El arte de vender candidaturas (y la dignidad en liquidación)

 Reporteros de las Altas Montañas.  

 


                 Héctor Tecalco | 21 abril 2025

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Tribuna Libre.-  En la zona de la Altas Montañas, la política ya no se juega con principios, se subasta. El espectáculo que presenciamos no es nuevo, pero sí cada vez más descarado: candidaturas al mejor postor, acomodos al gusto del padrino político de turno y “paridad de género” usada como pretexto para manipular el tablero a conveniencia. ¿Democracia? Qué gracioso.

Detrás de esta comedia de enjuague y ambición se encuentra el Diputado Plurinominal con licencia, Alex Porras Marín, quien en un acto de prestidigitación electoral logró convertirse en candidato impuesto por Morena en Huatusco. No lo hizo solo, claro. Lo acompaña el siempre servicial alcalde Ventura Demuner Torres, cuyo compromiso con el pueblo solo es superado por su habilidad para acomodarse al poder.

Pero el hilo que une a esta red no termina ahí. En las sombras —aunque ya ni se esfuerzan en esconderse— se encuentra Esteban Ramírez Zepeta, dirigente estatal de Morena, que junto con Porras Marín se dedicó a repartir candidaturas como si fueran boletos VIP para una función donde el único guion es el beneficio propio.

La trama se extiende por las Altas Montañas, con escalas en Coscomatepec, donde Serafín González fue beneficiado por un movimiento "estratégico" de equidad de género —porque hasta la paridad tiene precio— gracias a las gestiones de su hermano, el diputado Hugo González. ¿Y cómo lograr que Serafín entrara en la jugada? Fácil: imponer una mujer en Tomatlán. Pero no cualquier mujer, no. Tenía que ser la suya, o mejor dicho, la de Porras Marín: Adriana Prado, desconocida absoluta en la región, pero con el respaldo adecuado… y los sobres adecuados.

Por si algo faltara en este sainete, el senador Manuel Ladrón de Guevara ha pedido que se investigue a esta red por enriquecimiento ilícito y uso de recursos de procedencia más que dudosa. Porque, según se comenta —y cada vez con menos pudor—, las candidaturas en Veracruz se vendían entre $500,000 y 1 millón de pesos. Un mercado electoral donde los principios se rematan y la congruencia es un lujo que nadie se puede permitir.

Morena, ese partido que prometió limpiar la casa, hoy está oliendo a cañería en Veracruz. Y lo más triste: ya ni se esfuerzan en perfumar la podredumbre. La democracia no solo está en crisis; en Veracruz, ya la están revendiendo por partes.   

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