrategia fundamental será el manejo adecuado de la incertidumbre
económica, uno de los grandes enemigos de las MiPyMEs. Enfrentarla requiere una
planificación financiera robusta, con una clara gestión de riesgos. Es vital
que las empresas mexicanas tengan acceso a información de calidad sobre las
políticas exteriores de Estados Unidos, así como a instrumentos de cobertura y
financiamiento que les permitan protegerse de fluctuaciones inesperadas. Un
ejemplo de ello era ProMéxico, que ofrecía programas de apoyo a las MiPyMEs
para acceder a fondos de inversión y herramientas de cobertura cambiaria y hoy
tienen que navegar prácticamente sin acompañamiento en el mar de la incertidumbre,
pero es preciso que se logre generar, pronto, un organismo parecido.
De tal
forma que, aunque la política proteccionista de Trump representa un reto para
las MiPyMEs mexicanas, también abre un abanico de oportunidades a las empresas
que sepan adaptarse, innovar, diversificar y colaborar; todas ellas tendrán la
posibilidad de crecer, tanto a nivel nacional como internacional porque el
cambio es inevitable, pero con las estrategias correctas, las MiPyMEs pueden
convertir los desafíos en peldaños hacia el éxito.
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