* La imprudencia de la gobernadora detonó el conflicto * El conserje solo fue a ceder * Contradecir a la jefa para suavizar al gremio taxista * Heidi, una coyota en Tesorería * Ahora Nahle y Braskem se llevan a toda mother * Despotismo y transa en el DIF de Coatzacoalcos * Las rifas de Esther Mortera
Mussio Cárdenas Arellano | 15 julio 2025
Tribuna
Libre.- Por un rato, el conserje Ahued
deja los pisos, los sanitarios, el moho y el escombro y se aboca a apagar los
fuegos que detona Rocío Nahle contra los taxistas, el gremio al que la de Zacatecas
amaga con “meter en cintura”.
Al
florero Ahued lo exime Nahle, por un rato, de proseguir su encomienda máxima,
la rehabilitación del palacio de gobierno de Veracruz, y lo destina a otra
misión: limpiar el batidillo de la gobernadora con su ocurrencia de obligar a
los taxistas a aplicar una tarifa que data de hacer 23 años.
Quiere
la oriunda de Río Grande, Zacatecas, que los taxistas de Xalapa, por ejemplo,
cobren una corrida en 14 pesos en el centro y 24 pesos en la periferia. A eso
se le llama vivir en Júpiter, fuera de la realidad.
Ricardo
Ahued Bardahuil, el florero mejor pagado de la Secretaría de Gobierno, tuvo que
relevarla antes que los disparos mentales de Rocío provocaran un paro de taxis
en todo Veracruz, y que las entradas a Xalapa, la capital, fueran bloqueadas.
La
destroyer soltó en su conferencia de prensa del lunes 8 unas cuantas cargas
explosivas, muy propias de ella, marca Nahle, que estallaron en el patio
central del palacio de gobierno de Veracruz, su centro, supuestamente, de
poder.
Nahle,
cuya lengua es la más larga del Golfo de México, tuvo la osadía de agitar a un
gremio bravo, los taxistas, que cuando quieren son maleables, manejables, a
veces dóciles, priistas en su pasado, panistas en su momento y ahora morenistas
pues si algo saben es el oficio más antiguo del mundo, venderse a mejor postor.
Sólo
que la gobers les rozó el bolsillo y los taxistas la redujeron a su tamaño
real.
Rocío
Nahle pronunció frases que van de lo insensato a lo locuaz y a la amenaza:
“Ya
tengo reportes de que empezaron y se soltaron solos… ya va la Dirección de
Transporte a meterlos en cintura”. Una.
“No ha
aumentado el precio de la gasolina. Cuando se quiso ir la gasolina hacia
arriba, la Presidenta hizo un llamado a las gasolineras. Está en 24 pesos como
máximo”. Dos.
Invocó
el nombre de Alfonso Reyes Garcés. Usó la figura del secretario de Seguridad
Pública, el policía mayor. Y fue directa: tomarán medidas “contundentes” contra
quienes no acaten la tarifa vigente; o sea, la de los 14 pesos mínimo, 24 pesos
máxima. Tres.
“Quienes
no estén cumpliendo, pues les vamos a retirar la concesión”. Cuatro.
“Ningún
gobernador había querido cambiar el transporte en Veracruz, ya lo vamos a
hacer. Yo no vine a patear el balón, vine a solucionar cosas”. Cinco.
No
tardó en despertar. El lenguaje de la destroyer suele ser retador, sacalepunta,
pero inútil. Devela la naturaleza impolítica de Norma Rocío Nahle García, su
grosera insensibilidad, la incapacidad para entender lo más elemental de la
política.
Un
chasquido de dedos y el gremio taxista la mandó a volar. Ni el amago de
echarles a la policía encima, los replegó. La confrontaron. Exigieron revisar
tarifas. Ni en sueños aceptarían la de 14 pesos. En Xalapa, 40 pesos la mínima
y 70 en la periferia.
A los
de Xalapa se unirían los taxistas de Córdoba, que son radicales, y los del
norte y sur de Veracruz. Y los veracruzanos sufrirían los estragos. Y todo
porque Nahle es torpe, super torpe, al hablar.
Frente
al reto, la gobernadora tuvo que salir de escena. Es tan destructiva que lo
mejor fue callarla. Llamó entonces al conserje Ahued y lo puso a limpiar el
batidillo político generado por su diarrea mental.
Ricardo
Ahued, de entrada, bajó la guardia, suavizó el lenguaje, ocultó las amenazas y
tuvo que contradecir a su jefa Nahle para evitar la parálisis del sistema de
taxis en todo Veracruz.
“Evidentemente,
con 14 pesos nadie sale adelante”, expresó.
“No hay
una disposición oficial” para modificar los costos, y admitió que las tarifas
actuales, vigentes desde 2002, están “claramente desfasadas”.
“Un
taxi, en esa época –dijo el conserje– valía 100 mil pesos. Hoy no existen
unidades de ese nivel. Los salarios han subido más del 200 por ciento”.
Tuvo
que poner la cara para suavizar a un gremio al que Rocío Nahle amenazó.
Les
sobó el lomo. Nahle les habría echado a la policía. Los obligaría a sujetarse a
la infame tarifa de hace 23 años. Les diría que “se les acabó la fiesta”, frase
también favorita del secretario de Gobierno.
Ahued
tuvo que recular. Dejó en un impasse el conflicto. Habrá nuevas tarifas. Fue la
rendición. El gremio taxista doblegó a la gobernadora por su lengua imprudente.
Y horas
después, vino el show.
La
prensa oficialista entona himnos por una victoria irreal. La prensa vendida se
suma a Ahued en la limpieza del lodazal. La prensa piruja aplaude, elogia, como
antes lo hacía cuando el PRI y el PAN gobernaron Veracruz.
En el
séptimo mes de su reinado, Nahle exhibe su capacidad destructora, la rapacidad
para el ejercicio de gobierno, la ineptitud para ejercer el poder. Y eso la
prensa bastarda no lo puede ocultar.
Del
conflicto con los taxistas sale maltrecha, exhibida, relevada, agazapada,
literalmente con la cola entre las patas, teniendo que recurrir al conserje de
palacio para amainar el vendaval.
Nahle
midió fuerzas y fue destazada. Iba por lana y salió trasquilada.
Ahued
no hizo una proeza. Fue, escuchó, cedió, se bajó el pantalón y abrió el compás
para darle al gremio taxista lo que el gremio taxista exigió.
Va de
regreso don Ricardo a la Secretaría de Gobierno. Hay que darle a los pisos, a
los sanitarios, al moho y a los escombros de palacio.
Y así,
a esperar el nuevo fuego que Nahle va a detonar.
METADATO
Heidi
no es carcelera pero para abrir puertas tiene tarifa. Al ciudadano que llega a
la Tesorería Municipal de Coatzacoalcos, sin más, lo rasura. Heidi es personera
de la directora de Ingresos, Karla Verónica Álvarez, la número uno en el ánimo
del tesorero, Ángel González. Heidi es la coyota. Heidi decide si un permiso se
libera rápido, cuánto importa el recibo y cuánto por la gestión. La Señora de
los Moches es la mandamás en la expedición de certificados de no adeudos
municipales y cuando la documentación se halla incompleta, cobra más. La coyota
de la Tesorería además es boca floja. Presume a su padrino mágico, José Vidal
Rasgado Ramos, funcionario del área de Alcoholes, otra fuente de dinero ilegal.
Y no se mide cuando afirma que el padrino de Karla Verónica, el tesorero, es
más que un padrino. La historia corre entre los empleados de la Tesorería,
testigos de los desplantes, y en portales digitales. Y ahora Heidi y su jefa
Karla Verónica cuentan a todos que van a ser piezas clave en el equipo del
alcalde electo de Coatzacoalcos, Pedro Miguel Rosaldo García. Tienen padrinos y
una poderosa madrina que les asegura su lugar. Aunque Pedro Miguel no sepa ni
quiénes son. Algún día entenderá que él será alcalde, pero no significa que va
a mandar… A la postre, Rocío Nahle y Braskem se llevan a toda mother. Nahle
llega y dice, así, al vuelo, que ni la empresa brasileña ni Cangrejera causan
el daño ambiental en Mundo Nuevo. Sin un estudio, sin un análisis, la
gobernadora exoneró a las dos petroquímicas. Días después, se reveló que todo
apunta al Complejo Petroquímico Cangrejera por un vertedero de residuos, que
era donde los habitantes de Mundo Nuevo señalan como origen del problema de
contaminación. Esta Nahle es otra. Aquella de 2015, cuando era diputada federal
por Coatzacoalcos, ya en Morena, era intransigente con Odebrecht, la empresa de
la que Braskem es filial. Aquella Rocío Nahle tenía razón. Ella y el Peje López
Obrador acusaban a Braskem de corrupción, de gozar de los privilegios que le
concedió el ex presidente Felipe Calderón al venderle el etano de Pemex a
precio de regalo, obligando a Pemex a suministrar ese etano aunque no tuviera
capacidad para producirlo y se viera forzado a comprarlo en el mercado
internacional. Fue un fraude a la nación. Pero ahora Nahle está plácemes con
Braskem y eso huele a arreglo bajo la mesa, a connivencia. Nahle se olvidó que
la matriz brasileña, Odebrecht, por cierto de las consentidas del presidente
Lula da Silva, tiene un historial de sobornos. Olvidó que AMLO usó el caso
Lozoya para embestir al panista Ricardo Anaya pero nunca le probó que recibió
un peso por votar a favor de la reforma energética de Peña Nieto, simple y
sencillamente porque Anaya ya no era diputado cuando aquello ocurrió. Qué
maleables, por no decirle vendibles, son los morenistas. Antes Odebrecht y su
filial Braskem eran algo así como el demonio de la industria petroquímica; hoy
Nahle los exculpa de la contaminación que enferma a los habitantes de la
congregación de Mundo Nuevo aunque no cuente con estudios y análisis que
prueben si la empresa brasileña tiene responsabilidad o no. ¿O a cambio de qué
Nahle cambió de opinión? ¿O a cambio de cuánto?... La tirana del DIF, la del
trato déspota, lleva por nombre Esther Mortera Zetina. Es la que obliga a los
empleados a realizar tareas que no corresponden a su relación laboral. Es la que
inventa rifas para acopiar fondos para el Centro de Día de Atención al Adulto
Mayor, que alcanzan cientos de miles de pesos pero que no se sabe en qué son
invertidos. Informes de primera mano, de fuente directa, documentan el nivel de
abuso que se vive a diario en el DIF de Coatzacoalcos a manos de la primera
dama, el trato a funcionarios, las renuncias de los que ya se hartaron, los 10
mil pesos mensuales que algunos deben entregar, sí o sí, a Aracely Mexicano,
jefa de asistencia Alimentaria. Y el alcalde Amado Cruz Malpica, de plácemes.
Se sabe impune. Su amigo Pedro Miguel Rosaldo García, alcalde electo, lo va a
encubrir. Para eso es la Cuarta Putrefacción…
https://mussiocardenas.com/nahle-prende-el-fuego-y-ahued-hace-la-maroma/
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