José Miguel Cobián | 12 agosto 2025
Tribuna
Libre.-
México tiene una población muy
extraña. Digna de análisis sociológicos
y estudios de doctorado para tratar de entender lo incomprensible del ¨criterio
mexicano¨ respecto a asuntos públicos.
Parte se explica en función de la ignorancia de la población, parte en
la efectividad de la maquinaria de propaganda del estado, y parte de la
historia inventada por el régimen de la revolución hace un siglo, para
justificar el nacionalismo revolucionario, mismo que sigue vigente en la mente
y los corazones de millones de mexicanos que son incapaces de buscar respuestas
históricas más allá de los libros de texto de primaria.
Cualquier
ciudadano de un país civilizado se sorprendería de que el ciudadano común
aplauda un robo a su patrimonio como el que se lleva a cabo por la política
energética del país. Me explico, en
México le han hecho creer a la población que el petróleo es de todos los
mexicanos. Sin embargo, el gobierno le
regala la extracción petrolera a una empresa que se llama PEMEX, en lugar de
generar competencia, para que extraiga el petróleo quién más pague al erario
por esa extracción. Así, los mexicanos
perdemos miles de millones de dólares y aplaudimos por ello. Durante el sexenio pasado, el Derecho de
Utilidad Compartida se redujo del 65% al 30% en 2024
Considerando
además que por cada barril de petróleo que se refina en México, la empresa
pierde aproximadamente 40 dólares, resulta por demás extraño ver a mexicanos
celebrar que se incremente la capacidad de refinación del país y se reduzcan
las importaciones de gasolina. Muchos
han sido domesticados para justificar con el argumento de que es el precio de
la soberanía energética, olvidando que México quema una enorme cantidad de gas
que sale de sus pozos, y al mismo tiempo importa la mayoría del gas licuado de
petróleo que necesita de Texas. Es
decir, somos absolutamente dependiente del gas de Texas, sin que nadie haga
algo por remediarlo.
Sumemos
a lo anterior las celebraciones en ese lodazal de ignorancia (del que no sabe)
y odio a la patria (del que sabe y celebra) por el supuesto rescate a PEMEX en
cada sexenio. Por poner una medida,
PEMEX fue subsidiada el sexenio anterior con 150,000 millones de dólares,
mismos que no redujeron su deuda en más de 7,000 millones de dólares. Esos subsidios a PEMEX fueron de 2.1 BILLONES
de pesos en apoyos fiscales, equivalentes al 6.1% del producto interno bruto.
PEMEX
enfrenta pagos de deuda los próximos doce meses del orden de 28,000 millones de
dólares, eso sin contar la deuda con proveedores que ya ronda los 40,000
millones de dólares. La solución ha sido buscar convertir parte de la deuda de
PEMEX en deuda de todos los mexicanos, comenzando con un paquete de 12,000
millones de dólares los próximos meses.
El gobierno busca que convertir la deuda de PEMEX en deuda soberana se
haga de manera paulatina con el fin de no afectar la calificación crediticia
del país, que se ha visto muy presionada por el brutal incremento de la deuda
pública en el sexenio de AMLO.
En
lugar de estimular la producción de energías limpias mediante el sector
privado, lo que elimina costos de inversión y riesgos empresariales para el
gobierno, la propuesta de rescate a PEMEX incluye su participación en energías
limpias y litio. A pesar de la historia
de fracaso administrativo, en eficiencia y económico de la empresa, demostrado
a través de décadas de saqueo, sueldos y prestaciones elevadísimos y número de empleados que implica que
deberían despedirse 9 de cada diez empleados de PEMEX para convertirla en
eficiente.
En
cuanto al Litio, tras la nacionalización (de algo que ya era propiedad de la
nación), el gobierno revocó las concesiones a Ganfeng sobre 15,000 hectáreas en
Sonora, lo que provocó que la compañía china interpusiera un litigio ante el
Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI).
El litigio, que sigue sin resolución, ha frenado por completo cualquier intento
de exploración en esa zona.
Por si
fuera poco, en 2023, el gobierno declaró una zona de reserva titulada Li-Mex1,
que abarca más de 234,000 hectáreas en Sonora, incluidas aquellas que se le
retiraron a Ganfeng. Sin embargo, debido al litigio en curso, Litio MX se encuentra
imposibilitada para realizar cualquier acción en ese terreno. De hecho, la
nacionalización y los conflictos legales han apagado el único proyecto serio
para explorar y eventualmente extraer litio del país.
Con
esta táctica, se logró evitar que México avanzara en la explotación de su
Litio. Se creó Litio MX, empresa que no
tiene ni oficinas propias y no más de 14 empleados, y que a pesar de llevar
gastados 30 millones de pesos, no ha hecho nada -porque está legalmente
impedida-, por extraer litio.
Como
solución, PEMEX buscará producir litio de las salmueras petroleras, que son
aguas que se encuentran en los yacimientos subterráneos. Lo único que le faltaría a una empresa que ha
demostrado fracasar en sus proyectos, es adquirir la capacidad tecnológica para
obtener ese litio de las salmueras petroleras.
Una empresa que no puede conducir y utilizar el gas de sus propios
yacimientos desde hace 50 años enfrenta otro reto tecnológico.
Así en
un mundo extraño para cualquier pensador civilizado, la población mexicana
aplaude proyectos teóricos que jamás se llevan a cabo, nacionalizaciones
legalmente mal ejecutadas que causan impacto mediático pero que generan un
retraso monumental en la explotación de un recurso natural valioso, el
crecimiento del déficit económico por encima del 5%, y el robo descarado de sus
recursos petroleros regalados a una empresa que hoy por hoy, no beneficia en
nada a los mexicanos.
elbaldóndecobian@gmail.com @jmcmex
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